Capítulo 11
"No hay casualidad sino destino. No se encuentra sino lo que se busca y se busca lo que está escondido".
-Ernesto Sábato.
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—Tiene que ser un error.
Vuelvo a mirar la lista por décima vez, no es posible. Se supone que deberíamos estar en la fila de las becas a España, yo marqué la opción siete...tuvo que ser una equivocación de la dirección.
—Pues ya está. Adiós beca, adiós aventura.—suspira Keira con pesar y se recuesta a la pared.
—¿Estás segura de que marcaste correctamente? Si hubiese sido así tal vez esto no sucediera...—me vuelve a preguntar ella.
Entiendo su molestia, pero yo estoy tan impactada como ambas.
—Ya les dije que sí, era el número siete.
—Entonces ¿Por qué el listado no tiene nuestros nombres en esa opción y en cambio estamos en la número seis?—inquiere Alice.
—Seguro fue una equivocación, vamos a la oficina del director, debemos decirle.—convencida de que fue un error de los superiores, me encamino al despacho del director y ellas no dudan en seguirme.
Las cosas no pueden terminar de esta forma, no deberíamos tener tan mala suerte.
—Bien, aquí están sus inscripciones. Aunque debo volver a insistir en que en esta institución nunca se ha cometido un error de esa índole.—refuta el director entregándonos nuestras hojas de inscripción.
—Siempre hay una primera vez.—digo en voz baja para tomar nuestras actas, las cuales me vi en la necesidad de pedirlas al director puesto que estoy segura de que hubo una equivocación a la hora de colocar nuestros nombres en la fila correcta.
—Lo sabía...—susurra Alice mirando por encima de mi hombro los papeles.
No puedo creerlo. Entonces después de todo sí que fue culpa mía.
En lugar de marcar la opción siete seleccioné la casilla seis.
—Pero...pero yo estaba segura de haberlo hecho bien...
—No sería la primera vez que los nervios traicionan.—intenta reconfortarme Keira.
¡¿Pero qué mal le habré hecho a este mundo?!
No puede salirme bien ni siquiera algo tan sencillo como marcar un número.
Por cosas como estas es que creo que el universo conspira en mi contra.
Primero mis padres y el estúpido casamiento, luego llego tarde el día más importante, tengo la desdicha de ser la única con un bolígrafo por lo que me asignan la responsabilidad de básicamente escoger nuestro destino y para colmo de males... ¡Lo hago mal!
—Entonces, ya todo está resuelto. No hubo ningún error por parte de nuestra organización.—indica el director con una sonrisa orgullosa.
—Sí, ha sido culpa mía. Creí haber seleccionado España pero no fue así...—reconozco apenada.
—Señor...¿Hay alguna posibilidad de repetir el proceso? Fue una equivocación, no es la beca que queremos realmente.—Alice interviene para enmendar la situación.
—Me temo que no hay nada que se pueda hacer. Como ya había mencionado, las inscripciones no pueden repetirse...de ahí la insistencia porque los alumnos mediten bien antes de decidir.
Puedo sentir cómo, tanto Keira como Alice, suspiran con tristeza. Todo por mi despiste y los malditos nervios...
Me levanto de la incómoda silla del despacho del director y luego de mascullar una disculpa salgo del lugar.
Como por impulso, mis pies se mueven de regreso al corredor principal. No puedo aceptar que por mi causa las chicas perdieran su oportunidad, soy una amiga horrible.
Mi mirada recorre nuevamente el cartel, en otra situación ahora mismo estaríamos todas felices y preparándonos para el examen.
—Hey, tranquila. No te culpamos, de cierta forma entendemos cómo te sientes...más aún luego de que nos contaras sobre tus padres y el matrimonio. Es normal que hayas estado nerviosa.—me giro hacia Keira en cuanto la siento posar su mano en mi hombro con delicadeza.
—Aún así no importa, por mi culpa ustedes perdieron esa posibilidad.
—¿Y quién dice que no nos iremos?—veo cómo Alice sonríe tratando de hacerme sentir mejor, lo cual me parece bastante improbable.
—Pero ya no podemos ir a España u otro lugar que no sea...
