❥︎ Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 3: Tʜᴇ ᴡɪɴᴅ ᴛʜʀᴏᴜɢʜ ᴛʜᴇ ᴍɪsᴛ

ᑕᕼᗩᑭTᗴᖇ 03 ;;

•𝐸𝑙 𝑣𝑖𝑒𝑛𝑡𝑜 𝑒𝑛𝑡𝑟𝑒 𝑙𝑎 𝑛𝑖𝑒𝑏𝑙𝑎•

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☾︎ᵖᵘᵇˡⁱᶜᵃᵈᵒ:27/07/2020☽︎

Había sido una semana totalmente ajetreada, apenas tuvieron descanso pues el entrenamiento era lo más importante, y conforme el día del torneo se iba acercando más y más todos comenzaban a estar nerviosos.

Daba igual la seguridad o calma que hubieses mostrado en aquellos días, cuando veías tu posible muerte tan cerca era imposible estar como si nada. Claro, que este nerviosismo algunos lo ocultaban mejor que otros.

En su clan, el clan de la niebla, había diferentes formas de actuar, Gabi había estado entrenando casi sin parar, intentando pulir sus habilidades lo máximo posible. Por otro lado estaban los gemelos Sesame, los cuales parecían estar más bien jugando y bromeando en lugar de entrenar, parecía como si no les importara el torneo, pero Erika los conocía, había estado conviviendo con ellos unas dos semanas, y sabía que solo trataban de aplacar los nervios ignorando la causa de estos.

También estaba Abigail quien parecía estar enfadada. Algunos días después de su enfrentamiento contra Sera, fue a buscar a Lynx para enfrentarse a él, pero el albino simplemente la echó, de una forma más... Formal, pero al fin y al cabo la echó, negándose a su petición. Desde entonces la otra peliazul había estado disparando flechas día y noche a los muñecos de practica que estaban ya agujereados por todas partes.

En cuanto a ella misma se centró en el entrenamiento de su don. Erika sabía que si lograba combinarlo con el uso de sus espadas podría lograr algo grande, y eso era justo lo que necesitaba para aquel torneo.

Aquel era el último día para el torneo, el día 28 de mayo, esa media noche los llevarían a todos a la isla Yoru para comenzar con la masacre, por lo que Müller optó por levantarse bien temprano y practicar cuando no había nadie aún despierto. Llegó a la sala de entrenamientos sobre las 6 am y tras cambiarse su ropa a una más deportiva y que le permitiera mayor movimiento, comenzó a entrenar en la sala de hologramas.

Estuvo así cerca de una hora sin descanso, la peliazul se tomaba muy en serio todo lo que hacía y le gustaba darlo todo de ella para alcanzar sus metas, y su meta en aquel momento era sobrevivir, no matar, ella jamás alzaría sus espadas para acabar con una vida, solo para protegerse y no morir.

—Has mejorado mucho.

Aquella voz desconcentró y asustó a Müria por igual. Eso provocó que uno de los hologramas más cercano a ella le pudiera asestar un golpe con una hacha. Obviamente no le hizo ningún daño al ser solo una simulación, pero dio por finalizado el entrenamiento.

La chica se giró rápidamente, casi haciendo crujir su cuello en el acto, para encontrarse con Terry en la puerta de la sala. Sin esperar ni un segundo corrió hacia él para abrazarlo como si fuera la última vez que lo podría hacer.

—¿Qué haces aquí tan temprano? A penas son las siete de la mañana —preguntó el albino.

—Eso mismo podría preguntarte yo a ti —rió la peliazul, gesto que solo Terry lograba en ella—. Llevo aquí desde hace una hora entrenando.

—Vaya ¿nerviosa por el torneo? —Müria asintió— Yo estoy igual, supongo que son los propios nervios los que me han echo levantarme temprano —suspiró sin soltar a la más baja—. Al menos me han ayudado a animarme a venir a entrenar y he podido encontrarte aquí.

La chica hundió su cara en el pecho del que era su pareja y soltó un amplio suspiro. Quería quedarse así, pero no podían, se arriesgaban a que alguien entrara y los viera, y eso no sería bueno para ninguno.

