EL ESTANQUE DE LÁGRIMAS

Después de ese enfrentamiento pasaron cuatro semanas en las que Mike hizo lo imposible para poder ganársela nuevamente. Ella estuvo ampliando el terreno de Noah para dar asilo a las personas que con su llegada se habían liberado del dominio mental del Mago Oscuro. Mike le colaboraba en todo lo que podía. Al menos ya lo dejaba estar cerca de ella y dirigirle la palabra. Él sabía que ella quería perdonarlo, lo amaba, pero su orgullo era más grande, tendría que derribarlo, pero no quería escuchar explicaciones. Así que cómo le haría saber que fue Vanessa quien lo besó. Que intentó alejarla, pero ella se le pegó más No. No pensaba dejar las cosas así ella tenía que saber la verdad y después decidir si lo perdonaba o no.
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Jelena estaba en el balcón de su habitación, se sentía sensible en esos días y en todo momento buscaba la protección de Dóminic. Recordó una vez que Mike se le acercó a saludarla y ella le dio una patada que lo envió lejos sin saber por qué, ¿qué diablos le pasaba?, luego vio a Dóminic que se acercaba porque había sentido su preocupación y había corrido hasta él quien la abrazó fuertemente. Zorina, su madre, había estado observándola sonrió acercándose con cautela.
– ¿Cuándo piensas decírselo? –preguntó.
– ¿Eh? ¿Qué cosa? ¿A quién?
– A Dóminic. Que estás embarazada.
– ¿Qué? No. –dijo con sorpresa. - Debes estar equivocada, yo no estoy embarazada.
– Si lo estás. –le acarició el rostro. – Te comportas como tal. Estás muy sensible y sobreprotectora contigo misma. –ella la miraba con más sorpresa.  -A mí me ocurría lo mismo cuando quedé embarazada de ti.
– ¡Ay mamá! Yo no lo sabía. –dijo en un sollozo.  -¿Y si no lo quiere?
– Lo querrá. –la calmó.  -Él te ama.
– Entonces se lo diré esta noche cuando regrese de hacer el turno de vigilancia. –Noah les había pedido a Mike, Nick y Dóminic reforzar la guardia.
– Bien. Suerte con eso y felicitaciones. Deja que tu padre se entere. Se volverá loco. Será otro motivo para obligar a Mike a tomar el mando.

Llegada la noche, Dóminic entraba en la habitación, encontró a Jelena sentada en el borde de la cama, hermosa, usaba un inusual vestido ligero, no llevaba su ropa guerrera de siempre, se veía más... femenina, el cabello negro suelto caía sobre sus hombros, sus ojos cafés brillaban con más intensidad, notó que removía sus manos sobre su regazo, eso no era normal en ella.
– ¿Te sucede algo nena? –preguntó con el ceño fruncido y un poco preocupado.
Ella lo vio a sus ojos de gama verdes gateados, se levantó y caminó hasta el balcón. Posó las manos en el muro de este y miró al horizonte.
– No sé cómo decirte. –dijo con voz temblorosa.
Él se le acercó por detrás posando sus manos en las caderas de ella, besó la pequeña estrella blanca que le había salido en la base del cuello después de su primera vez juntos, su marca. Había salido ahí porque era la parte favorita de su cuerpo, en ella podía besarla y aspirar su aroma al tiempo.
– Simplemente dímelo. –le dijo con suavidad mientras deslizaba las manos por su abdomen apretándola contra su cuerpo. Ella suspiró.
– Estoy embarazada. –le soltó girando hacia para ver su reacción. Él la abrazó fuertemente.
– No sabes lo feliz que me haces Jelena. –dijo mientras se separaba un poco de ella acariciándole el rostro y besándola. _ Tranquila. Todo saldrá bien. Confía en mí.
Ella lo miró devolviéndole el abrazo y el beso.
