La cena con la familia de tu pareja es incomoda, es muy decisiva en tu relación si le agradas a esta, la familia de Emilio es supersticiosa, me conto el cuándo le pregunte como era su familia, yo no lo era, y fue lo único que me dijo, por las pocas veces que los he visto de lejos, eran una familia rica, elegantes y con modales, esas características me intimidaban; así que lo primero que hice cuando Emilio me invito a comer; fue ir a comprar un vestido elegante, yo tenía algunos, pero sentía que no encajaría con ellos: tan perfectos.

Después de encontrar un vestido adecuado: rojo con detalles negros, me hice un tratamiento de cara, procedí con un curso de una hora sobre modales en el que aprendí a usar todos los utensilios de comida sin parecer que realmente que no lo practico en casa.

Y aquí estaba en la puerta con Emilio.

—Tranquila, solo se tu misma, les vas a encantar —dijo regalándome una sonrisa, pero estaba nerviosa.

Tocamos la puerta y abrió un señor.

—Su madre ya lo está esperando joven Emilio.

Genial, es la primera impresión, llegar tarde.

En la mesa se encontraban 5 personas: su madre, su padre, su abuelo, su tía y una niña.

—¿Y cuánto tiempo llevan de conocerse?

Me esperaba una larga noche intentando ser como ellos.

...

—Ana me pasas las especias-me pregunto Katy: la niña.

Me concentraba tanto en estar derecha, piernas cruzadas, hablando en lenguaje formal, lo de mi curso, que no estaba segura de que pasarle las especias a la pequeña Katty era lo correcto, pero lo hice, al momento de pasársela derrame el pequeño salero y doña Sofía hace una mueca de rechazo.

—Derramaste la sal querida.

—Una disculpa.

—Ya sabía que no iban a durar.

—¿Disculpa? —pregunto Emilio.

—La sal es símbolo de relaciones duraderas, derramar sal significa que se relación va a terminar-hace la misma mueca-para que veas que no soy mala te voy a contar que si tocas de la sal derramada y la hechas en tu espalda se soluciona.—bebe de su copa.

—Ya estuvo, eso no existe, la paso toda la cena insinuando que no vamos a durar, si planea que no estemos juntos solo dígalo y no le eche la culpa a la estúpida sal —salí de ahí.

Tiempo después salio Emilio conmigo.

—Necesito disculparme.

—No debes.

—Si, son sus creencias, no debí meterme —hubo silencio,sabía que era cierto—no soy supersticiosa pero cuando tu madre dijo que por que derramara la sal nosotros terminaríamos me asuste.

—No permitiré que mi familia me diga quien puede ser mi pareja, te amo por quien eres, no por quien intentaste ser en la cena.

—"te amo" suena tan bien en tus labios.— y se ríe contagiándome su risa.

Tal vez la sal que había derramado haría que en un futuro no estemos juntos, pero este momento para mí era perfecto.

...

En realidad, unos años después terminamos, la sal derramada había acertado, nos volvimos a encontrar, tal vez el equivocado era el tiempo.

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