^ 3 ^




—¿Lista para mañana?— me volteó a ver con su sonrisa característica.

—Más que tú— con mi dedo índice lo piqué en el pecho— también hablé con los entrenadores, dijeron que sólo no pongamos en peligro la integridad de los demás y ya.

Kuroo sonrió aún más.

—Genial— me tomó de la mano y nos dirigimos a los dormitorios de los chicos. Todavía no era hora de dormir, así que no había problema.

Las prácticas estaban estado pasando rápido.
Los días pasados había hecho una extraña amistad con Bokuto y Akaashi.

Cómo practicábamos juntos, terminamos hablando demasiado.
Pareciera que nos conociéramos de años.

Entramos al cuarto en el que se estaban quedando los chicos de mi equipo y ellos nos voltearon a ver.

Sólo que no estaban solos, también estaban Bokuto y Akaashi.

—¿Oya?— preguntó Akaashi.

—¿Oya oya?— Bokuto le siguió el juego de inmediato.

Kenma rodó los ojos. Yaku se golpeó la cara.

—¿Oya oya oya?— les respondimos Kuroo y yo al mismo tiempo.

— Akira ¿Qué haces aquí?— me preguntó Bokuto.

—Soy parte del equipo— solté la mano de Tetsurō y me crucé de brazos. Había adoptado una falsa pose defensiva— ¿tú qué haces aquí?

—Yo soy—pensó por un momento mirando al techo— un jugador también.— me aventó una almohada.

Kuroo la atrapó frente a mi cara.

—No trates así a mi n-

Paró un seco, tal vez se dió cuenta de su error.

—¿A tú...?— sonreí divertida por la pregunta de Bokuto.

Parecía que los demás chicos no estaban muy interesados en nosotros hasta que Kuroo arruinó el momento.

—¿Qué querías decir?— molestó Yamamoto.

Kenma levantó su vista, dejando su videojuego de lado. Hasta él estaba interesado.

Vi que mi amigo cabeza de pudín tenía papitas, así que me le acerqué y me senté a su lado, apunté a sus papitas y él asintió con la cabeza, las tomé y me acomodé mejor.
Quería disfrutar el momento.

—Nada— Kuroo se cruzó de brazos y volteó a ver a la pared.

Era la primera vez que lo veía avergonzado. Estaba disfrutando de la escena mientras comía.

—Ibas a decir...¿tu novia?— le preguntó Yaku.

Shibayama estaba riendo como loco, Yamamoto también.
Kai reía por lo bajo junto a Akaashi.

Bokuto se había parado del suelo y se le acercó a Tetsu.

—Sí ibas a decir eso, ¿verdad? ¿Verdad?— se le acercó a la cara, con una voz molesta hasta para mi.

—No dije nada, ya— me dió pena ajena su mala elección de palabras.

Así que decidí cambiar el tema. Saqué mi teléfono y le mandé un mensaje a Kenma, aunque estuviera a un lado mío.

Literalmente.

—Akaashi, Akira—nos llamó— pueden venir conmigo un momento al pasillo.

Sonreí internamente, estaba segura que había visto mi mensaje.

Ayer, durante el almuerzo, como Akaashi y Kenma eran los que más cerca estaban de mi -aparte de que Kenma era mi mejor amigo- les había llamado para discutir un tema.

—Claro— Akaashi se levantó de su lugar y se dirigió a la puerta.

—¿A dónde van?— preguntaron Kuroo y Bokuto al mismo tiempo.

—Acaba de decir que al pasillo— rodé los ojos, al mismo tiempo que me paraba del suelo.

Kenma también se paró.

—Ahorita regreso Bokuto-san— Akaashi le sonrió levemente al búho. Tal vez para calmarlo.

—Está bien— Bokuto tenía los ojos entrecerrados.

Al salir del cuarto e ir un poco más lejos para que no nos escucharan, Akaashi tomó la palabra.

—¿Ya lo decidiste por fin?— tenía la misma mirada tranquila de siempre.

—No quiero esperar más— les sonreí a ambos. Estaba segura de mi decisión.