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En el salón principal del palacio de Luna Nueva, el Mago Oscuro daba vueltas por toda la habitación, desesperado por solucionar las deserciones ocurridas en las últimas semanas. Había perdido poder sobre los aldeanos con la llegada de la energía intrusa. Quería, necesitaba, dominar rápido ese mundo. Pero requería de más energía para poder hacerse con la gente del lugar. Recordó cómo se le había escapado de las manos la esencia de Gaia. Gaia, con su muerte debía haber traspasado sus poderes a él. No arrojarlos al vacío. ¿Cómo es posible que la energía de la diosa no haya pasado a mí como pasó con las brujas que había matado? ¿Por qué se proyectó hacia la luna? ¡Demonios! ¡Aun no entiendo! ¿Y cómo es posible que vuelva a sentir nuevamente esa energía en Magicland? - Se supone que se extinguió con la muerte de la diosa. Maldita sea, mil veces maldita sea.
- Perdone su majestad. -interrumpió una mujer. - ha desertado más gente mi señor. El golpe de energía. –siguió diciendo. - que percibimos hace semanas ha hecho despertar a varios más.
– Tendré que aumentar mi energía para mantenerlos bajo dominio –dijo mirando a la mujer.  -¿Sabes si podemos utilizar a alguien como espía que se pueda colar en el reino de Luna Llena? –preguntó con suspicacia.
– No mi señor.
– Bien entonces buscaré a alguien que aun tenga oscuridad en su corazón y quiera colaborar.
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Midnight ayudaba a los aldeanos de los demás clanes a levantar viviendas para que estuvieran cómodos.
– Muñeca, por favor escúchame –dijo Mike suplicante.  -tienes que saber lo que ocurrió realmente.
– Bien te escucho. –dijo Midnight con un tono de resignación. Si no lo escuchaba quizá nunca la dejaría en paz.
– Fue Vanessa la que me besó no yo a ella...
– ¿Y por qué no la apartaste? –preguntó interrumpiendo.
– Lo hice, pero se aferró a mí con fuerza y en eso llegaste tú.
– Hmmm. Bien. Supongamos que te creo. ¿Entonces por qué dejaste que ella me rebajara a su nivel y me obligara a pelear por ti? ¿A caso querías hinchar tu orgullo de macho?
– No. –suspiró.  -No lo hice porque el desafío se había pronunciado en público y debía ser ejecutado. Si no lo hacías perdías el respeto de todos y además te hubieran desterrado por cobarde. Y si te desterraban no podría entonces ayudarte con la búsqueda de tu padre y de tu hermano.
– Oh –su tensión se calmó, respiró hondo cerrando los ojos y comprendiendo las palabras que le acababa de decir Mike.  -Bien, entonces quedas perdonado. –Mike sonrió y le dio un beso fugaz en los labios. - Mm. Pero ni creas que te lo voy a dejar fácil. Tendrás que aprender a reconquistarme.
– Haré todo lo que sea necesario. –dijo dándole otro beso fugaz y salió para las fronteras, tenía turno de guardia esa tarde.
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– ¡Vanessa! –escuchó un grito detrás de ella. - Sabes que no puedes pasar de ahí. Ya estás en los límites del reino ,y si no quieres sufrir lesiones niña será mejor que regreses a tu aldea asignada. –Ella se giró lentamente como si estuviera hipnotizada.
– ¿Si? No me había fijado. Gracias. –dijo como una autómata y el guardia la vio un tanto rara.
– ¿Qué le pasa a esa chica? – se dijo a sí mismo, pero no se detuvo a analizarlo.
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Transcurrieron varios días y Midnight practicaba como conectarse con los animales, plantas y personas del lugar guiada por Harry trepada en la copa de un gran árbol de cerezo en los límites del reino. Ya dominaba los elementos gracias a Zorina, la esposa de Noah que le enseñó a controlar la tierra. A Nini que le colaboró con el fuego. Lyla y Liam, ellos con el agua y el aire. Últimamente andaban juntos y era raro verlos de esa manera porque ellos eran una especie que no necesitaban pareja, compañero o consorte porque una nacía con el primer rocío de la primavera mientras que el otro con la primera flor también de primavera ya adultos y, sin embargo, en sus ojos se veía que sentían atracción uno hacia el otro.
