Capítulo 15

"Dos almas no se encuentran una a la otra por simple accidente"

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Esta mañana, luego de terminar algunos quehaceres, Namjoon me recordó que debía realizar su entrega.
Por ello mientras el resto de los chicos se encontraban trabajando en sus proyectos o cumpliendo con sus planes, yo me preparé y tomé prestado el auto de SeokJin para llevar a cabo la tarea.

Releo con cuidado las indicaciones del pequeño sobre para evitar cualquier pérdida.

Para el señor Jung:

957-14 Dogo-dong, Gangnam- gu, Seúl, Corea del Sur.

"Por favor se requiere respuesta inmediata por este mismo medio en cuanto lo reciba"

Saludos: Hadar.

¿Hadar?

¿Quién es él?

Pensaba que la carta era de Namjoon para el señor Jung....

Palmeo mi frente en cuanto mi subconsciente intenta asociar sucesos y frases. Prometí que no me inmiscuiría en sus asuntos, a fin de cuentas yo solo debo entregar el sobre.

Coloco la dirección encomendada en el GPS del auto, y con un poco de música, me relajo mientras conduzco.

Todo iba perfectamente bien hasta que...

—¡Joder!—piso con rapidez los frenos y cierro los ojos con fuerza.

Casi atropello a una persona.

No, no, no. Esto no puede estar pasando.

¿Estará bien?

¿Lo habré matado? Oh, cielos...

Desabrocho con desespero el cinturón y me dispongo a salir del auto, en ese momento se coloca de pie...
Es una chica, no puedo ver con claridad su rostro puesto que su cabello lo cubre en casi su totalidad, pero suspiro aliviado al ver que al parecer está a salvo.

En el instante en que voy a asomar mi cabeza por la puerta, ella hace una especie de señal con sus manos indicando que todo está en orden y sin más comienza a correr con prisa. Las miradas de todos aquellos que quedaron conmocionados con el suceso, segundos después, vuelven a sus asuntos iniciales y la calle regresa a su curso normal. Aprovechando esto, me coloco la capucha de mi sudadera para cubrir mi rostro y salgo con cuidado del coche. Necesito ver que todo esté en orden, SeokJin me mataría si viera algún rasguño en su precioso mercedes.

Luego de una minuciosa revisión verifico que todo está en su lugar. Excepto eso...

No hubiese sido capaz de distinguirla de no ser porque me había puesto de cuclillas para revisar los neumáticos, pero allí está. Un poco sucia por el polvoriento pavimento, pero parece estar en buen estado. La tomo discretamente y regreso al interior del auto. Debo moverme de ese lugar para no obstruir el tráfico, así que hago rugir el motor y una vez lejos del centro de la avenida aparco en una esquina para observar mejor mi hallazgo.

No parece nada del otro mundo, solo una pequeña agenda pero...

¿Por qué me parece tan familiar esa imagen?

El empapelado de su portada con aquellos destellos y el inenarrable dibujo de un planeta en su centro me resulta conocido. Se siente como si lo hubiese visto antes pero...

¿Dónde?

Abro sus tapas y escudriño la primera página. Tiene un nombre y algunos datos de contacto, es de una chica. Su dueña debe ser quien casi atropello hace unos minutos, seguro la dejó caer en su huida. Tengo que devolvérsela, parece importante puesto que tiene varios horarios y anotaciones escolares...

¿Es una estudiante?

Coloco la agenda en el asiento del copiloto. Una vez termine con lo que debo hacer buscaré la forma de devolvérsela. Continúo mi recorrido con cuidado, no quisiera ganarme otro sobresalto esta vez.

Transcurre quizás una media hora hasta que llego a la propiedad del señor Jung. Es una casa moderna y bien cuidada, no me sorprende puesto que su familia se ocupa muy bien de él.
Presiono el timbre unas cuantas veces hasta que unos pasos lentos se escuchan del otro lado de la puerta.

El señor Jung abre la misma con un poco de distracción, la cual es sustituida por una expresión de sorpresa al verme.

—Joven Jeon ¿Qué hace usted aquí? Se supone que vendría...

—Me ha enviado a mí.—le sonrío a modo de disculpa, puesto que no era la persona que él esperaba.

—¿Le dijo algo? ¿Les han dicho algo?—se nota algo inquieto en el momento en que se aparta un poco de la puerta para dejarme pasar al interior.

