Capítulo 26: Herencia

–¿Has hecho el proyecto para el profesor Wilson? –me preguntó Luz a la vez que recogía sus libros.

–Lo terminé ayer por la noche, pero sinceramente pensé que no conseguiría terminarlo a tiempo. –dije con una sonrisa, me acomodé la mochila en mi espalda y miré a mi amiga. –¿Qué clase tenemos ahora?

–Nos toca Historia de la medicina y documentación médica. –contestó Luz mirando su horario. –Aburrido. Esa profesora siempre habla tan lento que me duermo en sus clases.

–Mejor que no te duermas. –sonreí mientras caminábamos hacia nuestra siguiente clase. –Espero que cuando trabajes no te duermas o se te olvide qué debes hacer.

–Oye a tanto no llego, ¿Quién piensas que soy? –protestó divertida.

Conocí a Luz el primer día de clases, ella iba mirando el mapa de la universidad y se chocó conmigo, luego se disculpó y la guie hacia la clase que le tocaba, al final resultó que íbamos a la misma clase.

Pero realmente nos hicimos amigas cuando me defendió de unas chicas que descubrieron que tenía novia, Luz me defendió con dientes y garras haciendo que el grupo se marchara. Luego me comentó que no le importaba si tenía novia, y que quería ser mi amiga. Desde entonces nos convertimos en buenas amigas.

El día en la universidad pasó algo lento haciendo que las horas se me hicieran eternas hasta que por fin llegó la última clase y nos marchamos a casa. Esperé a Zac y a Carly quienes también asistían a la misma universidad que yo, algo que hizo que no me sintiera tan sola como pensaba que estaría.

–¿Qué tal vuestro día? –pregunté mientras íbamos a mi casa, como era lo normal.

–Agotador. Ya nos han mandado un examen para la semana que viene, y no tengo ganas. –comentó Zac con desgana.

–A mí me encanta lo que estoy dando, ya me dieron la nota de mi primer examen y lo he aprobado con nota. –Carly sonrió emocionada y eso hizo que sonriera también.

–Me alegro mucho, cuando algo te gusta apruebas todo sin problemas. –dije con una sonrisa y miré a mi amigo. –No puede ser muy difícil el examen, además es algo que estás estudiando que te gusta, te resultará fácil.

–Eso espero. Ahora solo quiero dormir.

–¿Sabéis algo de Harley? –pregunté pensando en mi amiga.

–Creo que el lunes tenía examen, por eso no puede venir este fin de semana. –me comentó Zac bostezando.

Cuando llegamos a mi casa pudimos escuchar algunos gritos, como era lo habitual, a veces me preguntaba lo que estarían soportando los vecinos. Yo de ellos hubiera llamado a la policía en varias ocasiones.

Encontramos a mi padre lleno de harina mientras Selena le echaba la bronca a Ingrid, como era lo habitual en ellas. Los tres nos sentamos en el sofá del salón y pusimos la televisión para ver las noticias mientras esperábamos que la comida estuviera lista. Se había hecho tradición que todos mis amigos vinieran a mi casa para comer aunque a veces íbamos a sus casas para no venir aquí siempre.

–Selena, deja de gritar, asustarás al bebé. –dijo Ingrid calmando a su hermana.

–¿Qué bebé? –preguntó confundida.

–Yo. –Ingrid sonrió con diversión y mi padre soltó una carcajada divertido.

–No tienes arreglo. –suspiró Selena viendo a su hermana.

Esperamos a que vinieran los demás para pedir la comida a domicilio, esta vez lo echamos a suertes y ganó Helen. Ella decidió pedir comida china ya que hacía tiempo que no comía, los demás estuvimos de acuerdo y cada uno pidió su plato.

David me envió un mensaje para saber como iba, mantenía el contacto con él y a veces me contaba que pasaba por Escocia o alguna anécdota reciente que tenía. Aunque eso duraría poco, al parecer a Iker consiguió trabajo en un hospital de mi ciudad y se venía a trabajar aquí, junto con David. Algo que nos alegró a todos aunque Helen seguía un poco rencorosa y desconfiada con David por lo que ocurrió hace unos meses atrás.

El fin de semana se me hizo demasiado corto, ojalá pudiera haber otro día más, no era justo tener que ir a la universidad cinco días y descansar dos. Me encontré con Luz en la puerta de la universidad y me despedí de mis dos amigos, ellos se iban a sus clases que se encontraban en otro edificio.

