Suspiró en un esfuerzo por no bostezar. Era difícil. Se sentía abrigado en la cálida habitación de Marinette y llevaba una hora en aquella posición de robot mientras Marinette deshilaba la lana y la pasaba alrededor de sus manos.

—¿Me puedes recordar por qué estamos haciendo esto? —preguntó Chat, soñoliento.

—Porque te ofreciste a ayudarme —contestó sin mirarle.

—¿Y por qué estás haciendo esto?

—Porque es un regalo.

—¿Para mí?

—Si fuera para ti no te pediría ayuda, gato bobo —rió suavemente Marinette.

—Es para un amigo. Hace tiempo le hice una bufanda azul y pero no sé la pude dar, así que pensé que sería buena idea hacerle otra y está vez sí, dársela.

—¿Y no sería más fácil que le dieras la bufanda que ya le hiciste?

—No es posible, ya la tiene.

Chat frunció el ceño.

—Eso no tiene sentido.

Marinette rió por lo bajo.

—Un poco sí. Pensó que mi regalo se lo había dado otra persona y estaba tan feliz que... —Marinette se encogió de hombros—, parecía lo más adecuado.

—Pues eso es injusto.

—Chat, ¿alguna vez le has hecho un regalo a alguien?

—Sí, claro —respondió confundido.

—¿Y por qué lo hiciste?

—Porque quería tener un detalle bonito.

—¿Por qué?

—¿Porque quería que fuera feliz?

—¿Y qué harías si la idea de qué ese regalo se lo hubiera hecho otra persona lo hiciera más feliz que si se lo regalaras tú?

Ambos se quedaron en silencio, con la mirada clavada en el ovillo de lana y cómo lo iban deshaciendo poco a poco.

—Eres una gran amiga Marinette.

Marinette sonrió con calidez.

—Eso espero.

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Fecha original: 15 de enero de 2021