Buena vibra momentanea....
Mi nueva historia "Ojos de cielo", no está siendo un éxito en ninguna parte, pero sería bueno que la leas, sé que te va a gustar.
Durante el desayuno nadie pareció percatarse del cambio que había en ella. Sus padres estaban más enfocados en la pelea de Tiago y Daniel. La anterior había sido su primera noche durmiendo en la misma habitación y al parecer la habían pasado fatal.
Sophie sorbía su jugo de piña conteniendo la risa. Tiago la pasaba mal, muy mal y eso le encantaba, se lo merecía por andarse metiendo en su vida. Daniel no se lo merecía tanto, al menos no de momento, pero lo tomaría como estar a mano por alguna travesura que le hiciera en el futuro.
Thaly se cansó de intentar mediar entre sus hijos y se sentó junto a Sophie, notando recién que irradiaba un aura diferente, llena de energía y optimismo, como despertaba cada mañana un par de años atrás.
— ¿Pasó algo?
—Nada en especial, solo que decidí hacer un cambio en mi vida, en realidad regresar a como era antes y empezar desde cero.
Thaly no entendió muy bien y no tuvo tiempo de preguntar más porque los gemelos ya se habían despertado.
El timbre sonó y como todos andaban ocupados, Sophie fue a abrir. Camila la esperaba, sin intención de mirarla a los ojos, pero con una pose altanera.
—Necesito una dama de honor —le dijo antes de escuchar un saludo.
Ya esperaba el discurso de Sophie sobre cómo estaba echando a perder su vida y lo cruel y tonta que era por dejar a Alan, cuando Sophie la abrazó de pronto y accedió con una sonrisa.
— ¡Por supuesto! Tenemos que elegir tu vestido y los zapatos, y mi vestido por supuesto. Enumeró entusiasmada.
— ¿Solo así? ¿Nada de reprocharme y hacerte la difícil?
—No. —Parte de su nueva vida era aceptar las decisiones de sus amigos y simplemente apoyarlos—. Si yo me casara con tu abuelo ¿también me apoyarías no? Somos amigas después de todo y este va a ser el día más especial de tu vida. ¿Ya tienes fecha? ¿Local? ¿Contrataste el banquete?
—Casi. Contraté una organizadora de bodas y me tiene como loca. La boda es en un mes y hoy tengo demasiadas cosas que hacer. Como ir a medirme el vestido.
A Sophie se le iluminaron los ojos y sin preguntarle nada le gritó a sus padres que saldría todo el día y llevó a Camila del brazo de regreso a su auto.
Como suponía, Camila había contratado a la diseñadora más costosa del país y su vestido seguro costaba más que todas sus posesiones juntas. Pero era precioso y esperaba ansiosa por probarse el de ella.
Mientras Camila revisaba los últimos detalles, la diseñadora le entregó a Sophie un vestido azul, juvenil, elegante y muy fino. Ya iba camino al cambiador cuando vio a la recepcionista del lugar discutiendo con un par de fotógrafos.
Tal vez era coincidencia, tal vez la seguían desde hacía tiempo, pero a Sophie ya no le sorprendía. En cuanto la vieron dejaron de hacerle caso a la recepcionista y comenzaron a fotografiar a la joven.
Sophie estuvo a punto de alterarse, o querer que la tierra se la tragara, hasta que recordó lo que había decidido hace poco y en lugar de esconderse o insultarlos, comenzó a posar.
Camila al notar el alboroto de afuera se cambió el vestido para que no fuese llevado a la luz pública antes de la boda y al salir fue recibida con flashes. Ella también era noticia: "la hija del empresario y político millonario que se había fugado del país, celebraría una costosa y lujosa boda, además tendría de dama de honor a la estrella juvenil del momento".
Tomando la misma filosofía de Sophie, o simplemente queriendo ser el centro de atención posó junto a su amiga. Dejarían a los periodistas hastiados de tanta fotografía.
