Empieza el entrenamiento
Siguiendo las instrucciones enviadas por Tiago esa mañana, Steve se reunió con Susan a primera hora, debía encontrar la manera de evitar que Sophie promocionara los productos de esa dichosa compañía. Si lograba sacar a Sophie del problema ganaría muchos puntos con ella.
Primero tuvo que convencer a Susan de buscar una alternativa y si Steve hacía algo bien, era convencer a las personas. Después de varias llamadas telefónicas junto a propuestas y promesas, pudo solucionar el asunto antes de que Sophie llagase a la filmación después del colegio.
La esperó ansioso, toda la mañana había estado en el canal y fue un bono extra el verla llegar junto con Ian.
El otro chico había pensado también en acompañar a Sophie en su cruzada, aunque fuera como apoyo, pero su llegada solo iba a servir para que Steve le echara en cara que había podido hacer más por Sophie de lo que él haría nunca.
Sophie entró dispuesta a no filmar nada y llegó directo a sentase en medio del set.
—Bien, ¿vamos a continuar con esto?—le preguntó al director. Steve se aproximó a levantarla del brazo.
—Ya no es necesario —le sonrió—. Ecoteens serán nuestros auspiciadores de nuevo.
— ¿De verdad? ¡¿Cómo?!
—Digamos que seré su imagen comercial gratuita por un tiempo.
— ¿Vas a trabajar para ellos gratis a cambio de auspiciarnos de nuevo? —No se lo creía, Steve estaba haciendo algo grandioso por ella.
—Sí, te dije que te apoyaría a cualquier costo y esto no es la gran cosa. Estaba dispuesto a hacer mucho más por ti.
Sophie se lanzó a abrazarlo con todas sus fuerzas y se reprimió bastante de besarlo.
Steve aprovechó el abrazo para mirar a Ian, triunfante, más que el contacto de la chica disfrutaba el presumirle a su rival que tenía otra batalla ganada.
— ¿Tú qué haces aquí? —Susan reaccionó cuando notó la presencia de Ian—. ¡Sophie no traigas a tu novio! Nadie puede verlo o los rumores de que engañas a Steve van a surgir de nuevo.
—Ian no es mi... —Sophie soltó el abrazo e intentó rectificar a Susan, pero Ian la interrumpió.
—Da igual, su programa es visto gracias a los rumores provocados por Sophie, deberían pagarme por contribuir a su audiencia.
—Vete o llamo a seguridad —le respondió seria.
Ian volcó los ojos y se fue. No había contribuido demasiado con Sophie, pero tampoco era que le molestara, a pesar de lo que Steve debía estar pensado, la tranquilidad de Sophie le alegraba.
Tiago tenía demasiadas cosas que hacer esa tarde así que se apresuró a salir del colegio.
—Chico Hollywood. —En su carrera hacia la calle una voz femenina lo detuvo.
Martha estaba apoyada contra la pared, cubierta por su capucha como siempre y con las manos en los bolsillos.
Estaba apurado, pero siempre tenía tiempo para alguna chica que le gustara.
—Tiago —la corrigió—. Dime.
—Ya que eres capaz de sostener mis plantillas en lugares altos, puedes servirme esta tarde. Necesito ayuda con algunas... obras de arte.
Le hubiera encantado aceptar, pero dos cosas se lo impedían, primero el tiempo y segundo el no mostrarse desesperado ni interesado en ella. Hacerse al difícil le resultaba siempre y aunque Martha no era absoluto como cualquier otra chica con la que hubiese salido antes, estaba seguro que debía atenerse a la estrategia de siempre.
—Tengo que hacer cosas más importantes que ser tu sujeta plantillas. Tal vez otro día, cuando deje de tener una vida —dijo siguiendo su camino. Luego atisbó hacia ella, seguía en la misma posición, algo confundida y molesta ya que no esperaba ser rechazada tan rápido.
Tiago sonrió para sí mismo, ya tendría tiempo de estar con ella. Tomó un bus hacia la dirección que le había dado Ian.
El lugar era una pizzería pequeña. No tenía muchas mesas ya que atendían más pedidos por teléfono. Una sola camarera era quien atendía y un chico con cara de aburrido estaba en el mostrador.
— ¿Puedo hablar con el gerente? —preguntó algo inseguro ya que no sabía exactamente con quien hablar ni qué decirle.
Un hombre calvo salió de la cocina y el chico del mostrador le dijo entre dientes que él era el gerente.