Con la primera persona que conectó fue con el mismo Harry, luego fue conectándose con los árboles y a medida que avanzaban los días iba mejorando en sus conexiones con la naturaleza.
– ¿Harry?
– Mande usted Madre.
– ¡Ufff! –dijo Midnight poniendo los ojos en blanco. - Cuántas veces voy a decirte que no me llames así –dijo haciendo una mueca. - Bien, el caso es que debo saber si Mike ya tiene noticias de mi padre. ¿Te importaría si dejáramos el entrenamiento por hoy? –terminó de preguntar batiendo sus largas pestañas.
– No me puedo negar a algo que vos queréis. Así que está bien –ella sonrió y le dio un beso en la mejilla-, pero mañana temprano os pondréis a practicar duro.
– Sí. Lo prometo. –dijo bajando ligero del árbol. Corrió hasta palacio donde sabía que estaría Mike reunido con los demás.
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– ¿Qué sabemos acerca de Brandon y Amir? –preguntó Dóminic.
– ¿Amir? –le escuchó preguntar a Zayn. Ella agarraba las asas de la puerta para entrar.  -Así le llamó el hombre que estaba en la celda siguiente a la mía al Mago Oscuro. –Mike y Dóminic se miraron. Midnight se detuvo en seco y escuchó.
– ¿El hombre tenía unos ojos azules brillantes? –preguntó Dóminic con mucho interés.  -¿El cabello castaño y piel dorada?
– Sí. ¿Lo conoces? –preguntó Zayn con cautela. – El venía con la diosa.
– ¡Oh! ¡Rayos! –dijo apretando los dientes.  -No puede ser. –miró a Mike.  -Hay que encontrar la forma de sacarlo del castillo de Zayn.
– No me digas que ese hombre es el padre de Mid. –dijo perplejo Noah.
– Si te digo. –contestó Dóminic.
– Mid... –dijo Mike después de haber aspirado el aroma de ella. Todos volvieron sus cabezas hacia él. - Ha estado aquí.
– Seguro nos escuchó. –dijo Nick.
– Y conociéndola como la conozco es capaz de ir ella misma por ellos. ¡Maldición! –escupió Dóminic.
– Debemos alcanzarla. –dijeron Vasili y Josh al tiempo. Todos asintieron saliendo de la biblioteca.

Midnight había escuchado y corrió en busca de su padre y de su hermano. Si el Mago Oscuro tiene a mi padre también debe tener Amir, él no puede ser el Mago, nunca haría algo así. Cerca de la entrada del palacio, junto a la puerta de hierro, encontró a Vanessa. Argh! Por qué ella. Atravesó la puerta pasando por delante de ella.
Llegó a un valle despejado tropezando con una figura masculina salida de la nada, alta, envuelta en una túnica negra con capucha que le cubría casi todo el rostro dejando sólo descubierto su boca que se torcía en una media sonrisa ladeada y malévola, la hizo trastrabillar hacia atrás, pero pudo mantenerse en pie. El hombre la atacó de inmediato sin dejar que ella estabilizara su posición, ella se defendió como pudo. Lanzándole una ráfaga de viento que le descubrió el rostro tirándole la capucha hacia atrás. Se quedó inmóvil al ver su rostro tan familiar.
– Amir... –dijo en un susurro.  -No puede ser...
La miró con el ceño fruncido. ¿De ella provenía la energía de la diosa? ¿Pero por qué? ¿Por qué me llamó de esa manera? Esos rasgos y ese brillo en los ojos... Había visto unos rasgos y un brillo igual en otro lado. El humano de la celda... Frunció más el ceño. También me llamó de así. Abrió los ojos comprendiendo. Es su hija. Pero cómo diablos... no entiendo... Aprovechó que estaba estupefacta por la impresión y la atacó de tal manera que la dejó inconsciente. Quiso darle el golpe de gracia, pero los faunos habían aparecido y la rodeaban protegiéndola como un gran escudo. Eran demasiado y necesitaría de mucha energía para deshacerse de ellos.