Cuando por fin se cansaron y se fueron. Sophie pensó en lo que dirían los tabloides y programas de televisión al día siguiente. Seguro sus fotos estarían en primera plana ¿pero qué importaba? Al final ni se enteraría porque nunca más en su vida abriría un tabloide o una revista de farándula.
Esa nueva energía positiva parecía traerle más paz y buenas cosas. O tal vez era que miraba todo desde otra perspectiva.
Regresó a su casa y no había nadie, hacía mucho que no disfrutaba de estar a solas. Tenía todo el espacio para ella. La sala, la consola, el jardín... y mucho silencio. Ya estaba tan acostumbrada a los gritos y ruidos de peleas y juguetes producidos por sus hermanos, que ya ni le molestaban, pero estar en tanta paz era distinto. Tranquilizador e inquietante.
Paseando por toda la casa se detuvo en su habitación y observó de nuevo su muro de metas y sueños. Tiempo atrás había destruido el original e Ian le había hecho uno nuevo.
Leyó su plan de vida de cinco pasos, hacía mucho que no lo hacía y se dio cuenta que tal vez lo que estaba ahí no era lo que quería de momento. Varias metas estaban cumplidas, pero ahora tenía nuevas. Pensó en aprovechar el tiempo libre para rehacerlas cuando de golpe se acordó de del comic de Aaron.
Desde hacía un par de semanas que no recibía un comic nuevo. Se había sentido frustrada, pero pensó en darle más tiempo, a lo mejor solo se había retrasado, dibujar cada una de esas páginas no debía ser sencillo.
Se ilusionó al prender la computadora y buscar en su correo. Nada, de nuevo Aaron le había fallado. ¿Era un retaso o directamente se había aburrido de ella? Era posible, algunos fans la decepcionaban de esa forma, le creaban grupos, blogs, fanfics y después de prometerle que seguirían con ello, se cansaban y se olvidaban de continuar.
Trató de verlo con su perspectiva nueva y no pudo. Que Aaron le fallara de verdad la lastimaba. Cerró la laptop de un golpe y cogió su teléfono. Había alguien nuevo en su vida que no la decepcionaba. Marcó el número de Steve, aprovecharía para pasar un tiempo a solas con él.
— ¿Estás ocupado? —le preguntó cuando contestó la llamada.
—No —respondió alegre y extrañado, una llamada de Sophie era inesperado.
—No hay nadie en mi casa, ¿qué tal si vienes? —después de decirlo se dio cuenta de cómo sonaba eso y se golpeó la frente con su palma—. No quise decir eso, es decir, sé a qué sonó, pero no quiero que pienses eso, solo quiero que conversemos un rato —se explicó rápidamente, podía sentir a Steve sonriendo al otro lado del teléfono.
—Claro, voy en seguida.
La chica permaneció observando el teléfono mientras esperaba. Pensando en cuáles eran sus nuevas metas en la vida.
Atendió de inmediato a la llegada de Steve. No tenía un plan concreto con él, solo pasar el rato. Le contó lo ocurrido en la mañana y cómo de seguro su rostro estaría en todos lados. Rieron un rato imaginando los títulos de las portadas y cómo la gente iba a alborotarse con vidas ajenas. Tal vez ser amiga de Camila era la gota que derramó el vaso y Sophie hasta sería nombrada enemiga del país. O una malvada oligarca que no le importaba el sufrimiento del pueblo mientras pudiera hacer fiestas y banquetes.
—Es agradable estar contigo Sophie. —Steve se levantó del asiento y por primera vez prestó atención al muro de Sophie.
—Sí, ríete. Eso es lo que quería a mis quince años, besar a un chico y casarme con mi primer amor. —Volcó los ojos, segura que Steve pensaba que su mural era ridículo.
—No tengo por qué reír —afirmó levantando los hombros—. Todos tenemos sueños. Pero los tuyos ya están tachados ¿Ian era tu novio?
