Adrien quería tener un detalle bonito con Marinette. De verdad, de verdad, de verdad que eso era lo que quería. Por eso le había regalado aquella caja de bombones, ¿¡pero por qué tenía que salir todo tan mal!?

¿Por qué siempre que calculaba Marinette + Adrien = DESASTRE?

Intentó quitarle la caja de bombones a Marinette, pero ya era demasiado tarde y ella se negaba a soltarla, ¡vaya si la chica tenía fuerza!

–Están realmente ricos Adrien, gracias –murmuró Marinette antes de llevarse uno a la boca.

Ella ignoraba completamente la manera en que su rostro se había sonrojado hasta las orejas y su ligera torpeza al hablar.

Adrien quiso jalarse de los pelos. ¿¡Por qué los bombones con licor se parecían tanto a los normales!?

Estaba tan ensimismado en su debate interno que no se dio cuenta de la cercanía de Marinette hasta que tiró ligeramente de su pelo. Se sobresaltó al verla tan cerca. Y puede que se atontara un poco al oler su perfume.

—Ma-marinette...

Marinette rió por lo bajo, una risita boba y relajada. Volvió a tirar de su pelo con suavidad.

—Tienes un pelo taaaaaaan bonito... Y taaaaaaan suave... Como un gatito.

Adrien tuvo un espasmo ante las palabras elegidas.

Pero no pudo sino relajarse como un tonto cuando Marinette enterró la mano en su cabello y lo masajeó con suavidad. Realmente tuvo que hacer un esfuerzo por no maullar.

—Gatito bonito —rió Marinette.

Adrien suspiró, abochornado y admirado.

Si seguía mirándole de esa manera, bien podía ser su feliz y tontorrón gatito.

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Fecha original: 27 de abril de 2021