👑; Parte Única
La encantadora noche envolvió el cómodo salón de baile, la música un tanto clásica sonando por todo el lugar y personas tomándose de la mano para proceder a bailar, las copas de vino se llenaban y se vaciaban rápido, las mujeres lucían hermosas y encantadoras con aquellos lindos vestidos diseñados especialmente para ellas, los hombres tan varoniles, portando elegantes trajes que se adornadaban con ligeros detalles plateados o dorados
Toda una fiesta en donde celebrarían el cumpleaños número 18 del hijo menor de los Park.
La fiesta ya había empezado hace una hora, el joven chico se había presentado ante las personas solo por un rato, pues realmente no era fan de quedarse tanto tiempo conviviendo con aquellas mujeres y hombres de mayor edad.
YoonGi había llegado tarde a la fiesta, por ende, no tuvo el placer de conocer al hijo menor de los Park. YoonGi era un buen amigo del duque Park HyungSik, por supuesto, habían tenido algunos trabajos juntos y seguían manteniendo la confianza y la amistad que se habían brindado la primera vez.
A sus 34 años, Min YoonGi creía haber visto todo tipo de bellezas. No de la manera en la que todos solían pensar, no, YoonGi se había acostado con algunas cuantas mujeres, pero ellas habían sido algo casi formal en su momento, pero por alguna u otra razón, sus compromisos siempre terminaban.
Y es que a YoonGi no le interesaba. Todas ellas parecían tener el mismo problema con él.
YoonGi no era bueno estando en un compromiso, aquel atractivo hombre de 34 años, que podía ser todo un as en la cama, en realidad, no era cariñoso con las mujeres que tenía a su lado.
Por más que YoonGi lo intentara, cuando trataba de darles cumplidos, estos sonaban muy raros y terminaban por molestar a las mujeres, cuando quería comprar algún obsequio para ellas y ser detallista, siempre escogía detalles que no eran para nada lindos.
Como una escoba, maleteros para sus viajes o utensilios de cocina. Pero, ¿cómo iba a saber él lo que ellas querían? Min YoonGi siempre pensó que regalar cosas para el hogar o que fueran esenciales de ayuda para ellas, era lo mejor que podía darles. Pero al parecer, lo que ellas esperaban de un hombre tan atractivo como él, eran joyas, ropas de marca y diseñadas especialmente para ellas, zapatos caros y maquillaje a morir.
Incluso, hubo una mujer que le pidió alrededor de 500 rosas rojas. YoonGi nunca entendió para que las quería, tampoco se las dió. Y así fue como su último compromiso fracasó.
A veces quería entender los gustos de las mujeres, a veces realmente quería ser detallista y darles todas esas cosas, pero le parecía innecesario. Y con eso en mente, optó por no fijarse en ninguna otra mujer hasta que llegara la indicada.
Esperaba encontrarla algún día.
Solo entonces, así se esforzaría un poco más para complacerla.
Sin embargo, esas ideas se fueron de su cabeza, cuando cierto día después de que su último compromiso terminara, el duque Park le llamara especialmente a él para hablar sobre "negocios", claro que no esperaba que sus negocios terminaran por sentenciar su vida amorosa.
Ahora había tomado una decisión, y lo hizo solamente porque sabía que no le quedaba de otra. El duque Park quería un hombre hecho y derecho para su joven hijo, y YoonGi necesitaba el apoyo de Park Hyungsik para llevar a cabo sus negocios sobre la venta de vinos en la fábrica de licorería que tenía.
Al inicio dudó mucho en aceptarlo, principalmente porque YoonGi era de la idea que se necesitaba amor para llevar a cabo un matrimonio.
Pero también se permitió pensar "¿Y si ese joven muchacho realmente es todo lo que necesito en mi vida?"
Con esa idea en mente, se presentó ante aquella fiesta con la oportunidad de conocer al hijo menor de los Park y dar su respuesta al duque.
Durante el poco tiempo que llevaba en la fiesta, algunas mujeres ya se habían acercado a compartir alguna copa con él, para hablar sobre sus negocios o sobre si tenía alguna joven amante con la cual pasar sus días. Por supuesto, todas ellas esperaban ansiosas por tener una respuesta negativa, y ser las afortunadas en acompañar al hombre apuesto hasta la cama, y tal vez convertirse en su compañera de vida.
Pero YoonGi no pensó en nada más que en querer irse a su casa.
Después de saludar y hablar un poco con Park Hyungsik y su esposa, le presentaron a sus dos hijos mayores; Namjoon y Taehyung, el primer hijo sería al quien más vería, pues aunque ya lo conocía de vista, YoonGi sabía que NamJoon sería la persona que llevaría el puesto de su padre en los negocios.
Taehyung era un chico más agradable y animado, pero sin perder lo elegante y respetuoso.
— Yo... traje un presente para su hijo menor, no sé nada sobre él y sus gustos, pero espero que sea de su agrado. — YoonGi entregó una caja azul turquesa, la cual tenía un pequeño listón morado.
La mujer tomó el regalo con una ligera sonrisa en su rostro, abrió la caja que le fue entregada y luego le enseñó a su esposo aquel regalo. Park Hyungsik asintió complacido.
