Cantidad de palabras: 485

Si la vida se pudiera plasmar en una frase, en un escrito o en un nombre, sin duda escogería su nombre para contar la historia del monstruo.

Dolor, pena y soledad, comenzarían con su llegada: un gallardo caballero cuyos intereses se centraban en la literatura y su corazón me pertenecía, al menos, mientras estábamos al pie de la desgastada tumba en el cementerio donde nuestros primeros encuentros tuvieron lugar.

Un amor atrapante, cuyas consecuencias cargaría hasta el final de sus días y cuya prueba de existencia quedaría escrita junto a mi nombre y en la memoria imborrable de la muerte de nuestra hija. Oh, que irónica puede ser la vida para todo aquel que se atreva a amar; quién pensaría que mientras nuestro pequeño nido llamado hogar, perdía lentamente el color y quedaba vacío de ilusiones, tú estarías compartiendo la vida con alguien más. 

"Un amor libre", clamabas mientras el dolor se asentaba en mi ser. Si tan solo no fuera ella, si solo no hubieras escogido a aquella mujer con quien con no compartía sangre pero que siempre sería mi hermana. ¿Con cuantas más compartiste aquello que creía mío? Tal vez prefiera no tener la certeza, aun si lo desconocido me aterra.

Si en una noche de tormenta, tuviera que crear una historia que aterre al corazón humano, no escogería un vampiro, ni un fantasma, pues suficiente temor encuentro en todos los entes que con tanto empeño llamamos hombres. En una mansión perteneciente a un Lord, otro ser cuya huella quedaría impregnada en la piel de mi hermana, nuestra historia adquiriría un nuevo valor. No se necesita más que la curiosidad innata de una joven impresionable, el dolor y tragedia desesperado por salir, y una creciente inquietud por aquello que se encuentra más allá de la muerte, para crear un monstruo. 

El monstruo no es nada comparado con el ser que lo trae a la vida, pues no hay nada más aterrador para mi que la arrogancia y la capacidad que un hombre para causar daño a otros con el conocimiento, con la ambición de lograr lo imposible. Tal vez, en aquel monstruoso ente mi propio ser quedaría plasmado, vacío de propósitos y sin un sitio al cual pertenecer, rechazada por seres amados, y condenada a la soledad.

Así, mi amado Percy, puedes estar seguro que la menor de tus traiciones sería quedarte con el título original de mi obra. La primera de varias, aun si después el tiempo me de el crédito que merezco por ella, debes saber que el monstruo que escrito en tinta y papel, no es un ser cuya vida haya sido creada por mi. No. Este ser ha vuelto a la vida, gracias a ti. Gracias a todos aquellos que me mostraron el verdadero rostro de la tragedia y la crueldad humana. Si viviendo con ustedes, me he convertido en un monstruo igual, no importará. 

Siempre tuya,

XXXX XXXXXX