Capítulo 17: Misión Escocia
Laura consiguió que su amigo de la infancia nos llevara a Escocia en un avión Lockheed Martin C-130/L-100. Llegamos al campamento militar a la hora acordada, nos dejaron pasar algo desconfiados pero ignoramos eso, ahora nuestra principal misión era rescatar a Helen.
–¿Vosotros sois el grupo que debo llevar? –preguntó un hombre acercándose a nosotros. Llevaba el uniforme militar junto con algunas condecoraciones. –Me llamo Samuel Heather, un placer conocerles.
–Gracias por llevarnos a Escocia. –agradecí de inmediato. El hombre me sonrió haciendo una mueca.
–Solo os llevo porque debo llevar un cargamento allí, en otras circunstancias me hubiera negado. Los militares no somos chóferes, ¿queda claro?
–Sí, señor. –respondió Zac sorprendido por la seriedad del hombre.
–Bien, seguidme.
–Este hombre me cae bien. –Ingrid sonrió mientras lo seguíamos.
Todos nos sorprendimos de ver el avión que nos iba a llevar tan cerca, solo había visto aviones así en las películas o documentales, nunca en persona. Y la verdad es que impresionaba. Algunos militares saludaron a nuestro guía y subimos al avión, nada más entrar nos sentamos en unos asientos que habían a los lados y nos pusimos el cinturón de seguridad.
–¿Listos? –preguntó por los altavoces.
–Sí. –gritó Ingrid con fuerza para que le oyera.
Notamos como el avión comenzó a avanzar hasta que cogió velocidad y se elevó en el cielo hasta que se estabilizó en el aire. Mis amigos comenzaron a hablar entre sí mientras que yo hablaba con Carly sobre alguna noticia de Helen, pero ella no sabía nada, comentó que tal vez su madre le había quitado el móvil para evitar que hablara con alguien.
–Me sorprende que hayas querido venir con nosotros, Carly. –comentó Harley viendo a la chica.
–Helen es mi mejor amiga desde la infancia, era obvio que no la iba a dejar sola en este momento.
–¿Cómo os conocisteis? –preguntó Max con curiosidad.
–Nuestros padres eran amigos.
–Lo típico. –comentó Ingrid cruzada de brazos y Carly la miró.
–¿Cómo dices?
–Que es muy típico que los hijos de los empresarios luego se hagan mejores amigos. Sucede en la vida real y sobre todo en las películas. –explicó la subdirectora con tranquilidad.
–Espero que lleguemos a tiempo. –comenté viendo la hora que era.
–Lo haremos. Sabemos que la boda será por la tarde, llegaremos a media mañana a Escocia. –me animó Selena.
–Te falta un detalle, hermana. No sabemos dónde se va a celebrar la boda, Escocia es muy grande.
–En ese caso solo debemos llamar a mi tía. Ella puede rastrear el móvil de Helen o de su madre.
–¿Tú tía no estará en problemas por ayudarnos tanto? –preguntó Teresa con curiosidad.
–Ha hecho cosas peores, no te preocupes. –dijo Zac con una sonrisa.
Nos sorprendimos por lo que había dicho nuestro amigo pero no comentamos nada, lo malo que hubiera hecho Laura se quedaría en su conciencia, nosotros no queríamos saber nada de sus acciones.
Durante la primera hora estuvimos hablando de lo que haríamos nada más llegar a Escocia, Zac avisó a su tía para que nos ayudara a localizar a Helen pero tardaría unas horas, todos esperábamos que fuera antes de llegar aunque parecía no ser el caso. Conforme pasaban los minutos todos comenzamos a aburrirnos, Zac y Max hablaron sobre vídeo-juegos, Abigail y Teresa sobre las nuevas películas que han salido en el cine, Harley estaba durmiendo, y Carly estaba mirando su móvil sin prestar atención a su alrededor.
Por mi parte me distraje viendo como Ingrid le pegaba pequeños trozos de póst-it en la cara a Selena, quién estaba durmiendo tranquilamente. Lo peor es que en los pequeños papeles habían palabras escritas, por ejemplo; rata, calva, demonio, amargada, etc.
Las miré con una sonrisa antes de ver como mi padre y Joe hablaban en voz baja para no molestar al resto, seguramente estarían hablando sobre qué hacer cuando llegáramos, y como evitar la boda. Me crucé de brazos y cerré los ojos para intentar descansar un poco.
