Cita a ciegas con Aaron Hyde

Después de terminar un trabajo para la clase de biología, decidió descansar recostada en la cama leyendo un libro. Antes dedicaba esos momentos a responder correo de fans, pero con su nueva actitud, se olvidaría de todo eso. Podía pasar como la actriz egocéntrica y egoísta, pero no importaba, incluso había pensado hacer lo mismo que Steve: darle su cuenta de Instagram y Twitter a un encargado del canal para que publicara algunas cosas haciéndose pasar por ella. Era una forma de "distribuir trabajo".

Optó por una lectura clásica. Ian le reprochaba que leía literatura basura; normalmente no le hacía caso, ya que podía leer lo que le gustaba sin rendirle cuentas a nadie, pero también comenzó a variar un poco sus gustos. Entre los libros que antes le habían pertenecido a Thaly, encontró "Mujercitas". Thaly se los leía a ella y a Tiago cuando eran pequeños, explicándoles el feminismo de la historia y resaltando la fortaleza de las protagonistas. Acarició la portada con una sonrisa, acordándose de esos momentos. Su madre ya no tenía tiempo de leerles, ni siquiera a Daniel. Pensó en leérselo más tarde, con suerte le transmitiría a su hermano pequeño los valores que Thaly había querido infundirle a Tiago y que (al punto de vista de Sophie), no había conseguido. Pensó con enfado en Tiago, en cómo además de no respetar su vida privada era un cerdo con las chicas del colegio, acostándose con cualquiera sin considerar sus sentimientos.

El tiempo se le fue mientras leía cada página, repasando detalles de la historia que ya había olvidado, cuando Tiago entró despacio a la habitación. Tal vez había tocado la puerta y ella no lo había escuchado, o como siempre era un cerdo insensible que no la respetaba.

—Vete —dijo sin levantar la mirada del libro.

—No voy a irme hasta que hablemos. No me gusta estar así —dijo Tiago.

Sophie lo ignoró intentando seguir concentrada en la lectura.

—Cuando Amy quemó los manuscritos de Jo, ella la perdonó —dijo Tiago al ver el libro que leía su hermana.

—Jo la perdonó después de que Amy cayó en un lago congelado y casi muere. Tírate a un pozo, y cuando estés a punto de morir veré si te perdono.

—Puedo meterme a la bañera con agua fría ¿lo compensa? —preguntó.

— ¡No! —le gritó furiosa, y como él estaba dentro de su habitación, salió dando un portazo.

Bajó las escaleras a trote y salió a la calle, donde nadie la molestaría, ya habían pasado dos horas desde que había enviado el mensaje a Aaron, de seguro ya tenía una respuesta, y como esperaba así fue:

"¿PUEDES MAÑANA EN LA TARDE? SI ES ASÍ TE MANDARÉ UN MENSAJE CON LA DIRECCIÓN."

Sophie respondió con un simple "Sí", esperando la respuesta.

Ya estaba hecho, con o sin apoyo, al día siguiente conocería a Aaron Hyde.

— ¿Qué tengo que hacer para que te quedes?—Santiago Ayala intentaba convencer desde hacía media hora a su sobrino para que se fuese a vivir con él. Pero el chico era terco y no aceptaba ninguna ayuda de su parte

—Nada, no es cuestión de hacer algo. Ya te dije que no voy a dejar que me mantengas y menos que pagues mis estudios. —Aaron estaba igual de irritado que Santiago. Esa mañana se había presentado de sorpresa en la residencia, queriendo hablar con él. Se había enterado de su emancipación temprana y de que no recibiría la beca de estudios que necesitaba y quería convencerlo de aceptar su ayuda. Él podía darle alojamiento y pagar al menos la mitad de sus estudios.

— ¿Por qué no? No entiendo cuál es el problema, soy el único familiar que tienes aparte de tu padre, es mi responsabilidad hacerme cargo de ti.

—No —lo cortó—. No lo es, ya soy mayor y prefiero ganarme las cosas por mí mismo, así luego no le debo nada a nadie.

—Va a ser imposible que puedas pagar tu manutención y tus estudios. Con los antecedentes que tienes no vas a recibir ni media beca, terminarás trabajando para recibir un salario con el que apenas vas a sobrevivir.

—Eso si me quedo aquí, ya tengo todo pensado. Puedo conseguir una beca completa de estudios...

—Cain Stever me contó tu plan. Repetirás del último año de colegio con tu nueva identidad y buscarás una beca en América. No sé si te resulte, además eso significará renunciar a tu identidad verdadera para siempre.

—Ya lo sé y no importa. Es la decisión que tomé.

— ¿Y has pensado cómo vas a mantenerte o conseguir una plaza en un colegio?