— Que bueno que hayas tomado esta decisión, Min.
YoonGi asintió, esperando no estar tomando la decisión correcta.
— Si nos disculpas, lo mandaremos a llamar para que puedan conocerse. — YoonGi asintió con gentileza ante las palabras de la duquesa, inclinándose un poco para despedirla y observar cómo la pareja empezaba a buscar a su hijo menor.
YoonGi soltó un suspiro completamente rendido, algo bueno tenía que salir de todo eso.
[ ⚜ ]
JiMin se escabulló rápidamente por los pasillos, mientras reía felizmente por la noticia que al parecer, su buen amigo y sirviente, Jeon JungKook, le había dado.
— Joven amo, por favor no corra tan rápido, puede lastimarse. — Jungkook parecía ser el más asustado por todo.
— Jungkook, ya te he dicho que no me digas joven amo, eso no vale entre nosotros. — le respondió.
El joven chico asintió ante sus palabras, algo tímido jugó con sus manos, notablemente nervioso, se mordió el labio inferior.
— Joven- JiMin... será mejor que vuelvas a tu habitación, si tus padres te van a buscar y no te encuentran, entonces…
— Shhh, tranquilo, no me irán a buscar, cada cinco minutos nuevas personas se les acercan para hablar con ellos, no tienen ni tiempo para pensar en mí. — JiMin tomó la mano del menor, jalándolo hasta llegar a una de las puertas que daba con el salón donde se llevaba a cabo la fiesta.
— ¿Estás muy feliz, verdad? — preguntó el menor, sonriendo ligeramente al ver al joven amo que se había encargado de acompañar durante 6 años.
— ¡Sí! No soy la clase de persona que le gusta comprometerse con alguien que no conoce, pero... ¡Es Min YoonGi! Por supuesto que estoy feliz, él es tan... guapo, atractivo y misterioso, pero del tipo misterioso bueno, no del malo, aunque no sé por qué corren tan malos rumores sobre él, él es tan.... ¡agh! es la clase de hombre con el que quiero perder mi inocencia.
— Pff, tú ya no eres inocente, — Jungkook bufó, recibiendo un suave golpe por parte del mayor —. Es la verdad, yo soy tu amigo y me has hablado de todas las cosas que has hecho pensando en él.
— Sí pero... esto es diferente, porque esta vez se hará realidad. — JiMin rió suavemente, sentía esas mariposas de las que tanto hablaban en los libros que leía, sobre jóvenes doncellas encontrando a su amado hombre, quien las llevaba a tocar la luna y más con un simple toque. Así mismo se sentía JiMin.
Había visto a Min YoonGi en los periódicos que salían, desde que se anunció el gran apoyo que su padre, el duque, estaba dando a la compañía de viñedos más grande de Nottinghamshire. Ahí vió por primera vez al apuesto Lord, del que todas las mujeres parecían quedar encantadas.
Ya había escuchado sobre sus antiguos compromisos, había estado atento a todos y cada uno de los rumores que se esparcían sobre la ciudad. A JiMin le parecía de muy mal gusto las cosas que se decían de aquel hombre, tenía entendido que Min YoonGi era la clase de Lord que se había ganado el puesto gracias a su padre, sino que también había trabajado durante bastantes años dando apoyo a la comunidad y estando en boca de todos.
Se había convertido en el señor al mando de la compañía de viñedos más grande de la ciudad, y qué, muy próximo, estaban dispuestos a extenderse más allá.
YoonGi tenía todo lo que Park JiMin quería y necesitaba, mientras fuese él, no había otra cosa que desear.
El joven amo Park, era reconocido por muy pocas personas, pues al ser el menor de los hijos, su puesto todavía no estaba decidido. Ya que al tener tres hijos, el duque decidió darle al mayor, y al más responsable, su puesto para los negocios que fueran necesarios. Taehyung se conformaba con llevar a cabo su proyecto de estudio para la ciudad de Nottinghamshire, pues él parecía reacio a tomar un puesto de negocios tan aburrido como el de su padre.
TaeHyung era más de disfrutar estar con niños, cuidarlos, hacerles compañía y crear nuevas oportunidades de estudio, no sólo para ellos, sino para personas mayores que por alguna u otra razón, no tenían los métodos necesarios para ir a estudiar fuera de aquella pequeña ciudad.
Y por supuesto, eso dejaba solo a Park JiMin. Quien, al ser el menor, su padre solo pensó en el casamiento para él.
Al inicio, JiMin se había negado a todo lo que su padre le había dicho, y es que, a JiMin no le interesaba casarse con alguna joven mujer. Claro que ellas eran hermosas, todas ellas tenían algo que a Park le gustaba, ya fuera su lindo o largo cabello, o sus bonitas y pequeñas manos, sus finas cinturas y sus pequeños rostros angelicales. JiMin no lo negaría, las mujeres de su ciudad eran preciosas, pero él... no tenía esa clase de gustos.
Por eso, su padre accedió a casarlo con un hombre.
JiMin se rió en su cara y se negó de nuevo, pero no había mucho que él pudiera hacer, pues solo era el hijo menor, no tenía tanta autoridad sobre su padre. Y es más, ninguno de ellos la tenía, pues al ser su padre el duque, no podían llevarle la contraria.
