La respuesta

Tengo veintisiete años y heme aquí, frente a la pantalla de mi laptop mordisqueando un pobre lápiz que agarré de mi escritorio. ¿Tiene la culpa? No, claro que no. Pero es lo único que está conteniendo mis nervios y le estoy profundamente agradecida.

Han pasado dos largos y eternos minutos desde que mi hermana metió sus dedotes en mi ordenador. ¡Le envió un email a Daniel! ¡A Daniel Garrido!

Él ha sido... digamos que "mi crush" desde el momento en que coincidimos en la oficina. Traía café para mi jefa, mientras él salía de la puerta del elevador para presentarse en su primer día. Fue tan romántico... excepto por la parte en que lo baño en cafeína y le pido doscientas disculpas.
Desde ese día, me saluda y sonríe. Probablemente sea recordando mi torpeza; pero no importa, su sonrisa es perfecta.

El demonio quinceañero le mandó un: "¿Estás libre este sábado?" con una carita sonriente. ¡Una carita sonriente!

Quinientas excusas han pasado por mi mente durante estos dos minutos. Pero, cuando el reloj marca el tercero, su respuesta llega: "Claro, ¿te podría recoger a las ocho?"

No sé si oyeron eso, pero fue el sonido de mi corazón infartándose emocionado.

Microrrelato de 200 palabras ganador del Reto#65 de los Desafíos de Novela Juvenil🥳🥳. Inspirado en la imagen de arriba.

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