[ Dos ]


♡ Soñó con una vida entera juntos.


☆゜・。。・゜゜・。。・゜★


Al observar el cielo ________________ maldijo a la chica del tiempo entre dientes. El perfecto sol que calentaba la tierra que pisaba estaba ahora cubierto por nubes grises.

Exclamó otra serie de improperios al oír un trueno a la lejanía. Se habia fiado del pronostico por la mañana y no empacó algún piloto, ni siquiera cogió un paraguas por casualidad.

Odiaba con todos los demonios que le pasara esto. Aún tenía el cuerpo caliente después de salir del Arena Stadium, el ambiente cargado de humedad del subsuelo era inconmensurable con el gélido viento seco del exterior. En otras palabras, si no conseguia resguardarse del frío pronto sus músculos dolerían como el infierno, muchísimo más al día siguiente. Y eso solo podía significar que no podría pelear durante una semana más o menos.

Una semana sin pelear significaba una semana sin generar ingresos para su representante.

Dinero de mis días —exclamó Park de forma cariñosa cuando atravesó la puerta bajo el puente, dejando una caricia cual cachorro en la cabeza de ________________—. ¿Realmente olvidaste tu abrigo de nuevo?¿Acaso eres tonta?

¿El apodo no deberia ser "Luz de mis días"? Bastardo infeliz —recriminó, alejando la mano del hombre con un golpe y observando su propio aliento evaporarse en el ambiente—. La puta de las noticias se equivocó... otra vez.

Eso no pasaría si vieras el clima en tu celular, como la gente normal —regañó Park, empezando a alejarse del puente—. ¡Claro que podrías hacerlo, si tan solo cuidaras tu jodido celular! Mierda, es el segundo este mes. ¿Acaso piensas que cago dinero? —reclamó con enojo, apretando su puño con rabia—. Si rompes otro el próximo teléfono que te compre será uno de teclas.

El dúo siguió discutiendo todo el camino hasta el estacionamiento improvisado cerca a la carretera, ambos frotando sus brazos con frío y literalmente saltando hacia el interior del vehículo para encender la calefaccion. El aguacero empezó cuando estuvieron dentro.

Cuando tuvieran un nombre reconocido en el bajo mundo le exigirían a Overhaul un lindo aparcadero subterráneo junto a la Arena de peleas y una salida secreta a alguna avenida principal. ¡Já! Era más fácil pensarlo que hacerlo.

________________ prácticamente se aferró a los asientos del vehículo en busca de calor y rápidamente pilló algunas de las almohadas y cobijas que Park tenía en la parte de atrás —esto lo hacía por los días en que debían estar toda la noche en vela en la Arena de peleas a la espera de la llegada de algún contrincante—, el viaje fue realmente pacífico a pesar del ruido de la lluvia al chocar contra el parabrisas.

Cubierta bajo varias mantas, ________________ abrazó sus rodillas, sintiendo cómo el hambre perpetraba su cuerpo. Buscó entre los pequeños gabinetes del vehículo, quizás hallaría alguna barrita proteica que la saciara hasta que llegara a casa.

Hicimos buen dinero hoy —comentó Park, extendiendo un par de snacks y su propio celular a su amiga—. Añadiré el costo del nuevo celular a gastos de representación, por favor no lo pierdas —murmuró—. El dinero no es para gastarse de forma tan desmesurada... Extravías uno más y los descontaré de tu parte de las ganancias.

Ni Hacienda se atrevió a tanto —respondió ________________ burlonamente, metiendo un par de pasteles de arroz a su boca y revisando el celular de Park en busca de algún mensaje para ella—. ¿Ehn-...? —exclamó con la boca llena, notando que tenía un par de llamadas perdidas de su pareja—. ¿Me llevarías a la casa de Izuku?

¿Vas a dejarme solo otra vez? —sollozó Park cómicamente, pésimo actor.

Mañana haré kimchi, si eres un buen chico quizás también curta algunos rábanos para comer con arroz —propuso la mujer, aferrada a las suaves cobijas sobre su cuerpo—. Por cierto, debemos hacer compras y buscar a alguien que limpie el departamento, está asqueroso —comentó, intentando colocarse bien el cinturón de seguridad.

A tí te gusta gastar dinero —musitó Park en voz baja—. Haremos las compras mañana, pero de ninguna forma le pagaré a alguien para que haga algo que podemos hacer nosotros —exigió algo reacio—. Tú eres chica... ¿No?

¿Y?

¿No podrías ser más limpia?

¿La ropa sucia en el cuarto de lavado no es la de ambos? —reclamó ________________ alzando una ceja—. Odio limpiar —susurró, en algún momento su voz se había vuelto un poco más grave—. Park... Ya tenemos dinero. ¿Verdad? —musitó, observando por la ventana—. Las cosas no son como antes, puedo pagarle a una persona para que haga lo que yo no quiero —confesó—. Quiero vivir la vida que siempre me merecí... Que nos merecemos. ¿Acaso no está bien?