—¿Segura? Digo, no es muy común que una chica se declare.

—Exacto— chasqueé mis dedos y apunté a Kenma.

—Aparte— intervino Akaashi—¿no viste lo que acaba de pasar? Estuvo así— casi juntaba por completo los dedos de su mano derecha— de llamar novia a Akira.

—Akaashi si me apoya— lo abracé exageradamente— no como tú pudín-chan.

Akaashi no se movía, parecía un tronco. Kenma tenía su expresión de siempre: neutral.

Estaba segura que en su mente ya me había matado miles de veces.

—¿Cómo planeas hacerlo?— había soltado al pobre de Akaashi para ponerle más atención a Kenma.

**********************

Cuando dieron las nueve de la noche, los chicos -Yaku y Yamamoto- habían echado a los búhos para irse a dormir.

—Bueno, yo también me iré— me levanté de la cama de Kuroo, estaba por ir a la puerta, cuando me tomaron del brazo.

—Quédate— Shibayama tenía cara de perrito, me dió muchas ternura.

—Si— dijo Yamamoto— somos del mismo equipo.

Extrañamente, Kuroo no me había dicho nada.
De hecho, desde que había regresado del pasillo junto a Kenma y Akaashi, se estaba comportando raro.

—Pero, me habían dicho que no me podía quedar con ustedes— los volteé a ver, casi todos, excepto Kenma y Tetsu, tenían caras de súplica.
Lo esperaba de Kenma, pero no de Kuroo.

—Es la última noche— sorprendente, Kai había hablado— no creo que haya algún problema con que te quedes.

—Si, exacto— apoyó Yaku.

—En ese caso— volví a sentarme.— ¿Tetsu?

Kuroo estaba acostado boca abajo, viendo su celular. Lo dejó a un lado, se giró, recargando cara en su mano derecha, y me volteó a ver.

—Dime— nunca me había contestado de esa manera. Tenía un tono... grosero.

¿Acaso los chicos también tenían periodos?

—Como no hay más camas— no lo estaba mirando a los ojos, veía mis manos— ¿crees que pueda dormir aquí?

Un 'uhhhh' sonó en el cuarto. Creo que vi a Fukunaga grabar.

La cara de Kuroo cambió, ya no se veía tan amargado.

—No tienes que preguntar— se enderezó para sentarse bien.

—Ya cásense— gritó Yamamoto.

Tomé una almohada y se la lancé a la cara.

—¡Guerra de almohadas!—Fukunaga golpeó a la primera persona que vió.

Kenma.

Una mala decisión a decir verdad. Cabeza de pudín lo miró con ganas de matarlo.

—Estaba. Apunto. De ganar. Una. Partida— mierda, Fukunaga estaba muerto.

—cabeza de pudín— traté de intervenir. Los demás seguían peleando con almohadas— acabo de recordar que el remake de Resident Evil tres salió hace poco. Creo que los chicos del orfanato lo quieren comprar.

—Oh, diles que si me lo prestan alguna vez— se relajó en un instante.

—Si quieres luego vas a la casa a jugar— estábamos un poco alejados de los chicos— de todas formas ya te conocen.
Kenma asintió, con las ganas de siempre.

Una almohada me golpeó en la cabeza.

—Kuroo Tetsuro, juro que te arrepentirás de eso— tomé la almohada de Kenma y la lancé a su cara.

Él se cubrió con sus brazos.

—Muy lenta— me sacó la lengua, junto a su dedo medio.

Yo le saqué la lengua de vuelta.

Se volteó para cubrirse de los golpes de Yamamoto y aproveché para atacarlo por detrás.

Me subí a su espalda para seguir golpeándolo con la almohada.

—Bájate tonta— dijo molesto.

Me gustaba molestarlo.

—Oblígame— hice una voz chillona.

Era un todos contra todos. Excepto Kenma, él había decidido dormir.

Hasta Kai estaba jugando.

La puerta se abrió de repente. El entrenador había entrado.

—Son las diez y media, ya duérmanse— todos nos habíamos congelado.