Tuvimos Historia de la medicina a primera hora, algo que hizo que me diera más sueño del que tenía, mi cerebro todavía estaba dormido y escuchar la historia de como se inventó la medicina hacia que me diera más sueño. Cuando la clase terminó cambiamos de aula para dar anatomía, que personalmente era la clase que más odiaba.

–Disculpe, se encuentra Celine Blackvour. –preguntó el director entrando a la clase.

–Soy yo. –dije sin entender que ocurría.

–Necesito que venga un momento.

Acompañe al director a su despacho y en el se encontraba un hombre trajeado con un maletín, al verme sonrió y se levantó de la silla para estrecharnos las manos, a modo de saludo. El director se marchó para darnos intimidad, y me senté en el pequeño sofá que había para escuchar lo que aquel hombre tenía que decirme.

–Me llamo Andrew Logan, fui un amigo de tu madre, Celine. –se presentó con una sonrisa. –Y bueno, soy su abogado. Me pidió que cuando fueras mayor de edad viniera a verte.

–¿Para qué? –pregunté sin saber.

Andrew sonrió y de su maletín sacó varios documentos, los cuales me entregó para que los leyera. Comencé a leer y los primeros párrafos del primer documento me dejaron con la boca abierta, y aún más conforme seguí leyendo. Esto no podía ser verdad.

–Tiene que haber un error. ¿De verdad todo esto es mío? –pregunté sin saber como reaccionar.

–Así es. Tu madre, Elizabeth Ortz, te dejó a cargo de su cadena de restaurantes Freedom y también la mansión D'Nour, en Islandia. –dijo Andrew con una sonrisa. –Todo eso te pertenece, claro si es que firmas los documentos.

–¿Puedo consultarlo con mi padre? –pregunté con timidez.

–Por supuesto, pero me tendrá que dar una respuesta mañana.

Después de reunirme con Andrew me marché a casa, tenía muchas cosas en las que pensar y no podría concentrarme en las clases. Le mandé un mensaje a Luz contándole que no podría seguir las clases por hoy, al igual que a Zac y Carly, ya que solía irme con ellos.

Al llegar a casa me encontré con mis tías y mi padre viendo la televisión, ellos al verme apagaron la televisión y mi padre se levantó confundido. Supongo que se extrañaron de que no estuviera en la universidad, miré los documentos que Andrew me había dado y miré a mi padre con una sonrisa nerviosa.

–Celine, ¿Qué haces aquí? –preguntó confundido.

–Debo deciros algo. –comencé a hablar y me senté en uno de los sofás para verlos mejor. –Hoy ha venido Andrew Logan, el abogado de mamá.

–No sabía que Margaret tuviera abogado. –dijo mi padre confundido.

–No es abogado de Margaret, sino de Elizabeth, mi verdadera madre. –al escuchar esto Ingrid y Selena tomaron más interés. –Al parecer Elizabeth me ha dejado como herencia una cadena de restaurantes llamada Freedom y una mansión en Islandia.

–¿¡Cómo!? –exclamaron los tres al unísono.

–¿¡Cómo que una mansión!? –gritó Ingrid sin poder creérselo.

Les entregué los documentos para que los leyeran y algunas fotos que Andrew me dio para que viera como era la mansión que tenía como herencia. Observé la cara de sorpresa de los tres y como no sabían que decir, supongo que esto también fue demasiado para ellos.

–¿Cómo es esto posible? –balbuceó Ingrid observando la mansión.

–Aunque no me sorprende que no nos lo hubiera dicho, no éramos las mejores hermanas con ella. –susurró Selena algo apenada.

–¿Y todo esto es tuyo? –preguntó mi padre viéndome sorprendido.

–Así es. Quería decíroslo, ya que voy a firmar los documentos. –dije con una sonrisa. –Si mamá me ha dejado todo esto en herencia, sería una pena desperdiciarlo.

–Pero..., ¿No eres muy joven para llevar una cadena de restaurantes?

–Puede, pero creo que si no lo intento nunca lo sabré.

Al día siguiente me reuní con Andrew en su bufete de abogados, pasé a su despacho y comenzó a contarme lo que debía saber. Al parecer después del fallecimiento de mi madre, Dionisio Forest se encargó de que la cadena de restaurantes siguiera en marcha, y cada mes ingresaba el dinero correspondiente en una cuenta que estaba a nombre de mi madre y al mío, pero ahora al ser mayor de edad podía acceder a ella.

–¿Dónde puedo encontrar a Dionisio Forest? –le pregunté a Andrew.