—Disculpe...
— ¿Qué quieres? ¿otra queja?
—No, no es eso, un amigo me dijo que aquí podían darme un trabajo.
— ¿Un amigo? ¿Qué amigo? ¿Ves por algún lado un letrero que diga que necesito a alguien? ¿O crees que solo doy empleo al que me lo pida? Tengo empleados ¿crees que necesito otro? —dijo molesto, abrió la mesa del mostrador y salió ignorando a Tiago.
—Yo que sé, solo me dijeron eso —respondió pensando que iba a matar a Ian. Iba a salir del lugar cuando el gerente hizo el ademán de recordar algo y lo llamó.
— ¿Cómo te llamas?
—Tiago.
—Ah sí... —comentó desganado, jaló una silla y le señaló otra para que se sentara—. ¿Sabes manejar moto?
—Sí.
—Ya, entonces atenderás mesas de seis a ocho de la noche y hasta las diez llevarás pedidos.
— ¿Me está contratando? —no estaba seguro de entender qué sucedía, aunque imaginaba que Ian había hablado con ese sujeto antes, arreglando su contratación.
—No... le digo a cualquiera que reparta pizzas. Por supuesto que te estoy contratando —le habló como a un idiota, se levantó de nuevo y sacó algunos billetes de la caja—. Es tu adelanto, no faltes mañana.
Tiago recibió el dinero aún sin entender qué sucedía. No estaba tampoco seguro de que fuese normal el recibir un adelanto de la paga antes de si quiera trabajar un día, pero nunca antes había tenido un empleo así que no podía asegurar nada.
A la hora acordada Steve recibió a Tiago en su departamento, estaba algo entusiasmado por contarle lo ocurrido esa tarde, pero se guardó el comentario cuando detrás del chico entró un perro grande y sucio.
— ¿Qué es eso? —se alteró un poco y corrió a sacar al animal de ahí.
—Un perro ¿qué más?
—Ya sé que es un perro, ¿qué hace aquí?
—Lo traje. Vi que no tenías una mascota y Sophie ama a los animales. Voy a transformarte en el chico que Sophie sueña tener, o lo que sea, para que te arregles con ella pronto, antes de fin de año preferentemente. —Cerró la puerta para que el perro no se escapara y se sentó en el sillón.
— ¿De dónde sacaste este perro? —Steve seguía preocupado por el animal, no pensaba tenerlo de mascota.
—De la calle, estaba buscando en la basura de mi edificio.
— ¿Y simplemente me trajiste un perro callejero? ¿En qué momento te pareció una buena idea?
—Es una idea excelente, Sophie ama a los...
—Animales, ya lo sé. Pero a mí no me gustan mucho. Los perros no me agradan, siempre me gruñen o se ponen cariñosos con mi pierna.
— ¿Prefieres un gato? —Volcó los ojos pensando que Steve era demasiado delicado y complicado.
— ¡No! ¡Detesto a los gatos!
Tiago se levantó alarmado.
—Nunca se lo digas a Sophie, ella los adora, hasta dormía en la cuna con su gato cuando era bebé. Y Misky es su adoración, aunque es una gata malvada y arisca que solo la quiera a ella, a mi madre y a Ian, por algún motivo.
—Por supuesto que nunca se lo diría a Sophie, fue mi novia, sé lo que le gusta y no soy idiota. Pero pudiste preguntarme lo del perro, hubiera comprado un cachorro.
— ¿Estás loco? No puedes comprar un perro, ni ninguna mascota. Sophie te dirá que los animales no son objetos, no puedes comprarlos. En cambio, adopta un perro callejero y Sophie se ahogará en su propia saliva cuando se lo digas.
Steve no estaba convencido, no le gustaban los perros y ese le daba asco, pero ya había decidido hacer todo lo posible por Sophie.
—Yo no dejaría que se suba a mi cama, creo que tiene sarna, mejor llévalo al veterinario antes y dale un baño —mencionó Tiago, mientras el perro entraba a la habitación.
Algo furioso, Steve corrió a sacar al animal de ahí y llamó a uno de sus asistentes para que se encargara de su aparentemente nueva mascota.
Cuando colgó el teléfono, Tiago se puso más serio, lo invitó a sentarse y comenzó a explicarle a Steve como sería el plan de reconquista.
— ¿Qué hiciste para que mi hermana saliera contigo?
—Solo fui atento con ella, le di algunos regalos, la invité a salir...
