14. La ducha.

Me despierto muy temprano como de costumbre, pues debo ir a trabajar.
Siento el ambiente frío y lleno de humedad, y mi cuerpo le envía mensajes a mi cerebro que no le gusta lo que pasará.
Me levanto sin muchas ganas y entro a ducharme, mi cuerpo grita que no lo haga que no le agrada lo que sucederá.
No presto atención y abro la llave del agua.
En ese preciso momento en el que el agua roza mi piel doy un grito que imagino despertó a los vecinos, como mi cuerpo decía y mi mente lo imaginaba, esta mañana el agua estaba muy fría.

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