–Cerca de aquí hay un restaurante Freedom, creo que es en donde trabaja pero no estoy seguro, hace años que no tengo contacto con él. –explicó Andrew. –Pero todos saben quien es Elizabeth Ortz, estoy seguro de que si vas y dices quien eres sabrán ayudarte.

Andrew me indicó dónde debía firmar y al fin, la herencia de mi madre era mía. Ahora entiendo porqué Margaret quería hacerse con ella, era una gran herencia y más si tenía todos los gastos de la mansión pagados. Antes de marcharme también me entregó las llaves de la mansión, a la que tendría que ir un día para verla en persona.

Busqué el restaurante en Internet y gracias a la dirección que había en su página web, llegué en media hora desde donde me encontraba. El restaurante parecía bastante rústico, la fachada era de madera con un gran cartel dorado donde estaba escrito "Freedom". Entré al local y por dentro era muy acogedor, la decoración me recordaba a las cabañas rurales que hay en las montañas.

–Bienvenida a Freedom, ¿en qué le puedo ayudar? –preguntó un chico algo más mayor que yo, con una sonrisa.

–Buscaba a Dionisio Forest. Soy Celine Ortz, la hija de Elizabeth Ortz y...

–¿¡Eres su hija!? –exclamó sorprendido. –Ahora mismo llamo a Dionisio, espera un momento.

Mientras esperaba me dediqué a observar la decoración; en las paredes habían colgadas fotos de varios lugares como Egipto, Grecia, India y demás; así como fotos de lugares emblemáticos como la Torre Eiffel, el Taj Mahal, la Torre de Pisa. Pero una foto llamó mi atención de entre todas; una mujer de pelo castaño claro y ojos azul verdoso sonreía mientras le daba un apretón de manos a un hombre con un thawb que parecía bastante caro.

–Cuando regresó de aquel viaje nos enseñó varios tipos de comida de Arabia. –explicó alguien detrás de mí. Al girarme observé a un hombre de pelo y barba canosa, con su uniforme de camarero. –Soy Dionisio Forest, tú debes ser Celine.

–Así es. Verá mi madre me ha dejado la cadena de restaurantes como herencia, y quería saber, bueno, como funcionáis.

–Ya lo sabía. Cuando Elizabeth quedó embarazada me comentó que todo lo que tenía se lo dejaría a su hija, y me pidió en caso de que ella no estuviera que te enseñara todo. –dijo Dionisio con una sonrisa cariñosa.

Seguí a Dionisio hasta su despacho donde durante varias horas estuvimos hablando sobre el restaurante y sus empleados. Aprendí bastante pero no lo suficiente para llevar el restaurante, acordé con Dionisio aprender el oficio para así poder sacarlo adelante, tal y como mi madre hubiera querido. Aunque no trabajara allí, al tener el restaurante a mi nombre mensualmente me pagarían una cantidad de dinero que habíamos acordado, y también tendría que firmar algunos documentos, ahora que era mayor de edad.

–Tu madre era una gran persona, Celine. –dijo Dionisio con una sonrisa cariñosa. –Pese a no tener el apoyo de su familia, ella siguió adelante con sus sueños y al final los consiguió. Gracias a uno de sus viajes pudo abrir más restaurantes y hacer la cadena como la conocemos ahora.

–¿En serio? ¿Cómo fue? –pregunté interesada. Mi padre nunca hablaba sobre mi madre y ahora al saber más cosas de ella, hacia querer saber más.

–Fue cuando viajó a Arabia Saudí, ella estaba allí aprendiendo su cocina cuando por azares del destino consiguió una invitación para comer con el sultán. Pero el hijo del sultán estaba enfermo de un riñón y necesitaban un donante compatible, pues el joven príncipe había nacido con un solo riñón. –explicó Dionisio con una sonrisa nostálgica. –Tu madre se ofreció a donar uno de sus riñones, y al ver que eran compatibles realizaron la operación. El sultán como agradecimiento le regaló una mansión en Islandia, y una gran cantidad de dinero para que ella pudiera abrir la cadena de restaurantes que siempre había deseado, así como algunas recetas de comida.

–Parecía ser una gran persona. –sonreí deseando haberla conocido.

–Lo fue, de eso no tengas dudas. Así que en su memoria, donamos un diez por ciento de nuestras ganancias a la caridad; como a los niños de África o personas que han perdido sus hogares. También una vez a la semana abrimos el restaurante solo para las personas sin hogar, para que puedan comer una comida decente. – explicó Dionisio observando una de las fotos donde salía mi madre.

–Me hace sentir orgullosa haber heredado todo esto. No les defraudaré. –dije convencida.

