Capitulo 08: Primer Baile

Fui recibido por la recepción de un elegante lugar, alfombrado en terciopelo rojo, las paredes estaban pintadas de color blanco, mientras que la arquitectura por dentro de la casa, era mucho más sofisticada y llena de detalles que nunca, el gran salón que se presento ante mí parecía completamente irreal, todo el lugar era inmenso, al fondo se podía ver a una pequeña orquesta, y la música se hacía escuchar, era tan dulce y delicada, y solamente algunos artistas con sus flautas, clarinetes, un arpa, piano y violinistas, eran los que se encargaban de darle a aquella cena, un toque mucho más armónico para disfrutar de la velada, las mesas estaban dispersadas del lado izquierdo y derecho, dejando libre el espacio grande en medio del salón para quienes se dispusieran a bailar, casi las mesas no eran ocupadas, aunque si podías ver que en cada una de ellas había algo distintivo, los platillos que ahí estaban servidos eran distintos, pero había algo que me llamo la atención, todos, absolutamente todos eran de carne.

Pato asado a la naranja, lomo de cerdo en salsa de ciruelas amarillas, carne de res bañada en salsa agridulce con un toque de especias, sopa de pescado con vegetales de temporada, inclusive alcance a distinguir pollo perfectamente asado con algunos tubérculos a su alrededor, los postres también se encontraban dispersos por las mesas, pero lo que más llamaba mi atención era la comida, trague saliva con dureza, mi apetito estaba abriéndose poco a poco, pero ya tendría tiempo para comer, ahora mismo mis modales me estaban obligando a saludar a mi anfitrión, aunque no podía distinguirlo en ninguna parte del lugar.

De alguna forma, la incomodidad por estar rodeado de personas me estaba acaparando, y aunque todos los presentes ignoraban mi presencia, no podía dejar de preguntarme si alguna de esas personas era algún conocido de mi esposo, pensaba que inclusive habría alguien con miradas sumamente discretas sobre mí que se estaría preguntando la razón por la que no he venido junto a Hangil, quizás si había sido una mala idea haber asistido a esa fiesta, lo sabía perfectamente, porque Hangil tiene las suficientes amistades como para tener a alguien aquí que sea su cercano, y seguramente estaría dispuesto a ir con Hangil y decirle que me han visto asistir a una fiesta privada en la casa Kim, el miedo me hacía sentir tan intimidado que no dude en mirar a mis alrededores para saber si acaso alguien tenía su mirada puesta sobre mí.

Pero nada, no pude evitar fruncir el ceño levemente, mi presencia no parecía siquiera alarmar a alguien allí mismo, sino más bien parecía ser alguien completamente ajeno a todos ellos, usualmente esto no pasa desapercibido, era extraño, pero parecía que todas aquellas personas, no me conocían, ¿sería posible eso? Siempre en la clase alta eres reconocido, inclusive por personas que ni siquiera tú conoces, pero aquí... aquí era como un espíritu... totalmente invisible ante sus ojos.