Después de varios segundos más ambos se separaron y simplemente se quedaron mirándose en silencio. Tener una relación ¿clandestina? Era realmente una mierda. No podían estar juntos cuando había alguien delante, mucho menos abrazarse o hablar como si nada, cada uno era de un clan diferente, y eso en aquel mundo al borde de la guerra todo el tiempo era una sentencia directa a no poder estar juntos.

—¿Qué hará el clan de la niebla esta noche?

—Buscaremos una vía rápida para huir, al ser medianoche el clan de la luna contará con la ventaja, y seguro que el clan del fuego comienza a atacar indiscriminadamente, ya sabes como son —explicó—. Huiremos rápidamente y buscaremos un lugar donde ocultarnos, donde crear nuestra base.

—El clan del hielo quiere hacer lo mismo, pero no me fio —Erika ladeó la cabeza como preguntando un por qué—. Digamos que el problema reside en Beyond y Byoko, esos dos cabezas huecas quieren aprovechar el caos inicial para quitarse de en medio a algunos, pero Snio les ha advertido que ni se les ocurra.

—Hay problemas en el clan del hielo ¿eh?

—Por desgracia si —el albino bufó y Erika no pudo evitar soltar una nueva carcajada.

Müller le propuso a su pareja entrenar juntos, no habían podido hacerlo en toda esa semana, por obvias razones, pero ahora estaban solos y nadie podía impedírselo.

Cerraron la puerta de la sala de hologramas donde estaban y acto seguido Erika activó de nuevo la simulación, un montón de personas aparecieron y trataron de atacarlos.

Estuvieron destrozando hologramas por una hora más hasta que Archibald propuso parar, pues al ser ya las ocho y pico el resto no tardarían en comenzar a levantarse y deambular de un lado a otro preparándose para el desayuno.

Tras un beso rápido cada uno se fue en dirección a su ala para darse una ducha y cambiarse de ropa para el desayuno. Nada más llegar al ala mística del clan de la niebla, Erika fue abordada por Abigail.

—Tía ¿donde estabas? Llevo diez minutos aporreando tu puerta.

—Estaba en la sala de hologramas entrenando, ¿qué pasa?

—Nada grave, nada grave, no te preocupes —dijo la de pelo corto—. Quería preguntarte si me ayudarías con una cosa —Erika alzó una ceja y se cruzó de brazos.

—¿Con qué exactamente? Siempre que me pides ayuda acabo metida en uno de tus líos.

—Quiero que me ayudes a llevar a Rigel a la sala de entrenamientos y me ayudes a convencerlo para que se enfrente a mi.

Erika soltó una risa sarcástica y siguió su camino siendo seguida por Coffee.

—Deberías dejarlo, ya te ha mandado tres veces a paseo, está claro que no le interesa enfrentarse a ti o a cualquier otra persona —explicó—. También rechazó la petición de Serafina, prefiere entrenar por su cuenta, yo que tu dejaría de insistir.

—Deberías dejar de ser una amargada —ahora fue el turno de Aby de cruzarse de brazos.

—¡¿Perdona?!

—Lo que escuchas —reiteró—. Si no quieres ayudarme ya le pediré ayuda a Pocus y Hocus, gracias por nada.

Y sin nada más se fue bajo la mirada indignada de Müller.

—¡No me molestes para tus caprichos! —y dicho esto cerró la puerta de su habitación de un portazo.

A veces no soportaba a Coffee, algunas veces era tan alegre y amable, mientras que otras era una autentica víbora. No le gustaba nada la bipolaridad de la otra chica.

Entró al baño de su habitación y tras una ducha rápida se puso ropa más cotidiana y cómoda y salió en dirección al comedor.

De camino, en uno de los tantos pasillos, vio a lo lejos a Rigel discutiendo con Coffee, ya le había dicho que no era una buena idea, y una vez más Lynx se fue del lugar sin aceptar el desafío de la peliceleste. En cuanto Abigail notó su presencia le dedicó una amplia sonrisa que no le dio buena espina y se marchó del lugar.

Al llegar al comedor tomó asiento entre Gabriel y otra chica del clan del fuego que creía recordar se llamaba Artemisa. La comida paso más o menos normal a excepción de algunos piques entre el clan de la luna y el clan del sol y otros entre el clan del fuego y el del bosque. Aparentemente había clanes que se llevaban peor que otros, seguramente por cualquier incidente en la guerra o durante los 60 años del Midnight War.

