Decisiones desesperadas


Por los siguientes días, no encontraba ocasión para hablar con Ian a solas. Alan y Evan estaban siempre con ellos y cada vez que miraba a Ian a los ojos un malestar la consumía.

La jornada escolar terminó sin que ella hubiese podido siquiera darle un adelanto.

Esa tarde desde muy temprano, debía preparase para la fiesta de la KTV. El canal cumplía veinte años al aire y se festejaría con un evento grande, donde todas las estrellas del programa se lucirían frente a cámaras. Ella y Steve eran la pareja estrella del canal.

Mientras la maquillista la preparaba, escuchaba a Susan recomendándole una y otra vez que no ocasionara ningún escándalo y jugara a ser la pareja perfecta con Steve; hasta le dio un número aproximado de besos que debían darse esa noche frente al público, porque la fiesta sería transmitida en vivo.

En su interior pensó que por esa vez, esos besos no serían fingidos. Aunque todavía no le había dado las buenas noticias a Steve, ya lo consideraba el chico de su vida.

—Será mejor que lleguen juntos —recomendó Susan por último—. Que él te lleve, siempre se ve mejor que los jóvenes lleguen en sus propios autos, además todas las limosinas del canal están ocupadas con actores de telenovelas, a ellos sí les gusta hacer entradas grandes, pero tendré una limosina lista para recogerte a la una. No se verá bien ante los padres que te vayas junto a Steve en la madrugada, sabes lo exagerados que son algunos, creerán que quieren pasar la noche juntos y ya sabes, debes jugar a la niña virginal.

—Sí Susan, ya lo sé, con Steve ya quedamos de acuerdo en ir juntos, me recogerá a las nueve.

Ya peinada y maquillada, Susan y los estilistas se retiraron dejándola sola en casa. Por un momento deseó que se quedaran. La casa vacía le parecía un poco tenebrosa, y simplemente no le gustaba estar sola.

Bastó con llamar a Steve pidiéndole que llegara un poco antes y el chico apareció en el tiempo que le tomó encender el auto y llegar.

Contuvo las ganas de correr hacia él en cuanto abriera la puerta, besarlo en los labios y decirle que era a él a quien quería. No era el momento oportuno para decírselo, tenía que ser un momento especial y ya había pensado en uno. Justo después de la fiesta, antes de regresar a casa lo llevaría a una habitación que había preparado un día atrás en el hotel donde se llevaría a cabo el acontecimiento. No la había visto, pero sí había dado las especificaciones y esa mañana le habían enviado la llave.

Todo estaría adornado con velas, pétalos de rosa y una botella de champagne sobre la mesa lista para ser descorchada. Todo bastante similar a lo que Steve había preparado para su cumpleaños, noche en la cual tenían planeado hacer el amor por primera vez.

No sabía si esa noche llegarían a tanto, no lo creía, pero sí le parecía una forma muy romántica de declararle sus sentimientos y retomar la relación que había sido quebrada por el regreso de Ian.

Al abrir la puerta se encontró con un preocupado Steve. Tenía el ceño fruncido y hablaba por teléfono.

— ¿Pasa algo? —le preguntó en cuanto colgó.

—Tengo algunos problemas con el auto, puede llegar, pero creo que ahora no enciende, antes me costó como cinco minutos. ¿Está tu padre? Tal vez pueda revisarlo para que podamos irnos. Mi asistente está intentado localizar al mecánico, pero no contesta el teléfono.

—Mi padre no está, sigue con Thaly en el hospital, recién le darán el alta mañana.

—Genial —resopló—. Entonces mejor llamamos a Susan para que nos consiga una limosina, no vaya a ser que nos tranquemos a medio camino.

—No. —Le arrebató el teléfono de las manos y lo jaló al interior de la casa—. Susan me recomendó que no peleara contigo porque eres mi único transporte, todas las limosinas del canal están ocupadas y si llegamos en taxi nos mata.

— ¿Entonces qué vamos a hacer?