Al parecer dormí del tirón ya que cuando Harley me despertó avisándome de que ya habíamos llegado a Escocia. Me desperecé en el asiento para quitarme el cinturón con rapidez, cada minuto contaba en nuestra contra para encontrar a Helen. Al bajar del avión me encontré con Selena riñéndole a Ingrid por haberle llenado la cara de póst-it mientras dormía.
–Es que no tienes conocimiento. Tu cuerpo ha crecido pero tu mente sigue siendo la de una adolescente malcriada. –le reprochó la directora.
–Mejor tener mente de adolescente, a tenerla de amargada. Por que eso es lo que eres, una amargada. Tal vez el estúpido de tu marido no te da el suficiente placer en la cama y por eso lo pagas con los demás. –contraatacó Ingrid con una sonrisa perversa. –Solo mira a Celine, está sin el amor de su vida pero no es amargada.
–No tenemos tiempo para esto, debemos encontrar a mi hija cuanto antes. –interrumpió Joe a ambas. –No permitiré que mi mujer haga lo que le plazca. Le recordaré de dónde vino.
Eso me dejó intrigada, ¿a qué se habrá referido Joe con eso? Vi a mi padre mirar sorprendido a su amigo y eso me dio mucha más curiosidad, había algo que sabían y no nos habían dicho. Decidí callar por el momento pero sacaría el tema en otra ocasión, por ahora mi prioridad era Helen.
Salimos del recinto militar y caminamos hasta la ciudad más cercana, la cual se encontraba a menos de una hora. Al mirar la hora en el móvil me di cuenta de que eran la una de la tarde, según lo que averiguó Carly, la boda se celebraría a las seis de la tarde. Solo teníamos cinco horas para encontrar el lugar donde se celebraría la boda.
–Bien, estamos en Glasgow. ¿Adónde vamos ahora? –preguntó Abigail a todos.
–No lo sé, Helen solo me comentó que la boda sería en Escocia. Me iba a decir dónde pero su madre entró y cortó la llamada. –dijo Carly apenada. –Le intenté mandar mensajes pero su móvil ya estaba apagado.
–¿Hay noticias de tu tía, Zac? –pregunté algo nerviosa. Íbamos en contrarreloj.
–Todavía no. Pero no creo que tarde mucho en darme una respuesta.
Todos nos quedamos en silencio pensando qué podíamos hacer para saber dónde estaba Helen, Joe intentó pensar en algo que su esposa o los Faz le hubieran dicho sobre el lugar donde se celebraría la boda mientras que mi padre miraba por el mapa online algún sitio donde se celebraran bodas.
–Tengo hambre. –dijo Ingrid de repente.
–Ingrid, por favor. Estamos en una situación delicada.
–¿Qué? Cuando tengo hambre, tengo hambre. No puedo eliminar mi hambre como si fuera un documento en blanco del ordenador. –refunfuñó mosqueada. –¿Podemos ir a algún lugar a tomar algo? Además, no creo que quedarnos en medio de la calle haciendo un círculo sea lo mejor.
E Ingrid tenía razón, muchas personas comenzaron a mirarnos extrañadas por estar tanto tiempo en el mismo sitio y formando un círculo, cualquiera podría pensar que estamos planeando un ataque. Nos fuimos a una cafetería que nos recomendó mi padre, al parecer en uno de sus tantos viajes de negocios había venido a Glasgow y descubrió la cafetería.
–Bien, ahora que estás comiendo, debemos pensar en algo. –dijo Selena al rato de que nos hubieran traído nuestro pedido.
–Si yo fuera la perra de Casterville, sin ofender. –Joe alzó el pulgar con una sonrisa e Ingrid sonrió. –Iría a Edimburgo a celebrar la boda.
–¿Por qué lo harías allí? –preguntó Max curioso.
–Bueno, es la capital de Escocia y donde más tiendas hay. Es lógico que irías allí a celebrar la boda.
–Mi tía me ha respondido. –anunció Zac y todos prestamos atención. –Dice que está en Edimburgo.
–¡Os lo he dicho! –exclamó la subdirectora con orgullo.
–Son las dos, no sé si llegaremos a tiempo. –dije preocupada viendo la hora.
–Lo conseguiremos, no te preocupes.
