Carrera al hospital
Tamara se sentía en un hotel de cinco estrellas. La sala de esa casa era más grande que todo su pequeño departamento y no recordaba haber visto nunca una piscina tan cerca. Su madre nunca había tenido tiempo de llevarla a una ni ella el dinero para ir con sus hermanos, solo lamentaba el no tenerlos con ella.
—De verdad debiste avisarme, al menos pude traer una muda de ropa —le reclamó a Tiago considerando que no podría meterse a nadar sin un traje de baño.
—Pues quítate la ropa y te metes en ropa interior, luego la pones en la secadora —le aconsejó mientras quitaba la cubierta.
— ¡No voy a estar en ropa interior frente a ti!
— ¿Por qué no? Cuál es la diferencia entre la ropa interior y un bikini, de verdad no entiendo la lógica femenina.
—Que no es lo mismo...—respondió dubitativa, de verdad no tenía un buen argumento para rebatirle eso.
—Cubren exactamente la misma porción de piel, es más, los bikinis cubren menos y tiene exactamente la misma forma, solo son de materiales distintos.
Fastidiada por no poder darle la contra a Tiago y demasiado entusiasmada por meterse al agua, se quitó la ropa dándole la espalda a su amigo, al menos no iba a darle el gusto de pensar que estaba haciéndole un streeptease personal. Tiago se quitó la ropa también, le daba flojera ir hasta su nueva habitación a buscar un traje de baño.
Tamara se abrazaba, intentado cubrirse un poco, mientras de forma insegura metía el dedo gordo del pie en el agua, calculando la temperatura y agarrando coraje para meterse.
Harto de su indecisión, Tiago la empujó dentro, salpicándose a él también. La chica sacó la cabeza respirando agitadamente y quitándose los cabellos de la cara.
Tiago se lanzó también casi ahogando a su amiga de nuevo.
— ¡Eres odioso!
— ¡Eres desesperante! ¿Cuánto tiempo ibas a tardar en entrar? Tenemos un par de horas hay que aprovecharlas —dijo comenzando a nadar de espaldas.
Tamara permanecía quieta en su lugar haciendo ondas con sus manos.
— ¿No vas a nadar?
—No sé nadar, solo deja que me aclimate.
Tiago volcó los ojos y la arrastró con fuerza hacia la parte más honda.
—Solo échate de espaldas y vas a flotar, luego empiezas a mover las piernas para darte impulso —le indicó.
Poco a poco fue animándose a más, divirtiéndose como nunca antes al experimentar algo nuevo.
—Bien, debo reconocerlo, te luciste. Estás casi perdonado. —Ya más segura y flotando de un lado al otro, Tamara le agradeció.
—No es todo, ven. —La tomó del brazo, haciéndola pararse. Le retiró su cabello crespo del rostro y se acercó a ella.
— ¿Qué haces? —lo detuvo.
—No vas a besar a nadie antes de la vacación. Así que voy a darte tu primer beso, para que salgas del hoyo.
Cuando comenzó a sentir la respiración de Tiago contra sus labios no pudo evitar reírse.
—Me haces cosquillas —se quejó.
—Deja de reírte, no te lo estas tomando en serio.
—Es que no puedo tomármelo en serio contigo.
El chico soltó un suspiro de resignación y la besó y de golpe, para que dejara de reírse y demostrarle que a él todas lo tomaban en serio.
Primero tenían los labios juntos y luego él comenzó a moverlos tomando primero el labio superior y luego el inferior de la chica, por unos segundos ella le correspondió también, hasta que comenzó a reírse de nuevo.
—Ya deja de reírte, estás arruinando el momento —le reclamó abrazándola para mantenerla quieta.
—Es que no puedo, besas fatal.
— ¡No es verdad! —Se mostró indignado, eso jamás se lo había dicho nadie—. Hay como setenta chicas que pueden decirte lo contrario.
— ¿Has besado a setenta chicas? —le preguntó separándose un poco para mirarlo a los ojos.
—Más o menos, dejé de contar el año pasado.
—Pues deben ser las setenta chicas más conformistas del mundo.
—¿Y tú qué sabes? Nunca habías besado a nadie, no puedes comparar.