- Esto aún no se acaba. Humana.- Se giró y desapareció.

Dóminic y Mike se detuvieron abruptamente delante de cincuenta faunos que rodeaban a Midnight impidiendo el paso para saber de su estado.
– Permítanme ver como se encuentra. –dijo Mike.
– No. Nosotros la protegeremos tú ya has hecho suficiente. – dijo Harry.
– Entiendo que estés molesto por haberle hecho llorar, pero les aseguro que eso no volverá a suceder. –miraron a Dóminic, él asintió.
– Además él es su pareja y como tal debe estar con ella. –añadió Dóminic.
– Bien. –dijo Harry sin mucho ánimo.  cargadla y traedla hacia aquí. -dijo señalando el sitio quemado.
– No creo que esa sea una buena idea. –dijo Mike con vacilación.  -Si llegáramos a pisar ese sitio saben que nuestro corazón se oscurecerá y será el fin para nosotros.
– Tranquilo, ¿perro? –dijo Harry con una ceja levantada. Aún estaba enojado con Mike, él frunció el ceño y le gruñó a Dóminic.  -cuando nuestra madre murió liberó este sitio de toda maldad. –explicó Harry.
– O sea que somos libres de entrar...
Mike entró por la abertura de la ceiba gigante con Midnight en brazos, bajó los escalones, se adentró en la 'cueva' y vio una mesa de piedra enorme. Observó a Harry rodarla, detrás de la mesa se abrió otra puerta por donde bajaron más escalones encontrándose con un estanque de aguas diáfanas en el que se veía el reflejo de la luna, grande, plateada que llegaba a través de un gran agujero encima en la parte alta de la cueva que daba al exterior de ese mundo.

– Metedla ahí. –le indicó Harry. - Justo en el centro del reflejo de la luna.
– ¿De dónde viene toda esta agua azul? –preguntó Mike con curiosidad bajando los escalones hasta el estanque.
– Dicen que fue hecha con las lágrimas de la diosa y sirve solo para sanarla a ella. –decía Dóminic mientras bajaba junto a Mike.
– Realmente fue creada por las lágrimas de la diosa. –afirmó Harry.  -Lloró demasiado después que Seth la confinó a este lugar sin la esperanza de volver a abrazar a su padre. Las lágrimas que brotaron de su dolor llevaban con ellas su esencia. –continuó Harry mientras abría paso al estanque para que Mike pudiera entrar con la diosa. - De ahí tomó Seth la esencia de ella para lanzarla a la persona que traería al mundo un ser que la liberaría del confinamiento. Nunca pensamos que... moriría y que ella sería la escogida para tomar su lugar.
Mike entró con Midnight sumergiéndose en el estanque. Los faunos se agarraron de manos entonando una melodía suave desde sus gargantas. El agua bajo el reflejo de la luna comenzó a soltar burbujas, brillando y sanando las heridas de su cuerpo.
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Nick había demostrado que no sólo quería a una mujer a su lado sino también a una guerrera, la llevaba a hacer guardia con él en la frontera y le delegaba funciones de las que ella se sentía útil, no una mujer de florero como decía Mid.
– Ya se acaba nuestro turno. –oyó que le decía al oído, ella se erizó.  Y quiero que vayamos a la cascada en los límites del reino.
– Me parece prefecto. –susurró. Con una sonrisa pícara.