Pero ahora, realmente no estaba dispuesto a negarse, no si Min YoonGi era el hombre al que pertenecería.
[ ⚜]
— JiMin e-espera.. ¡si te descubren con estas ropas...
— Tranquilo, todo está bien, no voy desnudo para empezar — el apuesto joven soltó una risita —. Sólo quiero hablar con él antes de que nos presenten como "Prometidos."
Jungkook tragó duro, estaba algo nervioso por lo que pudiera pasar, pero cuando menos se dió cuenta, JiMin ya había entrado en aquel salón, vestido de manera poco elegante pero no tanto como para no verse atractivo.
Su objetivo era simple, sólo quería tener la oportunidad de estar con aquel hombre. Pero no quería que YoonGi lo reconociera primero por ser el hijo del duque.
Mientras avanzaba por aquel lugar, se dió cuenta de que nadie le prestaba atención, pues todos parecían estar concentrados en beber, bailar y coquetear un poco. JiMin rió al ver a su hermano, TaeHyung, caminar en la dirección en la que creyó ser donde estaban Jungkook y él segundos antes. Rodó los ojos, sabía de la clase de sentimientos que su hermano albergaba por su amigo y sirviente, también su madre lo sabía, a ella no parecía importarle, pues realmente Jungkook se había ganado tanto el cariño como el respeto de casi todos en aquella casa.
Mientras se escabulle entre la gente, perdió de vista a aquel hombre que ya tenía en la mira, se sintió algo abrumado y quiso caminar más rápido para encontrarlo. Pero cuando lo hizo, se tropezó con sus mismos pies y casi cae al suelo.
Casi, pues en realidad, Min YoonGi ya lo había estado viendo desde hace rato, y antes de que aquel precioso chico tocara el suelo, el mayor estuvo ahí para sostenerlo.
— ¡A-ah...! Lo... siento, soy algo torpe, yo... — JiMin tragó duro, al sentir como el mayor lo soltaba poco a poco para alejarse de él —. Soy JiMin, ¿y usted?
YoonGi frunció las cejas, pero una ligera sonrisa se formó en sus labios. — Soy YoonGi.
De milagro aquel Lord no lo reconocía, pues realmente JiMin nunca se había presentado ante él, y tampoco sabía su nombre de verdad.
— Ahh... He escuchado mucho de usted, es un placer conocerlo. — JiMin le sonrió, tratando de dar su mejor sonrisa, con la que según su madre "todos caían enamorados."
Pues vaya que era así, pues YoonGi se sintió ligeramente adormecido cuando lo vió sonreír, ahí, justo frente a él estaba ese apuesto joven, dándole una linda sonrisa mientras le miraba con un peculiar brillo en sus ojos. YoonGi analizó cortarme al menor, era alto pero supuso que se veía así por los zapatos con plataforma que traía, ese pantalón marrón ligeramente apretado de sus muslos y caderas, con aquella camisa de seda con ligeros olanes en las mangas sobre sus muñecas, pudo apreciar con detalle que la tela era un poco transparente, pues al observarlo bien, podía divisar bien su piel y aquel par de pezones que llamaron su atención de más, su vista se posó sobre sus clavículas, ya que la seda se resbalaba un poco, dejando al descubierto sus clavículas bien definidas.
YoonGi tragó con dificultad al darse cuenta que estaba viendo de más, aquel chico aparentaba su edad o probablemente menos, jamás lo había visto o tal vez no lo recordaba del todo. Pero no puedo evitar sentirse extraño al haberlo observado con tanto detalle, devorándolo con la mirada en ciertas zonas, pues tenía que recordar que había aceptado un compromiso con alguien.
Sin embargo, eso pareció no importarle poco después de una hora.
JiMin le invitó a tomar una copa de vino con él, aunque para ser sincero, fue más de una copa. YoonGi estaba algo adormecido por el alcohol, pero aún se sentía lo suficientemente cuerdo. Le impresionaba la manera en la que aquel chico parecía tener resistencia al alcohol, pues lo veía más sonriente pero no se tambaleaba para nada ni actuaba de forma extraña por lo que había ingerido.
Cuando hablaron un poco, descubrió que el chico tenía 20 años, era amigo de los hermanos Park y que estaba ahí para entretenerse un poco. Eso último le pareció más que una indirecta a YoonGi, por lo cual sólo sonrió algo conmovido con el hecho de que aquel joven chico estuviera coqueteando con él.
Pero recordar que probablemente era el mejor amigo de su futuro prometido le ponía en constante negación.
Podía sentir los leves roces que sus manos tenían de vez en cuando, como sus hombros se acercaban lo suficiente, como chocaban entre risa y risa. JiMin podía ser un niño a los ojos de muchos, pero, al parecer, nadie sabía que tan seductor resultaba ser.
YoonGi sintió que el vino ya lo había mareado lo suficiente, realmente no era débil ante esta clase de bebida, pero ya llevaban dos botellas entre ellos, tomando una copa tras otra, el alcohol que almacenaba comenzaba a hacer efecto y él, no sabía si eso estaba bien o no.