—Pero se supone que debería sentir mariposas en el estómago o que los minutos se me hagan cortos, como en las películas y no está pasando nada de eso.
—Es que necesitamos un poco de lengua. —Ya algo molesto, pero tomándoselo también a broma la apretó fuertemente y la besó con más pasión, dejando la ternura y la calma de lado. Inconteniblemente le dieron ganas de reír también, y sentía que iba a ahogase con la boca de la chica; estaba por dejarla cuando un grito los hizo detenerse.
— ¡Tiago!
La soltó de golpe, haciéndola resbalarse y hundirse en la piscina. Su madre lo miraba desde el borde de la piscina, bastante enojada.
— ¿Eso es lo que haces cuando no estamos? ¿Te traes chicas? ¡¿Qué demonios está mal contigo?!
Tamara no necesitó explicaciones para entender como lucía toda esa situación. Tiago y ella besándose en ropa interior, aprovechando que no había nadie en la casa. No culpaba a la madre de su amigo por hacerse la idea equivocada, y tampoco se le ocurría la forma de hacerle entender lo que realmente estaba pasando.
— ¿No es lo que crees? —preguntó Tiago, pensando igual que Tamara ¿cómo explicarle a su madre esa situación? —. Es solo una amiga.
—Tú no tienes amigas, solo amigas con derechos, tal vez demasiados derechos —dijo poniendo una mueca de incredulidad. Ya estaba acostumbrada a que Tiago quisiese intimar con cualquier chica que le pareciese atractiva, solo esperaba que esa forma de ser cambiara al madurar o cuando conociese a alguien que le gustara de verdad.
— ¡No, no, no! —Tamara caminó hacia la escalera—. No nos acostamos, ni ahora ni lo haremos nunca. De verdad soy solo su amiga, me trajo aquí para nadar en la piscina porque nunca me había metido a una y me besó porque soy virgen de labios y quería salir del hueco, y sé que todo esto se ve muy mal, pero de verdad no soy como las zorras con las que Tiago se acuesta —dijo lo último pensando en Martha. Cómo odiaba esa chica, y lo último que quería en la vida era que la madre de Tiago o cualquier otra persona en el mundo pensara que eran remotamente parecidas.
—Sabes, no importa. Voy a hablar contigo luego. —Thaly miró acusadoramente a su hijo—. Solo vayan a secarse y a vestirse. Necesito que me lleves al hospital.
Tiago salió también de la piscina, preocupándose.
— ¿Por qué? ¿Qué pasa?
—Que no hay nadie en la casa, tu padre está de viaje y yo me quedé a descansar, pero tengo contracciones y creo que estoy por empezar el labor de parto, iba a llamar a tus tíos, pero ya que estás aquí...— le explicó muy tranquila. Los dos adolescentes quisieron morirse del susto.
— ¿Qué? ¡Pero si te falta como un mes! —Tiago corrió a recoger su ropa e intentó ponerse los pantalones sobre los boxers mojados. Thaly caminó hacia él y se los quitó de las manos.
—Séquense primero, mientras voy a darme un baño —dio media vuelta y su hijo la detuvo.
— ¿Cómo que un baño? ¿Estás loca? El bebé puede nacer en cualquier momento, debo llevarte o llamar una ambulancia. ¿Cómo te quedaste sola?, por suerte vine —habló nervioso, comenzaba a temblar, nada le daba más pánico que uno de los partos de su madre.
—Tiago, esto no es como en las películas, créeme que tengo mucho tiempo. Ya llamé al médico, estará en una hora en el hospital. Tú y tu amiga cámbiense. Todos mis partos fueron prematuros, era lógico que este también. Solo cálmate, no va a pasarme nada, pero creo que sí sería prudente que tú condujeras.
Ya en el auto pensó que hubiera sido mejor llamar a Sara o la otra hermana de su esposo. Tiago estaba demasiado nervioso, igual que su amiga, quien sentada en el asiento trasero del auto junto con ella, se debatían entre hablarle para calmarla o realizar el trayecto en silencio.