Sophie brincó de la cama, había olvidado las anotaciones que Ian había puesto a los costados, como que era perfecto y la había besado antes que nadie, y otras frases que daban a entender que se casaría con ella.
—Sí, bueno, ex novio, él anotó todo eso, como broma —se excusó sintiendo que se ponía roja de vergüenza.
— ¿No terminaron bien?
—No, bueno... no terminamos en realidad, él murió el año pasado.
Steve la miró esperando que le dijera que era una broma, pero Sophie parecía hablar muy en serio.
—De verdad lo siento, no sabía que algo así te había pasado...
—No importa. Normalmente no me dejan hablar mucho de él. Creen que voy a cortarme las venas o algo así solo por recordarlo. Es decir, sí me dolió mucho lo que pasó y me deprimió bastante y ahora intento olvidarlo.
—No tienes por qué olvidarlo —la interrumpió—. Si te hace bien hablar de él todo el tiempo hazlo, es como mantienes vivo su recuerdo. Sé que no es lo mismo, pero me llevaba muy bien con mi abuelo y cuando murió mi hermana y yo hablábamos mucho de él, eso nos ayudaba a no sentirnos tristes, era como tenerlo presente. Creo que me deprimiría más tratando de olvidarlo.
La chica le sonrió, era el primero que le daba una opinión diferente. Steve tenía algún tipo de habilidad especial para la empatía. Algo así como una inteligencia superior en cuanto a sentimientos y trato con las personas. Además de Ian, era el único que sabía qué palabras exactas decirle.
— ¿Sabes que en realidad me robó mi primer beso? No me gustaba ni nada, lo hizo de improvisto para ser el primero. Siempre hacía ese tipo de cosas solo por molestarme. En otra ocasión me distrajo durante un viaje escolar para que los buses nos dejaran a medio del camino, quería asustarme, pero las cosas se le fueron de la mano, demasiado, ni sabes todo lo que pasamos. Casi morimos.
Steve se recostó junto a ella, escuchando atento y riendo, pensando que lo de casi morir era una exageración.
—Destruí mi muro original después de una pelea que tuvimos, fue por un mal entendido, y cuando lo solucionamos él lo construyó de nuevo —continuó arrodillándose en la cama para mirar la cartelera con detenimiento—. Por eso hay tantas notas sobre él, era tan... egocéntrico, pero muy buena persona, solo no le gustaba demostrarlo, creo que tenía miedo de mostrar como era... perdona, no creo que deba hablarte tanto de mi ex novio —se disculpó, hacía mucho que no hablaba tanto de Ian y se había emocionado.
—No importa, sí me importaría si siguiera vivo, pero es la forma en la que lo recuerdas.
—Gracias. ¿Sabes? Creo que voy a rehacerlo. Guardaré todo esto en un lugar donde pueda verlo de vez en cuando, necesito nuevas metas, estaba por escribirlas cuando te llamé.
— ¿Y qué es lo que quieres entonces? —se arrodillo a su lado.
—Pues de momento volver a ser la mejor alumna del colegio, ir a la universidad, estudiar veterinaria y abrir un albergue o una clínica de animales, antes de eso grabar un álbum con mis propias composiciones —ella misma se mareó, quería demasiadas cosas.
—Vamos por partes. —La detuvo. Miró a su alrededor y encontró una libreta. Comenzó a anotar—. Lo primero es levantar tus notas, al mismo tiempo puedes escribir tus canciones y lo del álbum ¿será antes o después de la universidad?
—Antes, quiero hacerlo lo más pronto posible, cuando acabe la universidad el programa de televisión habrá terminado y será más difícil firmar un contrato cuando la gente se haya olvidado de mí.
—Bien, el disco viene antes. Estudiar en la universidad... ¿alguna en concreto?
Sophie miró su anillo y recordó la promesa que le había hecho a Ian, después de acabar el colegio se irían juntos a Inglaterra.
—No tengo una en concreto, pero iré a Inglaterra —dijo segura.
