Escrito del alma

Cuando te fuiste no era más que una niña.
Y ahora descansas entre estrellas, así que sueña.
Sueña, querido lucero.
Parte sin demora hacia el crucero.
Te recuerdo en las nubes, en las flores y en la brisa.
Tus ojos mar eterno, la luna tu plateada sonrisa.
Tú siempre presente, siempre eterno.
Eres la estrella más hermosa del firmamento.

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