079
Marinette apretó los dientes contra la cuerda, haciendo el esfuerzo de no gritar de frustración. No es que sus gritos pudieran escucharse mucho con aquel trapo en la boca. Al menos habían tenido la decencia de amordazarla con un trapo limpio.
No era gran cosa, pero era mucho más fácil concentrarse en la situación sin obligarse a saborear grasa aceitosa o polvo de más de dos meses.
Adrien se echó para atrás, apoyando su espalda contra la suya.
Adrien hizo un esfuerzo para tocar su mano, aunque apenas pudo rozarla. Era casi imposible tal cual estaban, maniatados, de espaldas uno al otro. Marinette pensó que estaba intentando reconfortarla, pero entonces se percató del temblor de sus dedos. Adrien también estaba asustado.
Por una vez, Marinette entendió las manías persecutorias del padre de Adrien. Aquello no era una tropa de adolescentes acosadoras ni un grupo de paparazzi con el objetivo clavado en él.
Aquello era un secuestro y Marinette había tenido la mala suerte de estar en el lugar menos adecuado en el momento más inoportuno. Estaba indefensa y aterrada. Odiaba estar allí. Pero una parte de ella se alegraba de que no se hubieran llevado solo a Adrien.
Ella no podía transformarse con tantos ojos sobre ella, con Adrien allí, pero sabía defenderse. No le había quedado otra en ese tiempo protegiendo París. Le aliviaba saber que no había dejado a Adrien sólo en aquel espanto.
Escucharon ruidos y gritos fuera de la sala en la que los tenían encerrados. Se escucharon golpes, indicios de una pelea, tan agresiva que retumbaban por las paredes. Marinette se encogió sobre sí misma, alarmada.
Adrien volvió a rozar sus dedos y esta vez Marinette imitó el gesto. Se inclinó hacia atrás, empujando con las piernas para acercarse un poco más a Adrien. Cuando Adrien entendió lo que estaba haciendo la imitó. Apoyaron las espaldas, el uno contra el otro.
Pudo sentir el latido ágil del corazón de Adrien, retumbando sin parar. Por alguna razón esa proximidad la tranquilizó. Inspiró hondo, recobrando las fuerzas gracias a aquel contacto entre ellos. Saldrían de esa. Lo harían. O eso esperaba.
la pelea, en lugar de detenerse, empeoró a pasos agigantados. Marinette quiso llorar de la frustración, del terror, de la impotencia. Ni siquiera podía hablar con Adrien con aquella maldita cosa en la boca. Dejó ir un gruñido al morder con fuerza la mordaza.
Adrien le dio un último apretón antes de separarse de ella y de empezar a hacer movimientos raros. Marinette giró el cuello todo lo que pudo para poder ver a Adrien hacer movimientos oscilantes con las piernas, reuniendo fuerzas, hasta que pudo ponerse de cuclillas.
Entonces se enderezó y caminó hasta ella. Se arrodilló, dándole la espalda, y se puso a la altura del cuello. Tiró violentamente del nudo del trapo que le amordazaba la boca, aunque estaba haciendo lo que podía por no hacerle daño. Le llevó unos segundos deshacerlo.
Marinette escupió el trapo y tuvo que hacer el esfuerzo de reprimir una arcada.
—Gracias —susurró en voz queda—. No tenemos tiempo, enséñame las manos.
Adrien dio un paso a un lado con las rodillas e inclinó el torso hacia delante para facilitarle las cosas.
Marinette mordió las sogas que mantenía sus manos atadas a la espalda. Noto el sabor a sangre en la lengua, caliente, metálico e insoportable, sin saber si era suya o de Adrien. Pero no paró hasta que las cuerdas estuvieron rotas.
Al momento, Adrien se llevó las manos al cuello y soltó el nudo del trapo que lo amordazaba. Tosió un par de veces con los ojos llenos de lágrimas, aunque hizo el esfuerzo de que el sonido no escapara más allá de sus labios.
—Gracias —murmuró después de toser un par de veces con dolor—. Tenemos que salir de aquí.
Adrien se giró y empezó a deshacer el nudo de la soga que aprisionaba dolorosamente las muñecas de Marinette.
Una vez los dos se vieron libres, hicieron caso omiso del dolor y se libraron de las ataduras de los pies.
"Tenemos que salir de aquí", iba a decir Marinette.
"Debemos buscar un lugar seguro", iba a decir Adrien. Pero ninguno dijo nada.
Fue en ese momento en que se dieron cuenta del silencio sobrenatural a su alrededor. No había ni rastro de la pelea. Se miraron, intrigados y preocupados de lo que pudiera significar eso. No pudieron pensarlo mucho. El silencio lo rompió un disparo.
Publicación original:
https://twitter.com/MeimiCaro/status/1454218512654901251
Fecha original: 20 de octubre de 2021
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top