—Error —lo detuvo—. Eso no funciona son Sophie. Después de creer que Ian estaba muerto entró en depresión, luego quiso salir de ella arreglándose con Zack, porque no se llevaba bien con él y creyó que sería una especie de reemplazo de Ian. Como Zack es un imbécil, decidió que tenía que salir con alguien opuesto, tú estabas interesado en ella, le dabas atención y te aceptó como un reemplazo. Por eso terminó su relación tan rápido cuando Ian regresó, porque nunca te tomó demasiado en serio.
Steve se sorprendió y se sintió con la auto estima por los suelos, si eso era verdad, los sentimientos de la chica hacia él habían sido una farsa.
—No te preocupes, para eso estoy aquí, haré que Sophie se enamore de ti de verdad y deje a Ian de lado.
—Espera, ¿cómo sé que en realidad no estás confabulado con Ian y quieres sabotearme?
Era una pregunta valida y Steve tenía todas las razones para desconfiar.
—La verdad no puedo probarte que eso no es cierto, así que tendrás que confiar en mí. De verdad no quiero que Ian regrese con mi hermana, y te aseguro que todo lo que te diga tendrá sentido y vas a ver como poco a poco Sophie se acerca más a ti.
—Bien... voy a hacerte caso, pero si en una semana no logro nada, esto se acaba.
—Bien, da igual, puede que en una semana Sophie ya esté contigo de nuevo. Así que presta atención: Toda mi vida he escuchado las cursis fantasías rosas de Sophie, en las que encontraba una especie de príncipe azul que vive a su alrededor, la tratase como princesa y tuviese detalles románticos todo el tiempo.
—Eso es exactamente lo que hice.
—Ahí te equivocaste, eso no es lo que Sophie quiere.
—No entiendo, dijiste que...
—Sé lo que dije. Una cosa es lo que Sophie dice que quiere y otra lo que en verdad quiere. Ella es el tipo de chicas que quieren lo que les cuesta conseguir. ¿Sabes que hizo Ian para conquistarla?
—No, ¿qué hizo? —Se inclinó para escuchar mejor, estaba intrigado, quería saber exactamente lo que su competencia había hecho años atrás para tener a Sophie tan enamorada.
—Hizo que lo odiara.
—Eso no tiene sentido.
—Sí, porque nada con Sophie tiene sentido. Cuando conoció a Ian empezó a odiarlo sin motivo, tenía hasta planes de destruirlo o sacarlo de su vida, todo el tiempo mencionaba las cosas horribles que le hacía y de la noche a la mañana apareció diciendo que lo amaba. Ian se acercó ella sutilmente, haciéndole creer que no le interesaba y al mismo tiempo haciéndose irresistible para ella, diciéndole siempre lo que pensaba, fue el único que le dijo de frente que era una niña caprichosa y mimada.
— ¿Tengo que decirle que es caprichosa y mimada?
— ¡Claro que no! Va a matarte.
— ¡Me estás confundiendo! —se levantó y quiso sacarlo del cuello, parecía que se le estaba haciendo la burla.
Tiago suspiró y lo jaló por los hombros para que se sentara de nuevo.
—Lo importante es que yo entiendo lo que digo. Voy a decirte qué hacer paso por paso y tú vas a obedecerme sin preguntar. Primero, vas a bañar al perro, darle un nombre bonito y casualmente le mencionarás a Sophie que lo adoptaste, y en la primera oportunidad que tengas la invitarás a venir aquí a conocerlo. Cuando venga concéntrate en el perro, en lo mucho que lo quieres y cualquier tontería que se te ocurra. Segundo, no muestres interés en exceso en ella, que sepa que no es el centro de tu vida, mientras más inalcanzable parezcas más le vas a atraer. Tercero, ¡no te reúnas con sus amigos! ¿En qué momento eso te pareció buena idea? Los amigos de Sophie son amigos de Ian también, él les cae bien, tú no, te estás metiendo en su territorio y necesitas delimitar el tuyo. Aleja a Sophie de su manada para meterla en la tuya, así que invítala a salir con tus amigos, donde tú seas el centro de atención.
—Hay un problema con eso —consideró algo avergonzado—. No tengo amigos.
— ¿Cómo que no tienes amigos? Este rodeado de gente siempre, ¿qué haces en tu tiempo libre?
—Cuando no estoy filmando o en sesiones fotográficas vengo aquí a ver películas.