Llegando a la cascada se desvistieron quedando en ropa interior, entraron al agua fría que los relajó mucho. Él la observaba, bajo la luz de la luna que se alzaba en el claro que dejaban las copas de los árboles que rodeaban la cascada, ella estaba junto a las rocas donde caía el agua, se veía hermosa, su cabello castaño emitía un brillo rojizo que le daba aspecto de ángel de fuego, se acercó a ella por debajo del agua con lentitud cual depredador saliendo a un suspiro de distancia delante de ella provocándole un susto y haciendo que se abrazara a él, sus rostros quedaron pegados, él la tomó por las caderas pegándola a su cuerpo, ella dio un respingo sintiendo su erección entre sus piernas. Encima de sus cabezas colgaba una liana que Nick haló cayendo pétalos de jazmines como gotas de lluvia.
– Oh... –logró decir con los ojos bien abiertos.  -¿Has hecho esto para mí? ¿Y por qué jazmines?
– Si, obtuve un poco de ayuda, pero sí, todo esto ha sido para ti. –dijo acariciándole la mejilla con el dorso de la mano.  -Y... Los jazmines... porque me recuerdan tu olor.
– ¡Oh Nick...! –sus ojos se llenaron de lágrima - no sé qué decir. ¡Oh rayos! Me siento como una idiota. –dijo mientras se secaba las lágrimas que ya corrían libremente por su rostro.
– Shh, Shh... –le acunó el rostro con sus manos.  -No eres una idiota. Y no tienes que decir nada preciosa. Te amo, lo sabes, ¿cierto?
– Sí. Lo sé. -lo miró con sus ojos miel. - Yo también te amo. -Se inclinó y la besó suavemente, acariciando su cuerpo tan caliente y lentamente, grabándose cada línea, cada curva y la textura de su piel, olió su aroma a jazmín pegándola más a él, ella enredó sus piernas en su cintura, él la sostenía por las nalgas mientras se acercaba a la orilla, la acomodó en una roca plana acostándola de espalda, le quitó la ropa interior que tanto le estorbaba para admirar su cuerpo despojándose de la suya. Tomo un pezón en su boca mientras masajeaba con una mano el otro y la otra mano la llevaba a su centro notando su humedad, pero la quería más húmeda, loca por él, que entendiera que él era su consorte pero que no era su amo. Ella se retorció bajo el cuerpo de él emitiendo un gemido haciendo que él levantara la cabeza y viera la expresión de deseo que le empezó a provocar ansias de ella. Quería hacerla suya, pero debía aguantar un poco más. Introdujo un dedo en su interior, luego dos más, ella convulsionó con un orgasmo repentino derramándose en los dedos de él. La besó con fuego y pasión apretándola más a su cuerpo. Tanteó su centro con su erección y entró suave, pausado, desesperándola por más, sus embestidas fueron suaves, acelerándose junto con su respiración y los latidos de sus corazones, eran como un par de caballos desbocados. Sonaban con un solo latir cuando ambos alcanzaron el clímax. Nick rodó al lado de ella saliendo lentamente de su cuerpo y abrazándola fuertemente contra su pecho atrayéndola hacia él dejándola descansar.
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Mike entró en su lar, era la cuarta vez que entraba en un día después de la sanación de Midnight hace cuatro días. Había insistido en mantenerla con sigo para poder vigilarla y cuidarla mejor, Harry no se apartaba de su puerta expectante a su reacción. La pelea que tuvo con el Mago Oscuro la dejó bastante débil. Se detuvo frente a la cama observándola, esperando a que despertara, de pronto murmuró algo que él no pudo descifrar. Se movió inquieta y abrió los ojos lentamente. Mike se acercó sentándose a su lado.
– Mike... –dijo incorporándose de golpe abrazándose a él con los ojos llenos de lágrimas.  Era mi hermano. –decía entre sollozos.  Era mi hermano.
– Shh... –Mike dijo sobándole la espalda al tiempo que la abrazaba.  tranquila. ella sorbió por la nariz.  ¿Estás mejor? –ella asentía con la cabeza mientras él posaba una mano en su rostro.  Espera aquí, buscaré al gato para que te explique mejor lo que sucede. –ella asintió, él le dio un beso fugaz y salió dejándola al cuidado de Harry quien entró en cuanto el salió. ¡Demonios! ¡Tengo que eliminarla! El Mago Oscuro volaba de un lado a otro enojado porque habían frustrado su ataque a la nueva diosa.