Yo seguía encima de Kuroo, habíamos hecho una alianza para golpear a todos. Fukunaga estaba agarrando a Yamamoto de la camiseta. Yaku, y Shibayama estaban cubriéndose de mis ataques, y Kai estaba cubriéndose de Kuroo.

En un instante dejamos de pelear, bajé de Neko-kun y nos disculpamos con el entrenador.

—Buenas noches— les dije a todos antes de irme dormir.

Me había puesto una camiseta de Kenma, porque mi ropa la había dejado en el cuarto de las managers y me había dado pereza ir por ella.

Y pudín-chan me prestó su camiseta porque, casualmente, somos de la misma talla.

Hasta de zapatos.

—Buenas noches— contestaron al mismo tiempo.

Me acomodé a un lado de Kuroo, mirando de espaldas.
Escuché cómo se removía para después sentir su mano en mi hombro.

—Gírate— me susurró.

Hice lo que me pidió, sonreí internamente.

—Hola— hablaba en voz baja para no molestar a los demás.

Daba gracias por haberme lavado los dientes.

—Hola— su sonrisa cerrada era igual de perfecta que la normal.

—Estabas molesto antes, ¿no?— no dijo nada— ¿por qué?— era raro que él se molestara conmigo.

Nunca había pasado, pero siempre hay una primera vez.

—Es que— cerró los ojos y suspiró, ¿este es el Kuroo que conozco?— habías estado muy junta con Akaashi, y luego los vi abrazarse en el pasillo, así que...

—Estabas celoso— susurré— aparte, eso no fue un abrazo en sí, porque no lo devolvió— rodé los ojos obvia.

—Si, lo sé— él también rodó los ojos. Teníamos mucho en común.— bueno, ya es tarde— seguía hablando en voz baja— y recuerda que debemos despertarnos aún más temprano— había olvidado eso, ¿pero qué más da?

De todas formas casi nunca duermo.

—Tengo sueño— me quejé, él sonrió como respuesta. Me acerqué un poco más y me acurruqué en su pecho.

—Que duermas bien— con sus brazos rodeó mi cintura, abrazándome.

Yo tenía ambas manos en su pecho, me sentía como un bebé.

—Tú igual— le contesté con los ojos cerrados.

Escuché el sonido de una cámara, levanté un poco mi cabeza y vi a Yaku con su teléfono.

—Recuerdos— fue lo único que dijo, para después voltearse e irse a dormir.

Sonreí internamente y volví a cerrar los ojos.

Tres de la mañana.

A esa hora habíamos despertado para hacerle las bromas a los otros equipos.
Lo que no sabía Kuroo, era que yo tenía algo preparado para él también.

—Bien, ¿ya tienes todo?— todavía teníamos cara de sueño, pero lo valía.

—Si, sólo que fue difícil no hacer ruido— mis cosas estaban en el cuarto de managers, así que tuve que entrar y salir sin ser vista.

—Repasemos el plan— me dijo.

Estábamos en el comedor, para que nadie nos escuchara. Lo mejor, era que teníamos el permiso de los entrenadores.

—A los del Fukurodani, como hoy les tocan las duchas, les teñiremos el cabello— había sacado una lista de mi mochila.

Kuroo sacó el tinte temporal de su mochila. Lo habíamos comprado el miércoles, cuando nos habían dado permiso de ir a comprar bebidas deportivas.

—A los del Shinzen les teñiremos las camisetas— Neko-kun no parecía muy convencido— ¿no es mucho?

—Claro que no— de mi mochila, saqué tinta.— esto es tinta invisible, al principio mancha mucho— vertí un poco de tinta en la camiseta de Kenma— pero si la tallas— comencé a tallar en donde se había manchado— desaparece.

—Genial— Parecía más aliviado.

No era tan grosera como para arruinar sus camisetas. Les dejaríamos un acertijo para que resolvieran como arreglar su uniforme.

—¿Al Ubugawa?— preguntó.

—Para eso es esto— le mostré el pegamento— pegaremos plumas a sus cabezas.

