LA PROPUESTA DE HORUS
El sol rayaba la mañana, Midnight intentaba crear barreras de piedra y tierra guiada por Zorina, la esposa de Noah, mientras se defendía de los ataques de Jelena. También la ayudaban Vasili, Nathaniel, Joseph y Dan a controlar la transformación a voluntad y defenderse transformada.
– ¡Bien! ¡Concéntrese Madre! –animaba Harry.
– ¡No me llames así! –gritó logrando crear la barrera.
– ¡Vaya! Llamarla así realmente funciona. –dijo Zorina aplaudiendo mientras sonreía.
– Buen trabajo. –se oyó una voz detrás de ella que la hizo girar. Una chica joven y bella de más o menos su edad, con cuerpo de guerrera y cabello castaño se inclinaban hacia ella, sus ojos miel la observaban mientras se erguía.
– Mi nombre es Nini, segunda al mando en el Clan Brujas y la persona que le ayudará a controlar el fuego. Mi Señora.
Quiso protestar ante el título de Señora que le colocaban, pero no le dio tiempo, detrás de Nini se acercaban dos personas más, una ninfa y un hada. Ambos se inclinaron hacia ella. ¿Otros? El hada, un hombre guapo que parecía brillar, tenía el cabello rubio, unos ojos azul hielo que no dejaban de verla con curiosidad, sus alas transparentes verde esmeralda se plegaban a su espalda mientras se incorporaba, dio un paso hacia ella, iba descamisado y con pantalones de cuero ajustados. ¡Dios! ¿Acaso todos los hombres de ese mundo iban sin camisa y en pantalones de cuero, botas y armados hasta los dientes? Observó a Vasili, Nathaniel y Dan. Todos iguales. Sí. Al parecer todos iban de esa manera. Claro menos Dom que había traído una camisa del exterior, aunque ahora la usaba Jelena, así que Dom también entraba en ese grupo. Ufff. Bien ya me acostumbraré.
– Mi nombre es Liam, segundo al mando del Clan Hadas y el encargado de ayudarle a controlar el viento. Mi Señora.
La chica, la misma del cabello verde pálido que la había atacado el día de ayer, se incorporaba también.
– Mi nombre es Lyla, segunda al mando del Clan Ninfas y soy quien le ayudará a controlar el agua. Mi Señora.
¿Qué le pasa a esta gente? ¿Por qué no dejan de llamarme así? ¿A caso no ven que tenemos la misma edad? Bueno al menos aparentamos la misma edad. Bien. Es hora de aclarar esto.
– ¡Bien! –trató de mostrar entusiasmo en la voz. -Pero dejen de llamarme "Mi Señora" y tú. –señalando a Harry. - Deja de llamarme Madre que me trae de los nervios.
– ¿Y cómo deberíamos llamarla? –preguntó Jelena con sarcasmo.
– Midnight o simplemente Mid y tutéenme. ¿Están de acuerdo?
– ¡Me parece genial! –dijo Jelena más entusiasmada. Parece que no es tan creída como pensaba. Hmmm. Me va a caer bien.
– Bien. Aclarado eso... empecemos.
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Llevaban dos días de entrenamiento. Midnight no podía dejar de pensar en su padre y en Amir. Dando por terminado el entrenamiento, ese día, más temprano salió del cuarto de entrenamiento seguida de Nini. Se giró y vio a los chicos que le ayudaban lo mejor que podían, se devolvió corriendo hacia ellos, abrazó a Jelena agradeciéndole por ser como una hermana para ella, abrazó a Liam y Lyla, sentía tanto amor en el momento, pensaba en su familia y en Mike. Mientras abrazaba a Lyla y le agarraba la mano a Liam, les trasmitió una energía que ellos sintieron como si una corriente eléctrica recorriera por sus cuerpos cambiando algo en el interior, se miraron y notaron la presencia del otro. Él sonrió y ella se sonrojó. Midnight se separó y corrió de regreso a la entrada. Salió de palacio despidiéndose de Nini cerca de la puerta principal de palacio.
– Debo saber si Mike tiene noticias de mi padre y mi hermano. –dijo y corrió rumbo al lar donde Mike dormía.