Pese a tener las manos temblorosas Tiago disfrutaba del sonido del motor. Eran pocas las ocasiones en las que manejaba su propio auto, el que no podría utilizar a placer hasta cumplir los dieciocho años. Adoraba su auto y solo por él habría sido capaz de derramar las primeras lágrimas de pena de toda su vida si es que al final lo perdía en su apuesta contra Ian.
Thaly miraba por la ventana, esperando llegar por fin, para que su hijo estuviese más tranquilo. La presencia incómoda de Tamara la sentía a sus espaldas. La observó bien, lucía como una chica humilde y bastante diferente a las que su hijo solía engatusar. Pensó que tal vez ella sí se creía el cuento de que con Tiago habría solo una amistad, y le dio algo de pena.
— ¿De verdad creíste eso de que Tiago solo te llevaría a nadar? —le preguntó procurando no sonar tosca.
— ¡Solo la llevé a nadar! —protestó Tiago desde el asiento de adelante—. Aunque no me creas, Tamara es solo una amiga, sin siquiera derecho a roce. Lo del beso fue por hacerle un favor. Además yo ya tengo una novia y aunque es muy liberal me dejó muy en claro que tendríamos una relación monógama.
— ¿De verdad tienes una novia? —Se entusiasmó, era la primera vez que Tiago tenía una relación, a lo mejor no todo con él estaba perdido.
—Sí, y créame, cuando la conozca va a preferir que Tiago regrese a su vida de playboy —le susurró Tamara.
— ¿Por qué tienes que hablarle mal de Martha a todos? Solo es algo diferente, es una artista callejera y lleva una vida algo alternativa —la defendió.
—Bansky es un artista callejero, Cristian Guémy es un artista callejero, tu novia y sus amigos hacen vandalismo. Todos saben cómo es su forma de "trabajar" —dijo la última palabra haciendo unas comillas imaginarias —. Fuma hierba y dibuja algo en uno de sus cartones, según ella alguna visión, luego lo recorta y lo pinta. Sus stencils no tienen el menor sentido, son puros desvaríos.
Thaly no sabía si preocuparse, tuvo una contracción y el dolor le hizo pensar que más importante que la nueva y extraña vida amorosa del mayor de sus hijos varones, era el nuevo niño que iba a tener. Una vez que el bebé estuviera en sus brazos ya podría encargarse el resto de sus hijos, porque entre Sophie y sus líos mentales, Tiago y su nueva vida y Daniel que andaba muy sospecho últimamente, presentía que la cesárea sería el momento más calmado que tendría en los próximos días.
Sophie filmaba desde la mañana. Odiaba tener que levantase tan temprano un fin de semana, especialmente porque había dormido muy poco esa noche. Steve e Ian le complicaban la existencia y por más que quería, deshacerse de ambos no era una opción, así que debía elegir a uno y buscar la forma de no hacer sentir mal al otro.
Intentó poner toda su concentración para recordar los diálogos, a veces alguno de sus compañeros del elenco le soplaba las líneas de forma imperceptible para no hacer enfadar al director y tener que filmar la escena de vuelta. Era increíble como con tan solo una salida en que se habían conocido más, el ambiente en el set se sentía diferente, más familiar y agradable, pese a que los adultos encargados de la parte técnica se sentían con la soga al cuello por cumplir plazos.
—Sophie, te llaman, dicen que es una emergencia. —Una de las asistentes de producción interrumpió, sabía que eso traería consecuencias graves, pero el hermano de Sophie había sido tan insistente en el teléfono que le tuvo más miedo a él que al director del programa.
Asustada Sophie corrió a contestar y al escuchar que su madre estaba por entrar al quirófano la inundó emoción y preocupación al mismo tiempo. Su padre no estaba en el país y ella al ser la hija mayor se sentía en la obligación de estar a cargo en ese momento.
Corrió a recoger su mochila y la detuvieron.
—Mi madre está en el hospital, debo irme —le avisó al director, quien le interrumpió el paso.
— ¿Tuvo un accidente serio?
—No, va a dar a luz...
—Entonces puede esperar. Regresa a tu lugar, tenemos que seguir filmando. Nos falta demasiado.
— ¡No puede obligarme! ¡Tengo que irme! —reclamó.
