Capítulo 6: La excursión
Durante varios días fuimos el centro de atención del internado y todo por culpa de la nueva cabaña que tenía nuestro club. Algunos nos elogiaron por lo bien que había quedado y que era hora de que la cambiaran, pero a otros les dio rabia y nos acusaron de tener enchufe con las directoras.
Algo que más o menos era verdad, era amiga de Ingrid y por ende, a veces me favorecía de alguna forma. En parte podría decirse que era porque soy su alumna favorita de todo el internado.
Los exámenes se iban acercando y eso me ponía nerviosa, intenté llamar a mis padres para saber de ellos pero siempre me salía el contestador y mi hermano directamente tenía el móvil apagado.
Que gran familia, cuanto se preocupan por su hija.
Tere y Abby estaban con los demás en la cabaña viendo como investigaban sobre cosas paranormales, por mi parte decidí ir a visitar a las hermanas para ver como estaban, y porque me habían llamado a su despacho.
–¡Y una mierda! –escuché a Ingrid chillar detrás de la puerta, y no pude evitar sonreír.
Llamé a la puerta y entré con una sonrisa divertida, Ingrid estaba sentada y con los brazos cruzados mientras que Selena la miraba suplicante, al verme sonrió y tomé asiento al lado de Ingrid.
–¿Qué ocurre?
–Una orgía, eso es lo que ocurre. –respondió Ingrid malhumorada.
–¡Ingrid, por Dios! –chilló Selena sonrojada por el vocabulario de su hermana menor. –Deja de hacer un escándalo innecesario, por favor.
–¿Pero qué pasa? –pregunté más confundida que antes.
–Verás, Celine. Me tengo que marchar para una reunión que tienen los internados de esta zona, y quiero dejar al mando a mi hermana pero ella se niega. –de reojo vi como Ingrid asintió. –También le he dicho que podría ser divertido ir con los alumnos de segundo de etiqueta a hacer una excursión, pero al parecer le parece una mala idea.
–A mí me gustaría ir de acampada. –Selena me sonrió e Ingrid bufó molesta. –Vamos, Ingrid. Piensa en los sustos que podríamos dar a los alumnos.
–¡Qué buena idea! Entonces sí lo hacemos.
–Bien, os dejo a ambas a cargo de la escuela, espero que no haya ningún problema en mi ausencia.
–No te preocupes, no pasará nada malo. –Selena alzó una ceja mirando fijamente a su hermana. –Bien, haremos actividades tranquilas y nada de bromas peligrosas. Entendido.
Me despedí de las dos hermanas y me marché al club para comentarle a mis amigos la excursión que haríamos mañana. Los alumnos del internado estaban divididos en diferentes grupos según a lo que habían venido a hacer; por ejemplo había alumnos de primer año en clases de moda, de arte, y donde a mi me habían apuntado, a clases de etiqueta, moda, modales y luego podías escoger el club que quisieras.
Así que mañana solo íbamos a ir el grupo de segundo de etiqueta, es decir, mi grupo y por ende vería a Helen. Aunque no sé porqué ella está aquí si se comporta como toda una señorita, le preguntaría pero no nos llevamos tan bien como para hablar de cosas tan privadas.
Llegué a nuestra nueva cabaña y entré con una sonrisa, observé como mis amigos estaban escribiendo algo en el ordenador y pararon para verme.
–¿Al final qué?
–He convencido a Ingrid de que nos lleve a la excursión. –comenté y todos sonrieron emocionados.
–¿Se sabe adónde iremos? –preguntó Tere sentada al lado de Abby.
–Acamparemos en el bosque, pero no en la zona de la mansión abandonada. –añadí viendo como Harley se preocupaba.
–Menos mal.
–Será genial la excursión, ya puedo imaginar todas las bromas que podemos hacerles. –sonrió Teresa con una sonrisa traviesa.
–Yo solo puedo pensar en todos los animales que podré ver y fotografiar. –dijo Harley con una sonrisa.
Observé como Max miraba a Harley con una sonrisa risueña, mi amigo al notar que lo estaba mirando se sonrojó y desvió su mirada al ordenador, sonreí con picardía al ver lo que acababa de pasar. Solo pude pensar en que todo saliera bien entre ellos y me reí, llamando la atención de mis amigos.
–¿De qué te ríes? –preguntó Zac con curiosidad.
