Capitulo 13: Desvanecer
Mi mejilla reposaba sobre la mullida almohada, mientras la presencia de mi amante se encontraba dándome la espalda en ese preciso momento, sus cabellos oscuros caían sobre la almohada, y su respiración era tranquila, aunque de vez en cuando soltaba una especie de siseo que me causaba un leve escalofrío que no podía describir con tanta claridad, los músculos de su fornida espalda parecían estar levemente tensos, solté un pequeño suspiro mientras agachaba un poco la cabeza, ¿qué es lo que estaba haciendo?
Estoy comprometido con un hombre que me juro frente al altar darme todo lo que necesito, hacerme feliz en las buenas y en las malas, acompañarme por el resto de mis días y... serme fiel para la eternidad, claro, un juramente puede ser destruido por completo en cuanto sabías que nadie iba a estar tras de ti para recordártelo, ahora le había pagado a Hangil con la misma moneda, lo engañe... y esa traición no puedo pasarla desapercibida tan fácilmente, porque seguramente él... él...
Aprieto mis labios levemente, y con cuidado de no despertar a Taehyung, me incorporo, despacio y cauteloso, levantándome de la cama poco a poco, evitando que el colchón deje de estar hundido de forma sorpresiva, poco a poco, mi cuerpo abandona esa cama, y mis pies por fin tocan la frialdad del suelo, mi cuerpo siente la brisa fresca de la habitación, no tardo en abrazarme a mí mismo mientras doy media vuelta admirando a mi amante de nuevo, mis inhalaciones son profundas, y mis pensamientos siguen divagando una y otra vez en todo lo que ha pasado.
Mi subconsciente me reprende, me maldice por haber actuado de forma precipitada, por haber aceptado pasar una noche de pasión con dos hombres distintos, muerdo mi lengua lentamente, sintiendo la culpa ir cayendo sobre mis hombros, ¿por qué lo hice? ¿Por qué tuve que rebajarme ante el deseo y el odio? ¿Qué fue lo que hice? Sacudo mi cabeza, eliminando las preguntas en el proceso y a pasos suaves comienzo a buscar mis prendas de vestir.
No debí ser presa del deseo, pero las palabras de esos hombres habían logrado que yo dejase de pensar en mis propios principios, engañar de este modo a Hangil, así como él lo hizo conmigo, no era lo correcto, lo más correcto hubiera sido, quedarse en silencio, y esperar, esperar a que yo por cuenta propia lo descubriera con uno de sus amantes, verlo con mis propios ojos, y después de eso, pedir el anhelado divorcio, sí, eso era lo correcto, alejarme de él, verlo rogar por una disculpa, una que por supuesto jamás estaré dispuesto a darle, no me interesaba si mi reputación como doncel se veía totalmente arruinada, un divorcio no es nada bueno para un doncel, y mucho menos buscar un nuevo esposo, para mí, un divorcio es una sentencia de quedarse sin pareja para el resto de mi vida, sería una decepción para mi familia, haría del apellido Min una maldición, pero no me interesaba.
Termine de vestirme, no me coloqué los zapatos, no los necesito, no por ahora, los tome con mi mano izquierda y me dispuse a salir de la habitación, no sin antes darle un nuevo vistazo a la cama, quería verlo de nuevo, quería saber si seguía placido en sus sueños, pero contuve mi aliento, y mis ojos y labios se abrieron levemente al percatarme de algo...
Él, aquel hombre que me había hecho suyo un par de veces, no estaba en la cama, un leve escalofrío recorrió mi espalda, no lo entendía, jamás le di la espalda cuando me colocaba mis ropas, y ahora simplemente no estaba, ¿acaso fue un sueño, una ilusión? ¿Qué es lo que había pasado? No lo entendía, y por más que estaba buscando alguna clase de explicación, no podía encontrar una que fuera coherente.
Quizás estaba en otra parte de la habitación, pasee mi mirada en cada uno de los rincones oscuros, esperando por algún movimiento, pero en cuanto más veía, no podía ver absolutamente nada, no había rastro alguno que me diera a conocer su paradero, mi corazón comenzó a acelerarse y mi respiración se volvió mucho más frecuente, trague saliva con pesades, sintiéndome temeroso, el miedo irracional que crecía en mí era indescriptible, ¿en dónde estaba él? Parpadee un par de veces.
Solté un pequeño suspiro, sintiendo el leve temblor en mi propio cuerpo, y sin más dirigí mi mano hacia la perilla de la puerta y sin mucho esfuerzo la giré para después atraer la puerta hacia mí y por fin abrir la habitación, las bisagras rechinaron levemente y dando un vistazo más hacia la cama vacía, salí de la habitación, sin comprender a donde es que él había ido.
Cerré la puerta inmediatamente en cuanto salí, y aprete mis labios, me mantuve allí, parado frente a la puerta, pegue mi frente sobre la misma y cerré por breves segundos mis ojos, procesando lo que había acontecido, pero por más que pensaba en ello, no podía darle sentido alguno, quizás me estaba volviendo loco, y la falta de sueño era lo que me estaba afectando mentalmente, así que, decidí dejar ese asunto en el olvido, me aparte de la puerta dando un par de pasos hacia atrás.
