Capítulo 4
Durante todo el camino desde la suite donde estuvo retenida, hasta un estacionamiento subterráneo, donde varios autos negros y muy elegantes están aparcado con las puertas abiertas a la espera de sus ocupantes, Mia no pierde de vista al hombre de la máscara, siempre delante, junto con el otro. El que no había visto antes.
Mientras es introducida como una muñeca sin voluntad en la parte trasera de un SUV, a su mente vuelve el instante en el que ella se desplomaba contra el cuerpo del hombre, por un momento, pasó por su cabeza que tal vez la cargaría como un vulgar costal de papas. Pero fue sorprendida cuando pasó sus gruesos brazos por debajo de sus piernas, levantando el frágil cuerpo de Mia con una gentileza inusitada, muy contraria a su cruel apariencia.
Segura como que el cielo es azul de que esto no es el principio de la muerte. Está drogada; sí. La cabeza a punto de reventarle. Pero al cerrar los párpados, que parecen ser el único juego de músculos capaz de mover; siente que es capaz de vomitarse. Y no le parece bonito ser una catatónica que además va cubierta de su propio vómito.
Sin contar con la reacción del guardaespaldas al verse lleno de fluidos estomacales, No. Es mejor no tentar a la suerte.
...
Marcus siente los ojos de la chica clavados en su espalda. Esa capacidad de saber cuándo le están mirando hace que su espalda hormiguee, y los músculos del cuello no dejen de estar en tensión. Pero sabe que no se trata de su guardaespaldas y soldado Nikolai. Porque después de un tiempo con el hombre a su alrededor, los instintos se le han sintonizado con este último y sabría si se trata de él.
Toda esta situación le tiene bastante incomodo, nunca pensó que de su rápido viaje a Norteamérica, tendría que regresar con una carga a cuestas. Una mujer que pone en peligro toda su organización con el mero hecho de respirar.
Hubiese sido más fácil encargarle a alguno de sus perros que la hiciese desaparecer, pero él juró un día que nunca lastimaría a nadie inocente. Y por más que intenta convencerse a sí mismo de lo contrario, aquella chica tiene todas las señas de serlo. Pues su mirada luce como la de su amada Nastya.
Siempre llevaría en su conciencia la muerte de su ángel, si él no se hubiese metido en todos aquellos conflictos bélicos, haciendo el papel del político intachable. Tal vez en este momento las cosas serían distintas. Estarían juntos; ella en casa criando a sus hijos, y él en alguna oficina consular firmando papeles.
No habría sido un trabajo interesante ni reconocido, pero por Anastasiya lo hubiese hecho una y mil veces. Porque ella era luz en su oscuridad. Y aunque nunca supo nada sobre sus gustos sexuales, él le amó. Y se prometió a si mismo renunciar a sus bajos instintos en cuanto estuviesen casados. Pues no necesitaría nada más que a ella.
Tal vez el único pecado de su Nastya fue haberle amado. Por su culpa, ella estuvo en el lugar y momento equivocado, muriendo.
Dentro del transporte de extracción, Marcus sigue pensando en aquella muchacha que viaja en el vehículo de atrás junto con sus mejores hombres. Tal vez intenten hacer de la chica un banquete. Pero con Nikolai siendo su custodio, lo tienen bastante difícil.
La hermana de éste, fue secuestrada y vendida a un burdel tailandés, drogada y violada hasta la muerte. El ruso no permitiría que nadie la tocase. Y eso le tranquiliza, aunque sea solo un poco.
A pesar de no confiar por entero en la versión dada por la religiosa y el mafioso italiano, no le queda otro remedio que esperar a que sus contactos en inteligencia confirmen la identidad de la joven. Mientras tanto, aún deben actuar con cautela en todo lo que respecta a ella. No por nada, La Sombra es conocida como uno de los más poderosos jefes de los bajos mundos. Las simples palabras de una mujer con apariencia inocente, un Mafioso Siciliano y su propio juicio, no son suficiente para que él baje la guardia. Marcus necesita pruebas tangibles para tomar decisiones.