Tiago se golpeó la frente con sufrimiento, eso iba a ser muy difícil, no entendía como Sophie lo había tenido de novio, ni siquiera de novio de reemplazo.
— ¿Qué hay de los otros chicos con quienes filman el programa?
—Me llevo bien con ellos, pero no salimos. Además ellos son amigos de Sherry y Sophie la odia.
—Entonces no te hagas amigo de ella, pero sí de los otros. Invítalos a salir después de las filmaciones, has una fiesta aquí ¡consíguete una vida! Y cuando lo hagas incluye a Sophie en eso. Esa es tu tarea, tienes dos días. —Lo de reconciliar a su hermana con ese actor iba a ser difícil y tomaría más tiempo del que pensaba, así que debía ir con pasos seguros. Ya le había asignado a Steve una tarea, realizarla con éxito ya dependería solo de él.
Ian terminó su trabajo en un taller mecánico a las dos de la mañana. Ese había sido el único empleo medianamente bien pagado que había podido conseguir en el turno nocturno. No le desagradaba, le gustaban los autos y las motocicletas y aprendía bastante de mecánica aunque de momento no le diesen grandes responsabilidades más que probar los vehículos, pintar y hacer cambios de aceite. Necesitaba las mañanas y las tardes libres para ir al colegio y tenía cansancio acumulado. Llegaba a descansar de madrugada, dormía solo un par de horas y salía al colegio. No estaba seguro de poder aguantar ese ritmo de vida, pero no tenía más opciones. Si quería conseguir todo lo que deseaba, tendría que hacer un esfuerzo sobre humano al menos hasta fin de año.
Subió a su motocicleta y regresó a su departamento. Tiago estaba despierto jugando con una consola y comiendo una enorme bolsa de papas fritas.
—Hola —lo saludó con la boca llena, concentrado en su videojuego.
— ¿De dónde sacaste esto?
—Recordé que en realidad la consola me la regalaron a mí en navidad, así que le dije a Sophie que me la mandara en taxi. Ya tenemos algo con que entretenernos además de colarnos a quince años y al cine.
— ¿Y las papas? —Observó que no solo estaba la bolsa de la que Tiago comía, el estante estaba lleno de snacks y fideos instantáneos, incluso había un hervidor de agua nuevo— ¿De dónde salió esto? no me digas que también te lo regalaron en navidad.
—Nop. Fui a donde me dijiste, me contrataron y compré eso con mi adelanto de salario. También separé el dinero de la renta, está ahí. Ya tengo pagada mi parte del mes. —Sin separar los ojos de la televisión le señaló con la boca un fajo de billetes sobre la mesa.
— ¿Adelanto de salario? —Se sorprendió hasta que se dio cuenta de la mano negra de Thaly en eso. No estaba seguro de qué había hecho, pero sí que lo del empleo era una fachada para enviarle dinero a su hijo.
—Sí, ¿no es genial? No sé cuánto van a pagarme en total, pero compré todo esto y me sobró un poco. Solo trabajo cuatro horas al día, atendiendo mesas y repartiendo pizzas. Jamás en la vida me hubiera imaginado de repartidor, pero como solo es temporal, tampoco me quejo.
—Temporal... en ese colegio y sin la ayuda de tus padres va a ser tu empleo definitivo —rió. A diferencia de él, Tiago no se preocupaba por lo que haría al salir del colegio, ya se imaginaba a Sophie manteniéndolo, o a Thaly mandándole por el resto de su vida dinero de forma encubierta.
Tiago puso pausa a su juego y habló orgulloso hacia su compañero.
— ¿Crees que soy estúpido? No iba a irme así como así a cualquier colegio sin tener las cosas aseguradas. Nadie lo sabe, por eso es divertido, mi padre debe estar pensando como tú, pero hace un año me llamaron de una universidad. Me ofrecieron una beca completa por jugar en su equipo de basket. Luego otra universidad se enteró y no solo me ofreció una beca, sino vivienda en el campus y viáticos. Al terminar el colegio abandonaré este basurero y no tendré que preocuparme por nada.
Ian no pudo evitar que la envidia le corroyera. Él no podía aplicar a una beca completa por ser extranjero y se vería obligado toda su vida a trabajar para pagar parte de sus estudios, a menos que ganara la apuesta y consiguiera el auto.
