Tiempo
Navidad, la época favorita de muchas personas, tanto como niños, jóvenes y adultos.
Supuesta mente la navidad es para la convivencia entre familia, y hasta ahí no hay nada malo, dicho así.
El problema viene cuando tu familia no hace más que criticarte.
Al principio decía que no me importaba lo que las más gente diga de mi, y así era, pero ellos no eran cualquier gente, era mi familia.
Navidad, era el único día del año en el que veía a mis padres, tíos, primos y hermanos, no es que no los quisiera, pero me ponían de mal humor y bajaban el ánimo.
No estaba para que me bajarán el ánimo ahora, después de lo de Hanna, probando les otra vez que estaban en lo correcto.
«Esa chica no se ve que te quiera» dijo mi madre
«Deberias buscarte un trabajo de verdad» dijo mi hermano
«Ya no estás para desperdiciar más tiempo, trabaja en algo productivo» me dijo mi tia
«Le falta un arreglo a tu casa, ¿no te quieres venir conmigo?» dijo mi hermana
«Yo te puedo pagar la universidad para contaduría» dijo mi tío
Ninguno de ellos me preguntaba que era lo que quería, la única persona que lo hizo fue mi padre, quien murió el mismo día de navidad.
Yo trabajo en una una pizzería, no era el mejor trabajo, pero quería dinero para mí universidad, y si trabajar diario sin descanso implicaba que podía estudiar lo que yo quería; valía la pena.
—Tengo una fuerte fiebre, no podré ir madre —dije.
No era mi mejor escusa, pero era una.
—¿Cómo que no vas a ir? no será por esa trabajo tuyo que no tiene un horario fijo, ya te lo he dicho niño, trabajar ahí no te servirá de nada, oíste — se detuvo un momento —no se cómo le harás, pero irás a la fiesta — seguido de eso colgó.
El colgado voy a ser yo si no voy.
No tuve otra opción que ir.
Pero no iba a ser en vano.
Había transcurrido en ese tiempo lo mismo que ya dije, con palabras exactas creo yo.
Papá diría que no me dejara, ya estaba hartó de todo esto.
Como un estornudo involuntario o una flatulencia, me levanté de la silla bruscamente y grité.
Grité tanto como no lo había hecho antes.
—Ya basta todos, son unos hipócritas, oh no, los hipócritas hablan de ti a espaldas pero ustedes son peores, me lo dicen en cara sin tener la mínima idea de lo que siento cuando lo hacen, trabajo en una estúpida pizzería por qué quiero dinero para estudiar una carrera, no es contabilidad como ustedes quisieran, pero lo que debería importarles es que me gusta y me hace feliz.
Todos en la mesa tenía una mirada perdida y una perfecta "o" en sus labios.
—Durante mucho tiempo los quise complacer, pero es momento de que haga lo que quiero y no lo oculte — hablé
Con una sonrisa en la boca, salí de ahí.
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