Un muerto.

Un homicida.

¿Quién mató a Lucy?

Lucy era una joven muy amada y querida, nunca le había hecho daño grave a alguien, pelo negro y largo, utilizaba un lente por que tenía una afección llamada queratocono.

La vivienda era grande pero únicamente: Keila, Gabino, Héctor, Darío y Elena vivían ahí, yo únicamente iba un domingo por año para darle terapia a Keila, por que padecía bipolaridad, no era yo la única que le daba terapia pero aun iba por año.

Keila padecía bipolaridad, hermana de Lucy, era la potencial homicida pero era irrealizable porque era vigilada todo el tiempo por Elena.

Elena era la cuidadora de Keila, amiga igualmente de Lucy, potencial homicida pero igual era irrealizable ya que cuidaba todo el tiempo de Keila.

La coartada era que Elena vigilaba de Keila.

Gabino el cocinero, no había mucho que decir de él, meramente potencial homicida.

La coartada era que,  "en el dormitorio con llamaba con un aprendiz de él, en cocina".

Héctor novio de Lucy, era un chico naturalmente lindo y no tenía motivo para hacerle algo, que yo conozca, en cambio no ignoro lo que no veo en él, no ignoro en lo que no veo en él, ni en nadie.

La coartada era que fue a comprar una lámpara de pila por la predicción de tormenta de aquella noche.

Darío amigo de Lucy, Héctor y Elena, no por qué era amigo no pagaba renta, él cruzaba mejor con Elena, lo que incluía a Keila.

La coartada era torpe pero era una coartada; veía tele en la habitación.

—Hay coartada para cada uno, Lucy murió con un corte en la garganta y forcejeo—hablo Elena agobiada

—El cuchillo tiene una huella, ahora falta — Habló Héctor— compararla

—Yo lo hago— Dijo Darío y camino a donde Héctor.

—Uh y conoceré quien mato a mi hermana— hablo Keila y luego rió en carcajada— para luego caer.

Marchó un minuto encima no había reacción.

—Hay alguien quien no tiene una coartada—Mencionó Gabino intrigado —April—Me hablo y miro.

Marchó otro minuto.

—La huella pertenece a April— tartamudeo Héctor

Marchó otro minuto.

Yo tenía una cínica mirada.

Elena paniqueada no parpadeo mirándome todo el tiempo y hablo.

—Llama a la policía— dirigiendo a Gabino.

— ¿Quién lo diría?— habló Darío normal.

— ¿Por qué?— fue Elena la primera en preguntar de aquello.

—Ella tenía una vida perfecta pero igual no le agradaba, pretendía ayudarle— hablé inocentemente.

No dijo nada.

—Cierto, yo la mate, planee todo por excelencia bien durante un año, tengo conocimiento del comportamiento humano, conocía como controlarme, le odiaba, era una niña mimada, idiota, nadie me tomaría en cuenta, opinaba. — Oí un pitido del teléfono— y claro ya acabaron conmigo ahora, pero, ¿Qué creen?—rei — no lo planee únicamente yo, hay otro loco aquí. — mencioné fuera de quicio e iba a continuar.

Pero no pude decir el nombre de mi cómplice.

Por qué recibí una bala entre ceja y ceja y caí.

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