Al terminar fue arrastrada por Gabi para entrenar de nuevo, estaba algo agotada si decía la verdad, pero el pelirrosa era tan insistente y parecía tan decidido que no supo decirle que no.

Al llegar a la sala de entrenamiento una vez más, y probablemente por última vez antes del torneo, se encontraron una imagen no muy grata. A penas el desayuno había terminado y ya había dos personas discutiendo allí, parecía una discusión fuerte y nadie del resto de presentes parecía tener intención de interponerse.

—¿De que cojones vas? —se escuchó decir enfadado al más bajo de los dos.

—No se a qué te refieres —respondió el otro con indiferencia, eso solo logró enfadar aún más al moreno de pelo celeste.

—¡¿Estás de coña?! —este no se lo pensó dos veces antes de abalanzarse hacia el castaño frente a él y agarrarlo del cuello de la camiseta.

—¡Michael para! —por fin alguien de entre la multitud salió con la intención de separar a esos dos.

—¡Dejame en paz Avalon, este tipo es hombre muerto! —decía aumentando la fuerza de su agarre.

En sus dedos se podía apreciar como sus uñas se habían hecho considerablemente más largas y afiladas. Eran del clan de las bestias, Damian se había buscado un tipo complicado como para ir a buscar pelea.

—¡Oye tu, suelta a nuestro compañero! —Algunas personas más salieron para defender al castaño.

Davy se abalanzó y separó a la fuerza a Ballzack de Laggerfeld. Ahora ya no solo eran las uñas del más bajo, sus dientes, principalmente sus colmillos también se veían mucho más afilados y temibles.

—¿Qué ha pasado? —cuestionó Tet.

—No tengo ni idea, ese tipo de repente se me abalanzó —dijo Damian.

—¡Y una mierda! —Zack tuvo que pararlo de nuevo para que no tratara de lanzarse de nuevo a por el miembro del clan del agua.

—No se que ha pasado, pero tienes que calmarte —le exigió Avalon a su compañero.

—¿Qué está pasando aquí? —Un hombre de pelo negro entró con el ceño fruncido, aquella escena no pareció hacerle la más mínima gracia.

—¿Quién es usted? —cuestionó Dulce con curiosidad.

—Dave Quagmire, uno de los ayudantes del señor Cinquedea —contestó sin quitar su gesto de enfado—. Y estoy seguro de que él no estaría nada feliz con esta pelea, así que quiero calma y todos entrenando y SOLO golpeando los sacos —señaló los sacos de boxeo de la sala.

Michael soltó un fuerte bufido y con un movimiento brusco se soltó del agarre de Avalon marchándose en la dirección contraria en la que Damian estaba.

—Deja de hacer amigos —le pidió Davy al castaño que en ningún momento cambió su gesto neutral, solo asintió.

—A saber lo que le ha dicho para poner como una fiera a Ballzack —rió Adé— ¿Lo pilláis? Como una fiera, porque es del clan de las bestias.

Nadie se rió del chiste, solo el moreno. Incluso Dulce le dio una palmada en la espalda antes de volver con Sherwind para seguir con el entrenamiento.

—Qué bien se lo pasan aquí —comentó Erika.

—Solo no le des importancia —rodó los ojos Gabi, aunque se notaba que estaba divertido por la escena.

—Mejor vayamos a entrenar ¿si?

—Eres una agua fiestas —Erika se asustó cuando Pocus se lanzó hacia ella por la espalda.

—¡Casi me da un infarto! —se quejó la peliazul sujetándose el pecho con la mano, podía sentir su corazón latir muy rápido por la exaltación.

—Lo que yo decía una agua fiestas —rió Pocus.

—No vale que vengáis a entrenar sin nosotros —se cruzó de brazos Hocus.

—Eso, eso, somos un equipo ¿no? —llegó Abigail rodeando el cuello de Müller con su brazo.

—Esforcémonos al máximo —sonrió García.

—Me va a dar algo, juro que me va a dar algo —Dulce se movía de un lugar a otro bajo la mirada del resto de su clan.

La noche ya había llegado, y con ella el momento de prepararse para el comienzo del torneo Midnight War, había sido una larga semana para algunos, y tan solo un suspiro para otros, pero en definitiva todos estaban nerviosos.

—Nos vas a marear a todos como sigas así —dijo con una sonrisa Zaphod.