Atravesó el camino de la fuente y vio a Nick mirar más allá de ella. Nini, lo observaba con el ceño fruncido y con los puños cerrados a ambos lados, giró en sus talones y se fue, Nick de inmediato se levantó siguiéndola. ¿Qué les pasa a esos? No quiso reparar en la escena y continuó su camino. Llegó al primer lar que había del otro lado de la fuente. En su mundo se podría catalogar como una habitación con salida independiente, era de piedra y madera, subió los cuatro escalones de acceso a la puerta, la abrió y entró. La habitación era sumamente espaciosa, a un lado de la habitación había una chimenea, al otro lado una tina escondida tras una gran sábana blanca, hacía las veces de ducha, al fondo a la izquierda un estante con armas, a la derecha otro estante en el que tenía varios pantalones, botas y brazaletes iguales a los que siempre le había visto usar, en el centro al fondo, encima de una pequeña tarima con dos escalones se encontraba una gran cama con sábanas de satén un poco revueltas, en el centro de la habitación entre el estante de armas y la chimenea habían dos muebles largos con una mesa auxiliar, el techo era lo más maravilloso tenía en el centro un círculo de vidrio que permitía entrar la luz del sol y la luna. Mike no estaba en su lar. Se giró para salir, se sobresaltó al notar su presencia en el umbral de la puerta, estaba como siempre descamisado en pantalones y botas, con sus brazaletes de cuero en sus muñecas de brazos cruzados sobre el pecho. La miraba con una sonrisa en la cara.
– Hola. –dijo bajando la cabeza y colocando detrás de su oreja un mechón de cabello plateado que se le había venido para adelante-. Sólo quería preguntar qué has sabido de mi padre y de Amir.
– ¿Estás segura que sólo era eso lo que querías muñeca? –le dijo acercándose lentamente a ella y tomando su barbilla para obligarla a mirarlo.
– Sí. Hoy no he podido concentrarme por ellos y necesito saber si sabes algo. –dijo sonrojándose al ver una nota de deseo en su mirada.
– No. Nada aún. –dijo con voz ronca acariciando su mejilla y abrazándola. Ella correspondió a su abrazo con manos temblorosas, se puso de puntas y lo besó. Acarició su espalda y pasó un dedo por la orilla de su pantalón. Él le retiró la mano con suavidad.
– ¿Me... rechazas? –le preguntó con la cara toda roja de vergüenza.
- No muñeca, no pienses eso. -se apresuró a calmarla. -no sabes las ganas que tengo de ti, es sólo que no quiero tomarte así. –le acarició un brazo. - sólo quiero que estés totalmente segura de eso, no quiero que lo hagas por curiosidad. –la miró un rato en silencio y luego dijo. - Sé que para ustedes su primera vez debe ser especial.
– ¿Cómo sabes que soy virgen? –le preguntó en un hilo de voz y con los ojos muy abiertos.
– Recuerda que soy lobo, eres mi pareja, me... –quiso decir 'me perteneces' pero recordó cómo se ponía con escuchar esa frase. - puedo olerte a distancias. Y tu olor es puro muñeca. –dijo eso último con voz ronca y sensual.
Ella lo observó fijándose en el brillo de sus ojos violeta cuando le decía la verdad.
– Bien. Entonces... mejor me voy... y descanso un rato.
– Si, es lo mejor.
Mike la vio girarse y pasar por su lado para salir de su lar.
Dioses, esa mujer puede volver loco hasta al más cuerdo. Había librado una lucha interior mientras lo besaba, deseó poder tomarla ahí mismo, pero tuvo que reunir fuerzas para poder alejarse de ella era la segunda vez que le pasaba. No podía estar solo con ella una próxima vez porque entonces no se detendría y quería hacer de su primera vez muy especial.
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Nini se dirigía hacia el bosque, necesitaba alejarse de él. Sintió que la seguían, apretó el paso escondiéndose detrás de un árbol apoyando la espalda tan fuerte como para enterrarse en el tronco. Se asomó buscándolo, pero no lo vio. Giró la cabeza y ahí estaba él, tan cerca de ella que sus narices se tocaban, sus ojos miel la miraban con intensidad.
– Sabes que no te puedes esconder de mí. –dijo con voz ronca cerrando la poca distancia que había entre ellos, atrapándola, apoyando los brazos a ambos lados de sus hombros.
Ella, contuvo la respiración y se obligó a calmarse, se deslizó hacia abajo saliendo de su prisión y caminó unos pasos lejos de él, giró con la pierna levantada para darle una patada, pero él había anticipado su movimiento agarrándole el pie y empujándola, haciéndola caer de espalda, se colocó sobre ella a horcajadas, enredando los pies de él con las pantorrillas de ella y sujetando sus muñecas contra el piso inmovilizándola.
