Huellas

Andaba de pie, me avergonzaba sentarme. Cuando de pronto... Un impacto, un triste aullido familiar y un agudo derrape al final. Miré a los lados buscando a Vodka. No estaba. Salí apresurado.

¡Auuu! ¡Auuu!

Al llegar a la escena, lo vi, ahí estaba mi pequeño. Y Vodka, su compañero de juegos, seguía aullando.

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