—¡Pero es que estamos a punto de comenzar el torneo!¿Y si no va bien?¿Y si nos atacan?¿Y si...?

A partir de ahí Sera no pudo saber que más decía la pelirosa, ella la entendía gracias a que leía sus labios, pero comenzó a hablar tan rápido que ya no podía seguirla.

Más de una vez desde que perdió la audición muchas personas le habían preguntado si no se sentía triste o deprimida por su condición, estas preguntas incrementaron desde que anunciaron su participación en el Midnight War ¡Claro que se sintió mal al principio, maldita sea! No era de piedra y tuvo miedo cuando entendió que jamás volvería a escuchar.

No escucharía las voces de sus amigos ni de su familia nunca más, tampoco oiría la sonido del viento al pasar por su clan o la simple música de la playlist de su móvil. Era doloroso, pero no se iba a quedar deprimida por siempre, aprendió a vivir con su condición y tuvo el apoyo de su madre y su hermano y posteriormente también la de su pareja, Goldie Lemmon, aunque que la fémina menor fuera del clan del sol y ella de el del viento no ayudaba.

Respecto a que ella hablara... Bueno, podía hacerlo, pero a veces su voz sonaba rara ya que ella misma no se escuchaba hablar. También estaba aprendiendo algo de lenguaje de señas, pero obviamente no todo el mundo sabía, por lo que leer labios era su principal medio de comunicación.

Por ello si le preguntaban que si se sentía mal por ser sorda su respuesta sería no, un rotundo y seguro no, no podría escuchar, pero las personas que quería seguían estando ahí, y eso era lo importante.

—Dulce —Doug puso sus manos en los hombros de Loamy que paró de hablar al instante—. Respira, el torneo aún no empezó, deja de preocuparte, además Aura no te está entendiendo.

La pelirosa miró a su compañera sorprendida y se dio una palmada en la frente al caer en ese hecho.

—Ay cielo, lo siento mucho, ya sabes que soy demasiado parlanchina.

—No te preocupes, entiendo que estés algo asustada, yo también lo estoy —sonrió la pelimorada.

—¿Cómo estáis?

Nathan Swift abrió la puerta de la sala de espera donde los participantes del clan del viento esperaban.

Sobre las 10 de la noche los llevaron a todos a unos vestuarios, separados por sexos, para que se pusieran la ropa oficial del torneo. Eran similares a unos neoprenos negros, pero con más estilo, tenían varias correas, bolsillos y una chaqueta también negra, y para finalizar llevaban unas botas negras al puro estilo militar. Cada quien llevaba un arma que se le permitía elegir de todas las disponibles, y además uno de los miembros del equipo llevaba a la espalda una mochila con un par de objetos y provisiones que se consideraban un "regalo" de inició, pues en cuanto el torneo diera comienzo cada equipo debería buscarse sus propias formas de subsistir.

—Lo mejor que se podría estar sabiendo que vas al campo de batalla a morir —dijo Storm.

—No vais a morir, habéis entrenado muy duro, tenéis posibilidades de ganar, creedme —dijo Swift—. Además no sería la primera vez que uno de los equipos finaliza el torneo con todos sus miembros vivos.

—Concretamente ha pasado tres veces en sesenta años —dijo Zaphod.

—Bueno, vosotros podéis ser esa cuarta vez, no os desaniméis —aseguró el peliazul.

—Swift tiene razón ¡Debemos ser positivos! —dijo Arion con ánimo.

—¡Arion tiene razón! No seáis pesimistas antes de tiempo.

Dulce pasó un brazo por los hombros del castaño con una amplia sonrisa que contagió en mayor o menor medida a sus compañeros, incluso Nathan sonrió.

Una alarma se escuchó en el lugar, era la que avisaba de que el mentor debía llevar a los menores al lugar de inicio.

—Venga, vamos a ello —dijo Nathan saliendo de la sala de espera siendo seguido por el resto.

Caminaron por un rato por unos largos pasillos hasta llegar frente a una puerta verde pastel con un dibujo de una corriente de aire. Nathan la abrió con una llave que anteriormente Cinquedea le entregó y les dio paso a los adolescentes.

—Poneros ahí y esperad a que suene una vez más la alarma, no salgáis del círculo hasta que la alarma suene una tercera vez —indicó ahora con seriedad, recalcando la parte de no salir del circulo hasta que la alarma sonara.