Pero mientras tanto, necesita pensar. Maltratar a una joven sin tener la certeza de su identidad no es su estilo. Existe la posibilidad que ella sea lo que dicen que es, y no le apetece ser el culpable de que el destino de la monja sea como el de Nastya u Rozaliya, la hermana del ruso.
No. Él no tendría eso en su consciencia otra vez. Con tener la muerte de su amada Nastya le basta para toda una vida.
...
Mia tiene la atención de todos los mafiosos en la enorme camioneta, está abrumada y asustada. Nunca en su vida había tenido tantos hombres a su alrededor, y menos ser el centro de atención.
"¿Qué será de mí?" Piensa.
A merced de todos esos hombres. Si Mia pudiese moverse estaría temblando por el auténtico terror que la embarga. Como garras frías y siniestras apretando su garganta, dejándola casi sin respiración.
Hablan en un idioma extranjero, lanzándole miradas que dejan claras sus intenciones.
"¡Adorada Virgen María! Protejedme de estas personas.
Soy una humilde cierva que ha pecado y también desviado del camino. Pero siempre he sido buena, una fiel seguidora de los mandatos del altísimo. No merezco esto amada madre de Cristo.
Ayudadme."
Una sentida plegaria que Mia repite para sus adentros, una y otra vez sin cesar. Esperando recibir una respuesta del cielo.
...
Alexandre y Alexey Gólubev, conocidos como Sasha y Liosha. Hombres despiadados. Hijos de un Antiguo soldado Soviéticos que impartió tortura a tantas personas como pudo, y violó a mas jovencitas de las que fue capaz de recordar. Son el vivo modelo de su padre. No son las personas favoritas de Kolia, porque no hay nada que él odie más que un hombre capaz de forzar una mujer inocente.
Pero los gemelos son buenos en lo que hacen, y eso es sacar la verdad del más fiel de los prisioneros de cualquier mafia u organización. Son la peor pesadilla de los traidores y hacen temblar con la sola mención de su nombre. Eso sin contar la puntería de los bastardos con un rifle. Casi tan buena como la suya. Nunca confiaría su vida a ese par, pero sin duda son buenos respaldos.
Esos cerdos no se molestan en bajar la voz cuando hablan de la pequeña mujer y de todas las cosas que pretenden hacerle cuando el jefe de la orden. Nikolai espera que eso no suceda, pues algo muy en lo profundo de su ser le dice que la mujer que tiene entre sus brazos es un ser puro. Tal como lo era Rozaliya, su pequeño sol. Una niña alegre y risueña que siempre fue la primera de su clase.
Cuando tenía once años quería ser pianista y cada tarde su madre la llevaba al centro cultural de la ciudad a tocar el piano. Su tío Vlad trabajaba como conserje en el lugar, y gracias a él, Roza tenía dos horas para aprender y comenzar a cumplir su sueño.
Esa fue la razón principal por la que Kolia al acabar la universidad comenzara a trabajar sin descanso. De día en un laboratorio de investigaciones médicas, y por las noches hacía de portero en discotecas, o agente de seguridad en conciertos y eventos privados.
Quería comprarle un piano de cola a su hermanita Rozaliya.
Cuando su sol cumplió los quince años, Kolia tuvo dinero suficiente para comprarle uno hermoso de color blanco. Ese sería su regalo de cumpleaños. La esperó en la puerta del instituto para llevarla a ver el obsequio que esperaba en casa; pero Roza no estaba allí.
Nunca llegó a su primera hora de clases.