—Tu madre no te necesita para dar a luz, te tuvo a ti sin tu ayuda ¿no es así? Y el crío estará ahí cuando acabemos y todo el resto de tu vida —dijo molesto, ordenándoles a todos regresar a sus lugares.
Sophie no tenía tiempo ni ganas de discutir. No iba a quedarse, una cosa era el trabajo y otra que se involucraran tanto en su vida decidiendo qué era importante y que no, y para Sophie, su familia era lo más importante del mundo.
—Si Sophie tiene que irse yo no voy a seguir filmando —dijo Steve, negándose a regresar a su posición.
—Yo tampoco, y si nadie se mueve no pueden hacer nada —lo secundó Leonardo. Al poco rato Candela y Mariana se unieron a la protesta.
Sophie les sonrió, agradecida, por primera vez no serían solo ella o Steve quienes se rebelaban.
—Yo te llevo. —Steve la tomó del brazo y la apuró a caminar hacia la salida, dejando al director y a los camarógrafos del programa con la boca abierta.
Sophie no sabía cómo agradecerles, todos se habían puesto de su lado sin meditarlo.
—Te dejo aquí —le dijo cuando llegaron al hospital— . Seguro tu madre te necesita a su lado y no querrá que la molesten. Sé lo fastidiosas que son las visitas al hospital.
—Gracias y lamento haberte metido en problemas, de nuevo.
—No habrá problema, estoy seguro, el director va a enfadarse, pero el directivo del canal está más pendiente de la fiesta aniversario, después de eso sí van a molestarlos con los plazos, estamos un capitulo atrasados en el rodaje. Ve tranquila, el lunes no filmaremos en la tarde, tenemos que arreglarnos para la fiesta. ¿Puedo pasar a recogerte?
—Por supuesto —aceptó sonriendo y se despidió de él con un beso en la mejilla. ¿Podía ser más encantador? Por ese breve momento decidió que Steve era sin duda el chico con el que había soñado toda su vida: tierno, romántico, pacífico y muy maduro. Hasta que Ian se entrometió en sus pensamientos, si pensaba en Steve él otro chico tenía que parecer siempre, como un virus, infectando la imagen y reemplazándola por la suya, tan cínica, rebelde, egocéntrica y molesta, muy molesta.
Después de averiguar el número de habitación de su madre y de correr hacia allá, frenó en seco al ver a su hermano, a Tamara y a Ian con ellos. Lo primero que se le ocurrió fue preguntarle al chico británico qué estaba haciendo ahí.
—Tiago me llamó, estaba muy nervioso —le explicó.
—Thaly ya entró al quirófano, pude contactarme con papá, vendrá en el primer vuelo, con suerte estará aquí mañana en la mañana —le explicó Tiago, todavía temeroso por su madre.
Esperaron en la sala hasta más de media tarde, Thaly no salía de recuperación y se habían negado a dejarles ver a su hermano pequeño, quien había nacido sin complicaciones. Algo menos de qué preocuparse, para Sophie, porque para Tiago, el bebé era lo de menos, solo quería que su madre estuviera bien.
Cuando por fin la subieron de recuperación corrieron junto con ella a la habitación y minutos después llevaron a Ezequiel, el nuevo bebé de la familia.
Sophie se metió mucho en su papel de hermana responsable. Una de sus tías hacía llamadas telefónicas y la otra se había quedado a cuidar de Daniel y los gemelos.
—No puedo creer que este sea el último hermanito que vaya a tener. —Sophie cargó al pequeño en brazos y lo miró con ternura, estaba muy acostumbrada a los niños pequeños y le alegraba tener a uno nuevo en casa, pero al mismo tiempo le recordaba que a finales de ese año debería tomar decisiones importantes respecto al lugar donde iba a estudiar. Si se iba al exterior como tenía planeado, solo tendría unos meses para disfrutar de Ezequiel, pasaría tanto tiempo alejada de él que a lo mejor el pequeño la consideraría una extraña.
—Yo tampoco —respondió Thaly—, pero con seis hijos es suficiente. En un futuro muy, pero muy lejano —recalcó sus palabras mirando a su hija a los ojos—. Tendré nietos, mientras tanto tengo tres bebes para disfrutar.
