Capitulo 07: La Casa Kim

La casa Kim. Por un momento pensé que sería un gran problema encontrarla, pero cuando me percate de que la dirección solamente se encontraba a unos cuantos kilómetros alejada de la casa que compartía con Hangil, no dude en asistir, la reunión era exactamente a las ocho de la noche, y el temor no pasaba desapercibido en mi cuerpo, y no era por el hecho de que me sintiera nervioso por ir a ese dichoso lugar, sino por lo que había pasado con Park Jimin, apenas y había logrado poder conciliar el sueño después de lo que paso, pues no dejaba de pensar en como él pudo haber burlado la seguridad de mi hogar, y como había logrado entrar para estar en la habitación que comparto con Hangil, me reprendía a mí mismo por haber dejado que él tuviera el descaro de darle una enorme lamida a la piel de mi cuello, pero dejaba de sentirme mal conmigo mismo al recordar lo poco discreto que era mi esposo al tener sus amoríos a mis espaldas.

Si Hangil podía irse con alguien más, entonces podía hacerle lo mismo, así que deje de carcomer mi cabeza con lo que podría hacer Hangil si es que se enteraba de la irrupción de Jimin en casa, decidí no darle aviso a ninguno de mis empleados, les dije que solamente iría con unos amigos muy cercanos míos, que me habían invitado a pasar el rato, solamente un par de sirvientes lo sabían, y eso era lo bueno, no quería que todos lo supieran, y menos que hicieran especulaciones sobre lo que iba a hacer, pero ellos solamente les gustaba crearse historias en su cabeza, y eso era lo importante, sólo en su imaginación, no en la vida real.

Tome un taxi para que me dejará en el sitio, el conductor no me hizo preguntas, ni siquiera intento sacarme platica alguna, y se lo agradecía, porque estaba muy seguro que podría tomarle la suficiente confianza como para hablarle sobre la reunión a la que iría y con quien me vería, Jimin me había invitado, la casa Kim era muy conocida por todos los habitantes de la ciudad, todos decían que se trataba de un gran palacio, uno en el cual el terciopelo y la seda jamás faltaban, uno que estaba bañado en oro y del cual no deseabas salir jamás.

En cuanto el vehículo se detuvo frente a la residencia Kim, no dude en mirarla por fuera, habíamos pasado un jardín extenso, lleno de flores de temporada, arbustos bien podados al igual que el césped y dos fuentes que brotaban agua en una danza celestial, no pude evitar entreabrir los labios en sorpresa al percatarme de toda la fachada de la casa, era inmensa, mucho más grande de lo que esperaba, un palacio completo, toda aquella casa era del color del mármol, grandes ventanales, y dos pisos más además de la planta baja, un gran portón de madera de caoba pintada con un barniz oscuro, y enormes pilares que sostenían un techo de fuerte piedra caliza, había que subir algunos escalones para dirigirse a la entrada, me permití cerrar la boca, y tragar saliva, esto era mucho más impresionante de lo que me esperaba.

Cabe aclarar que no solamente era yo quien estaba presente en ese lugar, mujeres deleitaban la mirada con sus mejores vestidos de gala, y los hombres vestían sus más costosos trajes, todos mantenían sonrisas y conversaciones mientras iban subiendo las escaleras para poder ingresar a la casa Kim, todos ignoraban mi presencia en ese momento, y me aliviaba, pero pronto me percate de algo, todas aquellas personas, venían en compañía, todas en pareja, la imagen de Hangil no tardo en llegar a mi mente en un santiamén, pero la decepción me abrumo de pronto, él no estaba aquí para acompañarme, y aunque lo estuviera, seguramente le gustaría estar coqueteando con alguien en esta reunión, la bilis se me subía a la boca de sólo pensarlo, Hangil no tenía el más mínimo respeto por nuestra relación y eso me disgustaba totalmente.

Mire hacia las escaleras, hacia la entrada, a esas puertas pesadas que estaban abiertas de par en par, y a la luz tan brillante que había allí adentro, pero mis pies no se movían, quizás entrar a ese lugar no era digno para mí, acepte la invitación, pero... entrar seguramente no sería nada bueno para mí, no cuando todos los presentes están en pareja, y yo estaba solo, tan solitario como una flor en el desierto.

Estaba dispuesto a dar la vuelta para irme, y lo hice, di media vuelta, dispuesto a regresar por donde vine, pero algo me lo impidió, mi menudo cuerpo chocó de repente con alguien más, cerré mis ojos brevemente al sentir el choqué, y después los abrí cuando escuche una suave risa y sentí como unas manos me tomaban por los hombros con fuerza, para evitar que tuviera una caída.

—Deberías de tener más cuidado —y esa voz había sido lo que casi hace que mis piernas se derritan por completo, era grave, profunda y con un leve toque de seducción, algo que deleitaba a la primera oportunidad, no dude en elevar la mirada—, no siempre habrá alguien para detenerte.

Trague saliva, ¡por todos los cielos! ¿Quién era él? Casi podía dejar caer mi mandíbula al sólo ver a ese hombre frente a mí, sus cabellos levemente enrizados caían casi cubriendo sus hermosos ojos escarlata, sus cejas eran levemente pobladas, sus labios eran delgados y su nariz levemente grande, pero no podía dejar de mirarlo a los ojos, eran rojos, tan rojos como la arcilla, un rojo sumamente delirante, brillante y lleno de vida, me dedico una pequeña sonrisa.