–Nada, he recordado algo gracioso. –le resté importancia.
* * *
Al día siguiente no tuvimos clase ya que estábamos preparando todo para la acampada, Ingrid había comprado tiendas de campaña para todos nosotros además de todos los complementos necesarios para dormir en la tienda de campaña. Preparé mi mochila con algunos repelentes, algunas vendas y medicinas de primeros auxilios, por si acaso.
Me coloqué la mochila en la espalda y bajé a la entrada del internado donde Ingrid estaba dividiendo a los alumnos para que fuéramos dos personas para una tienda de campaña. Empezó a explicar todas las normas de lo que podíamos y no podíamos hacer, escuchaba con una sonrisa hasta que me llamó para que fuera a su lado.
–Y Celine será mi mano derecha, así que si tenéis alguna duda o necesitáis algo nos lo podéis pedir a alguna de las dos. –sonrió Ingrid colocando una mano en mi hombro.
–¿Y por qué ella? –preguntó un alumno algo enfadado.
–¿Tienes algún problema con que sea ella? –preguntó Ingrid.
–No, pero...
–Entonces te callas, cebolleta. –contestó Ingrid haciendo que sonriera.
Noté como algunos estudiantes nos estaban de acuerdo con que yo fuera también la supervisora pero no dijeron nada, también noté como Helen y su grupo de amigas me miraban con una sonrisa burlona pero dejaron de reír cuando Ingrid las miró fijamente. Mis amigos me observaban con una sonrisa y esperaron a que la subdirectora siguiera con lo suyo.
–Como no hay suficientes tiendas de campañas, os pondré por parejas. –continuó hablando. –Conforme vaya diciendo las parejas vendréis y Celine os dará la mochila con la tienda de campaña. ¿De acuerdo?
–Sí. –dijeron todos al unísono.
–Bien. Zac y Max iréis juntos, Carly irá con Harley, Abby irá con Teresa... –comenzó a nombrar.
Fui dando las mochilas a todos mis compañeros, poco a poco fueron quedando menos y comencé a pensar lo malo que sería que me tocara con Helen, Ingrid sabía de nuestras confrontaciones así que pensé que no me pondría con ella.
Mal pensamiento.
–Y por último, Celine irá con Helen. –finalizó y guardó su lista.
Abrí los ojos sorprendida mientras sujetaba con fuerza la mochila donde estaba guardada la tienda de campaña. Helen me observó sorprendida y con sus mejillas sonrojadas, rápidamente frunció el ceño y se acercó a Ingrid.
–No quiero ir con ella. –protestó Helen.
–Tranquila, yo tampoco quiero ir con una malcriada como tú.
–Calmaos, adolescentes hormonadas. –dijo Ingrid. –Ya no hay más alumnos y no pienso cambiarlos, así que o dormís juntas o a la intemperie porque no hay más tiendas de campaña.
Nos miramos desafiantes durante unos minutos hasta que Helen rompió el contacto visual y se marchó con los demás compañeros algo indignada. Me colgué al hombro la mochila y noté el peso, llevar dos mochilas no era algo muy bueno para la espalda pero al parecer la señorita Casterville era muy señorita para cargar con la mochila, por lo que tuve que llevarla yo.
–Tranquila, Celine. Las que se pelean se desean, si lo hacéis mejor que os alejéis del grupo, no quiero escuchar vuestros gemidos.
–¡Ingrid! Entre ella y yo no va a pasar nada, nunca seremos nada.
–Ya veremos. Pero el Heline será real, ya verás.
La miré indignada mientras caminaba hacia el grupo de estudiantes y comenzó a dirigirlos, suspiré y caminé hacia el grupo buscando a mis amigos. Zac fue el primero en hablar sobre que Helen era mi pareja para dormir, comenzó a hacer bromas haciendo que me molestara un poco, los demás solo sonreían por lo que escuchaban.
Caminamos por un sendero parecido por el que fuimos a la mansión, pero no era este ya que la mansión quedaba en la dirección opuesta. Muchas compañeras gritaban a veces porque les salía algún bicho o escuchaban algún animal. Estaba atardeciendo y muchos animales saldrían ahora a comer, así que no teníamos nada que temer.
Ellos tenían más miedo de nosotros.