—Conseguir a otra persona que nos arregle el auto. Yo le daría una revisada, pero si arruino mi manicura me cortan la cabeza —le dijo señalándole sus uñas de porcelana, perfectamente limadas y pintadas. Sacó su propio teléfono y cuando Steve la escuchó nombrar a la persona que menos quería en el mundo volcó los ojos y le rogó en voz baja que no lo llamara—. ¿Qué tiene? Él sí vendrá si se lo pido. —Tapó el auricular y volvió a hablar—. Por favor Ian, te pagamos el doble... sí ya sé que no te interesa la paga, pero debemos llegar a la fiesta y el auto de Steve necesita una revisión de todas maneras. Por favor, por favor, por favor.... —rogó como una niña chiquita—. ¡Genial! Apúrate. —Cortó y le sonrió a Steve asegurándole que todo estaría bien.

—No debiste llamarlo, me odia, es capaz de cortarle los frenos o algo así.

—No haría eso, porque yo voy a ir en el auto.

—Entonces aceptas que sí me haría una maldad.

—No, bueno, tal vez, pero nada tan drástico, no es un psicópta —intentó convencerlo, aunque él mantenía su escepticismo.

Esperaron en la sala, bebiendo una gaseosa y Steve no paraba de decirle lo hermosa que se veía con el vestido azul que una marca auspiciadora del programa le había regalado a condición de usarlo esa noche y hacer alguna mención al respecto frente a las cámaras.

Sophie reía cada vez que él miraba y luego la esquivaba intentando ocultar su asombro. Él estaba seguro de nunca haber conocido a una chica más hermosa, ni siquiera las que participaban en concursos de belleza con su hermana; por algo la habían elegido como protagonista del show, y el estar tan bien arreglada la hacía verse más elegante y refinada; siempre había soñado con enamorarse de una chica así, que pareciera una glamorosa actriz de Hollywood.

Su momento de contemplación terminó cuando Ian llegó en una de las camionetas del taller, cargando una caja de herramientas.

Saludó a Sophie algo turbado, no iba a negar que se veía hermosa, pero verla tan arreglada y aparentando más edad, siempre lo había perturbado. Seguía pensando que la visión más bella de Sophie había sido días tras, en su departamento, con el cabello medio recogido, un tanto despeinado y vistiendo nada más que una de sus camisetas.

Sacudió ligeramente la cabeza e inhaló fuerte, dejando de pensar en eso, porque por esa noche, Sophie sería de Steve, al menos ante cámaras, mientras pretendieran tener una estable y real relación.

—De verdad tengo mucho trabajo y con mucho esfuerzo me dejaron salir. Le daré una revisada y si es algo complicado tendrán que esperar hasta mañana, o tendré que remolcarlo al taller y esperaran un día de todas maneras —les avisó mientras levantaba el capó del auto.

—No creo que sea serio, Steve pudo llegar hasta aquí, pero ahora tiene problemas para arrancar —explicó la chica mirando un poco de lejos para no ensuciarse con la grasa del auto.

Ian revisaba el motor y ponía gestos indescifrables para los otros dos, quienes esperaban ansiosos.

Cuando Sophie entró a la casa por vasos y refrescos. Steve se aproximó a Ian, un poco avergonzado.

—Lo siento, le dije a Sophie que llamáramos a otra persona, pero al final no me hizo caso y solo te llamó —dijo en inglés, notando que Sophie ya regresaba.

—Sí, te entiendo...—respondió en el mismo idioma, volcando los ojos—. Cuando Sophie se encapricha con algo es peor que una niña de dos años.

—Parece que insinuaras que Sophie es inmadura y caprichosa —hablo extrañado, no le gustaba que hablaran así de la chica.

—No estoy insinuando nada. Sophie es inmadura y caprichosa, además de terca y mimada —aseguró sin darle demasiada importancia a sus palabras, mientras revisaba el motor.

—Y luego dices que la amas...

—La amo, precisamente porque la conozco bien. No puedes amar a alguien si no estás consciente de sus defectos y estás dispuesto a tolerarlos.

—Pues para mi Sophie es perfecta, al menos ante mis ojos. —Se puso a la defensiva, cada vez que Ian decía una palabra, le caía peor.

—Entonces eres ciego, o idiota.

—El verdadero amor nos hace ciegos e idiotas

— ¿De dónde sacaste eso? ¿De un almanaque o de un cursi guión de televisión?—dejó de mirar al vehículo y se dirigió a Steve. El actor ofendido estuvo por contestarle de vuelta, pero Sophie, que hacía un buen rato que estaba ahí sirviendo la gaseosa, decidió interrumpir.

