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Ladybug intentó no quedarse mirándole fijamente, pero le era muy difícil, por no decir imposible, dirigir sus ojos en otra dirección.

—Bueno, ¿y qué hacemos ahora?—preguntó Chat Noir.

—Perdona, ¿qué? —preguntó Ladybug, sobresaltada y despistada.

Chat Noir hizo un mohín de disgusto. Ladybug se llevó una mano a la boca, en un gesto de asombro, aunque en realidad quería tapar la carcajada que se le estaba atragantado.

—¿Qué? ¿Te intimida mi cambio de imagen?

Chat, con elegancia felina, se echó un larguísimo mechón de cabello rubio hacia atrás. Esa imagen habría valido perfectamente para un anuncio de champú, lo que hizo empeorar su ataque de risa.

—Es sólo... —musitó Ladybug conteniendo la voz—, que me has recordado a alguien.

—Seguro que luzco como Finn, el héroe más valiente y defensor de ladies y princesas —le contestó, guiñándole un ojo.

—O a Rapunzel.

Y ya no pudo contenerse más, las carcajadas ascendieron por sus pulmones como la espuma de un refresco, inmovilándola y abrumándola.

Chat Noir le contestó con una broma, pero estaba riéndose tan fuerte que no pudo escucharlo. Era incapaz de quitarse la imagen de Chat al filo de su ventana mientras alguien le cantaba en la calle: "Oh, Chat Noir, Chat Noir, deja caer tu pelo".

No supo en qué momento paró, solo se sorprendió a sí misma sentada en aquel tejado, absorta y recuperando el aire. Tenía las mejillas húmedas debido a las lágrimas que no se había dado cuenta de que había derramado.

Se sintió totalmente fuera de sí, pero ante la sorprendida expresión de Chat Noir no pudo pensar que eso fuera algo malo.

—¿Estás mejor? —preguntó Chat con voz suave, sin terminar de creerse aquel momento de despreocupación momentánea.

—Sí, sí, perdona —carraspeó Ladybug—. No sé que acaba de pasar.

Chat le tendió la mano y ella la tomó, la ayudó a ponerse en pie.

—Yo tampoco, pero la verdad es que por un momento me he olvidado de todo.

—¿No estás enfadado?

—¿Debería? —preguntó Chat, observándola burlón—. Supongo que podría, pero nunca te había visto reír así, escucharte le quitaría el enfado a cualquiera.

Ladybug carraspeó, aunque esa vez no tuvo nada que ver con la risa.

—¿Volvemos a la caza de ese Akuma? —preguntó Chat.

Chat se quejó al tener que regresar el cabello hacia atrás. Lo seguía haciendo con la elegancia de un modelo de pasarela, pero era evidente que le molestaba.

—Creo que es mi turno de ayudarla, mi lady —bromeó Ladybug.

Marinette le trenzó el cabello dorado, que era tan sedoso como le había parecido. Cuando terminó, la trenza le media más o menos lo mismo que cuando ella se transformaba en Lady Noir. Se quitó uno de los coleteros y se anudó el peinado.

—¿Mejor? —preguntó Ladybug mientras se rehacía su peinado en una sola coleta.

—Sigue pesando un quintal, pero es muchísimo más cómodo, gracias.

—Para eso estoy aquí, mi lady —bromeó Ladybug con una sonrisa coqueta como la que él le dedicaba.

—Realmente le estás sacando jugo a esto, ¿eh?

—Oh, vamos, sería una idiota si dejara pasar la oportunidad y tú no me respetarías si no lo hiciera.

Chat iba a negarlo, pero al final se limitó a suspirar.

—Y ahora, a ver si me sigues el ritmo.

Ladybug lanzó su yoyo y empezó de nuevo la carrera.

—Es la última vez que recibo un ataque por ella —se quejó Chat, aunque sabía que no era verdad.

Y entonces la siguió.

Publicación original:

https://twitter.com/MeimiCaro/status/1485010637956784135

Fecha original: 22 de enero de 2022

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