Yo estaba tranquila mientras caminaba por el sendero, cuando era pequeña me había escapado de casa para ir al bosque que había cerca y a veces me dormía en alguna rama de algún árbol. Estuvimos caminando durante veinte minutos más hasta que llegamos a un claro que estaba rodeado de árboles y podíamos ver como el cielo se iba oscureciendo y empezaban a verse algunas estrellas.
–Bien, ahora cada pareja puede colocar su tienda donde quiera. Pero no muy lejos, no quiero que ocurra algún desastre. –anunció Ingrid a los estudiantes.
Busqué a Helen con la mirada pero la encontré hablando con sus amigas, suspiré y elegí un lugar tranquilo y algo alejado de las demás tiendas. Comencé a montar la tienda con suma facilidad, gracias a mi tío aprendí como hacerlo cuando era pequeña, él era con quien mejor me llevaba de toda la familia. Mi tío siempre había sido de espíritu libre, aventurero y más de campo que mi padre, a veces pensaba que era su hija en vede de mi padre, obsesionado con los buenos modales.
–Que bien que lo has hecho, así no tengo que hacer ningún esfuerzo. –habló Helen a mis espaldas.
–Pues mira, la próxima vez lo harás tú porque yo no pienso hacerlo.
Helen me miró enfadada y se marchó, suspiré y comencé a hinchar el colchón con el hinchador que venía con la tienda, después de un rato hinchando por fin se llenó de aire y estaba listo para dormir. En la cena me senté lo más alejada posible de Helen y sus amigas, bastante tenía con que tendríamos que dormir juntas. Mis amigos me desearon suerte en la cena, también le deseé suerte a Harley, a ella le tocaba dormir con la mejor amiga de Helen, Carly.
–Muy bien, chicos. Ahora haremos una prueba de valor. –dijo Ingrid con una sonrisa.
–¿Una prueba de valor? –preguntó Carly, ella estaba sentada al lado de Helen, quien no me quitaba la vista de encima y parecía tener las mejillas sonrojadas.
–Así es, iréis hasta un pequeño lago que hay a cinco minutos de aquí. Con una botella cogeréis un poco de agua y volveréis aquí, las parejas son las mismas que las de las tiendas de campaña.
–Genial, ahora tengo que ir con ella a eso. –suspiré frustrada y vi como Ingrid me guiñaba un ojo. –Parece que el destino quiere que sufra con Helen.
Para que fuera más justo dejamos que la suerte decidiera el orden en que íbamos a ir, a Helen y a mí nos tocaron las últimas y ahí dudé, no supe si fue obra de Ingrid o fue la propia mala suerte. Mientras mis compañeros empezaban la prueba de valor, me senté en un tronco frente a la fogata para no tener frío.
Era muy friolera, tenía que admitirlo, prefería el calor o una temperatura primaveral antes que el invierno. Aunque era junio y empezaba el verano, había noches en las que refrescaba y hacía falta ponerte una chaqueta encima, y esta noche era una de ellas.
–¿En serio tienes frío? –me preguntó Abby de pie al lado mía.
–Sí, estoy congelada. Soy muy friolera, prefiero el calor.
–¡No me digas que eres reptiliana! –exclamó Zac mirándome detenidamente, me tocó con su dedo índice la mejilla y quité su mano con una sonrisa.
–No, tonto.
–Una pena. –lo miré extrañada y me sonrió.
Estuvimos un rato hablando hasta que llamaron a Zac y Max para que hicieran la prueba, algunos compañeros nos contaban como había sido la experiencia. Algunos aseguraban haber oído sonidos extraños y otros no, para creer debería verlo por mi misma.
A lo lejos pude observar como Helen se cruzaba de brazos y miraba preocupada a su amiga, comencé a pensar entonces que esto no le gustaba como parecía aparentar, sonreí al pensar en aquello y la miré fijamente cuando su mirada encontró la mía.
Helen me miró durante unos segundos hasta que se sonrojó y apartó su mirada avergonzada. ¿Qué le ocurre? Desde hace unos días actúa de manera extraña cuando está a mi alrededor, no entiendo su comportamiento.
–Las siguiente. Helen y Celine. –anunció Ingrid.
Me marché del calor que desprendía la hoguera y noté en seguida el frío de la noche, y es que era media noche. Helen caminó hasta donde me encontraba y se cruzó de brazos, totalmente molesta por tener que hacer esto.
Este verano sería muy largo.
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