– ¿Por qué huyes de mi preciosa? –le preguntó con pesar.
– He visto lo que los consortes de mis hermanas han hecho con ellas. Las han convertido en brujas débiles. Esa forma de hacer que ellas se vean a sí mismas como frágiles me enferma. No pienso terminar como ellas. Dominadas. –esto último lo dijo escupiendo las palabras. -Soy más fuerte que eso.
– Yo no pretendo dominarte. Lo único que busco es poder amarte. Déjame amarte. Por favor... –susurró.
– ¡Mientes! –intentó zafarse inútilmente.
– No soy como los hombres que conoces, nunca haría nada que pueda dañarte.
– ¡No sigas mintiendo! –le espectó. - Al final querrás dominarme. Que solo te atienda. Y no pienso dejar de ser una bruja guerrera por un hombre... –dijo sollozando.
– No miento. Nunca lo hago. –notó una lágrima rodar por su mejilla, quiso consolarla, pero hacerlo significaría mancillar su orgullo guerrero. Así que con una mano sus tuvo las dos de ella por encima de su cabeza y con la mano libre limpió la lágrima derramada. -Sólo quiero amarte y que me ames. No pienses en ningún momento que quiero convertirte en una de esas mujeres débiles que no pueden proteger lo suyo cuando sea necesario.
Ella abrió los ojos con sorpresa, él la entendía, sabía lo que ella quería. Pero, ¿podría confiar en sus palabras? Lo vio acercarse y posar sus labios sobre los de ella. La besó suavemente mostrándole la sinceridad de sus palabras. Se dio cuenta que había aflojado su agarre y quiso apartarlo, pero se vio a sí misma subiendo las manos por el cuello de él, atrayéndolo más a su cuerpo y respondiendo a su beso como si la vida se le fuera en ello.
Él se obligó a separarse de ella. Eran muchas emociones para que las asimilara. Se incorporó en silencio, le tendió una mano ayudándola hacer lo mismo.
– Admiro tu fuerza y destreza, no me gustan las mujeres débiles. Así que ni pienses que te trataré como a una. –dijo rompiendo el silencio.
Ella lo vio asombrada, pero sonrió al ver la sinceridad en sus ojos miel.
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Midnight salió del palacio buscando a Mike, quería llevarlo al acantilado que le había mostrado Nathaniel, segundo del Clan León, por petición de Loi, líder del mismo clan, quería resarcir su comportamiento ante ella, haberla subestimado. El acantilado tenía una vista hermosa, cerca de la orilla había un cerezo florecido. Nathaniel le había dicho que nunca se le había caído una flor, ni siquiera en los días de otoño. Para ella era una maravilla porque esa era su flor preferida.
Se había despertado, después de la siesta que había tomado, con la idea de hacer que Mike apreciara la belleza de ese sitio como lo veía ella. Apostaba lo que tenía a que su personalidad guerrera y siempre en guardia no le había permitido apreciar tal belleza.
Al fondo del acantilado, en vez de un mar, se extendía un gran lago de espesa neblina, daba la sensación de estar entre las nubes.
Vio a Mike cerca del pozo natural frente al palacio. Se detuvo bruscamente con el ceño fruncido mientras observaba a una mujer morena hermosa, de curvas bien definidas que estaba pegada a él y lo besaba, él tenía sus manos en la cintura de ella apretándola. Se sintió traicionada. Caminó con paso decidido, llena de rabia. Lo agarró por el hombro haciéndolo girar soltando a la mujer quien la fulminó con sus ojos avellana gateados.
– ¿Que te sucede niña? –le preguntó la mujer con odio en su voz.
– Muñeca... –dijo Mike con sorpresa.
– ¿Por qué me haces esto? –le preguntó con una calma que no sentía apartando con fuerza la mano que él extendía para tocarla.
– No pienses mal. Yo no estaba...
– ¿Que no piense mal? –preguntó con la misma falsa calma. - ¿Y qué es lo que debería pensar? Si yo misma estoy viendo lo que está sucediendo.
– Sí. Pero no es lo que parece es...
– ¿Entonces que es lo que parece? –siguió con calma. Mike se preocupó, empezaba a conocerla mejor y sabía que esa calma no traería nada bueno. - Si la querías a ella no tenías que jugar conmigo diciéndome toda esa palabrería de ser tu destinada. –se giró. La mujer la agarró del brazo haciendo que se volviera.
