002
"The lightning thief"
Acto uno. Segunda escena.
› › You drew up some good faith treaties
▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬
HAN PASADO APROXIMADAMENTE cinco veranos desde mi llegada al campamento mestizo, en ese lapso de tiempo logré entabler solamente tres amistades reales, sabía que eran muy pocos pero sentía que podía confiar en ellos plenamente.
Mis primeros amigos fueron Luke Castellan y Annabeth Chase, quienes llegaron dos meses después de mí, su historia era trágica y se tardaron alrededor de dos años en contarme detalladamente lo sucedido, supongo que me gusta pensar que desde el momento que nos encontramos fijarnos una pequeña familia de hermanos inquebrantable. Hace relativamente poco había llegado una niña pequeña de nueve años, de cabello rubio anaranjado, ojos claros de cachorro y mejillas regordetas que ablandaban el corazón de cualquiera, Georgia Jefferson, una hija de Iris.
Amaría contarles que mi madre me reclamó a las horas de haber llegado al campamento, pero estaría mintiendo, se tardó tres años en reconocerme; había sido después de haber dejado a Clarisse La Rue inconsciente por dieciséis horas en la enfermería, luego de que quisiera pelear conmigo durante una actividad.
Némesis terminó siendo mi madre, la diosa de la justicia, la venganza, el equilibro y el balance.
Lamentablemente como ella era una diosa menor me tocaba dormir en la cabaña de Hermes, junto a la mayoría de mestizos. Recuerdo como una mañana antes de que mi vida cambiara por completo estaba agotada, odiaba al mundo entero —no encontraba el emparedado que había dejado sobre mi cama hace unos segundos—, especialmente la bulla de los demás cuando algunos seguían durmiendo.
── ¿Escuchaste lo que sucedió anoche?
La voz de GG me llamó la atención, puse los ojos en blanco al notar como ella se estaba comiendo la mitad de mi comida, no me podía enojar, era una niña de nueve años tan tierna, y estaba tan acostumbrada que durmiera conmigo por las noches, al tenerle miedo a la oscuridad... Sí, le tenemos miedo a la oscuridad ¿Y qué?
Negué con la cabeza, comenzando a hacer mi cama mientras la escuchaba, modulando un gracias al ver como Luke entraba a la cabaña con dos tazas que había robado de la cocina.
── ¡En medio de la noche llegó un niño de doce con Grover, dicen que asesinó un Minotauro mientras intentaba pasar la barrera! ─contó emocionada, a veces me cuestionaba como tenía tanta energía tan temprano.
── ¿De verdad? ¿Un Minotauro? ─repetí confundida, notando como Luke se acercaba a mi cama para traerme mi desayuno.
El chico extendió su mano ofreciéndome una taza mientras se sentaba al borde de mi cama, sonreí agradecida para poder seguir escuchando lo que GG sabía.
── No lo sé, me parece demasiado fantasioso ¿Cómo un solo niño podría derrotar a un Minotauro? ─le preguntó el peligro, mientras tomaba un poco de su jugo. La idea le pareció interesante, aunque sentía un poco de escepticismo al respecto, ya que una criatura como esta era muy difícil de derrotar.
── ¿Tú me crees, Ada? ─sus ojos de cachorro brillaban como mil soles, era demasiado temprano para esto, simplemente asentí.
Solamente ella tenía permitido llamarme así, los demás solamente me podían hablar por mi nombre, aunque Luke y Annabeth me apodaban de otra forma.
── ¿Al menos supiste algo más? ─cuestioné terminando mi desayuno.
── Solamente que está en la enfermería y que Quirón no permite que casi nadie entre ─respondió intentando pensar sobre los rumores que escuchó, se levantó de mi cama para salir corriendo en busca de más información.
Me cansé de tan solo verla correr.
── ¿Quieres seguir entrenando hoy? ─propuse acomodando mi cabello en un moño alto.
── ¿Te parece si vamos al campo de entrenamiento luego del almuerzo? Ahora mismo quiero ir a investigar más sobre lo sucedido anoche ─se tardó unos segundos para hablar─ ¿Quieres ir conmigo?