— ¿Y por qué ahí?
—Solo... quiero cumplir una promesa.
—Bien, entonces esta meta debe incluir una búsqueda de universidades. Por último la clínica. ¿Es todo?
—De momento creo que sí, quién sabe tal vez cambie alguna meta dentro de un par de años.
—Y... ¿yo entro dentro de alguno de los planes? —preguntó con cierta timidez.
—Bueno, no tengo nada concreto respecto a mis relaciones, pero ya te dije que esto puede cambiar —respondió con la misma timidez, tomando la libreta para leerla.
Steve le sostuvo la mano, sin soltar la libreta, sintiendo nervios por la proximidad de Sophie. Fue agachándose lentamente, asegurándose de lo que iba a hacer. Sophie no dejaba de mirarlo a los ojos, quieta, esperando que él cortara la distancia. Comenzaron a rozar sus labios cuando el ruido de la puerta abriéndose los detuvo.
—Afuera —Nicolás miraba asesinamente al joven—. Sophie sabes que está prohibido que tengas a un chico en tu habitación, menos cuando no hay nadie.
Steve se bajó de la cama de un brinco y se disculpó atropelladamente.
—Tranquilo, ya se iba. —La chica bajó al suelo y se despidió de Steve con un beso en la mejilla, luego le dio otro a su padre—. No pasa nada. Ya se va y sus próximas visitas pueden ser vigiladas si quieres. —No iba a discutir. Dejó a su padre con las palabras en la boca y acompañó al chico hasta la salida.
—Nos vemos mañana —se despidió de nuevo volteando hacia Tiago y Alan, quienes habían llegado también—. ¿Qué? Es mi amigo —les dijo en respuesta a sus miradas extrañadas—. La próxima lo invitamos a jugar con nosotros. —Subió las escaleras dando brincos y a mitad del camino Thaly al detuvo.
— ¿Sophie ya viste esto? —dijo preocupada, mostrándole un periódico.
— ¡No escucho, no escucho, no escucho! —gritó repetidas veces tapándose los oídos y corriendo el resto de camino que le quedaba. No iba a escuchar ninguna noticia.
Regresó a tomar la libreta y repasar las nuevas metas que había escrito con Steve. Luego las pasaría a cartulinas de colores. Preparó una caja de zapatos y comenzó a despegar las cosas anteriores de su muro. Ahí las guardaría mientras creaba un muro nuevo.
La voz de Alan al otro lado de la puerta la interrumpió. Lo hizo pasar y él enseguida le mostró un periódico. Se lo arrebató de las manos y sin verlo lo lanzó por la ventana.
— ¡Vuela libre!
— ¿Y eso qué fue?
—Decidí que ya no leeré ninguna noticia mía, ni buena ni mala, viviré en mi burbuja donde haré de cuenta que no soy conocida más que por mis amigos y familia.
—Eso lo veo difícil —dijo Alan, sentándose en el suelo.
— ¿Y a ti qué te pasa? —Sophie se colocó a su lado, sintiéndolo melancólico.
—Camila se casa en un mes. ¿De verdad aceptaste ser su dama de honor? —preguntó algo indignado, podía tomar eso como una traición, pero le era imposible enfadarse con Sophie.
—Sí, porque es mi amiga pese a todo lo que haga. Te apuesto a que su matrimonio no dura ni una semana y regresa contigo. Necesitará apoyo cuando eso pase.
—Ojalá —suspiró, luego la miró con seriedad—. ¿Y no notaste nada raro en ella?, no sé, ¿ha ganado peso o?...
— ¡Alan, ella no está embarazada! —lo interrumpió cansada de lo mismo—. Tiago y yo te lo dijimos por fastidiar.
—Bien, como sea... ¿y a que se debe que ya no quieras leer críticas ni noticias tuyas?
— A que ya me cansé de todo. Steve hace lo mismo, no se da ni por enterado de lo que dicen de él y es mucho más feliz, decidí que seré feliz yo también.
