Día Cuatro 🕜
Presente: Eres un misterio que aún no sé descifrar, que hago con tu mirar, que hago con mi pensar.
Capitulo Cuatro:
🈷️El Mensaje Parte II
4 De Agosto del 2020.
Karlet Mckenzei.
Yo miro a Mike con el ceño fruncido, y su mirada no se separa de la de Diana.
¿Que ocultan?.
Yo quiero averiguarlo.
—Mike, ¿podemos hablar?—pregunto y él desvía la mirada de Diana y la posa en mi.
—Vamos—dice luego de darme mi vodka con limonada.
Bajamos los dos escalones que daban a las mesas y volteamos al lado de la barra hay un pasillo que da a otras escaleras más largas.
Superficialmente no se veía es como escondido.
Subimos las escaleras y hay un gran pasillo y dos puertas abiertas y una cerrada que parece ser el baño, y las otras dos cuarto de juegos, uno con chicos jugando consola y otro con una mesa de billar vacía.
Mi suposición era cierta, esta era una casa. Jajaja.
Nos quedamos al finalizar de las escaleras y me volteo hacia Mike con mi trago en una mano y la otra libre.
—Que quería decirme Diana que tu no la dejaste terminar—pregunto con curiosidad, la verdad no estoy molesta solo curiosa.
Bebí de mi trago esperando la respuesta.
La manzana de edén de Mike empieza a subir y a bajar con nerviosismo.
—Ella quería decir lo mismo que dijo mi madre la otra vez, eso es todo—dijo mientras veía la mesa de billar.
—Ya entiendo, pero...¿por qué?—
Pregunto y él me mira confundido. Parece no averlo entendido, así que formulo mejor.
—¿Por qué le cuentas sobre esa chica que conociste en el cine, osea yo?—pregunto.
Quiero saberlo, quiero saber el porque, que tengo de especial en su vida si solo me conoce de días.
Cuatro, con exactitud desde el cine.
Esos fueron los siete segundos más incómodos e inquietantes de mi vida.
—Solo se lo e dicho a mis dos mejores amigos y a mi mamá, las cosas que le encuentro importancia se las cuento, fuiste amable, no pude no contarles que al primer día de mudarme acá en esta ciudad, una persona aparte de mis dos amigos haya sido amable conmigo, es solo eso—dice y me hace un gesto como pidiéndome un abrazo y yo lo acepto sin negarlo.
Su abrazo es cálido y reconfortante, su loción me lleva a otro lugar, sus brazos fuertes me rodean la espalda y acaricia mi cabello con una mano, mis brazos se entrelazaron en su cintura con fuerza.
Y ese momento es denominado uno de mis diez segundos más agradables en un buen tiempo.
Antes de separarnos habló:
—Ahora me toca a mí.
Me separo de él y lo miro confundida.
—¿El qué?
—Ser amable.
—Gracias.
Señala su mano a la mesa de billar y dice.
—¿Partida en equipo contra los chicos?—dice y yo asiento entusiasmada.
Bajamos a buscar a los chicos y luego volvemos a subir, entramos a la sala donde esta la gran mesa de billar en todo el centro, unos sillones a los costados y uno que otro cuadro en la pared.
—Yo equipo con kar, Dina tú con Malus—dice con diversión en sus ojos y el alegado lo acusa con la mirada.
—Ejem... Perdón es Marcus, aunque sea malus, perooo guenus ¡A jugar se a dicho!
Dice y todos reímos menos Marcus que antes de jugar lo señala con el dedo y dice.
—Me vuelves a llamar así... y me conocerás—dice alegando falsa amenaza.
Empezamos a jugar y Mike y yo perdimos la primera partida, pero Marcus había dicho que eran de tres el que ganara dos, así que hasta ahora ellos llevaban la ventaja.
Luego empezamos la segunda ronda y esta vez nos fue bien a Mike y a mí y ganamos.
Era la tercera ronda y toca mi turno, estaba pensando muy bien que hacer, a ellos le faltaban una bola por meter y a nosotros dos por lo que estaba indecisa de que hacer.
Mike se coloca detrás de mí y me dice al oído las instrucciones para meter las dos bolas faltantes, hago caso a sus ordenes.
Las dos bolas chocaron entre sí, una entró y cundo la otra estaba apunto de darnos la victoria se quedó quieta tambaleando para pasar.
—Que no pase...—murmura una y otra vez el equipo de Diana y Marcus.
La bola no se movía de su sitio, Mike y yo nos miramos y negamos con la cabeza dándonos por vencidos.
Diana y Marcus saltaron y se abrazaron riendo y diciendo que aún ellos podían ganar, cuando se separaron Diana tropezó su tobillo con la mesa de billar y la bola de billar que nos faltaba entró.
¡Ganamos!.
De momento siento unos brazos rodear mi cintura y levantarme del suelo y luego me baja y me pega a su cuerpo, reconozco su loción y se es que es Mike por lo que correspondo el abrazo de inmediato.
—Ganamos, ves, ganamos te dije que lo íbamos hacer—dijo separándose de mi con una gran sonrisa.
—Por tú culpa perdimos fuiste tú quien tropezó con la mesa para que la bola de ellos entrara, ¡¡le regalaste la victoria!!—grita Marcus.
—¡¡Es un juego!!, ¡argh, eres irritante, fastidioso y... y...
—¿¡Y qué Diana!?, ¿¡Y qué!?
Cuando volteamos hacia el otro equipos Diana estaba furiosa gritando al mismo tiempo que Marcus, él tenía los brazos y jarra gritándola como loco.
Esta parejita... ¡pelea mucho!.
—Olvídalo, Marcus, voy por otro trago—hace saber Diana y se da vuelta para la puerta.
Le agarro el brazo y le digo:
—Voy contigo.
Ella asiente y ambas bajamos a pedir un trago, nos quedamos en la barra hablando y riendo, dijo que no estaba molesta del todo, que Marcus siempre pelaba con ella por toda cosa, así que no le daba importancia. A los treinta minutos bajaron los chicos y se nos unieron, bailamos reímos y bebimos mucho a pesar que Marcus y Diana no se dirigen la palabra ambos disfrutaron.
Ya había bebido mucho, y estaba algo mareada, cuando mire mi reloj ya era tarde, 3:30am, por lo que Mike decidió que debíamos irnos, como todos bebimos mucho, le pagaron a un amigo de Marcus que nos llevara en el auto de Mike.
Al llegar a mi casa me baje del auto y Mike conmigo para no caerme,—¿como bebió tanto y no parece que esta en alto grado de ebriedad?—me acompañó hasta la puerta y empecé a buscar las llaves en mi bolsa, pero del mareo no veía muy bien.
—Ven yo ayudo—dice Mike y yo le sedo mi bolsa de mano.
—Graaciasss, ¿sabes? de un principio me caes súper, súper, biennnn, y...—comencé hablar sin saber bien que estaba diciendo, pero sabiendo que era cierto.
—Aquí están, Karlet—me interrumpe yo sintiéndome ignorada.
Me ayuda abrir la puerta y antes de darse la vuelta habla.
—A mi también desde un principio me has caído más que bien—dice haciendo énfasis a "más" y luego se va despidiéndose con la mano y yo hago lo mismo y me voy a mi habitación.
Aún pensando en ese "más que bien".
Eres un misterio Mike Wilson.
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