Rechacé rápidamente su invitación, no me agradaba socializar con gente que no conocía por mucho tiempo, hace poco permití entablar una conversación con los hermanos Stoll sin irme a la mitad.
Luke me sonrió comprendiendo mis razones, a él le gustaba socializar tanto que siempre se le podía ver rodeado de gente pero jamás me presionaba demasiado para acompañarlo.
── Está bien, iré solo entonces, te veo luego en el comedor.
Asentí con un suspiro, me había quedado nuevamente sola, pensando que podría entrar un poco por mi cuenta durante esas horas vacías.
SUDOR RECORRÍA MI cuerpo, miraba con una mueca hacia Luke, sus movimientos con la espada y su aspecto siempre daban a entender toda la experiencia que tenía consigo, odiaba eso. Luego de tanto tiempo entrenando con él, muy pocas veces alcanzaba a ganarle, no importaba que tan buena era, si mis movimientos eran pesados y elegantes, mis ataques en el lado izquierdo siempre eran más lentos y él sacaba ventaja de ello.
── Tienes suerte de que en una batalla real te protegería ─comentó golpeando mi costado izquierdo mientras nos colocábamos en nuestras posiciones nuevamente, deseando comenzar de cero.
Bufé fastidiada, no hacía él —jamás hacia él—, me sentía irritada al saber que no podía ser tan grandiosa como él, no importaba cuántas veces lo negara pero desde su llegada al campamento lo veía con fascinación cuando peleaba.
Luke al combatir tenía una mirada analítica e inteligente, como si hubiera una idea en su mente y pensaba algo mientras observaba cómo movía mi espada de nuevo. Tomó una respiración profunda, con mucha concentración.
── Intenta de nuevo, pero esta vez intenta mantener tu guardia en ambos lados, tu izquierda sigue siendo más desprotegida.
── ¿Cómo la puedo proteger mejor? ─pregunté con un poco de enojo, acomodando mi postura a una ofensiva, esperando que reanudaramos el entrenamiento luego de su respuesta.
Él siempre tomaba notas durante los ejercicios, por lo que mi pregunta había sido una oportunidad para expresar todos mis puntos débiles, sin embargo, noté como titubeaba al pensar una manera de decirlo sin sonar tan cruel.
── No sé si esta es la mejor manera de expresarlo, pero trata de mantener tu guardia en ese lado. Además tus brazos... no es tan necesario que los tengas tan arriba durante los combates ─me corrigió acercándose hacia mi para acomodar mi postura a una más correcta─ Mantén tu espada un poco más abajo, así no exiges tanto a tus brazos.
El tramposo al terminar de aconsejarme y colocarme en una mejor postura decidió atacarme de inmediato por mi lado vulnerable, dándome un par de segundos para reaccionar y alzar mi espada, gracias a su corrección logré esquivar fácilmente su espada. Solté un suspiro impresionada, antes de mover nuestras espadas hacia abajo y tomar el mando, para ser yo quien fuera a la ofensiva.
Sonreí orgullosa al ver la gran diferencia que se había generado entre ambos, yo era mucho más rápida, mis movimientos ahora eran cortos y precisos. Luke tenía cierta dificultad para bloquear y defenderse, aún más con mi fascinación de lanzar patadas hacia su torso entre ataques, a veces deseaba pensar que si no fuera por toda la experiencia que él tenía, probablemente lo derrotaría sin problemas.
Castellan jamás respondía con golpes, aún cuando notaba como aquello me permitía tomar ventaja ofensiva sobre él, su defensa se convertía cada vez más difícil ante mis movimientos, pero el tonto esquivó una patada en el momento perfecto para golpearme con su espada en mi pierna y hacerme caer.
Solté un quejido al golpearme en el rostro, la caída fue tan fugaz que no me dio tiempo para aterrizar adecuadamente, sujeté mi cabeza mientras limpiaba mi boca de la tierra que se había pegado. Luke se arrodilló a mi lado, extendiendo su mano para ayudarme a levantarme.