Fueron días de absoluta desesperación para la pequeña familia, la policía no tuvo las respuestas. Un año pasó y nadie pudo superar la desaparición de Roza. Padre se fue para nunca volver, madre murió de tristeza. Y Kolia no pudo vivir con aquello. Comenzó a infiltrarse en el bajo mundo, conoció La Sombra y a Los Oscuros, buscó respuestas a medida que escaló posiciones. Hasta el día que llegó a la puerta del burdel donde habían llevado a Roza.
Antes de torturarla hasta la locura, la madame le confesó que su Rozaliya fue vendida por un alto precio a un hombre de la Bratvá, quien la usó hasta dejarla sangrante y rota. Ya no era mercancía valiosa, después de aquello su precio era tan bajo que casi cualquier vagabundo podía pagarlo. Usada hasta el cansancio, las drogas y el dolor la llevaron a la muerte seis meses después.
Kolia encontró a cada uno de los malditos que participaron en el secuestro, mujeres y hombres muertos. Cada uno de forma más cruel y sangrienta que el anterior. Y por último encontró al de la Bratvá, el primero en mancillarla. De su tortura se puede resumir que la muerte fue lo mejor que le pudo ocurrir. Único acto de misericordia que tuvo, para la papilla de huesos y carne en la cual quedó convertido aquel hombre.
Esta chiquilla le recuerda a Roza, a pesar de las diferencias físicas. La prisionera en su regazo es delicada y menuda. Una pelirroja todo ojos grises. Mientras que su sol, con apenas quince años, era casi tan alta como él en aquel entonces, su preciosa niña rubia de ojos azules. Pero la inocencia, bondad y tenacidad presente en la mirada de ambas chiquillas, parecen salidas de un mismo manantial.
Acostumbrado a vivir en el horror del mundo, ver la muerte y hasta ejecutarla con sus propias manos. Ésta luz, es como un respiro para él.
Las voces de los gemelos y las risas de los otros dos hombres lo sacan de sus pensamientos.
—Apenas y tiene tetas. —vocifera Liosha entre risas— Me gustan con más carne.
—Pero desde atrás, eso no será un problema, hermano. —Sasha continúa— Con los dos agujeros entre sus piernas me doy por servido. Tal vez podamos convertirla en una puta y hacer que ruegue por una doble follada en su culo, Liosha.
Los demás hombres sonreían, sin dejar de lanzar sucias miradas de anticipación al cuerpo inerte en sus brazos.
—Tuvo que haber sido muy malo lo que hizo esta perra americana al jefe para que haya decidido prolongar su vida —intervino González, el único latino en la organización—. Nada más espero que dejéis algo que valga la pena tirarse después de ustedes.
Para nadie es un secreto el tipo de juego del cual disfrutan los gemelos Gólubev. Todas las mujeres que caen en sus manos, quedan marcadas para toda la vida. Y no solo su cuerpo. Así que Kolia decide entrar en el juego para comprarle algo de tiempo a la frágil mujer. Al menos hasta que su señor de otra orden.
—Ninguno de vosotros pondrá una mano encima a la americana. Yo la he pedido primero. Puede que cuando acabe con ella, les deje las sobras para entretenerse, perros
hambrientos.
La autoridad de Nikolai es respetada entre todos los soldados. Al ser el tercer hombre de confianza de La Sombra, luego de su consejero y el primer guardaespaldas. Respeto y reputación que se ganó a pulso. Matando a sangre fría, torturando y cumpliendo órdenes sin protestar, sin titubear, ni preguntar jamás. Kolia dista mucho de ser bueno. Él también ha violado mujeres y hombres como parte de un procedimiento. Pero han sido
asquerosos informantes y traidores, asesinos y traficantes a los cuales ha tenido el placer de torturar. Porque Nikolai Vorobiov es un hombre implacable. Desde la muerte de Roza, su alma está muerta, y su conciencia se limita a inocentes y niños, igual que su jefe.
Esa es una de las razones por la cual lleva cinco años en Los Oscuros. Dos de ellos siendo el hombre con el rango más alto. Eso le da derecho a reclamar el botín primero que nadie.