JiMin parecía igual que él, el rubio de caderas estrechas y porte seductor, supo que tenía que aprovechar ese momento ahora mismo, o sino, se arrepentiría. Ni siquiera le molestaba excederse en ese momento, quería y anhelaba tener a YoonGi entre sus piernas desde la primera vez que lo vió.
Originalmente sólo quería besarlo, abrazarlo y sentir el calor de su piel al estar tan cerca, no pretendía llevar las cosas al siguiente nivel. No obstante, tampoco se negaba si es que eso pasaba.
Porque lo deseaba, quería poner sus manos sobre aquel fuerte pecho, besar sus labios con fuerza y poner a prueba la flexibilidad que había ganado con la danza, para estar encima o debajo de YoonGi. No importaba como, pero quería tener todo de aquel hombre.
Ya después le diría la verdad.
YoonGi miró el interior del salón, justo donde todos bailaban, los veía disfrutar mientras juntaban sus cuerpos al son de la música, también observó a más de una pareja dedicándose momentos románticos. Y YoonGi sólo pudo anhelar por un momento algo como eso.
Pero su poco sentido de la razón se había ido volando cuando, entre titubeos, JiMin lo tomó de la mano y comenzó a guiarlo hasta otra parte fuera de aquel salón. Le preguntó a dónde se estaban dirigiendo, pero el menor sólo se dignó a decirle que a su habitación.
YoonGi ni siquiera se detuvo a pensar en sus palabras.
Tampoco pudo detenerlo para cuando ya tenía al apuesto chico sobre sus labios, dentro de aquella habitación que parecía ser la de aquel chico. Sus manos tomaron de la cintura a JiMin, con fuerza y firmeza lo alzó para dejar que el menor se aferrara a su cintura con sus piernas.
YoonGi gimió cuando sintió un leve mordisco en su barbilla, producto del seductor joven que tenía entre sus brazos. JiMin podía verse tan malditamente lindo y caliente al mismo tiempo.
El Lord no tuvo mucho tiempo para pensarlo, porque sinceramente no quería perderse en sus pensamientos y dejar de lado a la belleza que tenía entre sus brazos ahora mismo.
Se besaron de manera desesperada, con el ligero sabor del vino entre sus bocas, con ganas de probar y explorar aún más. JiMin gemía con ganas, como si el simple hecho de estarse besando con Min YoonGi le calentara el cuerpo como el infierno y le hiciera retorcerse del placer. Pero es que, aquel atractivo hombre de 34 años realmente sabía cómo besarlo.
Metía su lengua con rudeza para luego explorar su cavidad bucal con gentileza, pasando de lento a rápido en unos segundos que le hacían casi delirar. YoonGi tanteó su cuerpo, llegando hasta sus muslos, tocó sobre la tela del pantalón y con fuerza tomó su trasero para masajear a su gusto, separando ambas mejillas para frotar aquella zona prohibida con sus dedos.
JiMin quería separarse, necesitaba un poco de aire y mirar con sus propios ojos como YoonGi lo estaba tocando.
Pero fue inevitable, sobretodo cuando el mayor se separó de él para tapar sus ojos con una sola de sus manos. Con su otro brazo tomó la cintura del menor y lo recostó sobre la cama, JiMin se podía sentir ligeramente nervioso, nunca había hecho esto con otro hombre, sin embargo, no era inexperto, sabía cómo complacerlo.
YoonGi tiró de su ropa para poder dejarlo desnudo del torso, dándose cuenta de lo perfecto que era aquel joven, su piel era de un canela ligero, sus pezones- lo cuales ya había visto- se veían aún más perfectos ante sus ojos en esos momentos. Sin pensarlo mucho, se agachó hasta tocar con la punta de su lengua uno de esos manjares, probando con fuerza y sin cuidado alguno aquel lugar. JiMin tuvo que morder sus labios al sentir como la mano del mayor atrapó entre sus dedos su pezón libre.
Sus piernas estaban abiertas, y entre ellas tenía a YoonGi, el calor recorría su cuerpo y el sudor no tardó en hacerse presente.
— ¡Ah! ¡Ah! — JiMin separó sus labios y abrió su boca para soltar gemidos. — Oh Dios…
YoonGi empezó a empujar su pelvis contra JiMin, encargándose de restregarse sobre esa zona, fingiendo embestidas que hacían a JiMin cerrar sus ojos con fuerza, pues podía sentir aquel bulto entre sus piernas.
Se le hacía agua la boca de sólo imaginar lo grande que podría ser ese miembro, quería y necesitaba comprobarlo.
— Ah ~ se... se siente muy bien.. — JiMin habló bajito —. Los rumores sobre ti deben ser ciertos.
YoonGi alzó una ceja y miró al chico que estaba bajo su cuerpo, a pocos centímetros de distancia.
— ¿Qué rumores? — YoonGi lo miró divertido, y sólo ahí, fue cuando JiMin se dió cuenta del ligero cambio drástico que tuvo el mayor, pues esa manera en la que lo miraba le hacía sentirse aún más ansioso.
JiMin suspiró, llevó sus brazos a su cuello y de ahí se aferró con fuerza, delineó con la punta de su lengua los labios del mayor, provocándolo un poco.
