Capítulo 24: Hogar Dulce Hogar
CELINE
Por fin, después de unos días más en observación, pude recibir el alta.
Me entraron ganas de reír al recordar las caras de todos cuando entraron a la habitación, el día que arrestaron a Margaret. David estaba tumbado boca abajo en el suelo, Iker se había puesto unas gafas de sol mientras nos hacía un selfie, y yo mostraba todos los billetes que había ganado vendiendo mis propiedades, todo eso en el monopoly.
–¿A qué viene esa sonrisa? –preguntó Harley caminando a mi lado.
–No es nada, solo recordando cuando vinisteis al hotel y estábamos haciendo los tontos. –respondí quitándole importancia.
–Todavía no puedo creer que Iker se pusiera a jugar con vosotros, y se le olvidara que tenía una reunión con un paciente en estado crítico. –recordó Abigail con una sonrisa.
–Por suerte no le despidieron.
Estábamos de camino al aeropuerto donde mi padre pudo conseguirnos unos billetes a buen precio. Margaret se quedaría en Escocia para que cumpliera los años que le habían caído por intento de homicidio, los Gobiernos de nuestros países se pusieron de acuerdo para que así se cumpliera. Aunque sabía que esto causaría un gran revuelo en cuanto llegáramos a casa, ser Derek Blackvour no iba a ser fácil durante una temporada, estaba segura de que mi padre tendría que dar muchas respuestas a los periodistas.
Me senté en el lado de la ventanilla mientras que Helen se sentó a mi lado, y me sonrió con cariño. Selena e Ingrid se sentaron detrás nuestras y el resto de nuestros amigos en los asientos de delante, y nuestros padres en los asientos que habían al lado nuestra. El piloto nos avisó de que comenzaría el vuelo y agradeció por elegir esta línea para viajar.
–¿Segura que te sientes bien? –preguntó Helen algo preocupada. –Si te encuentras mal, dímelo y...
–Helen, me encuentro perfectamente. No te preocupes. –sonreí divertida por su preocupación.
–Lo siento. –Helen parecía avergonzada y apartó la mirada.
–No lo lamentes, me gusta que te preocupes por mí. –ambas sonreímos con cariño mientras nos mirábamos.
–Que pegajosas sois, por favor. –escuché decir a Ingrid, me giré para verla y nos sonrió. –Por favor, no os deis tanto amor durante el viaje, me va a dar un bajón de azúcar.
–Algún día te tendrás que acostumbrar, Ingrid. –sonreí divertida.
–Pero ese día no es hoy, así que leed o dormíos, pero no seáis tan pegajosas.
Decidimos perdonar por ahora a Ingrid y dormir un poco hasta que llegáramos de nuevo al aeropuerto. Tuve un sueño tranquilo, seguramente creado por las pastillas que me mandaron para que las tomara durante una semana, junto con unas vitaminas que Iker me recetó.
Solo supe que habíamos llegado al aeropuerto cuando Carly me despertó, noté que Helen no estaba a mi lado, supuse que había bajado antes para ayudar con nuestro equipaje. Mi padre pidió unos taxis para que nos llevaran a casa, algo que me apenó ya que debía despedirme de mis amigos y mis tías.
–No te preocupes, Celine. En cuanto te despistes volveremos a estar todos reunidos. –dijo Selena con una sonrisa.
–Sí, además mañana podemos hacer una fiesta sobre la recuperación de Celine. –comentó Ingrid con una sonrisa.
–¿Tú solo piensas en fiestas o qué?
–No, también pienso en todas las formas de irritarte, de molestar a las Heline, de espiar a sus amigos. –explicó Ingrid con una sonrisa orgullosa. –Ahora que lo pienso, ¿habrá más gente calva o más gente con pelo?
–Mejor no pienses. –murmuró Zac con una sonrisa.
–Bueno, mañana nos veremos para la fiesta de recuperación. –dijo Teresa despidiéndose de nosotros.
Cada uno se marchó en un taxi con rumbo a su casa, cuando me iba a montar en el mío Helen me dio un rápido beso seguido de un "cuídate" antes de subirse al taxi con su padre y marcharse. El camino hasta casa se me pasó rápido, en cuanto me quise dar cuenta el taxi paró frente a mi casa. Sentí nostalgia de volver estar aquí, hacía meses que no regresaba y ahora me parecía hasta extraña, dado que estaba acostumbrada a vivir con mi tía Ingrid.
–Papá, una pregunta. –dije mirándole antes de subir a mi cuarto. –¿Qué pasará con Juan?
–Se quedará con los padres de Margaret hasta que haya un juicio por su custodia. –me explicó. –Descansa si quieres, hoy no haremos nada interesante.