—Estoy aquí y puedo entender el inglés perfectamente, solo creí que les gustaría saberlo.

Steve se avergonzó y buscó nerviosamente la forma de excusarse; Ian se limitó a sonreír de medio lado, se había dado cuenta desde el principio que Sophie atendía a todo lo que decían, pero no le importaba.

—Mejor voy a llamar a Susan para decirle que tardaremos un poco y no tenga a la prensa esperando. —Aún avergonzado con Sophie y molesto con Ian, Steve agarró su teléfono y se alejó de ellos.

Sophie aprovechó el momento. Esa noche sería ideal para decirle a Steve su decisión, y al día siguiente sería el momento de explicarle a Ian.

— ¿Y cuál es el veredicto? —le preguntó acercándose al motor lo más que podía sin poner en riesgo el vestido y extendiéndole un vaso.

—Sobrevivirá, solo recargaré la batería, es cosa de mantenimiento básico que cualquier inútil podría hacer.

—Steve no es un inútil. —Lo empujó, intentando mostrase enojada—. Todos somos buenos para diferentes cosas. A él los motores no le van, pero es un excelente actor.

—Es un actor, dejémoslo en eso —zanjó—. Si actuara la mitad de bien que tú el programa ganaría mucho, hasta lo vería.

— ¿Crees que actúo bien? —Se alegró, Ian no regalaba halagos a menos que sinceramente creyera en ellos.

—Sí —se extrañó ¿acaso le había dado a entender en algún momento lo contrario?—. Actúas muy bien, aunque cantas mucho mejor. Todos tus años siendo una "Drama Queen" rindieron sus frutos.

Steve terminó la llamada y permaneció viendo a Sophie y la forma tan familiar y alegre con la que le hablaba a Ian. ¿Por qué ella no se comportaba así con él? ¿Acaso tenía que molestarla y decirla cosas como caprichosa e inmadura para que lo tomara más en serio? Simuló que todavía hablaba, aunque ellos actuaban como si él no estuviera ahí.

— ¿Ian podemos vernos mañana? —Sophie le preguntó finalmente.

— ¿Quieres una cita?

—No exactamente. —Su corazón dio un vuelco, eso iba a ser lo opuesto a una cita—. Solo, tenemos que hablar, tengo que decirte algo importante, ¿te parece después del colegio?

Ian asintió, serio, algo de la propuesta de Sophie no le agradaba por completo. Cerró el capó del auto y buscó a Steve con la mirada. Él estaba bastante cerca, lo suficiente para haberlos escuchado.

—Ya está. Solo hazle mantenimiento seguido y esto no va a pasarte.

Ian salió poco antes y ellos hicieron el camino en silencio. Steve se veía distante y pensativo, incluso algo molesto. Sophie no se animó a preguntarle, suponía que la presencia de Ian lo ponía así. Por más que lo disimulara, se daba cuenta que estaba celoso, y eso le divertía un poco.

El joven actor era siempre tan correcto y perfecto, que verlo tener alguna vulnerabilidad lo hacía más humano ante sus ojos. Eso le gustaba, mucho, que Steve se mostrara a veces imperfecto. Lo disfrutó mientras pudo, después de esa noche, su novio no tendría más motivos para celar a Ian.

Steve veía a Sophie tan radiante y feliz que no podía dejar de pensar que su felicidad se debía a Ian. Las palabras de Tiago de unos días atrás rondaban en su cabeza, diciéndole que Sophie había llegado a segunda base con él. Y a ese recuerdo se sumaba su conversación reciente. Ellos saldrían al día siguiente y quién sabía qué podría pasar. No quería imaginarlo, pero esas imágenes se introducían en su mente.

Definitivamente tenía que hacer algo para asegurarse de tener a Sophie a su lado. No podía perder ante Ian, la amaba demasiado y creía que se merecía lo mejor, y estar con el chico británico definitivamente no lo era. No la apreciaba tanto como él, bastaba con escuchar los nada cariñosos apelativos con los que la llamaba, además, ¿qué futuro podría tener con él? Ian no tenía nada para ofrecerle, si tenían una relación ella sería quien le pagara todo, quien prácticamente lo mantendría ya que él no sería capaz de solventarlos a ambos.

Le dolía imaginar que Sophie terminara con un bueno para nada, siendo que él podría ayudarla a cumplir sus sueños.