── ¿Estás bien? ¿Te duele algo? ─preguntó preocupado, simplemente asentí mientras esperaba que mi pequeño mareo se detuviera.
Me comenzó a acariciar la cabeza suavemente para que mi mareo desapareciera más rápido, realmente lo único que pude pensar era que en el almuerzo de mañana debía de darle mi postre nuevamente, hace aproximadamente un año habíamos hecho un trato para motivarnos a entrenar: El perdedor de los combates debía entregarle su prostre al ganador, yo ya llevaba severos meses sin poder disfrutar de aquel privilegio.
── ¿Sabes qué, gruñona? Hoy hiciste un gran avance, te devolveré lo que es tuyo ─me miró por unos segundos, sonreí suavemente mientras asentía, él jamás fallaba su palabra, aunque eso significara cambiar temporalmente las reglas de nuestro trato.
── ¿Estás seguro? No es muy justo, tú ganaste y esa es tu recompensa ─contesté sacudiendo mi ropa con mi mano para quitar la tierra de encima.
── Lo estoy, no hay ninguna regla que diga que deba aceptarlo siempre, además creo que he estado ganando los últimos diez meses, así que... ─antes de que siquiera pudiera pensar en reclamar, él me hizo una señal para que continuaramos practicando.
Mi cuerpo se sentía pesado, sin embargo no podía dejarme caer, ni siquiera podía moverme ante las cadenas impuestas por mi propio padre para que el monstruo marino Cero, hijo de Poseidón, me devorara. Mi vestido blanco se iba desgarrando ante mis intentos de liberarme.
Mis lágrimas iban cesando lentamente, mi cansancio era mayor a mi melancolía, por lo que comencé a esperar junto a la brisa marina mi horroroso final, sentí como mi cabello dorado se movía junto al viento mientras miraba con incertidumbre hacia el mar.
¿Cómo era posible que yo cayera con el castigo? Fue mi madre quien comparó mi belleza con las Nereidas, no era justo, ella había provocado que el país se estuviera inundando, ella había arruinado mi vida y yo era la única que estaba pagando el precio por eso ¿Y cómo mi padre accedió a sacrificar a su propia hija? ¿Solamente porque un oráculo le dijo? Le bastó solamente las palabras de un anciano para condenarme. Si no era en esta vida, en las próximas me iba a vengar.
Incluso tenían la osadía de permanecer cerca, deseando presenciar mi muerte.
Incrédula vi como un hombre de piel bronceada y cabello como el roble aterrizaba cerca de mis padres junto a su pegaso, lancé un grito terrorífico al observar como desde las profundidades del océano se asomaba un horrible monstruo con el objetivo de comerme.
Con sorpresa observé como el recién llegado se interceptaba entre la criatura y yo, no debía ser alguien normal, ni los mortales más valientes se atreverían a enfrentar al monstruo. El joven se lanzó con la cabeza de una gorgona en una mano y su espada en la otra, convirtiendo en piedra al hijo de Poseidón.
Finalmente sentí como podía respirar con tranquilidad, sonreí viendo a mi protector, quién celebraba su victoria sobre el lomo antes de enterrar su espada y hacer que se desmoronara, con un gran salto llegó frente a mí y comenzó a liberarme.
── Oh, noble princesa, soy Perseo, hijo de Zeus y Dánae, nacido en la isla de Sérifos. Con la bendición de los dioses y mi fiel compañera, la espada de adamanto, he enfrentado monstruos y desafíos para alcanzar la grandeza que ahora os ofrezco. Vuestra progenie real ha decidido otorgarme el honor de ser vuestro esposo en virtud de mi valerosa empresa. No os preocupéis más por las amenazas, pues velaré por crear un mundo seguro para vos. Permitidme ser vuestro protector y esposo, y juntos forjaremos un futuro de seguridad y prosperidad.
▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬
(AUTHOR'S NOTE):
me encantó leer sobre el
mito de Andrómeda y
Perseo, especialmente
una versión que dice
que P pensó que A era
una clase de deidad, hasta
que su cabello se
movió con el viento.
Fotografías de la familia
que formó Ada.
[1.916 palabras]
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top