Aprovechando que solo ellas dos estaban en la habitación porque Tiago e Ian habían ido a buscar café. Sophie se sentó junto a su madre.
—Anoche hablé con Claudia y Camila. Estuvimos hasta tarde y no sé si hice bien en hablar con ellas, solo me confunden, aunque sí me ayudaron a llegar a una conclusión.
— ¿Respecto a qué?
—A Ian y a Steve. No puedo alejarme de ambos. Y tampoco quiero. Así que he decido quedarme con uno, así mi vida tal vez se a menos complicada.
—Los novios nunca hacen tu vida menos complicada.
—Sí, si prácticamente tienes dos al mismo tiempo, es como reducir el problema a la mitad. Pero todavía no sé con quién quiero quedarme. Ambos tienen cosas buenas. Steve es como el chico de mis sueños e Ian... con él mi relación siempre fue confusa, no puedo pensar en por qué lo quiero o por qué estaba tan enamorada de él hace dos años, ni porque estoy enamorada de él ahora. Por más que lo pienso no lo entiendo.
—No creo que sea algo que debas entender, solo sentir. Elige al chico con quien te sientas mejor, no trates de racionalizar ese sentimiento, porque no lo vas a logar. Tal vez solo te sientes presionada por elegir a uno y a al final no estas enamorada de ninguno de los dos.
Sophie lo pensó, no lo había considerado ¿podía al final no estará enamorada de ninguno? ¿Cómo iba a saberlo?
—Ojalá fuera tan sencillo.
—Para mí lo es, la verdad no lo entiendo, nunca me he enamorado de dos hombres al mismo tiempo. Amo a tu padre y no me cabe en la cabeza amar a otra persona también, creo que si me enamorara de otra persona sería porque deje de amar a tu padre.
—Es que si hubiera estado con Ian y luego me hubiera enamorado de Steve, la situación hubiera sido sencilla, porque como dices eso habría significado que no quería a Ian. Pero Steve me empezó a gustar cuando Ian se hizo pasar por muerto, y cuando regresó, casi dejo a Steve por él. ¡Es demasiado complicado! —Se agarró la cabeza y se lanzó dramáticamente sobre la cama, manteniendo al bebé contra su pecho.
Thaly no pudo hacer más que sonreír con disimulo. Sophie era la persona más complicada que conocía. En eso no se parecían, ella tomaba todo con calma, no era indecisa y su cabeza no solía ser un caos. De verdad hubiera querido empatizar más con Sophie, haber vivido algo similar para hablarle con más experiencia, pero no sabía qué recomendarle, al final estar con uno de los dos chicos o con ninguno, ya era decisión solamente de ella.
—Creo que todo habría sido más sencillo si Ian no hubiera hecho lo que hizo —consideró con más seriedad—. Si no hubiera intentado hacernos daño ni se hubiera escondido por más de un año. Mi problema con Ian es que no puedo perdonarlo por lo que me hizo. No del todo, eso es algo que va a estar presente siempre, como una sombra sobre nosotros. Es que... —calló, y tras un suspiró sacó lo que tenía retenido dentro y hasta ese momento no había podido salir con claridad—. No puedo amar a alguien que me hizo daño.
—Entonces ahí tienes tu respuesta.
Un nudo se le hizo en el estómago. ¿Cómo había podido sacar esa conclusión tan obvia durante una conversación tan corta con su madre? Tal vez era que Thaly no intentaba meterle sus propias ideas en la cabeza como hacían Claudia o Camila. Su madre la forzaba a sacar sus propias conclusiones, absteniéndose de ordenarle qué hacer.
Miró hacia la ventana de la puerta. Ian y Tiago se aproximaban. Ver a su ex novio la hizo sentirse peor ahora que ya tenía una respuesta. Por más pena que le diera, en algún momento, más pronto que tarde debía decirle a Ian que su corazón estaba con Steve.
Sophie por fin tomó una decisión! qué pasará??? pues se esperan hasta mañana!!! :D
Pues ya pueden decirme si están felices, si me odian... (sho sé que no)
nos leemos... no sé, veré cuanto les hago sufrir.
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