Solo espera que los hermanos Gólubev se limiten a respetar la orden.
...
El pánico de Mia asciende cada minuto que pasa. Esos hombres la miran de forma asquerosa, relamiéndose los labios de un modo tan obsceno que le eriza la piel. Unos roncos y lamentables ruidos escapan de su garganta sin poder evitarlo. Lo que parece avivar el morbo de aquellos sujetos.
¡Queridos dios!
Desearía que la hubiesen matado en la habitación de las flores, ella no es tan inocente como para no saber cuál es el destino que le aguarda.
Aquellos hombres siguen riendo, pero ya no puede verlos. El enorme guardaespaldas que la lleva, le ha tomado el rostro con una de sus manos y lo ha girado hacia el otro lado. Ahora la visibilidad de Mia se limita a la pulcra camisa y el cuadrado
mentón del rubio. Como si intentase protegerla de aquella terrible visión.
En un momento determinado todos ríen a carcajadas, incluyendo al que la lleva, que dice algunas cosas en su idioma que hace que los demás dejen de reír. Él clava su cruda mirada en ella y su pulgar se mueve de manera imperceptible en la base de su cuello.
Como reconfortándola en una especie de consuelo silencioso.
Los ojos de Mia derraman un par lágrimas que desaparecen a los lados de su cabeza. Solo espera que este hombre tenga algo de misericordia y le permita morir intacta.
...
Dos horas en el maldito automóvil, sorteando el tráfico de la hora pico de Miami. Gracias al cielo que Ewan y Percy son los únicos con él, porque si no, se había vuelto loco con la jodida mascara puesta.
Con el aeropuerto a la vista los tres hombres comienzan a hablar sobre el plan para bajarse del auto. Quedando en que Percy, con un contacto del aeropuerto, se encargará de todas las gestiones para evitar el paso por migración y seguridad.
Como siempre, para los ingleses fue fácil. Gracias a los hilos que mueven alrededor del mundo, los cinco vehículos son dirigidos a una remota pista privada donde los espera la aeronave que los llevará de vuelta a San Petersburgo. Desde allí, Marcus, Ewan y Percy decidirán qué hacer con la intrusa. Por lo pronto, solo resta esperar los informes que solicitaron a inteligencia antes de salir del centro de operaciones de los Sicilianos.
Al bajar del elegante Mercedes blindado –no sin antes colocarse de nuevo la bendita máscara- Marcus atisba a su segundo al mando, Kolia, emerger del SUV con la mujer en brazos como si no llevase nada más que una pluma. Por un momento se siente mal por ella. Envuelta en aquel grave conflicto y sin nada que se pueda hacer para que su vida sea como la de antes. Destinada a permanecer las largas horas de viaje en el avión rodeada de los
hombres más crueles, sanguinarios y desalmados de su equipo.
¿Y si realmente es una monja?
Eso solo podría significar una cosa, está irrevocablemente condenado al infierno por arrastrar a una mujer de Dios a este mundo de sangre y muerte. Aunque, no es que le importe mucho lo que pueda pasarle a su alma después de lo ocurrido con Nastya.
Es por ello que con la misma rapidez que ese pensamiento de culpabilidad se posa en su mente, es desechado por su típica frialdad y predilección por las cosas lógicas.
No. Lo que La Sombra siente nada tiene que ver con el pesar ni la conmiseración. Es simple precaución. La mujer podría tal vez despertar del aletargado efecto producido por el coctel que Nikolai le suministró vía intravenosa. Si eso ocurre mientras permanece cerca de sus hombres, corre el riesgo de que en un arrebato de pánico su nombre pueda salir de esos rosados labios. Y por más que confíe hasta cierto punto en los soldados allí. Jamás osaría revelar su identidad a ninguno de sus perros. Tal vez excepto a Kolia, quien se ha ganado a pulso la posición que tiene. Todavía no es la hora, pero dados los recientes acontecimientos, deberá comenzar a marcar el camino hacia ese desenlace.