Haberse quedado hasta las cinco de la mañana con la consola empezó a cobrar con sueño al inicio de la primera clase. El enfado del día anterior se le había ido a Tamara y le hablaba sin parar sobre lo que tenían que hacer esa tarde. Él respondía con monosílabos, sin escucharla en realidad, viendo entre sueños su boca moverse con mucha velocidad.
—Una amiga le pidió a mi madre que le cambiara el turno, y nos viene perfecto, así no tengo que ocuparme de mis hermanos esta tarde y podremos terminar el trabajo —le explicó sacudiéndolo para que despertara.
Sonó el timbre y como cada mañana los alumnos entraron trémulamente, desganados y sin intenciones de atender la clase.
Martha entró al último y se lanzó de mala gana en un asiento. A Tiago el sueño se le fue de inmediato al verla, en el tiempo que llevaba en esa nueva escuela, era la primera vez que esa chica iba a pasar clases.
Se retiró la capucha, cambió una canción en su teléfono y se echó sobre la mesa, con la aparente intención de dormir.
Tiago la miraba de cuando en cuando, pero la ignoraba cuando ella volteaba a verlo, hasta la salida, cuando ella lo abordó de nuevo.
—Tiago —pronunció su nombre marcando cada letra, demostrándole que lo llamaba por su nombre y no "Chico Hollywood"—. Noté que eres el cerebrito de la clase.
Tiago tragó saliva y se mantuvo en el papel de desinteresado.
—Eso qué se supone que significa.
—Que eres inteligente. —Encogió los hombros—. Me agradan los hombres inteligentes. Ven. —Le hizo un gesto con la cabeza para que fuera con ella—. Deja tu muy emocionante vida de lado un rato.
Esta vez sí iba a ir con ella, debía tener cuidado con el juego de la indiferencia, sabía cuándo ceder, pero Tamara lo interceptó de pronto.
— ¡Ah no! ¡Tú vienes, ya hiciste planes conmigo!
—Ahora no —masculló. Martha les lanzó una mirada de desprecio y se alejó un par de pasos mientras decía con sarcasmo:
—Perdón... no sabía que no tenías permiso de tu novia.
Tiago contó hasta tres evitando no matar a su amiga. Martha se había ido con una muy mala impresión.
— ¡Por qué tenías que decir eso!
— ¡Porque no vas a dejarme plantada! No sé en cuanto tiempo vaya a tener otra tarde libre y así de paso te alejo de esa loca. Está mal de la cabeza y no te conviene acercártele.
—Voy a ir contigo, pero esta me las vas a pagar.
—Sí, lo que digas —respondió incrédula, las amenazas de Tiago no la asustaban. Aunque se conocían poco tiempo, estaba segura que el chico era inofensivo y un amigo leal en el fondo.
Pasaron por la guardería a recoger a los hermanos de Tamara, un niño de tres años y otro de cuatro, que enseguida se colgaron de Tiago.
Él estaba tan acostumbrado a tratar con sus hermanos que no le molestaba, incluso le daba algo de nostalgia, desde que se había ido que no veía a sus hermanos pequeños, hasta comenzaba a extrañar a Daniel.
Tamara vivía solo a una cuadra de él, en un departamento de dos habitaciones.
Al abrir la puerta una mujer joven los recibió.
—Mamá él es Tiago, mi amigo —lo presentó orgullosa, era la primera vez que llevaba ahí a un amigo.
—Genial —lo saludó muy emocionada y con nada de discreción le susurró a su hija lo guapo que era. Tamara se limitó a sonreír nerviosa, disculpándose con Tiago con la mirada—. Yo soy Sonia, la madre de Tamara, puedes llamarme Sonia.
—Claro... genial —le devolvió el saludo.
Se sentaron frente a la mesa de la sala mientras los niños corrían a su habitación. Sonia parecía muy ocupada poniéndose un par de pantimedias e intentando peinarse al mismo tiempo, Tamara no lo notó por alistar unas bebidas en la cocina.
De nuevo Tiago se sintió nostálgico. Sonia tenía más o menos la edad de su madre y a ella sí la extrañaba. Aunque Thaly lo llamaba todas las noches intentando sacarle información sobre el lugar donde vivía y cómo se encontraba, extrañaba el verla en persona y pensó que tal vez no sería una mala idea reunirse con ella en algún momento.
— ¡Tamara ya me voy! —Sonia tomó su bolso y se acercó a la puerta. La chica corrió fuera de la cocina.
— ¡¿A dónde vas?!