– ¿Lo quieres? –levantó una ceja. -Pelea por él. Te desafío. –dijo la mujer sabiendo que ganaría y se quedaría con Mike. Quería ganarlo, lo quería para ella. Su compañero había muerto durante una guerra ocurrida hace miles de años y Mike le había enseñado el placer sin sentir culpa ni remordimiento hacia su compañero. Quería a Mike y a ella la odiaba por ponerse en su camino. Había estado esperando el momento para desafiarla en público, de esa manera ella tendría que aceptar y pelear y claro perdería, de eso estaba segura, sino peleaba la obligaría, quería humillarla delante de todos, ella era muy fuerte y la derrotaría sin inconvenientes. Ganaría el desafío y Mike tendría que irse con ella. Reglas de Magicland.
– Vanessa... –dijo Mike entre dientes. -No empeores más las cosas.
– No pienso pelear por un hombre que no me merece. –contestó Midnight.
– No te saldrá tan fácil niña... –dijo Vanessa. - ¡El desafío se ha pronunciado, debes aceptarlo, negarte es símbolo de vergüenza, serás desterrada y perderás el respeto de todos! –decía mientras le tiraba una garrocha al tiempo que la atacaba.
Dóminic se acercó corriendo a la aglomeración de personas cerca del pozo natural junto a Noah, Jelena, Zayn y Vasili, segundo de los lobos Luna Nueva y quien había informado del suceso después de ver como Midnight se defendía de los ataques de Vanessa.
– ¡Vanessa detente! –gritó, pero era tarde. La chica se lanzaba con la garrocha al frente. Midnight envolvió la garrocha de Vanessa con la suya en una serie de círculos haciéndola perder el agarre, lanzándola lejos, luego le encestó una patada en el pecho tirándola de espalda y le colocó sobre el pecho la garrocha inmovilizándola.
– ¿Lo quieres? Te lo regalo. -dijo Midnight mientras tiraba la garrocha a un lado y se giraba hacía Mike que había observado todo sin poder moverse-. Pensé que eras diferente. -giró y corrió saliendo por las puertas de hierro del palacio. Se tropezó con Harry a medio camino.
– Mid. ¿Qué os pasó? –preguntó preocupado.
– No dejes que me siga. Por favor. –le dijo con lágrimas en los ojos.
– Así será. –se hizo a un lado para que se marchara. Posó las manos en el suelo y convocó a dos faunos más. Adrián, Sebastián seguidla y no dejéis que nada le suceda. -los faunos asintieron con fuerza y salieron tras ella.
– ¿Qué crees que has hecho? –preguntó Noah a Vanessa que se incorporaba del suelo.
– Yo... no se lo que me ha pasado... –dijo bajando la cabeza cuando Mike la fulminó con la mirada.
– Tendrás que pedirle perdón públicamente. –dijo Noah a Vanessa que había levantado la mirada de golpe. -Ve a buscarla. –dijo dirigiéndose a Mike.
Mike asintió y corrió. Dóminic iba a su lado. Se detuvieron cuando al frente vieron a diez faunos bloqueando la salida.
– Apártense –dijo Mike con los dientes apretados.
– Ella no desea verte.
– ¿Y piensas que diez faunos podrán detenerme? –preguntó Mike con aire superior.
– Diez tal vez no. –golpeó el suelo dos veces con el pie y de la tierra brotaron cuarenta faunos más. -Pero se te hará más difícil con cincuenta. –todos estaban listos para atacar.
Sintió la mano de Dóminic en el hombro y le escuchó decir.
– Ella es como su madre, la defenderán hasta con su vida si es necesario. En esto tienes la batalla perdida perro. Mejor deja que se calme para que puedas hablar con ella. Ahora mismo está enojada y no te escuchará. ¡Ah! ¿Y sabes algo? –su voz tenía cierto toque de burla. - Esto te saldrá caro.
Mike se giró resoplando devolviéndose al palacio. Sentía ganas de matar a alguien. A Vanessa si fuera necesario por haberlo metido en semejante lío con Midnight. Entró en el cuarto de entrenamiento y se dispuso a practicar lucha, se dividió en tres Mike colocándose a pelear.