–No creo que lo hagas. Tienes el espíritu de tu madre.

Pasé un rato más en el restaurante hablando con los empleados para conocerlos mejor, antes de marcharme me ofrecieron unos descuentos al ser hija de la fundadora de la cadena de restaurantes, por si venía a comer algún día, algo que claramente acepté.

Quité el silencio al móvil encontrándome con varias llamadas de mi padre y varios mensajes de Helen y de Ingrid, llamé a mi padre para avisarle de que regresaba a casa y él me comentó que todos estaban allí, al parecer habían ido a preguntar por mí al no tener respuestas de mi parte.

–¿Dónde estabas todo el día? –me preguntó Helen nada más entrar al salón de mi casa.

–Estaba en el restaurante de mi madre conociendo a los empleados, y hablando con Dionisio sobre como lo manejaría ahora que soy la dueña de la cadena de restaurantes. –expliqué con una sonrisa, la cuál borré al ver los rostros confundidos de mis amigos. –Es verdad, vosotros no lo sabéis.

–Será mejor que te expliques, Celine. –dijo Max cruzándose de brazos.

–Sí, porque mi cerebro acaba de dejar de funcionar. –siguió Harley sentada al lado de Max.

Me senté en el sofá con Helen a mi lado y todos mirándome expectantes por saber qué ocurría. Comencé por el principio, de cómo conocí a Andrew Logan y lo que me explicó sobre la herencia de mi madre biológica, también les conté que había estado haciendo todo el día. El ir al restaurante que había en esta ciudad para conocer al gerente del local y presentarme formalmente a ellos. Aproveché que estaban todos para contarles que Dionisio iba a correr la voz por el resto de restaurantes que habían por toda Europa para que supieran que la heredera de la cadena había aparecido, algo que me dio bastante vergüenza que hiciera.

–¿Cómo has dicho que se llama la cadena? –preguntó Carly bastante sorprendida por lo que había contado.

–Freedom. –respondí mientras me desperezaba en el sofa y bostezaba, el día había sido realmente agotador.

–Es una de las cadenas de restaurantes más famosas, al parecer tu madre era una caja de sorpresas. –comentó Abigail con una sonrisa llena de emoción.

–Al parecer así lo es. –sonreí al recordar las fotografías que vi en el restaurante. –Era una gran persona. Todavía no entiendo qué pasó entre vosotras.

–Es una larga historia, Celine. –dijo Selena no muy a favor de contarlo ahora.

–Te lo contaremos algún día. –continuó diciendo Ingrid, era la primera vez que ambas estaban de acuerdo en algo.

–¿Cómo es la mansión que tienes de herencia? –preguntó Max emocionado.

Mi amigo estaba tan emocionado que casi parecía él el que había recibido una cadena de restaurantes y una mansión como herencia, algo que me hizo sonreír.

–Tengo una foto que me dejó Andrew para que supiera como es. –comenté sacando la foto de mi monedero. –Es esta.

–Es una pasada, Celine. –dijo Teresa cogiendo la foto y mirándola junto con Carly, Harley y Zac.

–Tal vez este verano podamos ir, ¿te gustaría? –preguntó mi padre con una sonrisa, y sujetando un café que se había hecho.

–La verdad es que sí. Además, me gustaría saber todo sobre mi madre y espero enterarme por vosotros y no por terceros. –dije recordando como me enteré de varias cosas por Dionisio o Andrew, y no por mi padre o mis tías.

Seguimos hablando durante el resto de la tarde sobre cuándo ir a la mansión en Islandia y cuando ir al restaurante para probar la comida, todos mis amigos se emocionaron cuando escucharon que nos harían un descuento al ser yo la heredera, algo que esperaba que no se les subiera a la cabeza y me usaran como cupón de descuento.

Al marcharse mis amigos y despedirme de Helen con un beso, subí a mi habitación para ponerme el pijama y cenar tranquilamente. Pero antes de hacerlo, me acerqué a mi escritorio para observar una carpeta de documentos que Andrew me había dado. En ella habían varias fotos de la mansión, así como todo lo que era de mi propiedad, aunque había algo que no me cuadraba, y era que entre los documentos, había una fotocopia de una carta de amenaza dirigida a mi madre a nombre de Artemisa Ortz Smith.

–¿Quién eres?

Al parecer había alguien que quería a mi madre muerta, y aunque ya lo estuviera, me encargaría de saber quien es esa mujer. Quería saber todo sobre mi madre, y empezaría por descubrir quien era Artemisa Ortz Smith. 

 FIN

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