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– Cómo es posible que una simple mortal sea la diosa de estos inútiles. –decía con la voz cargada de odio y de pronto se quedó pensativo. - Ella es la hija del humano prisionero. De algo me debe servir esa información. Se acarició la barbilla. Y creo que ya se cómo la voy a usar. Sus labios se curvaron en una sonrisa malévola.
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Mike entró a su lar seguido de Dóminic. En la cama seguía Midnight sentada con la vista perdida. Harry sentado en los muebles que estaban frente a la chimenea los sintió llegar, no volteó a verlos porque estaba conectado con Midnight en ese momento y quería que ella pudiera estar alerta mientras estaba conectada con un ser vivo andante, fue la manera que encontró para distraerla.
Detrás de Dóminic entraban también Noah y Zayn.
– ¿Bebé? –la llamó Dóminic sacándola de su conexión.  ¿Cómo te sientes?
– Oh... Dom. –dijo corriendo a sus brazos  era Amir. El hombre que me atacó era Amir. –lloraba a moco tendido.
– Lo se bebé. –contestó abrazándola fuerte. Ella se separó de él.
– ¿Lo sabías? –preguntó con recelo.  ¿Y por qué no me lo dijiste? –le reprochó.
– Porque me di cuenta el día que nos escuchaste y corriste en su búsqueda. –intentó calmarla.  después de eso investigué, interrogué a todos los que tuvieron contacto con él.
– ¿Y qué averiguaste? –quiso saber.
– Bien, la que más me dio información acerca de él y de cómo se transformó en el mago oscuro –hizo una pausa.-  fue Nini quien me dijo que habían escuchado un ruido como el de un trueno...
– Un disparo... –susurró Midnight interrumpiéndolo.  Amir llevaba su automática, siempre cargaba con ella.
– Sí. –prosiguió Dom  y cuando salieron vieron a Tamara, la reina de ellas muerta y junto a ella se hallaba Lía la bruja negra, ella era el ser con más maldad en su corazón que cualquier otro ser de Magicland. Al parecer Amir le dio un disparo por defenderse lo que hizo que la energía de Lía se le transfiriera oscureciendo totalmente su corazón.
– ¿Cómo que se le transfirió?
– Con las brujas, cuando matas a una su energía se te transfiere como trofeo haciéndote más fuerte.
– Pero debe quedar algo de mi hermano ahí dentro... ¿no? –preguntó esperanzada.
– Lamento decirte que Amir aún albergaba rencor hacia su padre biológico, nunca lo perdonó y ese odio aceleró la transformación que tuvo. Ahora mismo puedo asegurar que no te recuerda. –dijo Dóminic
– ¡Oh! Dom que voy a hacer. ¿Y mi papá? –preguntó angustiada Midnight.
– Yo puedo ver cómo se encuentra trasladándome hacia el castillo a través de las sombras. –intervino Zayn.
– ¿Podrías hacer eso por mí?
– Claro Mi Señora. Por usted lo que sea.
– Gracias, pero deja de llamarme así. –él asintió desapareciendo.

Dos días pasaron, las únicas noticias que tenía acerca de su padre eran que estaba bien, en malas condiciones vivibles, pero bien. Zayn había dicho también que su esposa Kenia había despertado del influjo del Mago Oscuro pero que ahora se encontraba prisionera y se sentía impotente por no poder ayudarla.
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El Mago Oscuro bajo a los calabozos del castillo, se dirigió a la celda donde se encontraba una mujer blanca de ojos avellana y cabello castaño que lo veía con odio e impotencia. La vio con intensidad haciendo brillar sus ojos rojos, quería dominar la mente de esa mujer.
– No te resistas Kenia –dijo con los dientes apretados.