— Ya sabes.... rumores sobre que eres realmente todo un rey en la cama. — JiMin soltó una risita.
— ¿En serio? — YoonGi observó cómo el menor asintió, se sintió algo extraño al ver a JiMin tan perdido en sus palabras —. Pues estás por comprobarlo por ti mismo.
JiMin soltó una risita y asintió sin importar qué tan desesperado se veía.
Sus ropas fueron quitadas al pasar los segundos, entre risas, cortos y fogosos besos, sus cuerpos se encontraron desnudos en aquella cama, con sus pieles expuestas y empapadas en aquella lujuriosa capa de sudor. JiMin se sentía tan expuesto y avergonzado por ser la primera vez que tenía a un hombre así, un hombre mayor como Min YoonGi, entre sus piernas, hundiéndose en él después de haberlo preparado lo suficiente, sintiendo su extenso y gran miembro abrirse paso en su entrada, la cual apretó con fuerza aquel falo que muchas veces fantaseaba.
La habitación se iluminaba escasamente por algunas velas que JiMin ya había dejado encendidas desde que salió de su habitación. Por esta razón el ambiente en aquella habitación se sentía aún más placentero.
Con sus cuerpos unidos, YoonGi comenzó dando fuertes embestidas al chico sobre la cama, su miembro salía y entraba casi por completo, primero de manera lenta y suave, después entraba de manera rápida y dura, golpeando justo en el punto de JiMin.
Aquel joven chico se sentía en el cielo, tiraba su cabeza hacia atrás, arqueaba su espalda cerrando los ojos con fuerza cada vez que aquel hombre se hundía en su interior, dándole el placer que siempre anheló.
Las manos de YoonGi tomaron de su cintura, alejándose un poco sobre la cama, dejando su cintura y trasero en el aire mientras que su espalda reposaba en la cama, JiMin se aferró a las sábanas con fuerza, sintiendo las manos de YoonGi agarrarlo con rudeza mientras su pene, goteante y grande se metía en su agujero, llenándolo.
YoonGi gemía bajito, y JiMin trataba de regular sus gemidos, sin embargo, le fue casi imposible, pues aquel tenía mucha experiencia y sabía como follarlo. No se quejaba, ni siquiera le interesaba si alguien iba a buscarlo o pasaba por el pasillo de su habitación, no le interesaba si le escuchaban llorar el nombre de Min YoonGi entre jadeos y gemidos.
El golpeteo constante que el miembro de YoonGi hacía al entrar en él se escuchaba por toda la habitación.
— Oh... Dios, Dios, Mi- Min YoonGi — JiMin sentía que no podía hablar bien, tenía miedo de soltar gritos más fuertes —. Se... s-se siente bien, sigue así, po-por favor…
YoonGi gruñó al ver lo excitado pero increíblemente tranquilo que estaba JiMin, no estaba siendo rudo ni fuerte en extremo, pues le gustaba follar así, tranquilo pero de una manera que lograra estimular también el interior de su pareja. El problema es que, JiMin lo estaba disfrutando, por primera vez, veía a alguien que no se quejaba de su manera de follar.
Podían haber rumores sobre lo bien que sabía moverse entre las piernas de una dama, pero solo YoonGi y sus ex parejas sabían que sí, efectivamente daba el placer necesario, pero no de una manera salvaje. Y justo ahora, ver con sus propios ojos aquel lindo rostro, disfrutando de sus embestidas, le hizo querer ir más allá.
Bueno, no era fan de hacer las cosas rudas, pero por este pequeño chico lo haría.
Salió de su interior, dejando a la vista su miembro, largo, grueso y grande, justo como JiMin lo imaginaba desde siempre, este goteaba de la punta y se veía exquisito ante los ojos de JiMin, pues parecía llamarlo.
Sin embargo, antes de que JiMin pudiera siquiera acercarse a darle una mamada, sintió al mayor recostarse a su lado, JiMin le hizo espacio entre su cama y lo miró confundido.
— Milord, puedo…
— Shh, no me llames así.. — YoonGi tomó de su cuello con una de sus manos, acariciando aquella parte —. Con decirme YoonGi basta.
— Entonces... — JiMin sonrió felizmente, se acomodó de modo que pudo robar un beso de sus labios.. — ¿Puedo hacer algo por usted?
— ¿Qué tienes en mente? — JiMin rió al escuchar la respuesta.
No quería parecer necesitado y tonto, pero realmente anhelaba hacer más cosas con ese hombre. Sólo fueron necesarios unos segundos para que YoonGi tuviera a JiMin sobre su cara, sentado sobre esta, mientras el menor se restregaba con cuidado sobre él, la mano de YoonGi había tomado su pene mientras que la otra sostenía su espalda, YoonGi y su boca se encargaban de lamer, besar y chupar aquella zona.
JiMin no podía parar sus gritos, mientras YoonGi hacía un buen trabajo allí abajo.
El joven muchacho estaba algo abrumado por el caliente momento, que soltó un ligero grito cuando YoonGi lo bajó de su rostro, cambiando de posición, esta vez con aquel hombre detrás de él en la cama.
