Capítulo 28
“ (…)Incluso si parece ser el principio del fin llamaré tu nombre. Esa mirada tuya es tan colorida, te lo daré todo (…)”
-Your Eyes Tell.
[BTS]
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—¿Qué estás esperando? —inquiere mientras me incita a entrar al auto, manteniendo la puerta abierta con su brazo.
Permanezco inerte a unos pocos centímetros de su cuerpo. Con el embrollo de emociones de hace un momento por la llamada de mi padre y todo lo que ha acontecido, no deparé en la repentina confianza con la que había tratado a Jungkook cuando apenas somos simples conocidos.
Ahora que me encuentro más serena y esclarecida, la vergüenza hace acto de presencia en mis sentidos. Además de que si decido irme con él, lo más probable es que tengamos que tocar el tema del “beso” y no creo que esté preparada para eso sinceramente.
—Yo creo que…—mi excusa es interrumpida cuando básicamente me lanza al interior del auto de un solo empujón.
Siempre me deja sin palabras con sus acciones inmaduras e impulsivas.
Viendo que esta vez, a pesar de haberme sorprendido como siempre, no me he molestado tanto...creo que he empezado a acostumbrarme a ello.
—Puedes decirme por el camino. —dice mientras retira la máscara de su rostro.
Puedo escuchar la burla tras sus palabras, y por los hoyuelos cercanos a sus comisuras, imagino que está tratando de contener la risa.
Suspiro resignada, realmente no tengo fuerzas para llevarle la contraria, deduzco que voy a perder en la estúpida discusión que haríamos.
Me coloco el cinturón de seguridad como muestra de mi rendición y él satisfecho me sonríe pasando sus dedos por su cabello. Espero a que el motor se ponga en marcha, pero por el contrario, el auto permanece apagado.
Giro mi rostro en su dirección con la intención de averiguar porqué aún no hemos partido, y ese es el peor error que podía cometer…
Cuando volteo, lo encuentro observándome con detenimiento, más del que estoy acostumbrada. Casi me atraganto con mi propia saliva, es decir...que un chico te mire con tanta atención es de todo menos tranquilizante.
Disipo mis nervios por unos instantes para observar su expresión. Mejillas ligeramente sonrojadas, labios entreabiertos, una vez nuestras miradas conectan retira la suya rápidamente mientras frota su nuca con nerviosismo.
Oh no, ya se lo que significa eso.
Aquí viene…
—Sobre lo de anoche…
Tierra, trágame y escúpeme en algún rincón recóndito de la selva amazónica.
No, no, no. Ahora no…
¿Qué le voy a decir?
Creerá que estoy loca si le doy la excusa del sueño.
Mi pierna comienza a moverse como un reflejo incondicionado ante la situación. Solo me queda esperar a pasar la mayor vergüenza de mi existencia y con la posibilidad de que decida alejarse por completo de mí, ni siquiera sé porqué me preocupa eso más que otra cosa.
—Yo quería decirte que…—continúa hablando hasta que es interrumpido por un molesto sonido.
Gracias al cielo. Quienquiera que sea, le debo la vida.
La vibración en mi bolsillo detiene la catástrofe creciente y al mirar la pantalla, del ahora muy útil aparato, se registra el número de Alice.
¿Ya he dicho que amo a mis amigas?
—¿Sí? —respondo con rapidez y al parecer demasiada felicidad, puesto que el ceño de Jungkook se frunce con molestia.
—¿Liz? ¿Ya has salido del hospital? ¿Cómo está Akari?
—Sí ya he salido, ella está mucho mejor.
—Es un alivio. Oye, te llamaba para que supieras que si aún no tienes un lugar donde quedarte puedes dormir en una de nuestras habitaciones por hoy. —levanto la vista y observo cómo Jungkook resopla apartando el cabello de su frente.
—Eh...pero...¿No están ocupadas ambas habitaciones? No quiero darles problemas con sus compañeros de cuarto y los profesores de la residencia.
—Oh, eso no es problema. Keira y yo saldremos esta noche, no dormiremos en la residencia.
—¿Qué?—espeto escandalizada.—Alice, después de lo que hemos hablado hoy, no me parece conveniente que se vayan por su cuenta tan tarde. Además ¿Dónde se quedarán?—me giro y hablo en voz baja para que Jungkook no escuche nada a cerca de la reunión de hace unas horas.
—Tranquila, la situación está controlada. Dormiremos en casa de Hye Kyung, ella nos ha invitado puesto que su padre tuvo un inconveniente y no podían vigilar juntos, imagino que es más fácil que estemos con ella en su casa. —eso me tranquiliza, no la conozco en lo absoluto pero de alguna forma confío en Hye Kyung.