– No. No te permitiré que me domines nuevamente. No te será fácil. –dijo Kenia luchando contra su control.
Argh! Por lo visto hoy no podré. Tendré que dejarla sin comer ni beber agua durante varios días hasta que sus fuerzas se debiliten. Giró en sus talones y salió de los calabozos.
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Mike terminó su turno de vigilancia entrada la madrugada, el alba aún no rayaba, se dirigió a la cascada, se dio un baño, fue a los límites del reino y tomó una flor del cerezo que se hallaba en ese lugar.
Entró a su lar y la vio enredada entre las sábanas azules de satén que la cubrían hasta la base de los senos dejando sus brazos y una pierna descubiertos. Le había pedido que se quedase esa noche y ella había accedido, de todos modos, él estaría haciendo guardia y no importaba si usaba su cama. Se encontraba boca arriba con la cabeza ladeada y su cabello plateado, largo cubría su rostro, la mano derecha posada en la almohada a un lado con la muñeca hacia arriba permitiéndole ver su marca. Mía. Pensó sonriendo. La mano derecha la tenía sobre su estómago. Su pierna derecha sobresalía de las sábanas dejando ver su suave piel bronceada hasta la mitad del muslo. Estiró la mano para acariciarla, pero la detuvo antes de tocarla cerrándola en un puño. Vio sus pechos subir y bajar al compás de su respiración cubiertos solo por la tela suave del pijama que usaba. Se sentó a su lado pegando su cadera con la de ella, le apartó el cabello con suavidad, tratando de no tocarla, dejando su rostro despejado. Se inclinó hacia ella apoyando su mano izquierda debajo del brazo derecho de ella rozando su torso, acarició su rostro y sus labios con la flor del cerezo que le llevaba. Sus ojos amatistas brillantes se abrieron lentamente y lo observaron soñolienta. La vio fruncir el ceño y sonreír, él le sonrió también. Se inclinó más hacia ella dándole un beso suave en los labios, acarició con su nariz el rostro de ella bajando hasta la base del cuello. Ella ladeó la cabeza para darle más acceso, enredó sus dedos en el cabello blanco de él lanzando un gemido. Llenó de besos el camino de la base del cuello a su hombro, luego lo dejó para regresar a su boca besándola con ternura, movió la mano que tenía apoyada para acariciar su cuerpo, su sangre se calentaba con cada caricia y la urgencia de ella se hacía más fuerte, ladeó la cabeza para profundizar más el beso retirando las sabanas que la cubrían. Metió la mano entre el pijama y sintiendo su suave piel acarició un seno rozando con el pulgar el pezón, notó que temblaba bajo su toque. La despojó lentamente de su pijama, luego se quitó sus ropas, se acercó a ella quien estiró sus manos temblorosas para acariciar el pecho de él. Él tomó un pezón en su boca haciéndola doblar la espalda. Bajó una mano hasta su sexo y notó que estaba muy húmeda, la llenó de besos bajando por su estómago, se detuvo en su ombligo un rato haciéndola gemir de placer, siguió besándola hasta detenerse entre sus piernas, bebiendo de su sexo y provocándole un orgasmo que la hizo temblar con tal fuerza que apretó los muslos atrapando la cabeza de Mike que siguió bebiendo de ella hasta que los temblores cesaron. Subió hasta su boca devorándola en un beso que la encendió nuevamente, se acomodó entre sus piernas y la penetró totalmente con mucha suavidad para no hacerle daño siempre viéndola a los ojos. Notó que ella cerraba apretadamente los ojos y se detuvo.
– ¿Te he hecho daño? –preguntó con ternura.
Ella negó con la cabeza, abrió los ojos y sonrió mordiéndose el labio inferior, lo abrazó fuertemente contra su suave pecho, él retomó su movimiento entrando y saliendo de su cuerpo una y otra vez, sus movimientos fueron más fuertes llevándolos al orgasmo al mismo tiempo gritando el nombre del otro.

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