Pagamos la cuenta y miramos qué medio de transporte era el mejor para ir a Edimburgo lo antes posible. Al final optamos por el autobús ya que era el más cercano a dónde estábamos, y era más barato. Después de media hora de espera el autobús hizo su aparición, Ingrid entró la primera y le dijo al chófer que por su bien condujera rápido el autobús. Lo que más me sorprendió fue que mi tía supiera hablar inglés tan bien, era algo que nos había ocultado a todos, incluso Selena estaba sorprendida, y eso era algo difícil de conseguir.
–Tranquila, Celine. Mi tía ha hecho cálculos y me ha mandado la iglesia donde posiblemente Helen se case. –dijo Zac con una sonrisa.
–¿Cómo que posiblemente? –cuestionó Carly frunciendo el ceño.
–Bueno, de todas las iglesias que hay en la capital, esa es donde más bodas de empresarios hay.
–Solo lo sabremos cuando lleguemos. –contestó Abigail mirando por la ventana.
Me crucé de brazos mientras miraba por la ventana intentando distraer mi mente, mi padre a mi lado hablaba con Joe, quien estaba sentado junto con Ingrid. El resto de mis amigos estaban sentados detrás de nosotros hablando de sus cosas.
–Joe. –le llamé tras un rato pensando en lo que le preguntaría. Él me sonrió mientras me miraba atento, esperando mi pregunta. –¿A qué te has referido antes con poner a tu esposa en su sitio?
–Bueno, digamos que mi esposa no nació en una familia rica. Apenas podían pagar la casa y los estudios de Tamara, ella se esforzó mucho para conseguir ir a la universidad a base de tener muchos trabajos, unos legales y algunos no muy bien vistos por la sociedad. –explicó Joe, entrelazando sus manos. –En su último año nos conocimos y algo de ella llamó mi atención, así que con el tiempo empezamos a salir a escondidas de nuestros padres, no era bien visto que el hijo de unos empresarios estuviera saliendo con alguien de baja clase.
–¿Y qué ocurrió después? ¿Os descubrieron? –pregunté con curiosidad.
–Le presenté a mis amigos, incluso estuvo cuando ocurrió lo de Elizabeth, pero luego nuestros padres lo descubrieron cuando comencé a faltar a mis clases de etiqueta. Ellos no lo aprobaban pero Tamara se esforzó por agradarlos, luego de un tiempo nos casamos en contra de mis padres y a los dos años tuvimos a Helen. –terminó de explicar. –Creo que se intenta aferrar a la vida que tiene ahora para no regresar con sus padres, ellos viven en los barrios más bajos de la ciudad.
–Pero debe entender que no puede forzar a Helen a algo que no quiera, sino será igual que tus padres. –comenté frustrada.
–Creo que en el fondo lo sabe, pero piensa que es lo mejor para ella, aunque deba robarle la felicidad a su hija. –dijo mi padre viendo a su mejor amigo. –No te preocupes, llegaremos a tiempo, Celine.
–Eso espero.
Estuve tensa la mayoría del trayecto hacia Edimburgo, no dejaba de ver la hora y deseaba saber en qué iglesia casarían a Helen. Nuestra suerte mejoró cuando Joe recibió un correo del encargado de la iglesia que todo estaba listo, al parecer se le había olvidado que al mandar los documentos también había escrito su correo electrónico.
–¿Cómo se te ha podido olvidar algo tan importante? –le reclamó Carly enfadada.
–Me preocupaba más que mi hija hubiera sido secuestrada por mi mujer que por unos documentos. –se defendió Joe.
–Lo importante ahora es llegar a tiempo. –dijo Selena poniendo paz entre ambos.
El autobús tuvo varias paradas en su recorrido hacia la capital, en alguna ocasión Ingrid estuvo a punto de gritar histérica porque los ancianos que viajaban con nosotros iban, según la subdirectora, en cámara lenta a la hora de hacer las cosas.
Algo que sin duda me sacó una sonrisa fue que Abby y Tere se hicieron amigas de una pareja de ancianos y comenzaron a explicarles la situación en la que estábamos. El resto del viaje estuve intentando distraerme con el móvil, hablando con Joe o mi padre, o simplemente escuchando las groserías que Ingrid decía sobre la señora Casterville.
Al cabo de casi dos horas llegamos a Edimburgo, el autobús paró en su última parada y antes de bajarnos, la pareja de ancianos nos detuvo para comentarnos algo.
–Si tu novia va a casarse, lo más seguro es que lo haga en la Catedral de St Giles. –nos avisó el anciano.