— ¿Y no leerás nada, nada? ¿Ni tu correo de fans?
—Lo único que valía la pena de ahí eran los comics de Aaron y no me manda uno desde hace tiempo. Eso demuestra que a nadie le importo realmente, soy una moda pasajera.
Alan recordó que semanas atrás Tiago había bloqueado a Aaron del correo de Sophie y ese era el motivo por el que ella no recibía los comics. Se sentía culpable y notaba que Sophie estaba herida por ello. Lo que Tiago había hecho no le parecía bien en absoluto y no quería seguir guardando el secreto.
—Sophie...— comenzó—. No es que Aaron no te envíe más comics, Tiago entró a tu cuenta y lo bloqueó. Pero no le digas que yo te....
Sophie no lo dejó continuar, de inmediato salió a buscar a Tiago al primer piso y Alan pudo escuchar perfectamente cómo le gritaba.
— ¡Te voy a matar! Ya deja de meterte en mi vida ¡te odio! ¡Te odio de verdad! —no había pasado ni treinta segundos desde que Sophie había bajado y Alan la vio con lágrimas en los ojos. Su padre la detenía para que no le brincara a Tiago y terminó por abrazarla para que se calmara.
—Tranquila pequeña —la consoló acariciándole la cabeza. Eso era demasiado, ni con su nueva filosofía de vida aguantaba tanto—. ¿Qué fue lo que pasó?— quiso saber Nicolás.
—Pasa que un idiota le ha estado mandando comics que dibuja para ella y Sophie cree que se trata de Ian —explicó Tiago, esperando que su padre le dé la razón.
— ¡No es verdad! Es un chico que me manda un comic, y solo dije que sus dibujos se parecían a los de Ian, ¡pero eso no te da derecho a meterte en mi correo ni bloquear a nadie!
— ¡Es lo mejor para ti!
— ¡Basta! —los detuvo Nicolás—. Tiago vas a desbloquear esa cuenta ahora mismo, no puedes meterte en las cosas de tu hermana.
— ¿Te vas a poner de su parte? —Tiago no se lo creía, en definitiva todos en su familia estaban mal.
—Sí —soltó a Sophie y trajo su computadora, la puso en la mesa de la sala y le ordenó a Tiago sentarse—. Ahora —le repitió.
El chico aún no se lo creía, presionado por su padre, Sophie y Alan, entró a la cuenta de Sophie y desbloqueó el mail, también logró recuperar los comics que había desviado a un servidor falso. Aaron no se había dado cuenta tampoco de que sus comics no le llegaban a Sophie.
—Bien, pero quiero verlos —Exigió Nicolás.
Tiago terminó de arreglar el asunto y se levantó enfadado. Sophie tomó control de la computadora y de inmediato puso los comics a imprimir.
—Puedes leerlos todos, no tienen nada de malo, si lo tuvieran yo misma hubiera bloqueado al tal Aaron.
Con los ánimos más calmados, Sophie se fijó en los nuevos capítulos, llena de alegría, al final Aaron no se había aburrido de ella.
Después de entregarle las impresiones a su padre, releyó algunos capítulos de nuevo hasta ya muy tarde de noche.
Cansada se desperezó y notó lo oscuro que estaba todo. Antes de irse a acostar le mandó un mensaje a Aaron, explicándole lo que había ocurrido y por qué no le había agradecido por los últimos capítulos. Ya apunto de apagar la laptop un mensaje nuevo le llegó, uno de Aaron. Primero pensó que por el cansancio imaginaba cosas, se frotó los ojos y releyó. Abrió el correo y se sentó de nuevo, no esperaba una respuesta, Aaron nunca le respondía, pero esta vez no había un comic adjunto, sino una nota que decía: "¿Quieres que nos veamos en persona?"
Inauguro la maratón. subiré 5 capis. Igual dejen sus bellos votos y comentarios en cada capi!
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