Era la primera vez que Kagami entraba en su cuarto y allí estaba él, parado como un palo de escoba sin saber a donde correr. Mientras, Kagami miraba con curiosidad el sitio, sin prestarle especial atención a nada.

Adrien quiso ofrecerle algo, pero no parecía que los videojuegos o los juego de mesa fueran especialmente interesantes para ella. Entonces se dio cuenta de que no tenía ni idea sobre los intereses de Kagami más allá de la esgrima.

—¿Qué es esto? —preguntó Kagami, llamando su atención—. Es bonito.

Entre sus manos estaba la pulsera que Marinette le había regalado. No la llevaba consigo por miedo a perderla, pero siempre le acompañaba cuando necesitaba un ápice de la buena suerte de Marinette con él.

—Un regalo de una buena amiga.

Kagami suspiró, entendiendo más en esa frase y en el brillo feliz de sus ojos de lo que el mismo Adrien entendía de sí mismo. Con un suspiró, Kagami dejó la pulsera donde estaba, observando con tristeza aquel hilo rojo que parecía repelerla.

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Fecha original: 20 de febrero de 2020