—Exacto, allí iremos.—frunzo el ceño ante su afirmación.
¿En serio piensan aceptar la beca a ese país?
—Yo creo que será bueno después de todo. Además tenemos una ventaja, solo dos personas más a parte de nosotras optaron por la opción seis, por lo que será más fácil pasar el examen con una buena calificación. Ya sabes lo que dicen, mientras menor sea la competencia más posibilidades hay.—razona la morena con la mirada fija en el cartel.
—¡Sí! Tienes razón, ahora que lo pienso bien...muchos quieren la beca de España, así que de todas formas existía la posibilidad de que no clasificáramos.—concuerda Alice.
—Pero es un país tan diferente y el idioma...
—Nos adaptaremos a sus condiciones. En en cuanto al lenguaje, podemos apoyarnos en el plan de idiomas para becas que tiene la escuela. Estudiaríamos unos meses de intensivo tanto para el examen como para dominar lo básico del idioma y una vez allá continuaríamos perfeccionándolo.—propone Keira con emoción.
Es cierto, nuestra universidad
ampara en ese tipo de aspectos a sus estudiantes cuando se enfrentan a un país con una nueva lengua...así que eso no sería un problema.
—Bien, entonces...¡Corea del Sur allá vamos!—Alice alza sus brazos y señala la casilla seis, donde aparecen nuestros nombres.
Sí, acabé marcando por equivocación Corea del Sur pero...
¿Habrá sido realmente una coincidencia o una equivocación?
A partir de ese momento las cosas comenzaron a cambiar, al menos a mi alrededor. Podía sentir cómo el mundo iba más de prisa y el tiempo pasaba con mayor rapidez...aunque esa sensación lo más probable es que fuese a causa de la gran concentración que tenía por prepararme para el examen y aprender el idioma.
En concreto, nos otorgaron la beca. No precisamente por la excelencia de nuestros resultados a pesar de que nos preparamos muchísimo, más bien fue a causa de los pocos que fuimos en optar por dicha opción. Solo cinco personas pedimos la beca así que...básicamente fue un pase directo, Keira tenía razón.
Luego de eso nos asignaron cinco meses y medio de intensivo de coreano básico para luego continuarlo desde allá. Sin embargo, nosotras tuvimos la ventaja de no conformarnos con solo las lecciones de la escuela. Así que estudiábamos más de lo que se nos exigía, practicábamos juntas constantemente y de esta forma se puede decir que para no ser nativas de Corea nuestro nivel en el lenguaje no es tan malo. Eso me enorgullece, nos hemos esforzado mucho.
En el momento en que le conté a
mi nana sobre nuestros resultados, se alegró mucho por nosotras. Esperaba que dijera otra de sus frases sin sentido como lo de "necesitamos eso..." o algo así. Pero no, no volvió a hablar del tema y solo se limitó a ayudar a prepararme para el viaje.
¿Mis padres?
Bueno, eso ya es otra historia. Con solo decir que al darles la noticia no quisieron creerme, pensaban que solo lo decía para asustarlos o amenazarlos. Lo sé, no tiene sentido pero así son ellos. En fin, unas semanas después me citaron para empezar los traspasos de propiedad, necesitaban que firmara algunos documentos. Por supuesto que no asistí y tomaron mi decisión como un capricho rebelde de adolescente, por lo que enviaron para buscarme a la persona menos indicada, Daniel.
Después de gran tiempo ignorándolo o tratando de no cruzarme con él, se apareció en mi casa para llevarme a donde mis padres. No tuve necesidad de discutir puesto que en el instante en que asomó su fea cabeza por la puerta de la casa, mi nana lo echó de la misma.Con mucha educación y elegancia, pero a fin de cuentas lo echó.
Estoy segura de que aún no sabe que me voy, he procurado guardar bien el secreto para que no intente nada raro como perseguirme o algo así. Lo creo muy capaz. Solo lo saben con detalles las chicas, mi nana y bueno...no podría decir que mis padres ya que ellos piensan que no es cierto.