—Tengo una cita, aprovecharé mi tarde libre para verme con Gustavo.
— ¡No! Yo te dije ayer que debías quedarte con los niños porque yo trabajaría con Tiago.
—Sí, pero Gustavo me llamó a último momento, por favor, pueden trabajar mientras los niños ven televisión —le suplicó con la cara que pone una adolecente que le pide permiso a sus padres.
—No, no puedes irte, ellos son tu responsabilidad y mi tarea es más importante que ese tal Gustavo.
Tiago suspiró y se golpeó la cabeza repetidas veces contra la mesa, imaginando que en algún momento explotaría y dejaría de escucharlas. No podía existir situación más incómoda en el mundo que estar en medio de una discusión de un amigo con sus padres.
— ¡Tiago dile que no puede irse! —le ordenó su amiga.
— ¡No me metas!
— ¿Ves? a tu amigo no le importa. ¿Verdad Tiago? —se acercó a él y lo miró con cara suplicante.
—Yo no sé, me da igual, estoy acostumbrado a trabajar con niños molestando alrededor.
— ¡Gracias Tiago! —Sonia saltó de alegría y le dio un beso en la mejilla.
Pese a su impresión inicial, esa mujer no se parecía a Thaly en absoluto. Aunque él a veces creía que su madre se comportaba más como una hermana mayor, no era tan irresponsable como Sonia, ni jamás le hubiera pedido a Sophie que dejara de lado alguna de sus actividades por cuidar de sus hermanos más pequeños.
— ¡Vuelvo temprano! —la mujer le dio otro beso a su hija y salió casi corriendo, por si el chico cambiaba de opinión.
— ¿Por qué te pusiste de su lado? —le reclamó Tamara.
—Porque no quiero meterme en líos entre tu madre y tú. Ya te dije tengo como diez hermanos molestos, de verdad estoy acostumbrado.
—No vuelvas aponerte de su lado. Vas a caerle bien y luego va a molestarme para que seas mi novio. Te juro que su única meta en esta vida es que yo consiga novio. Me molesta tanto que hasta tuve que inventarme mi primer beso, solo para que deje de fastidiar.
— ¿Nunca has besado a nadie? —se burló, ella lo golpeó por reírse.
—No ¿qué tiene? Antes de ti no tenía ni un amigo, menos voy a conseguir un novio.
—No necesitas un novio para besar a alguien, yo lo hago con fines recreativos.
—Sí... seguro que eso y otras cosas más... —Le volcó la cara y sacudió su mochila vaciando el contenido en el suelo, para buscar sus bolígrafos—. Pero si no he besado a nadie hasta las vacaciones de invierno vas a besarme tú, así no tengo que andar inventando cosas.
— ¿Por qué yo? Seguro que hay voluntarios en el colegio.
—Porque eres mi amigo, no voy a besar a cualquiera, a menos que me presentes a un amigo guapo.
Eso le hizo tener a Tiago una gran idea, podía usar a Tamara en su plan de regresar a Sophie con Steve en caso de que el "plan A" no diese resultado.
—De acuerdo. Puedo conseguirte a alguien para besar.
— ¡Genial! —Se alegró, poco a poco dejaba de lado su enfado contra el chico—. Pero una cosa más. Si a los cuarenta ninguno de los dos se ha casado, nos casaremos y tendremos un hijo que se encargue de cambiarnos los pañales cuando seamos ancianos.
—Claro, por qué no... y cuando quieras perder la virginidad también me avisas, en eso sí puedo ayudarte. —La golpeó con el codo y le sonrió de medio lado, ella le hizo un gesto de asco.
Tamara se sentó con mejor humor y abrió su libro de texto, dispuesta a comenzar esta vez en serio el trabajo. Pudieron avanzar sin mucho problema ni interrupciones. A comparación de Max y Sebastián, los hermanos de Tamara eran muy tranquilos y prácticamente no notaban su presencia. El tiempo casi se le va por estar concentrado en el trabajo y también porque la pasaba bien con su amiga. Era la primera vez que tenía una amiga mujer tan cercana y debía admitir que era bastante agradable, tanto que ya no le importaba haber dejado a Martha.
Un capi con de todo un poco, Tiago ya tiene trabajo! wii!!!! y posiblemente una novia :D
Como siempre, no se olviden de comentar y votar! La novela ya va por un poco más de la mitad. Si llegamos a 700 comentarios, subo el siguiente hoy. besos!
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