—Bien, entonces…—una voz fuera de lugar me interrumpe.—¿Es ese Jimin?—frunzo mi ceño confundida, claramente esa era su voz.
—Eh…¿Qué cosas dices? —ríe nerviosamente.
—¿Chicas, ya están listas?—se escucha una nueva voz del otro lado de la línea.
—De ninguna manera… ¿Es Taehyung?—esta vez no me molesto en susurrar.
—Bien, sí. Son Jimin y Taehyung, han venido a buscarnos. —suspira con rendición.
—¿Por qué? Espera… ¡¿Van a una cita?! —mi grito de infante hace que Jungkook ría por lo bajo.
—¡No! Bueno, sí… ¡No sé cómo llamarlo!—exclama exasperada haciéndome soltar una breve carcajada.
—¿Por qué no me dijeron? Ya me lo imaginaba, pero aún así…
—Es que no es nada seguro, solo una salida amistosa. Te invitaríamos pero seguramente Jungkook te rapta como siempre.
—Sí…—susurro mirándolo disimuladamente. Si ellas supieran...
—Deben tener cuidado de no ser vistos, recuerda que…
—Sí, sí. Todo está bajo control, no te preocupes. Luego de la…salida amistosa, Yoongi nos llevará a la casa de Hye Kyung.
—¿Yoongi también está allí?
—No, él se negó a venir a pesar de que le dijimos. Solo nos llevará a la mansión Lee al final de noche.
—Oh, bien. Bueno, sería genial si alguna me dejase la llave de su habitación.—me siento aliviada de al menos haber encontrado un sitio donde dormir por esta noche.
—Descuida, le diré a Keira que se la entregue a su compañera de cuarto, ella es más responsable que la mía. Así que una vez llegues, ella te abrirá.
—Gracias chicas y diviértanse. —Alice está a punto de contestar cuando alguien se entromete y la despoja del celular.
—¡Oye! Tú igual pásala bien, si quieres no tienes porqué regresar hoy a la residencia. Creo que estás muy bien acompañada.—tras las palabras de Keira, escucho la risilla de complicidad de ambas y una un poco más fuerte junto a mí...
¿De qué te ríes Jeon?
—¿Cómo…?
—No le digas que te lo he contado, pero según Tae, Jeon casi entra en una crisis existencial cuando no pudo encontrarte hoy. Incluso le llamó pidiendo el número de alguna de nosotras para poder contactarte.
—¿Ah sí? —río ante la imagen de un Jungkook nervioso e inquieto. Qué tierno.
—¡Ya vámonos!—se escucha al fondo de la llamada.
—Oh, Jimin está impaciente, mejor váyanse ya. Las quiero. —ambas se despiden y finalizan la llamada.
Coloco el teléfono en mi bolso en medio del silencio que se cierne a nuestro alrededor, el cual segundos después es roto por su gruesa voz.
—Voy a matar a Taehyung…—murmura mientras sus nudillos se presionan en el volante.
—¿Escuchaste eso?
—Digamos que tu amiga grita mucho y estoy justo a tu lado. Sí, claro que lo escuché.
No puedo evitar estallar en carcajadas y más aún cuando su rostro serio y confuso se voltea para mirarme, en serio luce muy adorable.
—Cuando termines avísame. —espeta con molestia cruzando sus brazos.
—Lo siento, lo siento. Es que deberías ver tu cara. En serio te ves muy tierno…
—¿Tierno? ¿Crees que soy tierno? —pregunta con una sonrisa ladina adornando sus finos labios.
Mi risa cesa por completo y ahora una tormenta de tonalidades rojizas empapa mi rostro, no puedo creer que haya dicho eso es voz alta. Si antes estaba mal pues ahora me siento peor.
—Eh...¡No! ¿Cómo crees que yo diría algo así?—Trato de enmendar la situación riendo estúpidamente mientras golpeo con ligereza su hombro, pero su expresión de obviedad no ayuda.
—Es una lástima entonces, yo sí creo que tú eres muy tierna. Sobre todo cuando te sonrojas por mis comentarios.
Ya he comenzado a hiperventilar y en esta horrible caja con ruedas el espacio es tan pequeño que empiezo a acalorarme.
—¿Ves? Justo así .—ríe mientras señala mi ya calcinado rostro de lo mucho que arde la sangre en mis mejillas.
—Para ya con eso…—gruño apartando su dedo de mi cara con un golpe de mi mano.
Él regresa a su posición en el volante, sin retirar su expresión divertida.
—¿Ya has comido? —pregunta con naturalidad haciendo que me descoloque por un instante a causa de su repentino cambio de tema.
