Un final diferente
Todos pongan atención, una historia voy a contar, no les va a gustar; pero les va a ayudar.
Lo llamaban el "el sin nombre", por qué era desconocido su nombre, en este país: Halloween.
Era alguien que asustaba los niños que salían solos, únicamente aparecia en halloween ya que los niños adquieren más terror, perfecto para él.
Los gritos eran de esperarse, siempre procuraba que fuera un lugar un poco apartado de los demás, de esta forma mientras el disfrutaba no lo atraparían.
En casos muy extraños él sin nombre se encontraba dentro de la casa de los niños.
Los que ven bien al sin nombre dicen que no tiene un ojo, vestido de negro.
Todos ya lo sabían; en Halloween nunca hay que descuidarse aun que, claro nunca faltaba quien no creía en él y así es como siempre había víctimas para el sin nombre.
Existía una leyenda que decía que cuando te encontrabas con el sin nombre, te preguntaba si te había asustado, si respondías "si" o "no" te dejaba libre, no te molestaba nunca mas, en cambio si estabas tan petrificado y no contestabas nada; te asustaría siempre.
Matteo un chiquillo de 11 años que se disfrutaba de asustar a sus compañeros de clase.
-Bu. - grito.
La respiración de su compañera se aceleró, Matteo se rió de que si la había asustado por cuarta vez en el día.
-No te rías, de verdad asustas, más que el sin nombre.
Aquello desconcertó a Matteo, no sabía quién era el sin nombre, a lo que su compañera le contó quién era y que hacía.
Eso no lo asusto, al contrario, planeaba buscarlo esa noche.
En su inocencia el lo iba a buscar para preguntarle por qué lo hacía.
Era de noche, el niño tenía frío y el viento lo hizo estremecer.
Estaba en un lugar oscuro, el le tenia miedo a la oscuridad pero ese era el lugar que le gustaba al sin nombre.
Da una pequeña vuelta y de repente lo tenía frente a el.
-¿Te asusté? - «todo era cierto» pensó Matteo.
-No - «si»
-Muy bien me voy -camino lentamente en dirección opuesta.
-No te vallas
Él sin nombre se detuvo y volvió a mirar al niño.
-¿Por qué?
-¿Por qué asustas a los demás?
Nunca antes se lo habían preguntado.
-¿Por qué lo haces tú?
-Por diversión -hablo Matteo
-Igual yo-Rio
-Hay límites
-Uno no siempre sabe el daño que le hace a los demás, mi padre ocasionó que perdiera un ojo y me lo dijo.
-Estas siendo como él, entonces.
-Yo nunca seré como él, me dejó...
El sin nombre volver a ver a el niño, con dolor.
-No justifica nada -siguió Matteo - ¿Dónde está?
-En su casa, lo que me hizo fue un accidente, no era su intención y lo culpe-desesperado dijo para el mismo.
-Perdonalo, como algunos te perdonaran.
Demasiado tarde
«Gracias» quiso decir el sin nombre pero no dijo por qué ya se había ido, con su padre, arriba.
500 palabras
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