—Así que aquí estaba —me encogí en mi sitio al escuchar esa voz, estaba demasiado cerca, tan cerca... cerré mis ojos con fuerza, no mire detrás de mí, esta ahí—, lo he buscado durante toda la velada y no pude dar con usted —escuche sus pasos acercarse más a mí, y cuando menos lo espere, unas manos se colocaron justo por debajo de mis hombros, sosteniendo parte de mis brazos, el toque frio de sus dedos hizo a mi piel estremecerse—, ¿disfruto de la fiesta?
Sus manos comenzaron a bajar poco a poco, haciéndome sentir el tacto frio de sus dedos sobre mi piel, haciendo que poco a poco sienta como mis nervios salen a flor de piel en unos instantes, mi piel se eriza y mi cuerpo tiembla, escucho claramente como suelta una risa corta.
—¿Qué pasa? —su voz es levemente grave, sus manos dejan mis brazos y no tardan en ir hacia mi cintura, tomándome con fuerza para pegarme más a su cuerpo, suelto un pequeño jadeo al sentir sus acciones—. ¿Tienes miedo, minino? —vuelvo a escucharlo reír—. No deberías de tener miedo —su aliento choca contra la piel de mi cuello—, aunque —hace una pausa, y no tardo en sentir como acerca sus labios detrás de mi cuello—, comprendo que tengas miedo, porque —suelta un suspiro—, tarde o temprano, no podré controlarme.
Mis ojos se abren en grande al escuchar sus palabras, quiero ver de quien se trata, necesito saber quien es, pero antes de que pueda siquiera girar mi rostro para tratar de mirar a la persona que me tiene aprisionada, una de sus manos es mucho más rápida, y no tarda en cubrir mis ojos con ella, y me obliga a ladear mi cabeza hacia la derecha, tiene una fuerza impresionante, porque no me deja siquiera moverme, aprieto mis labios, mientras escucho el tamborileo de mis propios latidos en mis oídos.
—Es increíble ver que no haya alguna marca en esta piel tan pura —siento como la punta de su nariz se pasea sobre mi cuello, su respiración es tibia y me hace tragar pesado por sus acciones—, me encantaría tener el honor de ser el primero en dejarte una ¿qué dices? —mi cuerpo tiembla en cuanto siento como algo húmedo se posa sobre mi piel, su lengua, sé que lo es, lame con parsimonia mi piel, como si estuviera saboreando algo dulce, lo disfruta, su voz me lo dice, lame un par de veces más sin pudor alguno, y suelta apenas pequeños murmullos de satisfacción con sus acciones, dejándome en claro lo mucho que está disfrutando lo que me hace—. En verdad eres todo un deleite, minino.
—P-por favor, s-suélteme —por fin logró articular algunas palabras, aunque siento mi garganta cerrarse de nuevo, trago en seco para destensar ese terrible nudo.
—¿Soltarte? —vuelve a reírse—. Soltarte es un pecado, minino, yo no querría soltarte ahora, ni nunca si fuera posible.
—S-se lo ru-e-ego —lo deseaba con todo mi corazón, no quería que alguien más me tocará, no después de lo que paso con esos otros dos hombres, estaba cansado, y era muy tarde, seguramente hasta la fiesta ya había culminado, los sirvientes dentro de mi propio hogar, estarían angustiados por mí, no quería levantar sospechas, y mucho menos que alguno de ellos pudiera dar con Hangil para comentarle que no me encuentro en casa, eso sería mi perdición—, p-por favor... —volví a pedir.
—Minino —hablo de nuevo el hombre detrás de mí—, sí es tu deseo, lo cumpliré —poco a poco dejo de tapar mis ojos, en cuanto su mano dejo de cubrir mi visión, parpadee un par de veces, pero no tarde en sentir nuevamente caricias suyas, y específicamente sentí como acariciaba con lentitud detrás de mi oreja, el toque era suave, y no dejaba de hacerlo—, pero debes saber, que —poco a poco y sin razón alguna mi vista se fue nublando, ni siquiera podía enfocar con claridad la puerta frente a mí, me sentí débil, tan cansado—, no escaparás de mí la próxima.
Estaba agotado, la sensación de cansancio se había apoderado por completo de mi cuerpo, y cuando menos sentí, mis piernas parecían dejar de funcionar, haciéndome caer, pero para mi mala o buena fortuna, fui atrapado de inmediato por aquel hombre detrás de mí, quien me sostuvo tomándome de inmediato por la cintura, y esta vez lo mire, allí estaban, esos ojos carmesíes, y una sonrisa llena de diversión al verme, sé quién es él.
—Ji... —él elevo las cejas levemente.
—Duerme, minino —en cuanto dijo eso, fue como si hubiera dicho las palabras perfectas para obligarme a desvanecerme por completo.
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