—¿No es peligroso? Digo, pueden despertar— tenía razón, pero recuerdo que Eri me había dicho todo su equipo dormía como tronco.

Nada los despertaría más que sus alarmas.

—No lo creo, su manager me dijo que son difíciles de despertar— me encogí de hombros.

—Las víctimas perfectas— sonrió de forma maliciosa.

Todo en él era perfecto.

—Por último, el Karasuno— volví a tomar mi mochila— como ellos son más listos, decidí que sería bueno tenderles una trampa.

—¿Cómo?— me miraba curioso.

—Haremos una búsqueda del tesoro falsa— saqué de mi mochila una bomba apestosa.— modifiqué esta cosa para que explote en cuanto sea abierta, la esconderemos en donde se supone estará el tesoro, y explotará en cuanto la toquen.

—Todavía no la programas, ¿cierto?— era muy listo como para saber porqué no había explotado en ese momento.

—Exacto— le guiñé el ojo.— bueno, manos a la obra.— nos levantamos y fuimos a los respectivos cuartos.

Cambiamos el shampoo del Fukurodani por tinte temporal de color morado, vertimos tinta invisible sobre las camisetas del Shinzen, volvimos pájaros a los chicos del Ubugawa y por último, preparamos la búsqueda del tesoro para el Karasuno.

A las siete y media de la mañana, sólo mis compañeros, las managers y los entrenadores estábamos desayunando.

Aunque Kuroo y yo tratábamos de no quedarnos dormidos.

—¿Lo hicieron?— nos preguntó el entrenador del Karasuno.

Si no mal recuerdo, su nombre era Ukai.

—Delo por hecho— le respondí tratando de sonreí. Tenía sueño.

Algo extraño, porque estaba acostumbrada a dormir sólo tres horas. Debía de ser porque había regresado a practicar.

—¡Akaashi! ¡Mi cabello! ¡Tú cabello!— la ruidosa voz de Bokuto se escuchaba a lo lejos.

Kuroo me volteó a ver, riendo.

—¿Qué pasó Bokuto-san?— preguntó Yukie. Los chicos del Fukurodani entraron al comedor— oh.

Todos tenían por lo menos una que otra mecha pintada de morado. Al que más se le notaba, era a Bokuto.

—¿Qué pasó bro?— Kuro se había levantado de su lugar para saludar a Kōtarō— Te noto diferente.

Trataba de no reírme. Pero era imposible.

—¿No lo has notado bro?— algunas veces me preguntaba por el estado mental del búho— ahora soy una uva— parecía que lloraría.

Con que se bañara una vez más estaría bien.

—El morado te sienta Bokuto-san— traté de halagarlo sin reír.

—¿En serio lo crees?— volteó a verme esperanzado.

—Totalmente.

—¡Nuestras camisetas!— se escucharon más voces.

—¡Lee la nota!— dijo alguien más.

—¡Parecemos un nido de pájaros!— estaba totalmente segura de que eran los chicos del Ubugawa.

—¡Quítenme esto de la cabeza!

Kuroo chocó los cinco conmigo.

—Nunca cambian, ¿verdad?— cuestionó Kenma desde su lugar.

—Nop— ambos resaltamos la 'p'

Sólo faltaban los del Karasuno.

—Ya quiero ver qué les hicieron a ellos— escuché que dijo el entrenador de los cuervos.

—Oh, descuide, preparamos lo mejor.

Una explosión se escuchó a lo lejos.

—¡Ryu¡ !Nos engañaron!— parecía ser la voz de Nishinoya.

—¡Hinata idiota! ¿Por qué tocaste eso?— Creo que el chico que gritó era Kageyama.

Alguien había tocado mi hombro, volteé para ver quién era y me encontré con los ojos verdes de Akaashi.

—¿Ya?— le pregunté.

Él asintió.

—Ahorita regreso— le avisé a Kuroo.

—¿A dónde-

Kenma lo interrumpió. A él le tocaba distraerlo.

—Kuroo, ¿puedes venir un momento?— él estaba un poco más alejado, así que Kuroo se tuvo que parar para ir con él.

—Claro pudín.

