Encontrarse nuevamente con la Torre Eiffel después de tantos años estudiando en Nueva York, Londres y Milán, era como sentir un revoltijo cálido en el intestino.

El temblor se transformó en una auténtica estampida cuando lo vio.

Un anuncio de relojes con la perfecta sonrisa de Adrien en todo su esplendor.

Incluso después de tantos años, tantas experiencias y tanta locura, ¿aún tenía la capacidad de alborotarle las neuronas?

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Fecha original: 12 de agosto de 2020