Decidí que lo mejor era integrarme, aunque no sabía como hacerlo, a las únicas personas que conocía de ese lugar, no las podía ver a simple vista, meticulosamente, fui revisando a cada persona allí, mirando sus rostros, los cuales estaban sonrientes, las platicas allí dentro no cesaban nunca, y pronto en una mesa al fondo del gran salón, distinguí a alguien, sus ojos rojos no tardaron en llamar mi atención, Jimin vestía casi informalmente, sin alguna corbata o corbatín adornando su cuello, y con la camisa casi mostrando sus clavículas por completo, aunque por lo demás, estaba perfecto, su saco ajustado a su cuerpo, al igual que sus pantalones, pronto me percate de que estaba prácticamente rodeado de distintas damas a su alrededor, ninguna se atrevía a acercarse demasiado, pero todas estaban allí, sentadas a su alrededor, y Jimin las hacía reír, el orgullo de aquel hombre era demostrado por la forma tan recta en que mantenía su espalda y en como sostenía una copa llena de vino tinto mientras jugaba con ella, pronto su mirada no tardo en recaer en la mía, su sonrisa desapareció, y sus ojos solamente me enfocaban con una enorme intensidad, no pude evitar apartar la mirada en cuanto sentí que sus ojos casi podían ver a través de todo mi ser, decidí caminar un par de pasos más, y entonces pude divisar a Seokjin, aquel chico de ojos miel, se encontraba manteniendo una amena conversación con una pareja de ancianos, sus ojos brillaban en demasía en ese momento, parecía estar feliz de poder mantener una conversación con aquella pareja de ancianos, sus manos las mantenía detrás de su espalda mientras sus dedos jugaban entre sí, y se disponía atento a escuchar la conversación, vestía un traje de color blanco completamente, sus zapatos y la corbata eran de color negro, y las únicas prendas que desentonaban con todo su traje, su cabello estaba perfectamente peinado hacia atrás, sin dejar que algún mechón de su cabello se revelará para arruinar su peinado.

Me dispuse a seguir mirando a mi alrededor, y pude distinguir alguien más, o más bien a dos personas más, eran Namjoon, aquel chico de ojos jade que me había dado la no tan grata noticia sobre mi esposo, y también estaba con él, ese chico que acababa de conocer, Taehyung, mantenían una conversación mientras se dedicaban a beber de sus copas, Namjoon bebía vino, pero no sabía exactamente lo que estaba bebiendo Taehyung, parecía vino, pero, de alguna forma, el liquido dentro de su copa se veía levemente más espeso, quizás podía tratarse de alguna clase de brebaje especial, o alguno de esos cocteles de distintas bebidas entremezcladas, pero no debía de tomarle tanta importancia, no sabía exactamente a donde tenía que ir.

Podría ir con cualquiera de ellos, entrometerme en la conversación y hacerme escuchar, pero, no podía hacerlo, sería de muy mala educación de parte mía, además estaba el hecho de que ni siquiera conocía del todo a esos chicos, así que no debía arriesgarme, quizás inclusive ellos pensasen que era demasiado inoportuno, inclusive podrían pensar que soy un maleducado, no podía hacer nada al respecto, inclusive la gran idea de ir a comer algo pequeño estaba pasando por mis pensamientos, cerré mis ojos por breves momentos, tal vez la mejor idea era ir y tomar una copa de vino para poder así calmar un poco la ansiedad en mi cuerpo, baje la cabeza un poco y me dispuse a abrir los ojos, comencé a caminar mientras elevaba de nuevo mi cabeza, pero no me espere que alguien estuviera a punto de atravesarse en mi camino.

Choqué contra su brazo, más no me empujo para apartarme ni yo salí disparado para apartarme de él, cerré mis ojos con fuerza por breves instantes al sentir el pequeño impacto, pero no tarde en abrirlos de inmediato, levanté la mirada.

—Lo lamento —me disculpe de inmediato, pero no pude evitar quedarme mirando al hombre con el cual había chocado, era más alto que yo, tenía el cabello perfectamente peinado hacia atrás, mostrando su frente, sus cejas estaban delineadas y peinadas perfectamente en su rostro, sus labios eran finos y de un color rosáceo, casi pálido, su mandíbula estaba delineada en su rostro, sus ojos eran grandes y de un color tan brillante como el oro mismo, de un amarillo hipnotizante y lleno de fulgor, su piel era pálida casi como la nieve misma—, me disculpo por esto —dije de nuevo con torpeza, aparte mi mirada de él.

—Decir una segunda disculpa después de quedarte mirando a alguien que no es tu esposo es algo que no me esperé —parpadeé un par de veces, confundido por lo que acababa de decirme—, no tienes por qué estar confundido.