Park sonrió de forma nostálgica y luego soltó una pequeña carcajada la cual se volvió muy ruidosa con los segundos—. ¡Jahajaja, ________________! ¿Sabes? Tienes razón —rió, sin soltar el volante—. Contratemos a alguien —anunció—. Siempre quise que me llamaran Amo —murmuró entre risas—. ¿Cómo piensas casarte así, eh, ________________?

________________ rió por el comentario de su amigo—. Mi marido hará las tareas del hogar y se encargará de los niños mientras yo salgo a la calle a traer dinero —exclamó entre carcajadas—. Ningún hombre me alejará de las peleas —gritó un tanto emocionada—. Ni siquiera Izuku.

—¿Overhaul te tendrá en la arena incluso en el futuro?

Dentro de veinte años, yo seré la dueña del estadio entero.


☆゜・。。・゜゜・。。・゜★


Midoriya Izuku observó con algo de re recelo el auto negro que aparcó frente a su casa. Parado bajo el pórtico, mantuvo una imagen serena mientras apretaba levemente el paraguas color sandía entre sus manos. No odiaba a Park. Pero. Él era la razón por la que ________________ siempre traía moretones en el cuerpo.

Los labios de Midoriya descendieron en una mueca de disgusto. Aunque mostró su sonrisa más brillante cuando visualizó el descenso de su pareja, quien, dejaba atrás muy a su pesar una serie de mantas y almohadas. ________________ saltó a sus brazos, cubriéndose bajo el paraguas de la lluvia torrencial.

—¡Hey, Midoriya! —saludó Park, elevando una mano, aún sin apagar el motor y haciendo una serie de ademanes al despedirse—. ¡Hasta luego, ________________! Pasaré por ti temprano por la mañana para ir a entrenar —exclamó en su idioma nativo—. ¡Duerme bien!

El vehículo arrancó, salpicando algo de agua en el camino y sonando la bocina un par de veces.

Midoriya Izuku se dió cuenta tempranamente del ligero temblor en el cuerpo de ________________, preocupado exclamó—. Vamos a la casa—en voz baja, guiando a su pareja al interior de la vivienda—. Podemos comer algo adentro —murmuró, tomando las llaves entre sus dedos—. Aunque supongo que preferirías tomar un baño primero.

________________ rió con suavidad por el comentario, cómo era posible que él realmente la conociera tan bien—. Un baño extra caliente por favor —musitó, tardando un poco en responder ante el cambio de idioma y escurriendo el exceso de agua en sus prendas antes de ingresar a la casa—. Siento que mis huesos están congelados.

La casa de Midoriya Izuku es tan acogedora como lo recordaba, pequeños detalles hogareños por todo el rededor, fotografías enmarcadas y un ambiente cálido que te derretía el corazón.

Izuku preparó el baño mientras buscaba algo se ropa que pudiera prestarle a su pareja. Él rebuscó entre sus cajones, recordando que su madre había comprado algo de ropa interior femenina para una emergencia como esta. Mientras ________________ se duchaba escuchó los ajetreados pasos del chico a través de la puerta, rió en silencio mientras el agua caliente la regresaba a la vida.

Cuando estuvo lista, ________________ salió del baño envuelta bajo varias toallas.

—¡________________, puedes vestirte en mi habitación! —gritó Izuku desde la cocina, parecía estar preparando la cena—. ¡Te dejé ropa limpia sobre la cama y puse la tuya a lavar! —informó—. ¡Mamá se quedó atrapada en la casa de su amiga por la lluvia pero dijo que puedes quedarte a dormir!

________________ le hizo caso, adentrándose en el último cuarto del pasillo y ya sin sorprenderse —tanto— por la cantidad de mercancía que su novio tenía de All Might.

Había ropa perfectamente doblada y planchada sobre la cama, además tenía un dulce aroma a suavizante—. ¿Izuku hizo esto? —murmuró ________________ para si misma.

No se había dando cuenta hasta ahora de lo limpio y ordenado que él podía llegar a ser. Park siempre tenía su habitación como un chiquero.

Izuku era como un esposo de casa.

Después de vestirse, ________________ se tomó un tiempo para admirar las pequeñas cosas en la habitación de su novio. El escritorio lleno de papeles llamó su atención, habían un par de libros de la escuela y algunos cómics—. ¿Por qué los héroes tienen el ego tan grande? —murmuró con molesta, observando las hazañas impresas—. Sin sus dones ni siquiera podrían pegarme un derechazo.

Los bordes de las páginas siempre tenían anotaciones escritas, ya sean las libretas, los libros o los cómics, era un poco raro. Tomó uno al azar y lo leyó, sintiendo sus mejillas calientes por un tiempo.