—No se preocupe, Namjoon ha sido muy claro con que el tema es privado, ni siquiera yo la he leído.—le tranquilizo entregándole el sobre intacto, exactamente como cuando Nam me lo entregó.

—Bien, en ese caso gracias. Por favor, indícale que necesito hacerle una pronta visita.

—La carta pone en sus datos que le respondiera por el mismo medio...

—Joven Jeon, hay cosas que es mejor tratar personalmente. Una determinada información en las manos equivocadas podría equivaler a un arma mortal.—me interrumpe mientras guarda el sobre en el bolsillo de su chaleco.

—Claro, perdone mi insolencia. Descuide, le diré a Namjoon sus indicaciones.

El hombre asiente convencido, y una vez intercambiamos unas últimas palabras, le dedico una reverencia y regreso a la salida. No hay necesidad de demorar más tiempo del necesario.

El trayecto de vuelta me resulta
mucho más corto que el de ida. Así que en poco tiempo ya me encuentro en el aparcamiento guardando el auto de Jin, como si nunca hubiese faltado de allí.
Nada más entrar a la casa me dirijo al estudio de Nam, necesito avisarle que todo ha salido bien y darle el recado del señor Jung.

—¡¿Cómo que no pasa nada?! ¿Lo has visto bien?

—Tienes que calmarte Yoongi. Confía en mí, no es nada malo...

—¡No sé si será malo o bueno, pero normal no es!

Me quedo petrificado en la entrada de la habitación, al parecer ninguno de los dos ha advertido mi presencia mientras discuten.

Cielos... ¡Qué suerte tengo para toparme todo el tiempo con conversaciones extrañas!

Veo cómo Yoongi remueve con resignación la parte baja de su camiseta mientras parece mostrarle algo a Nam , pero al estar de espaldas no puedo descifrar qué es.

—¿Alguien más te ha visto?—le pregunta Nam en un susurro preocupado.

—Creo que solo Jimin y Tae, este último me ignoró por completo y cambió de dirección en cuanto me vio.

—¿Qué hay de los otros...qué hay de Jungkook?

¿Yo?

¿Por qué tendría que ver algo con eso?

—No creo, tal vez ni se haya dado cuenta de él mismo.

Hubiese querido seguir escuchando aquel confuso encuentro, pero Namjoon hizo ademán de acercarse a la puerta y sabía que me vería en cualquier instante. Por lo que decido carraspear y actuar lo más casual posible.

—He vuelto ¿Pasa algo?—trato de sacar más información con disimulo, pero fracaso estrepitosamente.

—Nada importante. Yoongi, hablaremos después.—se dirige al aludido y le hace una señal con la mirada para que se retire, lo cual no pasa desapercibido por mi parte.

—Cosas de trabajo.—me susurra Yoongi una vez pasa por mi lado.

Como si pudiera creer eso después de todo lo que escuché.

La puerta se cierra nuevamente dejándonos completamente solos.

—Y entonces...¿Cómo está el señor Jung?—dice recostándose en el estante a sus espaldas.

—Se ve muy bien, pareció aliviarle que le entregara la carta.—veo cómo sonríe levemente y asiente.—Dijo que necesitaba hablar contigo en persona cuanto antes, parecía bastante urgente.

Nam frunce el ceño, a los segundos abre sus ojos y aprieta sus labios en una fina línea. Sin duda alguna tiene una idea del porqué el señor Jung necesita verlo, y no parece nada bueno.

—Está bien, yo me encargaré de eso. Gracias por tu ayuda, Jungkook.—asiento con orgullo por haber cumplido la misión y regreso a mi habitación.

Una vez en esta, me siento en el escritorio y saco de mi bolsillo la agenda. Por más que la observe e intente convencerme de que nunca la he visto, no puedo. Me resulta demasiado familiar. Tal vez el logotipo de la portada es de alguna nueva marca que ha salido al mercado hace poco. Sí, debe ser algo por el estilo.

Ojeo un poco más las páginas y las notas, todo se ve muy normal, digno de una estudiante aplicada. Me coloco de pie para quitar mi camisa en busca de una mayor comodidad, pero sin intención golpeo con mi codo la pequeña mesa y de esta cae la agenda al suelo, quedando abierta exactamente en la última página.

Mascullo unas cuantas maldiciones puesto que el golpe me ha dolido un poco, pero todo rastro de molestia se desvanece en cuanto mis ojos divisan en esa última hoja un pequeño texto, casi ininteligible. La levanto con cuidado mientras trato de leer lo que dice.