Ambos estaban acostados de lado, JiMin podía sentir los besos de YoonGi sobre su espalda y nuca, la mano del mayor acariciaba su pierna y su cintura, haciendo que su cuerpo temblara. JiMin ya se hacía una idea de lo que pasaría, y le encantaba. Pero, no pudo evitar sentirse sorprendido, cuando de pronto y sin duda alguna, YoonGi había alzado una de sus piernas por el aire, dejando al descubierto su entrada, aquel agujero estaba maltratado y un poco de líquido se escurría de él. YoonGi fue profundo y rápido, tocando su punto en cuestión de segundos después de haber ingresado.
El sonido del "Pah pah pah" se escuchaba por toda la habitación, JiMin mordió con fuerza su labio, esperando retener los gemidos que quería soltar.
Min golpeaba en su interior, rápido y fuerte, esta vez estaba siendo más rudo y JiMin lo disfrutaba, pero tenía miedo de llamar la atención de alguien más.
Pero poco le importó cuando por un segundo, el mayor se acercó a su oído y susurró "Grita para mí, mi amor."
Con su pierna siendo sostenida por una de las manos de YoonGi, JiMin comenzó a mover sus caderas al ritmo de las embestidas del mayor, logrando un mayor placer al encuentro de los dos movimientos.
— ¡Ugh! ¡Ah! ¡Ah!... ¡YoonGi! ¡YoonGi! — gritó, su boca se abrió tanto como pudo, al sentir como YoonGi aceleraba sus embestidas, follando su entrada con fuerza, sus cuerpos se mecían y la cama junto con ellos. — ¡Más! ¡Por favor, más!
— Ahh ~ eres de-demasiado lindo… — YoonGi jadeó sobre su cuello, pasó casi todo su brazo por la pierna que JiMin tenía levantada, mientras se detenía para cambiar de posición.
YoonGi jamás se había sentido tan incontrolable, y es que, no podía creer que aquel chico con el que estaba follando le hacía querer darle todo de él. YoonGi jamás fue rudo en la cama, pero con JiMin, con aquel chico quería hacerle disfrutar de lo que era un buen sexo.
—Yoonie... ¿Qué... qué haces? — el menor preguntó. — Yoon- ¡Ah! ¡Ah! ¡Eso fue muy profundo! ¡Espera!
JiMin no pudo analizar lo que estaba pasando en ese momento, sobre todo porque dejó que el placer volviera a nublar su vista por completo, YoonGi lo tenía encima de él, sus brazos pasaban por debajo de sus rodillas, las cuales tenía flexionadas. Su cuerpo estaba casi encogido encima del mayor, su espalda se pegaba al pecho de YoonGi mientras su cuerpo estaba expuesto y con sus piernas abiertas hacia el techo de su habitación, y este follaba su entrada debajo de él.
El mayor tenía flexionadas sus piernas, empujándose dentro de aquel pequeño cuerpo, ahora que lo veía bien, JiMin en realidad era pequeño. Esas botas realmente lo confundieron, pues había sido tan fácil para él ponerlo en esa posición.
El cuerpo de JiMin rebota encima de YoonGi, sus manos se aferraron a los costados de la cama, con fuerza envolvió las sábanas entre sus dedos, mientras sentía su cuerpo sacudirse con fuerza ante las embestidas de YoonGi.
Su miembro llegaba tan profundo que el rubio deseaba no obtener el orgasmo, no ahora, no quería terminar esto tan rápido, quería más y todavía ni acababan.
— ¡Uh! Yo-YoonGi... ¡Tan fuerte! ¡Hazlo más fuerte! — JiMin gritó en un gemido, ya no podía mantenerse callado cuando le estaban dando la follada de su vida, y qué rico se sentía... — ¡Más, por favor! ¡Yoonie..!
YoonGi sintió su orgasmo muy cerca, pero tampoco deseaba acabar, no justo ahora. Rápidamente salió del interior de JiMin, sintiendo el cuerpo del menor removerse inquieto, YoonGi lo volteó sobre la cama, con el pequeño cuerpo del joven sobre él, se sentaron sobre el colchón. JiMin se movió, dejando caerse casi con urgencia sobre el miembro del mayor, arrancándole un gemido al pelinegro.
YoonGi gruñó con fuerza y comenzó a dejar salir sus gemidos cuando JiMin comenzó a saltar sobre su pene erecto, aquel bonito agujero ya se había adaptado a su miembro, tanto que se abría sin batalla alguna. El menor comenzó a gemir más alto, su cuerpo se movía de arriba a bajo, con fuerza y firmeza.
YoonGi tomó de sus nalgas, apretando con sus manos estás, dejando una marca roja por su agarre. El Lord impulsó sus caderas, tocando el interior de JiMin sin gentileza alguna.
— ¡Uh! Se siente bien.... Ahhh — JiMin bajó la mirada, encontrándose con aquel rostro tan cerca del suyo, juntó sus labios con prisa, ambos besándose sin negación y llenos de deseo —. Más, por favor, más.
Llegó un punto donde el orgasmo los alcanzó, y con un fuerte grito ambos sintieron su liberación placentera. YoonGi se liberó dentro de aquel chico que recién conoció, y JiMin manchó a ambos cuerpos por haberse corrido tanto.