La confusión fue más, ¿cómo lo sabía? No es que fuera muy expresivo, en todo caso inclusive Hangil me hubiera leído la mente a la primera, pero este hombre frente a mí parecía que lo había hecho en menos de unos segundos, Hangil inclusive era más lento para leer mis propias emociones, pero este hombre era distinto, lo vi sonreírme antes de escuchar su suave risa viniendo de su garganta.

—Tu esposo no es bueno con las emociones, porque seguramente no te conoce tan bien como lo hago yo.

—¿Acaso usted lee la mente? —él volvió a soltar una nueva risa corta, antes de girarse para poder encararme, estaba impresionado, jamás creí que algo como esto me pasaría.

—No —no pude evitar perderme en su dorada mirada—, pero sé exactamente lo que tus ojos quieren decirme —trague saliva con dureza, la voz de aquel hombre era fina, pero a la vez armoniosa y sumamente seductora, con una leve ronquera que te hacía sentir en el mismísimo paraíso—, veo que uno de mis compañeros te hizo llegar la invitación a nuestra pequeña reunión.

—Esta reunión suya, no tiene nada de pequeña —mire a mi alrededor—, es una fiesta que seguramente será digna de recordar —él apenas elevo un poco la comisura de sus labios en una tenue sonrisa.

—En efecto —sus ojos me volvieron a enfocar—, lo será —carraspeo su garganta un poco—, me disculpo, mantengo una conversación con usted, cuando ni siquiera me he presentado como es debido —hizo una pequeña reverencia—, soy Jeon Jungkook, un placer.

—El placer es mío —dije en respuesta dando una pequeña reverencia—, mi nombre es...

—No es necesario —me interrumpió—, sé tu nombre —no me sorprende, seguramente los demás se lo han dicho, al igual que a Taehyung, sentía mi corazón latir rápidamente, el perfume de aquel hombre me mantenía embelesado, era una fragancia refrescante, pero a la vez tan enigmática y llena de calidez que querías seguir olfateándola por un largo rato.

Pronto la música se detuvo por breves momentos, y es cuando aquel chico de ojos dorados miro por detrás de su hombro, justo hacia los músicos de la pequeña orquesta, y antes de que pudiera creer que la música se había terminado, una nueva melodía comenzó a sonar, y es cuando aquel hombre frente a mí, regreso su mirada hacia mí.

—¿Me concede esta pieza, mi querido doncel? —su mano se extendió con gentileza ante mí, mientras que ocultaba su mano izquierda detrás de su espalda, la invitación estaba hecha y mis dedos picaron nerviosos por la reciente invitación a bailar, hace mucho que no lo hago, desde mi boda no bailo, y Hangil no es un amante del baile, a mí en cambio, me gusta bailar, es un lindo pasatiempo, de las pocas enseñanzas que me han encantado.

Titubeante acerque mi mano a la de aquel hombre, y en cuanto mis dedos rozaron finamente con la piel fría de su mano, él no dudo en tomarme de inmediato, apretando mi mano con firmeza, sosteniéndola con mucha seguridad para después sacarme hacia la pista de baile, varias parejas hicieron lo mismo, y era extraño, era la primera vez que veía que utilizaban la pista, ¿sería acaso una norma bailar cuando los anfitriones lo hagan? Puede que inclusive estuviese equivocado, pero esa fue la impresión que me causaron al moverse de ese modo.

La pista fue ocupada por varias parejas, Jungkook no tardo en caminar justo en medio de aquella pista de baile, me paralice por breves momentos, sintiéndome temblar cuando sentí su mano libre posicionarse cobre mi cintura, no podía sentir su tacto frio, pero sabía que estaría igual de frio como el de su mano derecha.

—Coloca tu mano sobre mi hombro, Yoongi —sentí mis mejillas arder en vergüenza, estaba prestando atención a otros detalles, que ni siquiera me percaté de lo que estábamos a punto de hacer, no tarde en acatar sus órdenes, mientras él me regalaba una nueva risa corta, totalmente llena de diversión—, no te distraigas, Yoongi, si sientes que estás a punto de distraerte, sólo mírame a los ojos.