Ese entendimiento es todo lo que necesita para que al momento de seguir su impulso, no sienta la menor duda de que lo que está haciendo, se debe a motivaciones distintas de algún tipo de arranque de humanidad.
—Kolia. —El ruso se detiene y espera que su jefe le de alcance antes de subir a la aeronave— Dejadme a mí.
—¿Señor? —Nikolai frunce el ceño a no comprender lo que su señor quiere decirle.
—La mujer. La llevaré conmigo —La Sombra se planta ante su soldado, sin vacilación traslada el peso del cuerpo inerte a sus brazos, camina con seguridad hasta las escalerillas que llevan al interior de avión. Pero antes de entrar, se da vuelta para volver a dirigirse al hombre— Ve con Ewan y encargate de que todo esté en condiciones para el vuelo. Luego regresa y reportate conmigo. Viajarás arriba.
Al guardaespaldas le sorprende aquella nueva orden. Pues solo La Sombra, Percy; su consejero y el Soldado Ewan viajan arriba.
Que él sea convocado a las dependencias del jefe representa un enorme cambio en todo el equipo, que se miran unos a otros con evidente sorpresa y el desconcierto dibujado en cada uno de sus rostros.
Sin apenas reparar en las expresiones de sus soldados, Marcus se dirige directo al espacio destinado a ser su zona privada. Donde bajo amenaza de muerte, ningún hombre tiene permitido poner un pie. A menos que sea requerido.
Aquel pequeño cuerpo que lleva en sus brazos, comienza a gemir de forma lastimera desde el fondo de su garganta. Él a oírla, baja la mirada hacia aquellos enormes ojos, tan brillantes por las continuas y silenciosas lagrimas que se derraman de ellos. Ojos grises como los suyos. Pero en vez de ser claros como la plata pulida, los de ella son del color de las nubes tormentosas. Esos ojos que hablan pidiendo ayuda, clemencia, piedad o misericordia.
¿Qué otra cosa puede pedir esta mujer si no la libertad?
Pero para La Sombra es imposible ofrecerle tal cosa. Pues inocente o no, su vida nunca será la misma. Nunca podrá volver atrás. Sus ojos han visto y sus oídos han escuchado. Ella sabe el secreto.
Los ruidos roncos que salen del interior de la mujer que le mira con insistencia, traspasan las fronteras de la tela, haciendo eco en su propio pecho. Tal vez por la necesidad silenciarla, cuando la deposita en uno de los asientos del área privada le coloca un cojín en su cabeza, y comienza a acariciar su cabello.
Lentas pasadas de arriba hacia abajo, sosteniendo su mirada a través de la intimidante mascara que le cubre. Puede que no sea una buena idea que una bizarra mascara de cuero intente consolar a una persona que teme por su propia vida. Pero para su sorpresa, luego de pocos minutos los gemidos cesan, y esos atormentados ojos se cierran. Dejando a Marcus con una pequeña sensación de victoria y satisfacción.
Solo le resta esperar los informes que definirán el destino de esa mujer.
...
Kolia y el soldado Ewan se encuentran hablando con los pilotos, deben hacer una escala en Portugal para abastecerse de combustible. Aunque la aeronave es casi como un avión presidencial, solo cuenta con la tripulación necesaria. Es inadmisible que un par de sexys azafatas puedan rondar por los alrededores con un montón de hombres hambrientos y carentes de sentido de la consciencia. Eso es algo que siempre ha respetado en su señor. Limita los efectos colaterales al mínimo. Como si quisiese proteger a tantos inocentes como pueda. Pero en ese mundo, lograr reducir las victimas a cero, es una tarea imposible.