Agotados, los dos estaban rendidos, no les importó echarse en la cama en aquella posición y quedarse dormidos, YoonGi fue un poco consciente y se apresuró a salir de él con cuidado, escuchando un gemido por parte del menor, que sonó más como una queja.
[⚜]
La fría mañana los alcanzó a ambos, los rayos del sol estaban saliendo y los pocos pájaros que se paseaban por fuera comenzaban a cantar.
JiMin se sintió extrañamente complacido al sentir que YoonGi le dió un beso en los labios para despertarlo, mientras le decía que abriera los ojos, ya que no quería irse sin despedirse. Quería hacerlo con un JiMin consciente y despierto.
— Ugh.... duele.. — el menor se quejó cuando intentó sentarse sobre la cama, solo cuando sintió el dolor en sus caderas fue que abrió los ojos, aquel hombre ya estaba casi vestido, sólo le faltaba ponerse su elegante gabardina, y estaba listo para irse.
— ¿Ya estás despierto totalmente? ¿O necesitas que te traiga un poco de agua? — JiMin negó ante sus palabras.
— No, ya estoy despierto. — sonrió un poco avergonzado, — ¿Te irás ya?
El mayor asintió, se puso aquella última prenda y se acomodó bien la parte de las muñecas. Sonrió algo divertido y suspiró con pesadez cuando estuvo listo.
JiMin se sintió algo nervioso, pues antes de que YoonGi se fuera, tenía que decirle la verdad, y ahora que lo pensaba mejor, tenía miedo de su reacción.
Debió haber pensado mejor las cosas.
— Uhm.... Milord, tengo que decirle algo. — JiMin llamó su atención.
YoonGi chasqueó la lengua y se sentó sobre la cama, el menor cubría sus partes íntimas con aquella sábana, mientras su bonito torso estaba al aire libre, dejando en evidencia las leves marcas que YoonGi le había hecho.
— Antes de que digas algo, quiero saber.. — YoonGi detuvo sus palabras un segundo — ¿Por qué se te ocurrió la gran idea de mentirme sobre ti? ¿Era porque creías que no te haría caso si me decías quién eras?
JiMin abrió los ojos algo apenado, bueno, YoonGi ya se había enterado, así que ya no había mucho a su favor. El pequeño rubio negó, sus mejillas estaban coloradas de un ligero carmín que lo hacía verse más bonito.
— Honestamente, tal vez me daba miedo que te negaras a todo si te dabas cuenta que yo era tu prometido y un mocoso de 18 años recién cumplidos — JiMin bufó haciendo un leve puchero con sus labios —. Lo siento.
YoonGi río divertido, su corazón no pudo evitar saltar al ver que aquel chico era tan lindo, parecía haber vuelto a su estado de timidez, y le gustaba, porque podía ver esa dualidad que necesitaba en su vida.
— Está bien, tampoco lo pensé mucho — YoonGi se disculpó —. Puede que ahora tengas una idea de mí no muy buena, como el hecho de que aceptando el compromiso contigo, me hubiera acostado con alguien que apenas acababa de conocer, aún si son la misma persona, no quiero que tengas esa imagen de mí.
JiMin sonrió al escuchar sus sinceras palabras. No era problema para él, pues al final de cuentas ni siquiera se conocían, si alguien más llegara a seducirlo- como él lo hizo- en definitiva caería.
— No te preocupes, lo entiendo, después de todo fui yo el que se te acercó con otro objetivo.
YoonGi se levantó de aquella cama, algo nervioso e irritado por la situación.
— No, no, escucha. El problema es que, yo nunca había hecho esto antes, en serio. Jamás me había acostado con alguien que recién conociera, siempre he sido la clase de hombre que primero conoce a las personas y yo.... — YoonGi se rindió, no podía explicar la situación sin sentirse como un idiota —. Lo siento, te mostré una imagen de mí que se supone no deberías ver.
JiMin frunció las cejas, se quitó la sábana del regazo y se levantó de aquella cama, sin embargo, se olvidó por completo que hace pocas horas había estado practicando toda clase de posiciones con el hombre frente a él, y que desde luego, su cadera dolía mucho. YoonGi pudo darse cuenta de su incomodidad y se apresuró a tomar de su brazo para ayudarlo a mantenerse bien.
— No debiste levantarte.
— ¿Por qué al Lord Min parece importarle mucho que haya descubierto la otra cara de la moneda? — JiMin alzó una de sus cejas, por la poca luz de la mañana que comenzaba a iluminar la habitación de poco a poco, podía ver el contraste contra el cuerpo y el bello rostro de JiMin. En definitiva, ese niño no parecía de 18 años, realmente era demasiado atractivo, con facciones definidas y suaves, pero de alguna manera lo hacían ver mayor, además de que, su cuerpo estaba bien formado, se le marcaban un poco los cuadros de su abdomen, pero esas caderas estrechas le hacían resaltar aún más.
Sin duda alguna, Park JiMin era precioso.