—No, pensaba en ir a comprar algo ahora…
—Nada de eso. Vamos al departamento, ordenaré algo para ambos.
Planeo negarme, pero el rugir de mi estómago me amenaza para que acceda. Así que sin poner resistencia, asiento ante su propuesta y automáticamente el motor encendido hace avanzar el auto por las calles de Seúl.
—Puedes ducharte si quieres, voy a ordenar la comida.
Sin más, se gira con su teléfono en mano y yo me encamino al baño para tomar una ducha relajante, realmente lo necesito. No consigo apartar el calor de mi cuerpo de ninguna manera…
Jeon Jungkook ¿Qué me estás haciendo?
Una vez vestida y perfumada me dispongo a buscarlo. No está en ningún lugar de la planta baja, así que decido subir las escaleras al único sitio restante del departamento, la habitación. Golpeo la puerta con timidez, pienso que no escuchará mi débil toque, pero en cambio su voz recitando un dulce “Adelante” me hace girar la perilla.
—Ya he terminado…—estoy segura de que mis últimas palabras son un minúsculo susurro. Literalmente puedo sentir el oxígeno abandonar completamente mi sistema y ahora solo queda un vestigio llamado suspiro ante su imagen.
—Bien. La orden debe llegar en quince minutos ¿Te gusta la comida china, no?
¡¿Cómo aspira a que le responda algo en estas condiciones?!
—Eh, sí .—aclaro mi garganta puesto que he percibido lo ronca que ha salido mi respuesta, y al parecer él también lo ha notado por la sonrisa cómplice que se ha formado en su rostro.
—Ven aquí.—dice tanteando su costado en la cama.
—¿Yo?—pregunto estúpidamente, mientras trato de disipar de mi cerebro las miles de ideas absurdas que han pasado por su ofrecimiento.
—Creo que no hay más nadie en esta habitación a parte de nosotros. —dice con burla.—Solo veremos alguna película mientras esperamos la comida…¿O querías algo más?
—¿Qué película veremos? —cuestiono arrebatándole en control remoto e ignorando su último comentario.
—Yo sé de una muy buena.—lo observo atenta esperando a que prosiga.—Se llama ”La chica que te besa de la nada y luego huye”¿Te suena?
—Un nombre un poco largo para una película ¿No crees? —contesto tratando de evadir la situación a la que ha hecho alusión con el nombre de la supuesta “película.”
—¿Por qué no quieres hablar de ello?—va directo al punto frunciendo su ceño con confusión.
—No…no sé muy bien qué deba decir al respecto. —bajo mi cabeza para que mis cabellos cubran mi rostro. No me queda más remedio que ser lo más sincera posible con lo que me sucede.
Lo escucho acomodarse a mi lado, hasta quedar sentado frente a mí en el colchón.
—Yo creo que sí lo sabes ¿Por qué no empiezas por la primera vez que nos vimos?
—¿El día en que nos encontramos por la agenda?—pregunto extrañada, puesto que dudo que eso tenga que ver con el tema principal de la conversación.
—Esa no fue la primera vez.—niega con seriedad.
—¿Entonces?
—Era de noche y no había luna, pero el cielo tenía más estrellas que nunca. Tú estabas descalza sobre el rocío del suave césped, y yo…
—Me sonreías…—sin percatarme, aquella frase escapa de mis labios acompañada de un suspiro nostálgico.
Por muy absurdo que parezca, yo reconozco a la perfección ese lugar. Y de cierta forma ya no me sorprende comprender el rumbo al que ha dirigido esta conversación.
No solamente yo descubrí lo que sucedía desde hace mucho tiempo entre nosotros...
—Sí, te sonreí ¿Recuerdas la primera vez que hablamos? Te pregunté si volvería a verte y tu dijiste…
—“Te esperaré en el sueño de siempre, no llegues tarde”.
Sí, ya no me cabe duda de que todo es real.
—Entonces…¿Por qué me besaste?—reitera la pregunta con ilusión.
—Porque quería estar segura de que te había encontrado.
De alguna forma ahora todo resulta más sencillo de explicar, con sentir ese beso pude estar segura de que ha sido él todo este tiempo.
—¿Y ahora...ya lo estás?—suspira y su aliento golpea mis comisuras con delicadeza.
—Definitivamente…¿Y tú?
No sé en qué momento nos hemos acercado tanto, hasta el punto de que mi piel se estremezca ante su respiración y su mano aprese mi mejilla con suavidad.
—Creo que aún no. —ladeo mi cabeza con confusión ¿Qué más haría falta para que se convenciera?—Necesito comprobarlo otra vez…
Y sin previo aviso, la mano que sostiene mi mejilla se curva sobre mi nuca y me atrae por completo hacia su rostro para rozar sus labios con los míos.