—¿Qué pasa si salimos antes de que la alarma suene? —cuestionó Arion.

La falta de respuesta de Swift fue contestación suficiente, no vivirían para contarlo. En cuanto los cinco estuvieron dentro del circulo el mayor abandonó la habitación.

—No te preocupes, yo te daré un toque en el hombro cuando la alarma suene —le dijo Loamy a Storm, la pelimorada asintió.

Estuvieron solos en esa nueva habitación por varios minutos hasta que una mujer entró, no la habían visto nunca antes. Era bastante hermosa su pelo azul y sus dos mechones blancos sumado a esos ojos del color del mar la hacían resaltar ciertamente.

—Hola chicos, antes de comenzar necesito que me contestéis a unas preguntas para terminar de rellenar un formulario —dijo la mujer con un gesto bastante neutral.

—Claro ¿es ayudante del señor Cinquedea? —cuestionó Arion y la mujer asintió.

—Isabelle Trick —se presentó y prosiguió a leer los papeles—. Arion Sherwind, Doug McArthur, Serafina Aura Storm, Zaphod Riker y Dulce Loamy, procedentes del clan del viento ¿correcto?

Todos asintieron.

—¿A quién habéis seleccionado como líder?

—A mi.

Arion dio un paso firme al frente. La mujer lo miró por varios segundos y lo anotó en el cuaderno que traía.

—¿Alguno cuenta con algún tipo de enfermedad y/o discapacidad?

—Aura es sorda —indicó Zaphod.

De nuevo sin decir ni una palabra lo anotó.

—¿Tenéis algún familiar que ya haya participado en otra ocasión el el torneo Midnight War?

—Si, mi tía participio en el de hace diez años —ahora habló Arion de nuevo.

Y tras una nueva anotación bajó la libreta y miró a los menores de nuevo.

—Eso sería todo, mucha suerte en el torneo.

—Gracias... —dijo Dulce antes de que la mujer peliazul se fuera— Eso fue raro.

—Bueno, trabajo de oficina —Zaphod se encogió de hombros.

A 2, puede que 3 minutos, de que se fuera Isabelle la alarma volvió a sonar y todos comenzaron a mirar en todas direcciones.

—Puede que la pregunta suene estúpida, pero si empezamos el torneo en la isla Yoru ¿Cómo llegaremos allí desde aquí?

Y casi como si el universo quisiera contestar la pregunta de Dulce, aquel círculo sobre el que estaban comenzó a moverse, pues era una plataforma independiente, no solo parte del suelo. Poco a poco esta se fue acercando hacia la pared del fondo. y cuando estaban a punto de chocas contra ella la plataforma frenó.

No tardó en escucharse un ruido mecánico y y agujero en la pared se abrió dejando por delante un pasadizo circular por el que la plataforma se adentró. Tras algún tiempo a oscuras la luz regresó gracias a unas luces les que había en los borde del lugar y vieron que el enorme tubo por el que viajaban, ahora de un vidrio reforzado, iba por debajo del mar. Podían ver así las criaturas que allí habitaban, incluso vieron a un tiburón.

—Estaría disfrutando de esto si no fuera por que sé que vamos a una isla a matarnos —dijo Storm haciendo reír a sus compañeros.

—Mirad ese es el clan de las bestias —señaló Riker al lado derecho.

Efectivamente como el pelimorado dijo, por otro tubo igual viajaban unos metros más allá los miembros del clan de las Bestias.

—Y allí está el clan de la montaña —señaló Doug a la izquierda.

La imagen del clan de las bestias se repitió, pero en esta ocasión con los miembros del clan de la montaña.

Poco a poco se aproximaron a la isla, y el tubo de nuevo se metió bajo tierra haciendo que volvieran a estar a oscuras. Cuando la luz comenzó a regresar, la plataforma ya subía lentamente hacia la superficie. Tuvieron que cerrar un poco los ojos por el cambio de luminosidad cosa que era rara pues en el exterior debía de ser de noche, pero una vez se acostumbraron a la claridad pudieron observar que estaban en un enorme claro de un bosque pues estaban rodeados de árboles gigantescos y había unos enormes focos allí, esa era la luz que los cegaba.

