Adrien se tenía a sí mismo como un observador silencioso. No sabía si era una cualidad innata o aprendida, pero se había acostumbrado a los silencios de su padre, a los silencios mientras trabajaba de modelo...

Y el silencio da mucho espacio para observar tu alrededor. Así se percató de que a su padre sólo le gustaba el café si tenía dos terrones de azúcar. Que Natalie siempre llevaba un collar con un anillo que escondía bajo la ropa.

O que Nino tenía una secreta debilidad por el kpop, pero aún no se atrevía a admitirlo.

Detalles pequeños. Detalles escondidos. Detalles en silencio.

Por eso fue que se fijó en que uno de los coleteros de Marinette estaba a punto de pasar a la otra vida.

Iba a decírselo, pero el coletero se rompió antes de que tuviera oportunidad.

Confundida y frustrada, Marinette recogió el coletero inservible.

Adrien recordó que llevaba un juego de elásticos negros en la bandolera. Iba a buscar entre sus cosas y ofrecérselos, de verdad que sí.

Pero se quedó inmóvil como un idiota, viéndola deshacer la otra coleta y recogerse el pelo en un moño apurado.

Marinette era torpe, sí, pero siempre iba impecable. Por alguna razón el peinado desenfadado y los cabellos libres en su nuca le alborotaron el corazón.

Adrien giró el rostro, avergonzado y confundido. Se negó a ver su reflejo en el cristal de la ventana del aula en la que estaba apoyado. Por primera vez, no se atrevió a comprender los secretos que podría admirar en aquel silencio.

Publicación original:

https://twitter.com/MeimiCaro/status/1355592050952040458

Fecha original: 30 de enero de 2021