Marinette se quejó, malhumorada y molesta. Se había aplicado protector solar, pero al parecer el sol de verano se reía de su cara bañada en factor treinta.

Se negó a verse en el espejo, sabiendo que entre la piel quemada y el pote de crema que tenía encima, luciría como un macaron chamuscado de fresa y nata. No le gustaba trabajar en la terraza, pero era la única forma de librarse de su abuelo y a su padre riñendo por el pan vienés.

—Vaya, vaya, vaya, princesa —dijo una voz que Marinette encontró realmente irritante—, ¿no te han dicho que hay que tener cuidado con los rayos del sol?

Marinette observó al gato mal alunizado que tenía delante con el ceño fruncido.

—¿Qué quieres, Chat? —gruño Marinette.

—Ey, ey, que vengo en son de paz, princesa —aseguró Chat, acercándose a ella con las manos en alto—. Aunque eso tiene una pinta un poco fea.

Marinette frunció el ceño, haciendo que a Chat le saltaran todas las alarmas.

—Fuera de mi tejado.

—Oh, venga, princesa, ni que te hubiera dicho que pareces Reflekta con toda la cara tan pringada de crema.

Marinette frunció aún más el ceño.

—Que yo sepa no fui yo quien se convirtió en una copia de Reflekta, más bien fuiste tú.

Y Marinette apretó con fuerza el tubo de protector solar, dándole de lleno en la cara a Chat.

Publicación original:

https://twitter.com/MeimiCaro/status/1237113230608207874

Fecha original: 9 de marzo de 2020