Me cuesta creer que alguna vez fuimos tan unidas como uña y carne. Pero lo fuimos. Y al final de esta historia, terminaste siendo la mugre que tuvo que ser removida.

Te reclamaría por mi novio y amigos, pero ellos se fueron contigo porque no eran verdaderos. Intentaste alejar a todos de mí desde que entramos en la preparatoria. Primero creí que solo querías pasar más tiempo conmigo, luego entendí que solo pretendías sustituirme. ¿Cuál era tu problema? Recuerdo haberte hecho esa pregunta pero nunca me diste una respuesta que considerara suficiente. Mi mejor amigo fue el único que se quedó a mi lado en esos tiempos, el que no cayó en tus redes y se quedó para apoyarme. Meses después —cuando encontraron su cuerpo dentro del auto accidentado en el acantilado—, tú desapareciste. Me dejaste entre tanta tristeza que no pude alegrarme por tu partida, ¿por qué te lo habías llevado?, ¿por qué a él? Y aunque la policía no haya encontrado las pruebas contra ti, soy totalmente consciente de que fuiste tú.

Los años pasaron y, por un momento, realmente creí que podría superar todo. Entonces, apareciste en mi casa de la mano de mi hermano menor, me sonreíste. En ese momento supe que tenía que terminar con esto. Ya no serías un obstáculo en mi camino.