Midnight se acercó al borde del acantilado con los ojos llenos de lágrimas, observando el horizonte, de pronto divisó a lo lejos un halcón que volaba hacia ella, pensando que la atacaría se agachó cubriendo su rostro con una mano y alzando la otra para atajar el ataque, pero no sucedió nada. Se descubrió el rostro lentamente, vio un hombre muy alto con una larga y recta nariz, vestía como un antiguo dios egipcio, sus ojos parecían el sol y la luna, tenía los brazos cruzados en un fuerte pecho y le estaba ofreciendo una perfecta sonrisa.
Los faunos iban a ayudarla, pero se tranquilizaron al ver quién era el hombre.
Ella lo observaba con el ceño fruncido. Con todo lo que había vivido ya nada podría sorprenderla, sin embargo, el abrazo cálido y tierno como el de un padre sí que la sorprendió.
– Hija. –le dijo en un susurro. Su voz se oyó suave, tersa. Ella se separó de él.
– ¿Quién eres? –preguntó. -¿Y por qué me llamas hija?
– Soy Horus, hijo de Osiris, nieto de Ra. Y tú eres mi hija. –le dijo mirándola con dulzura.- Bueno. No directamente. –agregó al ver que ella fruncía el ceño. -Sólo en esencia. Llevas la esencia de Gaia en ti manteniendo viva su alma. –explicó.
– Comprendo. –fue lo único que dijo. Luego hubo silencio.
– Se que te preocupa averiguar cómo ayudar a mi gente. –dijo rompiendo el silencio. - También sé que en estos momentos quisieras estar en tu mundo. -ella lo miró. -¿sabes? Nosotros no podemos interferir en sus vidas –ella regresó su mirada al horizonte.- de mil amores te regresaría a tu mundo con tal de verte feliz. Pero te necesitan aquí, uno, dos, tienes sentimientos encontrados y sería más sencillo tomar decisiones por ti lo cual indica que estaría tocando el libre albedrío. Tres, ya fuimos castigados por eso y realmente no quiero probar nuevamente la ira de tu Dios.
– ¿Cómo así? –preguntó con total atención.
– Sí. Tu Dios. –explicó. -Al que conoces como el Alfa y la Omega, es aún más fuerte que todos nosotros juntos.
– ¿Existe? ¿Lo has visto? –preguntó con gran excitación olvidando de momento su pena.
– ¡Ja! –hizo un bufido de risa. - No. –dijo más serio. - No se le puede ver. Sólo sabemos que existe.
– Oh... y ¿cómo se supone que me ayudarías sin interferir con el libre albedrío?.
– Bien. Déjame explicarte con una propuesta que tengo para ti. –dijo invitándola a sentarse junto al árbol. -Quiero liberar a mi gente, igual que tú, pero no podemos dejar que el mal salga a la superficie, y como no puedo interferir en sus decisiones ni acciones... te daré el poder de sacarlos de aquí y buscarles un lugar seguro donde puedan vivir allá afuera sin ser humillados por su procedencia. -ella abrió los ojos sorprendida ante tal ofrecimiento-. Pero sólo si los liberas del mal que los tiene prisioneros.
– ¿Deben todos estar de acuerdo?
– No necesariamente, sé que algunos tendrán miedo a lo desconocido y preferirán quedarse por eso para ellos tendrás que resguardar este lugar que será tu refugio para momentos de caos o descanso.
– ¿Y cómo los libero?
– Deberás matar al Mago Oscuro para así también liberar su alma que está atrapada en la maldad y sólo la muerte podrá liberarlo. –terminó de decir. Le dio un beso tierno en la frente y así como llegó así se fue. Como un halcón. Ella lo observó hasta que desapareció en el horizonte.
Habían transcurrido cuatro días desde el encuentro con Horus en el acantilado. Midnight entrenaba duramente. Ya dominaba los elementos gracias a Zorina, Harry, Nini, Liam y Lyla, también dominaba la transformación a voluntad gracias a Noah quien se había ofrecido ayudarle personalmente por petición de Mike para que la convenciera de escucharlo ya que Dóminic se había negado y que aparte de todo no se cansaba de decirle que debía hacer algo con respecto a Mike quien estaba pagando su mal humor con los demás en especial con él.
– ¡Ufff! Está bien. ¿Quiere arreglar las cosas? Entonces lo haremos a mi manera. –dijo Midnight cuando Noah volvió a insistir. -Pero tú vas a ayudarme.