—D-disculpé —dije apenado, recordando el por qué de nuestro repentino encuentro—, en verdad lo lamento, yo...

—No hay nada de lo que debas disculparte —sentí como deslizaba sus manos por mis hombros, bajando poco a poco hasta mis codos, pasándolos de largo hasta dar por fin con mis propias manos, sosteniéndolas con delicadeza, sus manos eran más grandes que las mías, y su tacto era tan frío como la nieve misma—, es un gusto poder al fin conocerte, Yoongi.

Abrí mis ojos en grande al escuchar mi nombre salir por sus labios.

—¿Cómo sabe mi nombre? —le pregunte en un murmullo.

Y él me dedico una sonrisa.

—Me dijeron que vendrías —de inmediato recordé a Jimin, a pesar de que ambos chicos tenían los ojos rojos, Jimin los tenía de un rojo mucho más intenso que el hombre frente a mí—, es un gusto que hayas aceptado nuestra invitación a nuestro humilde hogar.

—Para ser un hogar humilde, no tiene nada de humilde —él soltó una suave risa ante mis palabras—, ¿puedo saber su nombre?

—Soy Kim Taehyung —me respondió.

—Entonces, ¿usted es dueño de...? —antes de que terminase mi pregunta él negó con la cabeza un par de veces.

—Me temo que se equivoca, joven Yoon —dijo aquel hombre—, todo esto no sólo me pertenece a mí, sino que también a mis colegas y fieles amigos —me miro a los ojos—, tengo presente que usted ya conoce a algunos de ellos.

No pude evitar fruncir levemente mi ceño, ¿conozco a algunos? Quizás lo hacía, pero no prestaba mucha atención, aunque supuse que hablaba de Jimin, pero también aquel hombre hablaba en plural, mencionando a otros más, pero no estaba seguro a quienes se refería en realidad.

—Quizás lo haga —dije y no dude en relamer mis labios en el proceso.

—Por cierto —volvió a llamar mi atención, llevo una mano a sus cabellos apartando algunos de su frente y dándome a admirar mejor su rostro—, perdone si lo incomodo, pero he visto que se ha quedado mucho tiempo aquí parado, como si estuviera esperando a alguien, y no se ha decidido a entrar a la fiesta, ¿puedo saber el motivo?

Mi motivo era estúpido, sentí de inmediato como mis mejillas se calentaban en vergüenza, de inmediato giré mi rostro del lado derecho para apartar la mirada de Taehyung y que así no viera la vergüenza en mi rostro.

—M-mi motivo no es relevante —respondí, sentía demasiado calor, hubiera traído mi abanico, se me ha olvidado por completo, quería esconder mi rostro en ese mismo instante, su presencia es sumamente excepcional, poderosa y llena de energía, con sólo tenerlo parado frente a ti, te sentías sumamente intimidado, pero no podías irte, era enigmático—, olvidé lo que hice, por favor.

—Puede tenerme confianza —menciono—, además —sentí como sus fríos dedos tomaban mi mentón con fuerza para después hacerme girar mi rostro para verme a los ojos, nuestros rostros estaban a una distancia prudente, pero yo sentía que él estaba a escasos centímetros de mis labios—, no debería darle vergüenza, estaré complacido por saber todo lo que acontece en su cabeza, mientras me lo permita.

Trague saliva con fuerza, el nerviosismo lo sentía por todo mi cuerpo, su profunda y grave voz no me ayudaba a mantener mi estabilidad mental en descanso y mucho menos me ayudaba su intensa mirada sobre mí.

—Y-yo... —tartamudee, sintiéndome un completo idiota, y sintiendo un espantoso bochorno por todo mi rostro.

—Adelante —dijo en un tono de voz más suave—, quiero escucharte, Yoongi, estoy dispuesto a escucharte toda la noche.

Las palabras parecían haberse ido como un mal recuerdo de mi mente, y solamente podía concentrarme en sus ojos escarlata, tan brillantes e hipnóticos, tan magníficos que no podías siquiera apartar la vista de ellos.

—¿Qué pasa, Yoon? —me pregunto y acerco un poco más su cuerpo hacia él mío—. ¿Te han mordido la lengua? —aprete levemente mis labios y él miro hacia mis belfos sin discreción alguna—. ¿Deseas que sea yo quien te muerda esa lengua?

Sofoque un pequeño jadeo al sentir como apretaba levemente mi mentón entre sus dedos y sonreía ladino ante mí, parecía divertido con mi comportamiento mientras que yo sentía que me estaba muriendo por dentro.

—E-en realidad —dije y él prestaba su completa atención a mí—, mi motivo es tan tonto, que no debería escucharlo —dije en voz baja y él por fin se alejo de mí, haciendo que recuperase el aire que sentí estaba perdiendo.

—Bueno, si su motivo es tan tonto como dice, entonces solamente debería ignorarlo y entrar a la fiesta —me dedico una tenue sonrisa—, le acompañaré si gusta.

Oh no, negué de inmediato con la cabeza.

—No será necesario —dije—, conozco bien el camino.

—Es grato saberlo —Taehyung dio una pequeña reverencia ante mí—, lo veré adentro, disfrute de los bocadillos —me miro de pies a cabeza—, son sumamente deliciosos.

Y sin más dio media vuelta para comenzar a caminar hacia los jardines y comenzar a saludar a algunos de los invitados, ¿qué había sido todo aquello? No lo comprendía, y mucho menos mi corazón lo hacía, jamás me había sentido tan indefenso en mi vida, no como ahora.

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