"Semper fidelis ad astra per aspera".

Un momento...

Yo reconozco esta frase de otro lugar.

Pienso durante unos segundos hasta que lo recuerdo. Sí, es la misma que usó Nam para despedirse en aquella extraña llamada telefónica. Todavía no sé qué significa, parece latín o griego...no estoy seguro. Aunque, si está escrita aquí también, debe simbolizar algo importante.

Necesito saber qué es.

La curiosidad mueve mis extremidades y en menos de un instante ya me encuentro marcando desde mi teléfono el número de contacto escrito en la primera página.  Bien podría pedirle a alguien del Staff que se encargue de esto por mí, pero tengo el presentimiento de que si escucho su voz tal pues pueda descubrir algo. Absurdo, lo sé, aún así no pierdo nada con intentarlo.

Al quinto tono alguien responde.

—¿Hola?—en efecto, es la voz de una chica pero...no me proporciona la sensación que esperaba.

En mis pensamientos tenía la ligera esperanza de que fuese como la voz de ella, pero no lo es... fui muy estúpido al creer en solo un sueño y nada más. Ni siquiera sé cómo es posible que pensara en algo así cuando claramente es una cuestión tan irrelevante. Llamémoslo únicamente presentimiento.

—Hola. Es este el número de...—hago una pausa para volver a leer el nombre en la agenda.—¿Liz?

—Sí, es correcto ¿Quién es?

—Yo...encontré tu agenda en la calle cuando, ya sabes...casi te atropello. Me disculpo por eso, en verdad.—mi voz se percibe nerviosa. Esperaba que me gritara por casi haberla matado esta mañana, pero no lo hace... al menos no como yo imaginaba que lo haría.

—¿Atropellar?—se escucha bastante sorprendida.

—Sí, esta mañana...¿No lo recuerdas?—se queda en silencio un instante y por mi mente pasan una serie de ideas inquietantes...

¿Y si le golpeé la cabeza en el accidente y ahora tiene amnesia?

¿Habré marcado el número correcto?

¿Qué pasa si la agenda no es de la chica que casi atropello?

—Espera un segundo.—susurra luego de mantenerse en silencio unos instantes, entonces la escucho discutir con alguien del otro lado de la línea.

—¡¿Por qué no me dijiste que casi mueres hoy?!—percibo unos murmullos al fondo.— Olvídalo, ya me contarás luego...—distingo algunos susurros y quejas mientras la chica continúa hablando. Parece estar reprendido a otra persona.

—¿Está todo bien por allí?—ella suspira volviendo a posar su atención en la llamada.

—Sí, perdona. Yo no soy la dueña de la agenda, este es el teléfono de mi amiga. No tenía idea de que la había perdido así...

—Oh, entiendo. Descuida.—le tranquilizo.—Bueno...¿Podrías decirle a tu amiga que he encontrado su agenda y quisiera devolvérsela?

—Claro. Muchas gracias en verdad, ya la creíamos perdida por completo.—ríe un poco.

—Entonces...¿Te parece bien si le doy mi dirección para que pueda buscarla?

—Está bien, dame un segundo para tomar nota.

No puedo decirle la dirección de esta casa o de la empresa...sería muy llamativo. Así que opto por darle la de mi apartamento personal, el cual había comprado hace un tiempo atrás pero rara vez utilizo. Puesto que cuando no estoy en la empresa me es más sencillo seguir trabajando desde aquí con los chicos, ya que estamos juntos y constamos de dos estudios a nuestra disposición.

En mi pecho albergo la posibilidad de poder encontrarla. Si la voz que ha respondido no es ella, entonces existe la esperanza de que la chica de mis ilusiones sea la verdadera dueña. Quiero reír ante mi insensata idea, pero por muy descabellada que suene...yo no lo siento de esa dorma.

Le indico a su amiga la hora en la que estoy disponible mañana para el encuentro y finalizo la llamada. Ahora solo resta esperar al próximo día para aclarar las cosas, necesito saber también qué significa esa frase o el logotipo en la portada de la agenda. Se supone que si ella es la dueña debería saberlo.

Me coloco mis lentes y nuevamente me acomodo para seguir leyendo el contenido en su interior.  No la conozco, pero me gusta su forma de escribir y organizar su horario. Parece alguien meticulosa.

Alguien interesante...

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