— No muchas veces me gusta hacer esto, las mujeres tienden a soportarme muy poco, cuando ellas ven que no suelo cumplir sus caprichos y gustos, siempre terminan el compromiso. Por esa razón, nunca han visto mi forma de ser como tú lo has hecho.
— ¿Quiere decir que todo lo que hablamos en la fiesta.... ? — a JiMin se le iluminaron los ojitos al ver como YoonGi asentía —. Entonces.... supongo que está bien.
— ¿Está bien? ¿Enserio lo está para ti? — preguntó el mayor.
JiMin asintió con rapidez, no había mucho que pensar en realidad.
— ¿Aún si sabes que soy poco romántico? No soy detallista, ni tampoco doy regalos caros, yo... yo sólo doy lo que creo que merecen. — YoonGi suspiró.
— Se te olvida que al ser el hijo del duque puedo tener lo que yo quiera y cuando quiera, no necesito pedírtelo a ti, tampoco es como si quisiera joyas, una casa en la colina o una carroza, no necesito ropa de diseñador porque ya tengo suficiente, y para serte sincero, casi no me gustan, soy del tipo casual que le gustan los pantalones cómodos y playeras de manta o seda suave — JiMin posó una de sus manos en el pecho del mayor, acariciando aquella zona con parsimonia —. Además, no olvides que no soy una mujer, tampoco soy como aquellas ex prometidas que te dejaron al no darles lo que ellas deseaban. Es decir, no soy una mujer, pero me gustaría mucho que Lord Min me folle tanto como si fuese una.
YoonGi sintió su respiración detenerse por un segundo, al tener al chico tan cerca de su cuerpo, mirándolo con aquellos ojos avellana que parecían hechizarlo, su piel tan suave y cálida como en la noche, con esas marcas de mordidas que había dejado en su cuello y sus pezones. YoonGi pudo sentir el dolor en su pene una vez más, con este queriendo levantarse y salir para follarse el cuerpo de ese precioso chico.
— Yo…
— Yo creo que Lord Min tiene que irse, porque sino lo descubrirán aquí conmigo y las cosas se pueden complicar un poquito — JiMin se acercó dejando un suave beso sobre sus labios —. Pero recuerdo que mi padre dijo que vendrías hoy, para hablar formalmente.
— Sí, me pidió venir para darte a conocer la noticia, aunque creo que ya la sabes.
JiMin soltó una ligera carcajada.. — Entonces, nos vemos más tarde, Milord.
YoonGi abandonó aquel hogar antes de que todos despertaran, JiMin tuvo que quedarse un poco más tiempo despierto, pues realmente no podía pensar en otra cosa que no fuera en aquel hombre. Maldición, Min YoonGi sí que podía follar bien, en su mente sólo albergaba los recuerdos de esa noche. Con YoonGi entre sus piernas, corrompiendo su virgen entrada y llevándolo a vivir un buen orgasmo, con él montando el pene de aquel hombre, ese maldito miembro que juraba medía casi 20 centímetros, sino es que un poquito más.
[⚜]
Es resto del día, en lo que todos se levantaban para comenzar con sus rutinas diarias, JiMin fue despertado a la fuerza por JungKook y TaeHyung, quienes le dijeron que se quedó dormido más de lo usual y que tenía que apurarse, pues el Lord había llegado.
JiMin iba tarde, muy tarde y la oficina de su padre quedaba del otro lado del palacio.
Tenía que correr para poder llegar y ahora temía verse terriblemente mal ante Min YoonGi. Taehyung le había puesto un poco de maquillaje para disfrazar sus ojeras, Jungkook se había encargado de encontrarle un bonito atuendo para lucir presentable y aún más perfecto ante los ojos del Lord.
Unos pantalones formales negros, ligeramente entubados, un cinturón de tela un poco grande que se señía a su cintura de buena manera, una camisa azul oscuro con un poco de encaje saliendo del cuello, y por último, un bonito chaleco con finos detalles plateados cubriéndolo por completo. Sin duda alguna, debía llevarse una buena mirada por parte de YoonGi.
Cuando llegó a la oficina, tocó rápidamente la puerta. La voz de su padre le ordenó entrar y así lo hizo, se sintió avergonzado de llegar tarde, pero sobretodo, se sintió aún más avergonzado y tímido al ver al hombre que provocó su retardo.
YoonGi no dejó de verlo en ningún segundo, pues aquel chico realmente era precioso, sobre todo ahora que vestía de una manera más elegante y con esas ropas de diseñador. Si Park JiMin se iba a ver así de precioso todo el tiempo, entonces YoonGi estaba dispuesto a comprarle toda la ropa de diseñador que existiera.
— Hijo, ven aquí — Park Hyungsik le hizo de señas para que se posicionará a su lado, quedando frente a YoonGi —. Te presento al Lord Min YoonGi, es el dueño del viñedo que muy pronto se estará extendiendo por muchos lugares.
JiMin alzó la mirada, conectándola con aquel apuesto hombre de ojos gatunos que tanto le encantaban. Observó la ligera sonrisa que YoonGi tenía en sus labios y correspondió de la misma manera, a sabiendas que ambos sólo podían recordar la noche que habían pasado juntos.
— Un placer conocerlo al fin, Lord Min.
— El placer es todo mío, Park JiMin.
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