Nada más entrar a mi cuarto observé que todo estaba tal y como lo había dejado, supuse que mi padre entraba a limpiar y nada más. Guardé toda mi ropa en el armario y algunos recuerdos que mi padre había comprado los coloqué en las estanterías que tenía en mi habitación, llenas de libros y cómics. No había nada mejor que estar en casa.
* * *
Durante los siguientes días estuve reorganizando mi habitación; cambié algunos muebles de sitio y compré algunos nuevos. Ingrid y Selena regresaron al internado para asegurarse de que todo estuviera bien durante el tiempo en el que habían estado fuera. Por suerte el profesor Darwin y algunos otros se ocuparon de la gestión del internado y sus estudiantes durante la ausencia de la directora y subdirectora.
Me enteré gracias a David que la hija de Roberto recibió una gran cantidad de dinero y gracias a eso pudo operarse, aunque todavía no sabemos quien fue la persona que le dio el dinero que necesitaba. También me comentó que se armó de valor de la conversación que tuvimos, y le pidió salir a Iker, para sorpresa de mi amigo, el doctor aceptó salir con él.
Mi vida poco a poco había regresado a ser la misma, pero con algunos cambios, los cuales me encantaban. Como los gritos de Ingrid y mi padre, las visitas sorpresas de Helen y las salidas que hacía con mis amigos. Ahora me encontraba en mi habitación con Helen, Harley y Max.
–¿Sabéis que hoy Zac y Carly iban a tener una cita? –comentó Harley con una sonrisa divertida.
–¿¡Cómo!? –exclamamos los tres al unísono, viendo a nuestra amiga bastantes sorprendidos.
–No me digas que es una broma, porque si es así la estás haciendo genial. –dijo Max viendo a Harley.
–Lo lamento pero no es una broma. Zac me lo ha contado por mensaje. –Harley nos mostró la conversación y nos quedamos sin palabras. –Parece que os haya comido la lengua el gato. O en tu caso Celine, la gata.
–Bueno, eso no me lo esperaba. –dijo Helen sentada a mi lado. –Aunque sí comencé a notar que esos dos pasaban mucho tiempo juntos.
–¿Y qué hacemos ahora? –pregunté cogiendo una galleta casera que había hecho Harley. Me la llevé a la boca y comencé a comerla mientras esperaba la respuesta de mis amigos.
–Vamos a espiarlos. –dijo Max con una sonrisa. –Puede ser una actividad del club, aunque ya no estemos en el internado.
–Definitivamente no iremos a espiarlos, Maxwell. –negó Helen viéndolo seria. –Debemos dejarles su privacidad y...
–¡Yo me apunto! –chillé emocionada. –Esto será como en las películas, espiaremos a nuestros amigos en su primera cita, y a lo mejor su primer beso.
–Es verdad, no lo había pensado así. –sonrió Harley comenzando a emocionarse. –Vamos Max, no hay tiempo que perder.
–Claro, vamos. –respondió sonriendo mientras veía a nuestra amiga.
Helen me miró con una cara que hizo que me dieran escalofríos, creo que ella no estaba de acuerdo en espiar a nuestros amigos en su primera cita. Bajamos a la planta baja donde mi padre y mis tías se encontraban viendo una telenovela de otro país; Selena y mi padre parecían interesados mientras que Ingrid tenía cara de estar muriéndose.
–Nos vamos a espiar a Carly y Zac, ahora volvemos. –dije para que me escucharan, y automáticamente Ingrid se giró hacia nosotros.
–¿Cómo que los vais a espiar? –preguntó interesada.
–En verdad no vamos a... –Helen no terminó de hablar, fue interrumpida por Harley y Max.
–Hoy tienen su primera cita.
–Así que vamos a espiar como les va.
–Me apunto. Eso suena mejor que ver esta mierda de telenovela. –contestó Ingrid levantándose y acercándose a nosotros. –Hermana, me voy a espiar a mis polluelos.
–Bien, diviértete. –dijo Selena absorta en la telenovela. –Espera, ¿Qué?
–Corred antes de que nos detenga. –nos apuró Ingrid.
Salimos entre empujones de mi casa a la vez que nos reíamos y escuchábamos a Selena gritarnos para que volviéramos. Harley nos guio hasta donde sería la cita, mientras íbamos comenzamos a hablar sobre como lo haríamos para que nos nos vieran, y Helen seguía negándose a espiar a su mejor amiga.
–Si vas a estar con esa cara de perro mejor vete. –sugirió Ingrid mientras nos escondíamos detrás de unos arbustos.
–Ni hablar.
–Decídete entonces. –susurró Max sin saber muy bien que contestarle a mi novia.