–Es el templo más importante de la ciudad, aunque es más comúnmente conocida como High Kirk of Edinburg. –siguió su esposa. –Es más fácil que sepan cual es con ese nombre.
–Muchas gracias. –agradecí con una sonrisa.
–Estos jóvenes y el amor, que recuerdos. –oí decir al anciano cuando se alejaba.
–Bien, ahora que sabemos dónde están vayamos de inmediato. –dijo Teresa viendo el mapa online para guiarnos.
–Es hora de repartir unas hostias sacadas del horno de toda la vida. –gruñó Ingrid, era la que más ganas tenía de encontrar a la madre de Helen.
–Son las cuatro y media de la tarde, debemos apurarnos si queremos llegar a tiempo. –comentó Max avisándonos de la urgencia de irnos.
Pedimos dos taxis para que nos llevaran a la iglesia lo más rápido posible, al parecer la suerte estaba de nuestro lado y no había mucho tráfico. Pero a la vez que hay cosas buenas también las hay malas, justo cuando estábamos llegando a la iglesia nos encontramos con un accidente y una larga cola de coches esperando.
–¿No puede ir por otro sitio? –preguntó mi padre.
–Lo lamento, señor, para ir a la iglesia el camino más rápido es este. Si tomo otro tardaremos más, y por lo que noto llevan prisa. –contestó el taxista.
–¿Qué hacemos? –preguntó Harley preocupada. –Si nos quedamos no llegaremos a tiempo.
HELEN
Me miré disgustada en el espejo de cuerpo completo que tenía en la habitación de la iglesia. Mi madre acababa de darme los últimos retoques y se había ido a hablar con los señores Faz para concretar los últimos retoques. Estaba dividida, una parte de mí asumía que iba a casarme pero por otro lado seguía pensando que Celine no se iba a rendir, ella no se rendía tan fácilmente.
–Estás preciosa. –dijo mi madre sonriendo. –Alegra esa cara, es tu gran día.
–Sí, madre. –susurré sin ganas.
Esperaba que el gran día fuera junto a Celine, pero por lo que ocurría a mi alrededor eso no sucedería nunca. Salí de la habitación junto con mi madre para ir a la iglesia, esperamos en la puerta principal hasta que escuchamos la música sonar. Tomé aire e intenté no llorar y caminé junto con mi madre al interior de la iglesia. Dos guardias cerraron la puerta tras de mí, miré al frente y observé como David me miraba con una sonrisa arrogante.
Sus padres lo miraban con una sonrisa, y mi madre no dejaba de sonreír en ningún momento. Me paré a su lado y mi madre se colocó a unos metros de mí. La iglesia estaba a la mitad de su capacidad, en un lado estaba parte de la familia de David mientras que en la otra estaba mi familia, algunos mirándome preocupados y otro felices.
–Nos hemos reunido aquí hoy para unir en santo matrimonio a David Faz y a Helen Casterville. –comenzó a hablar el cura. –Comencemos.
La misa siguió tal y como la habían planeado, tras cada minuto más perdía la esperanza de que Celine no iba a venir. Tal vez se había rendido y se había dado cuenta de que no valía la pena, era lógico que hubiera pensado algo así.
–Si alguien tiene algo que objetar para que estas dos almas no se enlacen, que hable ahora o calle para siempre.
Deseé que alguien se negara pero no fue así, el cura comenzó a hablar de nuevo justo cuando la puerta se abrió de golpe y el sonido retumbó por toda la iglesia sobresaltando a todos los presentes. Mi corazón comenzó a latir rápidamente mientras me giraba para ver quien había irrumpido así en la iglesia.
–¡YO ME OPONGO! –gritó Celine furiosa.
No pude evitar sonreír aliviada y comencé a llorar de ver que había venido hasta Escocia para evitar que me casara. Noté como estaba completamente sudada pero eso no parecía molestarle, de detrás de ella comenzaron a entrar sus amigos, su padre, las directoras, y lo que más me sorprendió, mi padre.
–¿Qué significa esto? –gritó mi madre furiosa.
–Significa, perra asquerosa, que no permitiremos que Helen se case con el cebolleta más feo que he visto en mi vida. –le contestó Ingrid señalándola amenazadoramente. –Y eso que el marido de mi hermana es feo.
–No dejaré que Helen se case, señora Casterville. –dijo Celine con una sonrisa maliciosa. –¿Le dije que a veces soy insoportable?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top