—Trabajaré para mantenerme, y con mis calificaciones, o las calificaciones falsas que obligaré al servicio secreto a entregarme conseguiré una beca escolar, entraré a los equipos de deportes del colegio y me graduaré con excelencia. Como soy extranjero solo me darán media beca por calificaciones en la universidad, y la otra mitad será una beca deportiva. Tengo todo pensado.

—Estamos en la misma situación. —Se quitó las gafas y se frotó los ojos, nunca había conocido a alguien tan terco y orgulloso—. Esta bien, pero déjame hablar con mi hermana y Nicolás, ellos podrán darte algún tipo de ayuda, si estás seguro de poder conseguir todas las becas que dices al menos vive con ellos.

— ¿Estás loco? Ellos no deben querer ni verme. Secuestré a su hija y casi se muere. ¿Crees que Nicolás Cohen va a aceptarme con los bazos abiertos en su casa? Y aunque lo hiciera, si no recibo ayuda tuya, menos la recibiré de ellos.

—No vamos a llegar a nada, así que haremos esto: Caín me dijo que él pagaría tus pasajes. Yo te daré lo que necesites hasta que te instales, por lo menos para vivienda y comida de dos meses. De ahí harás lo que quieras, pero te mantendrás en contacto conmigo. Llamadas por lo menos una vez a la semana.

Aaron estuvo a punto de protestar, pero Santiago no lo dejó. De mala gana aceptó el trato. La ayuda económica por dos meses le venía bien, pero le prometió que devolvería el dinero en cuanto pudiera.

Ninguno quedó totalmente conforme con el trato, pero ya era algo. Santiago se despidió y salió de la habitación.

Frank y Otis esperaban en el pasillo, disimulando que no habían estado pegados a la puerta intentando escuchar algo.

— ¿Otra vez una visita misteriosa? —preguntó Otis. Queriendo sacarle información a su compañero.

—Ni tan misteriosa, es mi tío.

— ¿Y qué quería? —Frank se sentó a su lado, buscando una conversación casual.

—Asuntos familiares. Hasta mañana. —Aaron los dejó de nuevo con ganas de saber más. Se retiró a darse una ducha y despejar su mente. Ya todo estaba arreglado, cada parte de su plan estaba minuciosamente pensada. Ya no faltaba mucho para recuperar lo que pudiera de vida y sobre todo quedaba menos para ver a Sophie.

Sophie se revisó en el espejo, al final no sabía para qué lo hacía, Aaron ya la había visto muchas veces en televisión. No era una cita a ciegas, no exactamente, porque Aaron parecía conocerla muy bien.

Alistó su bolso y cuando estuvo a punto de guardar el teléfono recibió un mensaje de Steve. Con todo lo ocurrido se había olvidado de él.

QUIERES QUE NOS ESCAPEMOS MÁS TARDE?

Se sintió un poco mal, de alguna forma sentía que lo estaba engañado. No tenían una relación formal, no sabía que tenían en realidad. Steve no era su novio, y no iba a una cita romántica. ¿Aaron creía que eso era? ¿La había invitado con esas intenciones y ella no se había dado cuenta? Sacudió la cabeza para despejarse. Lo vería sin pretensiones de por medio, lo que surgiría, surgiría, ya fuese una amistad o algo más. Sobre todo quería satisfacer su curiosidad.

Guardó el teléfono, ya sabía dónde se encontraría con Aaron y pretendería que no había recibido el mensaje de Steve.

Le mintió a su madre diciéndole que iría a ver a Claudia. Thaly estaba tan ocupada con los gemelos que no le preguntó nada más. Siempre que Sophie decía que iba a algún lado, confiaba en ella.

Tomó un taxi en la avenida, el lugar del encuentro estaba como a media hora de donde vivía.

Se bajó frente a un local llamado "Dungeon" que parecía una tienda de juegos de rol, o un club donde se reunían para jugarlos. Al menos era un lugar público, o donde seguro habría alguien más, pero parecía cerrado. Se sintió algo incomoda y cuando estuvo a punto de dar media vuelta una voz le habló por el comunicador de la puerta.

—Sophie no te vayas, enseguida te abro.

Miró hacia arriba, en el segundo piso la cortina de una ventana acababa de moverse, de seguro Aaron la había estado esperando.

Tenía los nervios a flor de piel mientras esperaba. Por fin conocería a Aaron, ¿era dulce e inteligente como esperaba? ¿Se parecía a Ian? ¿O qué tal si era Ian?

La puerta se abrió de pronto, quien la esperaba se notaba ansioso. La chica se paralizó al verlo, tenía un nudo en el estómago. Aaron no era para nada como lo imaginaba.


Claudia quería ver a Sophie personalmente, no estaba tranquila tras su conversación del día anterior. Se despidió de su padre quien la había llevado hasta la casa de su amiga y tocó el timbre.