Basta menos de un segundo para que su boca se funda con la mía y sus dientes apresen con deseo mi labio inferior haciendo el calor, en mis mejillas y en la habitación, un poco más intenso. Rodeo su cuello con mis brazos sin poderlo evitar, mis dedos juegan con los mechones revueltos de su cabello e incondicionadamente mi cuerpo se apega más al suyo.
Sus dedos se asientan en mis caderas, acariciándolas por encima de la tela de mi vestido y parece insuficiente la cercanía entre ambos cuerpos a pesar de ser humanamente imposible encontrarse más apegado uno al otro.
El cosquilleo en mi abdomen simulando el revolotear de las conocidas mariposas, el calor que emana su toque mezclándose con el ardor de mis mejillas, y esa opresión en mi pecho incitándome a más…mi piel se calcina con cada caricia a tal punto que me sería imposible decir si aquel escozor en mi lunar está sucediendo de nuevo.
Todo mi cuerpo se pierde en la tan desconocida y a la vez anhelada sensación.
Es necesario interrumpir la danza de nuestros labios a causa de la falta de oxígeno. Por lo que la despedida es un dulce jadeo proveniente de su garganta. Mi pecho asciende y desciende con frenesí mientras sus mejillas sonrosadas cautivan mis ojos. Por unos minutos nuestras miradas conectan para decir todo lo que no es posible con vanas palabras.
Definitivamente nos hemos encontrado, y definitivamente ninguno dejará ir al otro esta vez.
—Ahora no me cabe la menor duda de que eres tú. —susurra mientras sonríe haciendo que le devuelva el gesto.—Aunque no estaría mal comprobarlo otra vez…—comienza a acercarse nuevamente, pero mi mano en su frente lo detiene.
—El timbre ha sonado.—le digo mientras río por el adorable mohín en el que se ha trasformado su rostro.
—Debe de ser el repartidor, volveré en un segundo.—se coloca de pie con pocas ganas y se gira para salir de la habitación.
Sin embargo, cuando pienso que lo ha hecho, regresa corriendo y tomando mi rostro entre sus manos impacta sus labios contra los míos nuevamente en un corto y casto beso. Por último, me sonríe haciendo tiritar mi corazón y se marcha por completo dejándome suspirando como una adolescente primeriza.
Bien lo admito ¡Sí, me gusta mucho!
Acepto que desde la primera vez que lo vi me atrajo su físico y de cierta forma su personalidad infantil...aunque me empeñase en hacerme creer que realmente me molestaba el hecho de que buscase tan desesperadamente mi atención. Pero...el saber que es él a quien tanto he admirado en mis sueños, de quien tanto he anhelado su cercanía...me confirma que quizás ya me gustaba desde hace mucho antes, incluso sin conocerle aún. Parece cosa de locos, pero el mundo en sí carece de cordura por completo.
Me levanto de la cama y acomodo mi vestido para luego bajar a ayudarle. Ahora que lo pienso, sí que es curioso nuestro caso. No creo que sea normal que a las personas le sucedan cosas así con los sueños, aunque desde la conversación de esta tarde ya nada me sorprende.
Entonces recuerdo las palabras de Hye Kyung, tenemos predestinados o algo así, eso quiere decir que...
¿Es posible que Jungkook sea el mío?
Tendría mucho sentido si analizo todo lo ocurrido entre nosotros.
¿Pero cómo podría estar segura...?
¡Claro! El lunar. Dijo que podríamos reconocer a los predestinados por medio de esa marca astral, según su explicación, son iguales a los nuestros.
O sea que si es Jungkook su lunar debería tener forma de semi-aro y encontrarse en su antebrazo al igual que el mío.
De hecho, creo que hasta ahora nunca he visto a Jungkook con sus brazos al descubierto. No pude cerciorarme anteriormente de que lo tuviera, ya que mi atención estaba sobre sus labios, de solo recordarlo la sangre en mis mejillas burbujea.
—¿Necesitas ayuda? —pregunto una vez frente a él en la cocina.
—Gracias…¿Podrías terminar de colocar los platos mientras busco las bebidas?
—Claro. —le sonrío y al pasar por su lado siento un chasquido a un costado de mi rostro.
Sí, me ha dado un beso en la mejilla.
Muerdo mi labio inferior para evitar sonreír de nuevo y me dispongo a acatar su pedido.
Observo sus brazos desnudos mientras tanto, y busco con la mirada la zona de su antebrazo. Por más que me acerco y escudriño con cautela, no lo encuentro.
Jungkook no tiene la marca astral, mi predestinado no es él…
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