Salí del comedor junto a Akaashi para ir al gimnasio.

—Lindo cabello— bromeé.

Aunque, a decir verdad, casi no se le notaba el color.

—Gracias— respondió cansado— está por acá.

Entramos a su dormitorio y nos acercamos a sus cosas.

—Muchísimas gracias— sonreí a más no poder.

—Fue difícil hacerlo, porque Bokuto-san preguntaba mucho, así que le terminé diciendo— hizo una pequeñísima mueca— lo siento.

—No te preocupes.

Tomé el cartel y salimos de su cuarto.

Después nos dirigimos al cuarto de las managers, para tomar unos chocolates y un peluche de un gato negro que habían comprado Kenma y Akaashi con mi dinero.

Al terminar, fuimos al gimnasio en el que jugaríamos para acomodar todo.

En la red de la primera cancha colgamos un largo cartel que Akaashi había hecho.

En él estaba escrito:

"Iniciaste un proceso bioquímico en mi hipotálamo, causando una segregación de dopamina."

—En serio muchísimas gracias— le sonreí a Akaashi.

Era una persona extraordinaria.

—No hay de qué— me sonrió de vuelta.

Un mensaje de Kenma me había llegado.

—Ya vienen para acá— me empezaba a sentir nerviosa.

Tenía ganas de vomitar.

—Quiero vomitar— dije, abrazando mi abdomen.

—Muy tarde— respondió Akaashi— ya están llegando.

—¿Qué es eso?— preguntaron unos chicos de otros equipos.

—¡Que alguien grabe! ¡Rápido!— gritó Mako— ¡se le van a declarar a alguien!

Más nervios.

Bokuto llegó al gimnasio detrás de Kuroo, tapándole los ojos.

—Más te vale que sea una buena sorpresa— advirtió Neko-kun.

—Créeme que te gustará bro— le respondió Bokuto.

Yaku había comenzado a grabar.

—Puedes destaparle los ojos Bokuto-san— estaba respirando con dificultad.

En mi mano derecha tenía el peluche del gato, y en la izquierda una bolsa con chocolates oscuros.

Al principio, Tetsurō se había sorprendido. Después leyó el cartel.

Se me acercó a paso lento, yo le extendí los regalos con los ojos cerrados.

Seguía nerviosa.

Tomó las cosas, después mis manos. Abrí los ojos lentamente, tenía miedo.

Miedo a que me rechazara por declararme primero.

—Tú también me gustas— estaba sonriendo.

Sonriendo de una manera tan dulce. Nunca lo había visto sonreír de tal forma.

Era reconfortante.

—Te he conocido por casi más de un año— comenzaba mi discurso meloso— y desde que te conocí, supe que serías mi compañero de bromas— ahora yo sonreía— tal vez esto sea raro, porque normalmente es el chico quien se declara, pero— entrelacé nuestras manos— te quiero más que al volleyball— alzó sus cejas sorprendido.

—Se mi novia— habló impulsivamente.

Por un sólo momento, olvidé que ese día teníamos prácticas. Parecía que sólo éramos nosotros dos. Solos, nadie interrumpía.

El momento perfecto.

—Yo quería preguntar— me quejé. Lo golpeé en el hombro, aunque no fue tan fuerte.

—¿Eso es un si?— preguntó extrañado, con una mueca divertida en su cara.

—Es un si— rodé los ojos y lo abracé.

Él besó mi cabeza.

Se escuchaban las celebraciones de los demás. Nos separamos, pero seguíamos teniendo las manos entrelazadas.

Yo estaba sonriendo, como siempre lo hago.

—Ya se habían tardado— dijo nuestro entrenador.

Todos reímos por eso.

—Y lo tengo todo grabado— Yaku parecía más emocionado que nosotros.

—Bien, no se queden ahí parados—regañaron los demás entrenadores— todavía queda un día de partidos que les esperan.

Había olvidado ese detalle.























Ya casi se acaba jiji

Puede que Kuroo esté un poco OOC (Out Of Character), pero es que bueno... en wattpad todo se puede




-Max <3

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top