Di un asentimiento, aunque no pude evitar mirar a nuestros pies, él comenzó a moverse, desplazarse un paso adelante y otro atrás, caminando en un círculo mientras nos dedicábamos a bailar, sentía su penetrante mirada sobre mí, y aunque quería obligarme a mantener mi mirada en nuestros pies, no pude evitar levantarla y admirar sus ojos, ese hermoso dorado en sus iris que me hacía querer seguir perdido en sus ojos por mucho más tiempo, si era posible tener una eternidad completa solamente para mirarlo a los ojos, la quería solamente para mí.

Era inevitable, ni siquiera me concentraba en si pudiera llegar a pisar a mi pareja de baile en ese momento, ni siquiera la melodía de aquella canción me haría apartar la mirada de sus ojos, me sentí perdido por unos momentos, sin dejar de mirarlo a los ojos, sin dejar de sentir como si mis pies flotasen, sin siquiera tocar el suelo, bailar con aquel hombre parecía como estar flotando en el aire sobre las nubes, estaba totalmente concentrado en él, sólo en él, tan concentrado que ni siquiera note cuando él comenzó a acercar su rostro hacia el mío, lentamente se acercaba a mi rostro, vi como sus ojos bajaban a mirar mis labios antes de volver a mirarme a los ojos, casi podía verlo sonreír ladino, y su aliento no tardo en chocar con el mío.

No sabía que hacer, y no era como si quisiera hacer algo para impedir que él me besará, pero justo cuando casi nuestros labios se rozaban, alguien aparto a Jungkook de mí, fue un movimiento brusco, uno que me hico perder ese efecto tan soñador e hipnótico en el que me encontraba, uno que inclusive me hizo percatarme de nuevo de la música, mire a mi alrededor, las demás personas seguían bailando, solamente nosotros nos habíamos detenido.

—Es suficiente —aquella voz era conocida para mí, volví mi mirada hacia donde se encontraba Jungkook, y allí lo vi, los ojos rojos carmesí estaban allí, Jungkook apretaba con fuerza su mandíbula mientras desafiaba a Jimin con la mirada, pero Jimin parecía reacio a la mirada de odio que Jungkook le brindaba—, recuerda que no debes acaparara mucho a nuestros invitados, Jeon.

—Deberías considerar más tus acciones, Park —dijo Jungkook en tono seco—, interrumpirme de ese modo no es considerado como algo caballeroso.

Jimin sonrió ladino antes de mirarme.

—No me interesa ser caballeroso contigo, Jeon —volvió a mirar a Jungkook—, sólo recuerda que no eres solamente tú —volvió a regresar su mirada hacia mí—, quien quiere la atención. Me disculpo por esto, Yoongi.

—No hay cuidado —dije en voz baja, y por fin Jimin se retiro sin darle una segunda advertencia a Jungkook.

El hombre de mirada dorada no tardo en volver su atención hacia mí.

—Discúlpalo —me dijo—, a veces puede ser muy imprudente cuando se encuentra celoso.

—¿Celoso? —pregunte y él me regalo una sonrisa—. No tiene por qué estar celoso.

—Oh, bonito —me dijo mientras se acercaba un par de pasos hacia mí—, cualquiera estaría celoso al saber que no tiene tu completa atención —sentí como mi corazón dio un vuelco, y mi respiración se corto cuando sentí sus fríos dedos acariciar mi mejilla con lentitud, un roce suave del que solamente me percate cuando ya tenía su mano cerca, ni siquiera percibí cuando él la había acercado, había sido un movimiento rápido, increíblemente rápido—, disfruta de la velada, Yoongi.

Esas fueron sus palabras, antes de dejarme en la pista de baile, y cuando menos lo espere, la canción termino, pero mi corazón seguía palpitando en desenfreno y el calor en mi cuerpo era sumamente bochornoso e insoportable, ¿por qué estos hombres me estaban causando estragos? No lo comprendía, estoy casado, no debería de siquiera sentirme así por otros hombres.

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