Te presento este país:
con innumerables pueblos,
rodeado de mil mares,
es una isla sin término.

Se divide en cuatro partes
que ahora, sin pausa, te cuento:
La de Arriba, la de Abajo,
La de Fuera y la de Dentro.

Ve a Arriba caminando
a recorrer sus caminos
y, aunque sea redundante,
disfruta de tu destino.

Aquí y allá encontrarás
gente amena y divertida,
podrás departir con ellos
del milagro de la vida.

O quizá solo del tiempo,
no de éste que se pasa,
si no del frío que hace
o del calor que te abrasa.

Por Abajo hay limpios valles,
hay cordilleras nevadas,
desiertos deshabitados
y sombríos bosques de hayas.

Te bañarás sin recelo
en sus lagos y en sus ríos,
te puedes tumbar sin miedo
a la sombra de sus pinos.

Aquí vive gente que
puedo decirles normales,
si normal es referirse
a personas sin bagaje.

La de Fuera son sus mares,
calmos o embravecidos,
las gentes que los navegan
relatan cien mil peligros:

"Craken con veinte tentáculos",
"bancos de blancas ballenas",
y no podían faltar
"los cantos de las sirenas".

La de Dentro es la más rara,
pues te lleva en un suspiro
del pantano más infecto
al cielo más claro y limpio.

O desde una cueva oscura
a una luna de ensüeño,
de las muchas que rodean
a este país que te cuento.

Las personas que ahí viven
son del todo variopintas:
de extraordinarios poderes
y bondades infinitas

a gentes con mala baba,
y una mente tan perversa
que torturan, asesinan,
y nunca están satisfechas.

¿Esto te resulta raro
y te produce extrañeza?
Te aclaro que este país
está solo en tu cabeza.

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