Definitivamente, Sophie debía quedarse con él. Mandó al diablo el plan de Tiago, no estaba funcionando, solo le traía más problemas y era a muy largo plazo. Si quería a la chica a su lado debía actuar rápido y tomar una decisión desesperada, pero la única que le aseguraría tenerla a su lado.

Fueron recibidos con flashes, micrófonos y un montón de preguntas que no respondieron. Saludaron a la cámara e ingresaron al salón, si respondían a algo los tendrían ahí afuera toda la noche.

Estar en ese lujoso hotel con meseros elegantes y hermosos manteles era lo más parecido a una fiesta de la alfombra roja de lo que nunca habían estado. El escenario era grande y una banda tocaba música movida.

Una mesa estaba reservada para el elenco de su programa y solo ellos faltaban. Se saludaron con sus amigos y una vez sentados no pudieron negarse a varias fotografías y a responder algunas preguntas al equipo de "Cara a cara con Octavio".

Sophie distribuía su atención entre sus compañeros y los reporteros, y de cuando en cuando miraba hacia Steve. Seguía comportándose extraño. Respondía encantadora e ingeniosamente, pero en cuanto dejaban de entrevistarlo regresaba a su pose pensativa.

—Ya vuelvo —le dijo al oído, levantándose de repente.

La chica lo siguió con la mirada. Steve se aproximó primero al organizador del evento y tras decirle algunas palabras al oído, el hombre pareció emocionarse y asentir con la cabeza. De inmediato llamó a su asistente, le dio instrucciones y de pronto hubo una cadena de comunicación, todos se daban órdenes entre sí. Steve le dio la mano al organizador y sonrió sinceramente por primera vez en toda la noche.

— ¿Qué tramas? —le preguntó Sophie una vez que Steve regresó a su lugar.

—Una sorpresa —le susurró de forma misteriosa.

—Genial, porque yo tengo otra sorpresa para ti, pero tendrá que esperar al final de la noche.

Steve asintió contento y se sirvió una copa de champagne, la levantó y la chocó contra la copa con gaseosa de Sophie, brindando por un motivo que solo él entendía.

Llegada la media noche los reporteros los rodearon. Todos supusieron que era porque había llegado el momento de cortar el pastel, sin embargo, el evento principal de la noche sería reemplazado por otro.

Las cámaras solo apuntaban hacia Sophie y Steve. La música de ritmo movido cambió a una lenta y uno de los actores de la KTV conocido también por ser interprete, comenzó a cantar "Everything I do" de Bryan Adams.

Extrañada, intentó esquivar a todos para ir a la mesa central, pero Steve la detuvo tomándola de la mano.

—Esto es para ti —le dijo antes de hincarse en una rodilla.

Por un momento Sophie imaginó qué estaba pasando, miró hacia Susan esperando que fuese un truco publicitario, pero la mujer lucía tan pálida y desconcertada como ella, lo que le dio a entender que aquello no era un artilugio para atraer audiencia, sino que estaba pasando de verdad.

—Sophie, esto es muy imprevisto, tanto que no tengo ni un anillo —habló Steve muy nervioso—. Y sé que somos jóvenes, tal vez muy jóvenes, pero no hay edad para los sentimientos, menos para los que son tan intensos y reales como los que yo tengo hacia ti. Quiero ser tuyo y que tú seas mía por siempre, y no encontré mejor manera de realizar este compromiso que frente al mundo, porque quiero que todos lo sepan, que mi corazón, mi ser y mi alma te pertenecen. Quiero recorrer el resto de mi vida agarrado de tu mano. —Los invitados de la fiesta que se arremolinaban intentando ver todo en primera fila, lanzaron un gemido de ternura. Steve le extendió la mano, esperando que ella la tomara—. Como dice la canción que elegí, todo lo que hago y todo lo que soy es por ti, y quiero que así sea por el resto de nuestras vidas. Así que, Sophie Nathalie Cohen ¿te quieres casar conmigo?

Hoy es mi cumple y lo paso en cuarentena. F en el chat para  mi:(

Chan, chan! qué creen que responsa Sophie??? les gusta la declaración? muy cursi? les gustaría que así se les declaren?

dejen sus opiniones :D subo el que sigue hoy o prefieren esperar hasta mañana?



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