Y luego, la nada; el silencio.
-No hables, ya no tengo nada más que oír de ti.
Mis manos cayeron a ambos lados de mi cuerpo, inertes, luego de oír esas palabras, sin vida, así se sentían, así me sentía.
Una triste sonrisa se formó en sus labios y algo más dentro de mí se rompió, en ese momento lo supe, nada ni nadie haría que el cambiara su decisión, ya estaba hecho, no me perdonaría...
Aun así, las palabras se escaparon de mi boca tan rápidas y desesperadas que no pude retenerlas.
-Por favor Yoongi, por favor no me hagas esto.
Pero ya no había vuelta atrás; ya no quedaba nada por hacer, solo prepararme para lo inevitable. Mis ojos se cerraron por inercia, no quería verlo a la cara, no podía.
Sus pasos retumbaron por toda la habitación y mi respiración se aceleraba con cada uno de ellos.
luego, silencio.
No sabia que hacer, no era un silencio apacible ni relajante. No. Era más bien el silencio que viene con la calma antes de la tormenta.
Quería salir corriendo; mi cuerpo me decía a gritos que saliera de ahí, pero no podía, porque en el fondo sabía que si lo intentaba, no llegaría ni siquiera a la puerta antes de que me atrapara, y si es que por algún milagro lograba salir del departamento y llegar al pasillo, no serviría de nada porque todo el maldito piso le pertenecía.
No tenía escapatoria.
Su fría mano acaricio mi cabeza sacando cualquier pensamiento de huida de ella, mientras que mi cuerpo reaccionaba con un escalofrió que recorrió toda mi espina dorsal.
- ¿Por qué lo hiciste T/N? -sus palabras llegaron a mi junto con el calor que emitían sus tibios labios contra mi frente.
- ¿Es que no fui suficiente para ti? - esta vez su agarre se hiso gradualmente más fuerte, tanto así que mis ojos se vieron obligados a abrirse por causa del dolor, y mirar a los suyos.
-Yoongi, me lastimas-mi voz apenas era perceptible para mí.
-no creo que más de lo que tu me has lastimado a mi.
Jamás había escuchado a alguien decir palabras con más despecho que las que acababa de oír.
Su agarre se soltó mientras depositaba un tierno beso sobre mi frente, para luego caminar hacia la mesa de centro que se encontraba en la sala
- Lamento que no puedas volver a ver a ese imbécil. - Aún seguía dándome la espalda cuando hablo, pero unos segundos después pude ver la sonrisa que se encontraba en su boca.
-Yoongi... A mí no me importa el.
-Crees que soy un idiota - sus palabras resonaron por todo el lugar, y luego el arma que antes se encontraba escondida de mi vista tras su figura, me era totalmente visible.
-Jamás debí confiar en ti.
El sonido fue el primero en llegar.
Y luego, la Nada; el silencio.
El dolor nunca a pareció,
mi corazón no dejo de latir,
ni mi respiración se hiso incontinua.
No.
Mi única reacción fue un grito desesperado que me despertó en la infinidad de la noche. Y junto a mí el hombre que jamás tiro del gatillo.
O al menos aun no lo hacia.
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