La plataforma estaba algo elevada del suelo, a un metro más o menos y formaban junto al resto de clanes un circulo en el centro del claro. Todos se miraban entre ellos examinando cada rincón dúo lugar, aunque al ser de noche era imposible ver mucho más allá de los primeros árboles.

—Hola a todos y bienvenidos por fin de forma oficial a la isla Yoru.

En el centro del circulo que formaban apareció un holograma de Gyan Cinquedea que les hablaba a todos ellos.

—Esta isla está dividida en varias secciones que podréis visitar sin ningún problema, deberéis encontrar así el sitio que mejor os convenga como enclave para asentaros allí —comenzó su explicación—. Las zonas en las que se divide la isla son: Alta montaña, bosque, desierto, pantanos, ríos y volcán. En la mochila que se os dio a cada clan tenéis un mapa, aunque claro, no una brújula, por lo que os las tendréis que ingeniar para orientaros.

—Que hijo de puta —se escuchó decir a Langford, del clan del fuego.

—Ya solo me queda decir: ¡Suerte a todos los elegidos, honrad a vuestro clan y que gane el más fuerte!

En la pantalla desapareció la cara de Cinquedea para dejar paso a una cuenta atrás de diez segundos. Arion y los demás ya habían decidido que huirían del lugar, la ventaja del clan de la luna, el clan del hielo, y ahora también del clan del bosque tras saber el terreno donde comenzaba la prueba, era demasiada como para arriesgarse a enfrentarlos. Aunque algunos clanes como el del fuego o el de las bestias se veían dispuestos a intentarlo.

El clan del viento se preparó para salir del lugar lo más rápido posible, y en cuanto la cuenta llegó a cero y la alarma sonó una vez más el caos se desató.

El clan del bosque no pareció tener intenciones de atacar, habían decidido salir de allí para buscar un ligar en el que notar su base, eso si, usaron sus poderes para poder marcharse a lo grande. Ibara y Di Rigo hicieron salir enormes enredaderas del suelo para retener al resto de participantes mientras que los otros tres lograban mover las ramas de los árboles ocultando el camino por donde se iban.

El clan del fuego no tardó nada en liberarse, al igual que el clan de las bestias y comenzaron a enfrentarse entre ambos grupos. El clan del hielo creo un enorme muro de hielo para que el clan del agua y el del cristal no pudieran seguirlos y atacarlos. El clan del sol desapareció del lugar con rapidez y el clan de la luna irónicamente también escapó, algo raro considerando que ellos tenían la mayor ventaja.

—¡Cuidado! —Arion agarró la muñeca de Sera apartándola de golpe, para justo al segundo ver como un rayo caía donde Storm había estado.

Vieron como Cronus Fourseason y Theo Divine del clan de trueno se acercaban a ellos, intentaron cuarto un nuevo rayo, pero entonces una enorme roca llegó y tuvieron que lanzarse al suelo rápidamente para esquivarla. Harrold y Alessandro del clan de la montaña se acercaban con gran velocidad hacia ellos.

Doug dio la orden a sus compañeros de movilizarse antes de que la tomaran con ellos de nuevo, y una vez que vieron como el lugar se llenaba de una espesa niebla, que apenas permitía ver, de mano del clan de la niebla, usaron sus ráfagas de viento para escapar aún más rápido. No les convenía quedar atrapados en esa lucha.

Estuvieron un buen rato corriendo y después de que Zaphod casi se tragara la rama de un árbol y Arion y Dulce tropezaran al menos 2 veces decidieron parar a descansar un poco.

—¿Estáis todos bien? —preguntó Arion recuperando el aliento.

—Si, perfectamente —contestó Zaphod quitándose un par de hojas de encima.

—Mirad —Serafina les llamó la atención mientras señalaba a lo lejos—. El bosque se termina ahí.

Caminaron un poco más, y como la ojiroja había dicho el bosque terminó abruptamente y dio. comiendo a un extenso desierto y altas dunas de arena.

—Déjame ver ese mapa —dijo Doug y Zaphod lo sacó de la mochila entregándoselo.

Doug lo desdobló y empezó a echarle un vistazo, murmuró algo inentendible por varios segundos hasta que alzó la vista a sus compañeros.

—Debemos de estar por aquí —señaló el pelimorado una amplia zona del centro de la isla—. Es la única zona del bosque que se encuentra con el desierto.