Ya ha anochecido y mañana es el gran día, al fin nos iremos y presiento que será genial. El solo hecho de pensar en cambiar de aires y en poder evitar el tedioso acuerdo empresarial hace que mis ansias por el viaje sean mayores.
Increíblemente pareciera que cada aspecto de mi vida se ha movilizado en función de este suceso. Tal como si mi propia rutina y vida me brindaran las facilidades para poder viajar justo a ese lugar. Descabellada suposición de mi parte, pero al todo marchar sobre ruedas se me hizo algo coherente.
Me encuentro en mi habitación con mi nana, mientras preparamos los últimos detalles de mi equipaje.
—Te ves feliz.—me dice mientras guarda cuidadosamente algunas prendas.
—Lo estoy, ya sabes el porqué.
—Haz crecido tanto...
—Venga nana, no te pongas sentimental ahora o comenzaré a llorar y ya sabes que no me gusta.
—hago un pequeño puchero y ella ríe ante mi acción tan infantil.
—Aigoo.— aprieta una de mis mejillas.
—Vaya no pensé que supieras esos términos.—señalo asombrada por su uso de aquella frase coloquial coreana.
—Bueno, digamos que desde que me dijiste a dónde irías desarrollé un interés por los dramas coreanos y esas cosas...allí lo usan mucho.—veo cómo se sonroja y le sonrío feliz por su comentario.
—Liz, necesito que me hagas un favor cuando estés allá...—dice mientras se coloca más cerca de mí y toma mi mano izquierda.
—Claro nana, dime lo que quieras que yo te lo conseguiré.
—No ese tipo de favor.—desliza sus dedos por mi antebrazo en dirección a mi lunar.
—Entonces...
—Quiero que me prometas que vas a ocultar tu lunar.
—¿Qué? ¿Por qué?—inquiero atónita por su pedido mientras que ella suspira y vuelve a alejarse.
—Lamento mucho no poder darte detalles.—y allí vamos de nuevo con eso y sus frases misteriosas.—Pero necesito que esta vez en serio cumplas con esto que te pido.
—Nana por favor, puedo entender que no debas decir ciertas cosas pero...creo que merezco una explicación al menos.—ella toma aire y asiente volviendo a mirarme, supongo que cediendo a mi súplica.
—Bien, imagino que después de ciertos acontecimientos te habrás dado cuenta de que esa marca en tu antebrazo no es...común.—asiento ante sus palabras y la incito a continuar.—Por esa misma razón puede resultar una tentación, y no en el mejor sentido de la palabra...
—¿Quieres decir que es algo malo el hecho de que tenga esto?—pregunto señalando mi lunar.
—No precisamente, pero sí hay ciertas cosas que deberías evitar o mejor dicho...alguien.
—¿Alguien quiere hacerme daño?—cada vez esta conversación se me hace más confusa.
—Shhh.—Pone su dedo en mis labios para silenciarme y se acerca a mi oído.
—La luz no es para todos y aquellos que no merecen permanecer en ella crean su propio muro de infortunios llamado oscuridad, es de este del que debemos mantenernos lejos.
—susurra como si hubiese alguien, además de nosotras, en esta habitación que pudiese escucharla.
No sé de qué forma, pero en cierto modo he logrado comprender lo que ha querido decir. Claramente alguien no tiene buenas intenciones para con mi marca.
—Pero...¿Qué pasará con las chicas? Ellas también tienen los lunares. ¿Debería avisarles?
—No, no deben saberlo. Ya saben demasiado, ya sabes demasiado...
No reconozco esta faceta de ella, no parece ser la mujer que me crió. Habla cosas incoherentes, me oculta información, su actitud es distraída y ausente constantemente...
¿Qué sabes nana?
¿Qué es lo que me ocultas?
—Ellas estarán bien. Por suerte sus marcas están en zonas más inaccesibles a la vista que la tuya, aún así no estaría de más que velaras un poco...
—Está bien, prometo hacer lo que dices pero con una condición.—ella abre su boca visiblemente sorprendida, no se esperaba que pidiera algo a cambio, sin embargo asiente.—Prométeme que cuando puedas me dirás todo lo que escondes...