Thaly dejó a los gemelos en la sala, caminó de espaldas hacia el intercomunicador, vigilando a los bebés, sabía que en cualquier momento uno le lanzaría un juguete al otro e iniciarían una batalla campal. Tal vez tenía un par de segundos antes de que eso sucediera así que corrió el resto del camino.

— ¿Sí? —preguntó y de inmediato le abrió a Claudia al verla en la pantalla.

Escuchó un golpe, luego un llanto y se dio cuenta de que la pelea entre los gemelos había empezado de nuevo. Corrió hacia ellos y frenó en seco, dándose cuenta recién de que Claudia llegaba a su casa y supuestamente Sophie estaba con ella.

—Hola Thaly.

— ¿Dónde está Sophie? —la interrogó ni bien la chica entró a la casa.

— ¿No está aquí?

—No, me dijo que iría a verte. Seguro salió con Steve. Cree que soy tonta y no me doy cuenta. ¿Qué no puede dejar de tener citas? —dijo yendo a separar a los niños.

—Pues no me contó nada de Steve. En realidad no hemos hablado mucho estos días, pero.... —Se calló de golpe, teniendo un muy mal presentimiento—. ¡Ay no!... no creo que Sophie esté con Steve. Te juro que traté de disuadirla, pero estoy segura de que se fue a conocerlo.

— ¿Conocer a quién?

—A Aron Hyde, el chico de los comics, le pidió conocerla en persona y le dije que era peligroso. Si hubiera salido con Steve y no quería que tú supieras me habría pedido que la cubriera.

— ¡¿Sophie va a conocer a alguien que conoció por internet?! ¡¿Está loca?! ¡¿Sabes la cantidad de acosadores que tiene?! —se exaltó.

—Típico de Sophie. —Tiago bajó las escaleras en ese momento. Había escuchado todo y no podía esperar a que su madre que le diese razón: Sophie necesitaba de su vigilancia las veinticuatro horas del día—. Ahora esta con un desconocido que puede hacerle cualquier cosa.

—Bueno no lo sé...—intervino Claudia —.Aaron no parece tan malo, al menos no le manda cosas lascivas —intentó tranquilizarlos un poco, pero no lo estaba consiguiendo.

Frank y Otis observaban cómo su compañero dibujaba una nueva página del comic. Desde que había dejado el College, que pasaba más tiempo en la residencia, dibujando bocetos y repasándolos con tinta.

— ¿No tienen nada mejor que hacer? —preguntó Aaron, le incomodaba que lo miraran de esa manera.

—En realidad nada. ¿Le sigues mandando los comics a Sophie? —preguntó Frank.

—Sí —respondió algo triste, pero disimulando—. Le he mandado varios capítulos y siempre me agradece, pero últimamente no lo hace. —Dejó de dibujar y se puso a pensar, las respuestas de Sophie siempre le alegraban.

—A lo mejor está ocupada.

—Sí a lo mejor. ¿Hay alguna forma de averiguar si los ha visto? —Se dirigió a Otis, él estudiaba ingeniería informática, algo debía saber.

—No hay nada que yo no pueda averiguar —respondió orgulloso y algo emocionado, era la primera vez que Aaron parecía necesitarlo de verdad—. Dame tu cuenta y tu contraseña —dijo frente a la pantalla de su computadora.

—Primero muerto, entro yo y te fijas. —Le arrebató la computadora y escribió su contraseña tapando la pantalla con el cuerpo.

Otis volcó los ojos, Aaron no necesitaba tanto show, si él quiera hackearle la cuenta podría hacerlo sin problema.

Una vez abierto su mail, Otis comenzó a inspeccionarlo, después de largo rato mirando la pantalla con seriedad y haciendo gestos de reprobación habló.

—Te hackearon al cuenta.

— ¡¿Qué?!

—Sí, hace ya semanas, desviaron tus mails a un servidor falso, y antes de ayer lo habilitaron de nuevo.

—Maldito Tiago —masculló, partiendo el lápiz que tenía en la mano—. ¿Pero Sophie recibió lo que le mandé?

—Sí. Y te respondió, y tú le respondiste. —Miró extrañado la bandeja de entrada.

—Yo no le respondí nada.

—Pues aquí está. —Le mostró el mensaje donde él supuestamente le pedía verla en persona y ella aceptaba.

— ¿"Dungeon"? ¿Dónde es eso? ¿Qué no se supone que Sophie vive en otro país? —Otis trataba de descifrar el mensaje haciendo uso de su precario español.

—Sí vive en otro país, yo no le envié eso. —Comenzó a temblar. No necesitaba de Otis para saber qué había pasado exactamente: otra persona le había hackeado el correo y se había hecho pasar por él para citar a Sophie.

Bueno, Sophie vuelve a ser Sophie y a meterse en lios de nuevo :D

mil gracias por todos sus comentarios, son lo que más me gusta!

Mas tarde otro capi!

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