Habíamos llegado a un parque donde supuestamente era la cita de nuestros dos amigos, o al menos uno de los lugares que iban a visitar durante su recorrido. Ingrid sacó su móvil y lo preparó para que grabara en cuanto ella tocara el botón, Max por su parte sacó el suyo para hacer fotos y luego enseñárselas a la pareja.
Esperamos durante varios minutos y cuando pensábamos que no vendrían, escuchamos la voz de Carly cada vez más cerca. Nos agachamos más para evitar que nos vieran y observamos como nuestros dos amigos se sonreían con cariño mientras tomaban un helado, y se sentaban en el banco que había en frente nuestra. Algunas personas caminaban por el camino haciendo que a veces no viéramos bien, pero no fue tan seguido como pensábamos.
–Gracias por venir, Carly. –agradeció Zac con una sonrisa tímida.
–Gracias a ti por invitarme. –sonrió Carly con cariño.
–No pueden estar aquí, salgan inmediatamente. –nos dijo el guardia de seguridad del parque.
–¡Shh! ¿No ve que están en su primera cita? –le chistó Ingrid para que se callara.
–¿En serio? –preguntó el hombre agachándose a mi lado para ver también. –¿Qué ha pasado por ahora?
Miré sorprendida a Helen y ella a mí, ninguna de las dos esperaba que el guarda de seguridad también se apuntara a ver como iba la cita de nuestros amigos, los demás parecían ignorar este hecho y siguieron grabando y haciendo fotos.
–Carly, debo decirte que me gustas mucho y...
–¡Claro que sí! –chilló Carly emocionada, dándole un rápido beso a Zac.
–Pero...aún no había dicho nada. –susurró algo desorientado.
–Mi respuesta será siempre un sí. –Zac sonrió con malicia y Carly se sonrojó y rectificó. –Pero me esperaré a que digas la pregunta, no me quiero arriesgar.
–Chica lista, eso me gusta de ti.
Sonreí emocionada de que ambos se hubieran hecho pareja, escuché a alguien llorar y al girar la cabeza vi al guarda de seguridad llorar como si fuera un niño pequeño. Me cogió de la mano y comenzó a acariciarla como si fuera un gato. Este hombre me estaba empezando a dar miedo. Miré a los demás para ver sus reacciones mientras el hombre seguía acariciando mi mano; Helen sonreía feliz, Harley los miraba fijamente sin decir nada, Max seguía haciendo fotos con diferentes filtros e Ingrid miraba los vídeos que había grabado.
–Harley, una cosa. –dijo Max sin dejar de hacer fotos.
–Que.
–¿Quieres ser mi novia? –preguntó Max haciendo que todos lo mirásemos con los ojos bien abiertos.
–Claro, porque no. –ambos se chocaron las manos y sonrieron para luego seguir con lo suyo.
–La mejor confesión que he escuchado nunca. –dijo Ingrid comenzando a reírse de manera ruidosa.
–Ingrid, que nos van a descubrir. –susurré pero mi tía seguía riéndose e incluso se limpió algunas lágrimas.
–¿Quién nos va a descubrir? –preguntó Zac detrás de mí, viéndome con curiosidad.
–¡La madre del pollo, que susto me has dado! –exclamé llevándome una mano al pecho, y escuché a Helen reírse.
Al final salimos de nuestro escondite llamando así la atención de varias personas que caminaban por la zona, el guarda de seguridad felicitó a las dos nuevas parejas y se marchó para seguir haciendo su trabajo. Decidimos ir a cenar a algún restaurante mientras Zac nos explicaba como nos habían descubierto.
–Bueno, ver al guarda de seguridad del parque esconderse detrás de unos arbustos llamó nuestra atención. –explicó Carly con una sonrisa divertida.
–Y luego la risa de Ingrid es única, obviamente la íbamos a reconocer. –siguió hablando Zac.
–Ingrid, todo por tu culpa. –se quejó Max. –Pero bueno, al menos tenemos buenas fotos y vídeos para la posteridad.
–Tenemos fotos. –susurró Ingrid.
–¿Cómo dices? –preguntó Max sin entender, y me reprimí una carcajada por el bien de mi amigo.
–Que no le di a grabar, pensé que sí pero solo se ha grabado lo que he dicho al final.
Ingrid puso el vídeo y lo único que se vio fueron las hojas del arbusto con Zac y Carly al fondo, y una sola frase de Ingrid: "A ver si se ha grabado, esto es único". Pensé que a Max le iba a dar un ataque al corazón cuando comenzó a hiperventilar.
–Zac, Carly, ¿No podéis volver a declararos?
–Lo lamento, hermano, pero me temo que no. –respondió Zac con una sonrisa divertida.
–¡Ingrid Ortz Gray! Maldita seas. –gruñó Max enfadado de que no se hubiera grabado nada.
–Lo lamento. –respondió Ingrid comenzando a reírse por la situación.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top