Izuku tenía una libreta garabateada con sus nombres juntos o sus apellidos juntos, su nombre y el apellido de él, ó, el nombre de él y su apellido. Incluso la lapicera con la que escribió tenía brillos y olía a frutas.

________________ puso una mano sobre su rostro, sin poder soportar esto, él en verdad era un soñador.

La idea de casarse con Midoriya Izuku no había cruzado por su mente ni por un segundo.

La relación que tenía con él era algo pasajero, después de todo, dentro de algunos años Izuku encontraría una linda chica que siguiera las leyes tanto como él. Y bueno, ________________ pensaba conseguir un marido rico, tener bienes compartidos, que Park accidentalmente lo arrollara con su auto y disfrutar de la buena vida.

Reflexionó durante unos segundos a cerca del enorme peso que representaban aquello que leyó.

Ya vestida y sentada sobre el suave colchón, la mente se puso en blanco. ¿Casarse con Izuku? Nunca lo había pensado, al menos no en estos momentos. ¿Realmente él sentía un amor tan grande? El peso del para siempre es algo con lo que ________________ no podía lidiar, pero él parecía tomarlo tan a la ligera que sonaba increíble de creer.

Una parte de su corazón simplemente se negaba a entregarse completamente a ese hombre.

Ah Rim se lo había dicho, el don de su mejor amiga podia permitirle ver los sentimientos de las personas, así que se lo advirtió.

El aprecio que sentía aquella mujer por su novio iba creciendo con cada día que pasara, Ah Rim le dijo que sea cautelosa, nunca era bueno fiarse de los hombres.

¿Por qué seguía al lado de Izuku si incluso ella misma pensaba que él la dejaría en algún momento? No podía descifrarlo.

Quizá ya había caído tan profundo por él que ni siquiera se dió cuenta de que no había un camino de retorno.

Tenía tanto miedo de perderlo y sin embargo continuaria ahí hasta que él le rompiera él corazón.

Un par de golpes en la puerta la regresaron al plano terrenal—. ¡________________! ¿Puedo pasar?

Exclamó un débil, adelante, sin notar que aún traía la libreta entre manos. Acto que no pasó desapercibido ante los hábiles ojos de Midoriya Izuku, quien, rápidamente empezó a emitir ruidos indescriptibles, intentando arrebatarle el objeto de las manos.

—¡¿Por qué estás viendo eso?! —exclamó Izuku con el corazón en la mano. Hace un tiempo ya que su rostro se había tornado completamente rojo—. ¡Se supone que no debes verlo!

Él le arrebató la libreta en un abrir y cerrar de ojos, escondiéndola entre los cajones, muerto de vergüenza, trabándose con sus propias palabras y rezando en silencio porque su pareja no leyera las vergonzosas escrituras que tenía ahí.

Hubo un silencio prolongado en el que ambos estuvieron demasiado cohibidos como para dirigirle la palabra al otro.

En silencio, ________________ buscó la mirada esmeralda de su pareja, necesitaba verlo para poder creerlo.

—Tú... —el viento se llevó aquel débil suspiro—. ¿Pensabas casarte... conmigo?

Izuku ni siquiera podía verla directamente o sucumbiría ante un ataque de pánico—. Sí... Digo, no... Sí... Pero, en el futuro... Solo... Yo...

________________ observó el suelo.

—¿Por qué?

Hubo otro momento de silencio entre ambos.

—Eres la única persona que me ama de verdad.

La respuesta marchitó un poco el corazón de ________________.

Midoriya quien hasta el momento había permanecido parado en medio de la habitación, tembló. ________________ tiró de la manga del suéter que él usaba, logrando que tomar asiento a su lado.

Esa no era la respuesta que esperaba.

________________ había acunado él rostro de su pareja entre manos, sintiendo la suavidad de las mejillas de Izuku, su cálido y dulce aroma, la respiración acelerada de su pecho.

Lo obligó a mantener contacto visual durante un tiempo.

Dejó un casto beso sobre los labios de su novio.

Fue simple, sincero, sin movimientos bruscos o intenciones impuras.

Simplemente disfrutó de juntar sus labios con los de Midoriya Izuku en silencio absoluto. Como si ellos dos fueran las únicas personas del mundo. Como si fuera su último día en la tierra. Cómo si al separarse jamás volverían a ver al otro en lo que les resta de vida.

________________ rompió el contacto primero, sonriendo débilmente ante la acción involuntaria de su novio al querer quedarse un poco más.

Juntó sus frentes, aún sin abrir los ojos, relajándose ante la suave respiración del otro.

Ella exclamó.

No quiero que te quedes conmigo porque nadie más te amará —dijo con dolor en el corazón—. Quiero que me elijas solo a mi a pesar de las miles de personas que te amén tanto o más que yo —sollozó—. No quiero ser el premio de resignación si no tu máxima prioridad.

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