—¿Y a donde podemos ir? Volver al bosque sería muy peligroso, podríamos encontrarnos con algún otro clan —dijo Aura.

—Podemos ir aquí —Dulce señaló una zona que estaba al pasar el desierto hacia el sureste—. Es una pradera, además he notado desde que llegamos aquí que el viento sopla más fuerte por ese lado, sería el territorio perfecto para nosotros.

—Podríamos aprovechar el fresco de la noche para cruzar el desierto —prosiguió Riker—. Creo que cruzarlo por el día sería horrible, sobre todo sin ser del clan del fuego o el sol.

—Pues vayamos allí —dictaminó McArthur.

—Lo único malo que veo es que al ser una pradera no habrá muchos lugares donde poder ocultarnos —mencionó Sera.

—Bueno, bueno, ya nos preocuparemos por eso cuando estemos allí —dijo Dulce quitándole importancia al asunto.

—Sweety eres una irresponsable —se cruzó de brazos la pelimorada.

—Solo soy positiva, vamos —indicó con una sonrisa.

Y así el clan del viento reanudó la marcha ahora si con un punto fijo como meta, solo esperaban no encontrarse con ningún clan de camino, querían usar aquel primer día para organizarse y no para estar todo el rato atacando o defendiendo.

Al menos no hubo ningún anuncio de muerte, es decir, que por muy dura que fuera la batalla allá adentro en el bosque, no habían logrado matar a nadie. Aparentemente los participantes de ese año iban a ser duros, no sería fácil alzarse con la victoria.

𝗟𝗶𝘀𝘁𝗮 𝗱𝗲 𝗙𝗮𝗹𝗹𝗲𝗰𝗶𝗱𝗼𝘀:

𝗖𝗹𝗮𝘀𝗶𝗳𝗶𝗰𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻:

• 𝙲𝚕𝚊𝚗 𝚍𝚎𝚕 𝙵𝚞𝚎𝚐𝚘: 0 p

• 𝙲𝚕𝚊𝚗 𝚍𝚎𝚕 𝙰𝚐𝚞𝚊: 0 p

• 𝙲𝚕𝚊𝚗 𝚍𝚎𝚕 𝚅𝚒𝚎𝚗𝚝𝚘: 0 p

• 𝙲𝚕𝚊𝚗 𝚍𝚎 𝚕𝚊 𝙼𝚘𝚗𝚝𝚊𝚗̃𝚊: 0 p

• 𝙲𝚕𝚊𝚗 𝚍𝚎𝚕 𝚃𝚛𝚞𝚎𝚗𝚘: 0 p

• 𝙲𝚕𝚊𝚗 𝚍𝚎𝚕 𝙱𝚘𝚜𝚚𝚞𝚎: 0 p

• 𝙲𝚕𝚊𝚗 𝚍𝚎𝚕 𝙷𝚒𝚎𝚕𝚘: 0 p

• 𝙲𝚕𝚊𝚗 𝚍𝚎 𝚕𝚊 𝙽𝚒𝚎𝚋𝚕𝚊: 0 p

• 𝙲𝚕𝚊𝚗 𝚍𝚎𝚕 𝙲𝚛𝚒𝚜𝚝𝚊𝚕: 0 p

• 𝙲𝚕𝚊𝚗 𝚍𝚎 𝚕𝚊𝚜 𝙱𝚎𝚜𝚝𝚒𝚊𝚜: 0 p

• 𝙲𝚕𝚊𝚗 𝚍𝚎𝚕 𝚂𝚘𝚕: 0 p

• 𝙲𝚕𝚊𝚗 𝚍𝚎 𝚕𝚊 𝙻𝚞𝚗𝚊: 0 p

Ay ay ay ¡El torneo ya comenzó! :'0 La muerte y la destrucción se acercan a pasos agigantados.

¿Quienes creéis que puede ser o pueden ser los primeros en caer? Ya tengo elegidos a todos los personajes que lamentablemente van a morir y el orden en el que lo harán también y me está dando penita :') pero bueno es lo que hay XD

¿Hay ya alguna teoría sobre el clan que podría ser el traidor? Voy dejando pistas muuuuuy sutiles a lo largo de los capítulos, realmente no se si alguien las notó jajaja.

Bueno preparaos para el próximo capítulo que ya se viene lo fuerte UwU

~ Ciao ♥

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