– ¿Yo? ¿Y qué puedo hacer yo ahí?
– Me ayudarás a darle una lección para que la próxima vez tenga los pantalones de defender lo que dice él es suyo.
Mike caminaba rápido hacia el coliseo donde realizaban los desafíos y competencias. Salió por la gran puerta de hierro de palacio dirigiéndose al extremo derecho de donde se encontraba. Quería llegar lo antes posible, Midnight había accedido a hablar con él para arreglar las cosas. Lo que vio cuando entró al coliseo lo dejó de una pieza. Estaban todas las personas que ahora habitaban el reino junto con sus líderes sentados en las graderías, en el palco del rey se encontraban Noah, su esposa Zorina y Zayn, de los vestidores de los guerreros salía Midnight con ropas de batalla, llevaba un top de cuero que cubría sus pechos hasta dos centímetros arriba del ombligo, una falda muy corta para su gusto también en cuero, botas iguales a las que él usaba y brazaletes también iguales a los suyos. Aunque se veía hermosa no entendía porque iba vestida de esa manera.
– Hola. –la oyó decir. -¿Querías que te escuchara? –le dijo con desafío. -Te escucho.
– No entiendo...
– Bien te lo diré de esta manera. Dejaste que me rebajaran a pelear por un hombre, tú. Eso es humillante para mi dignidad femenina ¿lo sabías? ¿Quieres arreglar esto? Bien. Lo haremos a mi modo. –dijo levantando una ceja. -Sufrirás una humillación igual. –caminó rodeándolo. -Pelearás conmigo sin usar tus dones ni yo los míos. –se detuvo delante de él acariciándole el rostro. - Si ganas, te perdono, empezaremos de nuevo. Pero si pierdes, tendrás que hacer mucho para convencerme de que lo que dices es cierto... porque realmente ya no te creo nada.
– No puedes hacer eso. Eres mi pareja.
– ¿No puedo?... ¡Oh!... claro que puedo y lo haré. –dijo con una calma que hizo que Mike se estremeciera. Sabía que no terminaría bien. - ¿Se te olvida que no soy como las demás?
Él miró al palco buscando apoyo y lo que vio fue a un Dóminic con las manos en su estómago muerto de risa. Gruñó para sus adentros. Volvió su mirada a ella, no podría dividirse, no podría leer su aura para anticipar sus movimientos. ¡Ja! Como si eso funcionara. Ni modo tendría que ser duro con ella. Esta pelea no la voy a perder, de aquí depende que me perdone.
– ¿Crees que se te será fácil ganarme muñeca? –dijo colocando un dedo en la barbilla de ella acercando su rostro. Vio sus labios rosados, tentadores, sino la besaba pronto moriría. -Ten en cuenta que si tengo que golpearte para vencerte y me perdones no tendré contemplación por ti.
– Ok. –dijo alejándose unos metros. Su toque la quemaba, debía apartarse de él de lo contrario perdería esa pelea antes de empezar. -Veremos al final quien tiene contemplación de quien.
Ambos corrieron, uno hacia el otro. Mike se detuvo cuando vio que ella caía de rodillas con la espalda totalmente pegada al suelo y con los brazos estirados sobre su cabeza deslizándose entre sus piernas que estaban abiertas. Sintió un fuerte golpe en la espalda que lo hizo caer de frente. Se giró en el suelo levantándose estilo ninja, ella había apoyado las manos al suelo y alzado una pierna para pegarle y se incorporaba. No se dio cuenta en qué momento se le acercó, pero la tenía a un suspiro de distancia encestándole una patada en el estómago, pero esta vez estaba más alerta, le agarró el pie, ella lo miró con la cabeza ladeada, saltó y con el pie libre le dio una patada en el mentón haciendo que la soltase, giró en el aire cayendo de pie mientras él se tambaleaba por el golpe. Ella saltó otra vez y con ambos pies le pegó en el pecho tirándolo unos cuantos metros atrás. Ambos cayeron al suelo, pero ella se levantó más rápido colocándose encima de él a horcajadas con las rodillas en sus hombros inmovilizándolo sonrió.
– Acabas de perder. –dijo enderezándose, ofreciéndole la mano para ayudarlo a levantar.
Vio a Dóminic que se había pasado todo el combate partido de risa contagiando a los demás que también reían. Maldito gato. Humillado salió del coliseo pensando en cómo iba hacer para que Midnight lo perdonara.
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