—A su debido tiempo, prometo explicártelo todo.—le sonrío conforme y cambio el tema de conversación para seguir con nuestra tarea de ordenar mis pertenencias.
—¡Ya están aquí!—agito mis manos y voy hacia las chicas, quienes esperan en una esquina del gran aeropuerto.
Mi nana les sonríe y saluda de igual forma. Keira ha venido con su abuela, que hasta hace segundos no paraba de besarla y darle indicaciones como una niña pequeña. Alice por su parte también ha traído a sus padres, quienes aunque no se ven muy contentos con todo esto, de igual forma le hacen compañía. Ya todo el equipaje fue guardado y nos encontramos a la espera de que anuncien nuestro vuelo.
—¿No tienes calor con eso?—pregunta Alice a mi lado señalando mi chaqueta, lo suficientemente
conservadora como para esconder por completo mi antebrazo.
—Solo un poco, pero estoy bien.
—Pues yo no lo estoy ¿Olvidé mencionar que los aviones me dan náuseas?—se queja Keira con expresión horrorizada.
—Oh...oh, parece que tenemos un soldado caído por aquí y aún no nos hemos lanzado a la guerra.—río ante la extraña comparación de Alice, mientras Keira le pega discretamente con su codo fingiendo molestia por el comentario.
Observo la vestimenta de las chicas, mentiría si no dijera que luego de la conversación de anoche con mi nana estoy un poco paranoica. Suspiro con alivio y tranquilidad cuando veo que Keira cubre sus tobillos con unos botines altos y Alice lleva una trenza pegada a su cuello que esconde las marcas en su nuca.
—Pasajeros con destino a Seúl, Corea de Sur, a favor de abordar. El vuelo saldrá en quince minutos.—se escucha con serenidad la voz que indica el momento de marchar.
Tardamos al menos cinco minutos despidiéndonos de nuestros familiares...bueno, las chicas. En mi caso solo estaba mi nana.
—Cuídate mucho, no dudes en llamar en cualquier situación y por favor...recuerda lo que te he pedido. —dice una vez deshace nuestro abrazo.
—Descuida, todo estará bien.—le giño un ojo dándole tranquilidad y me giro para caminar con los otros pasajeros hacia nuestro respectivo vuelo.
—¡Espera!—comienza a avanzar mientras busca algo en su cartera afelpada color rosa.
—¿Qué sucede?—mi mirada baja a su mano, donde sostiene lo que parece ser una pequeña agenda.
La portada está decorada de forma que parece el cielo nocturno repleto de estrellas. Ambas tapas están cubiertas por este diseño con excepción de la delantera, en la cual se distingue un dibujo peculiar. Representa a Saturno, el planeta, pero de una forma diferente a la que se conoce. Es de un color completamente rojo y con formas poco similares a las del astro real. Más que extraño diría que se ve...interesante.
Tomo la agenda en mis manos mientras la observo con cuidado.
—No la pierdas, es mi regalo para ti. En serio, cuídala mucho y dale un buen uso.—esto último prácticamente lo susurra, pero logro escucharla.
—Gracias, la cuidaré muy bien. Será como tenerte conmigo.—presiono la agenda en mi pecho y le sonrío a mí nana, para esta vez marcharme por completo.
Una vez en el avión, Keira toma asiento con Alice detrás de mí y yo quedo junto a uno de los dos estudiantes que nos acompañan a la beca.
¿Lo bueno? ¡Me ha tocado la ventana!
Me relaja mucho ver el paisaje lejano y las nubes mientras vuelo, ya han pasado algunas horas desde el despegue y ha anochecido. La mayor parte del avión duerme y otros solo leen o escuchan música, todo muy tranquilo. En el instante en que mis ojos miran el hermoso y oscuro firmamento sonrío, las estrellas de esta noche me recuerdan mucho al escenario de mis sueños...
Si tan solo pudiera hablarle, me gustaría escuchar su voz...
¿Será tan cálida y reconfortante como su sonrisa?
En medio de mis preguntas mis ojos se cierran, y es cuestión de segundos para que tal hermosa ilusión vuelva a hacerse presente en mi letargo.
Realmente espero que todo mejore a partir de este momento.
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