Kolia se mueve por el lugar realizando los chequeos necesarios compartimiento por compartimiento. Pasa por el área de cocina, bajan a la zona de carga y luego dirigirse al sector de pasajeros, donde están los once hombres a su cargo esperando el despegue. Intercambia instrucciones con alguno de ellos, vuelve a la cabina de la tripulación donde
Ewan aún se encuentra ultimando detalles sobre el aterrizaje en Europa.
Finalmente, cuando cada comprobación parece estar correcta, los dos hombres se dirigen al sector privados. Que consta de tres zonas; una pequeña estancia con cómodos asientos para seis pasajeros –uno de los cuales está ocupado por la prisionera-, dos largos sillones de cuero negro; y un minibar. Una puerta separa esta zona de la oficina, que posee un gran y lujoso escritorio, silla presidencial y dos pequeñas al otro lado. Detrás del asiento principal otra puerta esconde una cómoda habitación, con cama tamaño King y muebles igual de suntuosos. Cada vez que deben viajar lo hacen en diferentes aeronaves, pero con las mismas características y comodidades.
Por lo que Nikolai sabe, Son de una empresa de alquiler, sin embargo, no debe ser nada económico contratar una de estas bellezas de lujo. Por lo general, se sienta con sus hombres en el área de pasajeros durante todo el vuelo, yendo en ocasiones a la cocina a por un bocadillo, otras veces es llamado a la zona privada, pero nunca pasa de la primera área. Solo conoce las estancias cuando debe entrar a realizar comprobaciones antes del primer despegue.
Él y el otro soldado pasan de largo por el asiento donde la prisionera se encuentra noqueada por lo que le suministró. Gracias a sus estudios de Bioquímica y farmacéutica, Kolia es, además de un certero asesino de fuerza descomunal, capaz de crear una variada cantidad de sueros que tienen como finalidad alterar el sistema nervioso humano. Desde incapacitar sus funciones motoras sin alterar la consciencia, hasta inhibir o agudizar los receptores del dolor. Como también capaz de dar las muertes más dolorosas y lentas.
La pobre chica estará bajo los efectos del suero durante unas tres horas más. Por lo que tiene
en su haber otra dosis de ser necesaria.
Ewan toca la puerta de la oficina mientras Kolia espera detrás del mismo. El consejero es quien abre, mientras que La Sombra se encuentra asentada en la silla principal, con esa aura oscura y poderosa que siempre le rodea. Los hombres delante de él se hacen a un lado para dejarle entrar y cerrar la puerta a sus espaldas.
—Nikolai Vorobiov —su señor pronuncia su nombre con lentitud premeditada—. Solo preguntaré esto una vez.
—Señor. —el ruso se yergue orgulloso, esperando las palabras.
—Por norma no tiendo a dar elección a mis hombres en cuanto a lo que deseo que hagan para mí. —El silencio vuelve a instalarse por unos segundos en el recinto— Pero dado que se trata de una asignación que va de la mano de la muerte. Te doy a elegir. ¿La aceptas?
Nikolai se pregunta si se trata de otra prueba, pues una de las constantes complicaciones de trabajar con los Oscuros, es que nunca se sabe cuándo es una situación de peligro real, o si se trata de una de las macabras pruebas de sus jefes para atrapar a los traidores. Con mucha cautela el ruso se permite tantear el terreno;
—¿Se me permite preguntar en que consiste, Señor?
—No. —es la contundente respuesta de La Sombra. —¿La aceptas o no?
Los hombres a su lado le dedican unas gélidas y penetrantes miradas, tanto que, la tensión es palpable en el ambiente, pero Kolia no se deja intimidar con nada. Y sin rastro de duda está dispuesto a dar su contestación, realizado la adecuada inclinación de cabeza en deferencia a su jefe.
—Lo acepto, mi señor.
Toda esa la tensión parece ser absorbida y reducida a la nada en el momento en el que Kolia acepta su destino. Consciente de que ha tomado un boleto de ida sin retorno a él le tiene sin cuidado; pues hace años, su vida acabó. El día que Roza desapareció.
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