075
Marinette emitió un jadeo de incredulidad al verse completamente cubierta de pintura blanca. El resto de la clase contuvo el aliento con tanta fuerza que parecía que los pulmones les iban a estallar en cualquier momento.
Las manos que le lanzaron la pintura temblaron. El cubo se resbaló de su piel sudada y cayó contra el suelo. Aunque había una estropeada tela en el suelo para evitar dañar la madera, el repiqueteo fue igual de agudo y angustioso.
Marinette se miró las manos. Totalmente blancas y brillantes. Su ropa había quedado para el arrastre y no quería ni imaginar el estado de su pelo. ¡Sentía el líquido frío de la pintura deslizarse por su nuca!
—Marinette... —susurró Adrien con voz trémula—. Fue un accidente...
Marinette clavó su mirada en él. Se había acercado tanto a ella que podía verse reflejada en sus ojos verdes. Le tendió la mano para ayudarla a levantarse, pero Marinette se mantuvo inmóvil.
—Lo siento muchísimo —se disculpó él.
Él, cordial y educado como siempre, estaba haciendo lo correcto: reconocer su error y disculparse. Podía ver las claras líneas de pena ensombreciendo su rostro. Pero eso no evitó la vorágine de rabia y de indignación que le retorció los intestinos.
¿Por qué a ella?
¿Por qué siempre a ella?! ¿Tenía alguna clase de radar, de magnetismo, para atraer los desastres con tanta calamidad? ¿Siempre tenía que poner la otra mejilla? Sabía que sí, que no tenía sentido enfadarse por un accidente en el que además se estaba disculpando.
Pero estaba enfadada. Estaba irritada. Estaba harta.
Fulminó a Adrien con la mirada y él se contrajo ante aquella mirada de repentina hostilidad. Pero no retiró la mano ni se alejó.
Marinette se asustó. No por la reacción de Adrien. No por las miradas fijas de los demás. Fue por el reflejo en los ojos de Adrien. Vio aquella figura blanca de pies a cabeza, con ojos azules fríos y coléricos. Se vio en el recuerdo de lo que parecía una pesadilla.
¿Habría sido así como Chat Noir terminó por caer? Espantada por la oscuridad, por el frío helado y el miedo a perderse, tomó la mano de Adrien con fuerza.
Él la miró con sorpresa, sin comprender sus repentinos cambios, pero no dijo nada.
Apretó su mano con cariño y la ayudó a levantarse. Sin romper el contacto, se miraron, incómodos.
Marinette tomó una inspiración profunda. Alzó la mano y acarició el rostro de Adrien de la barbilla hasta lo alto de la cabeza, peinando varios mechones de cabello en el proceso.
—Ahora acepto tus disculpas —bromeó Marinette.
Temió haber reaccionado como una rencorosa, pero definitivamente el rostro manchado de blanco de Adrien y su cara de sorpresa habían logrado deshacer todos los sentimientos negativos que tenía por dentro.
Adrien rompió a reír y Marinette le siguió con carcajadas torpes. La tensión en el aula se relajó.
Nadie se dio cuenta de cómo una mariposa negra, que había estado revoloteando por la habitación, se marchó sigilosamente por la ventana.
Publicación original:
https://twitter.com/MeimiCaro/status/1421219735996354561
Fecha original: 30 de julio de 2021
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