Capítulo 10: Festival Parte 2
–¿Por qué os tenéis que marchar? –pregunté viendo como Tere y Abby tenían sus maletas preparadas.
Observé como la mayoría de los estudiantes se marchaban con sus familias dado que se habían graduado sin ningún problema, y algunos, como yo, debían permanecer unos días más en el internado.
–No me dejéis sola. –supliqué haciendo un puchero.
–No estarás sola, estarán Ingrid, Selena y Zac contigo. –dijo Tere con una sonrisa. –Además, no es como que puedas ir a algún sitio tú sola, ¿no?
–Touché. –susurré recordando que mi familia seguía en Hawaii.
–Además, hoy es tu salida con Helen, debes estar emocionada. –hice una mueca, y Abby sonrió. –Te hemos dejado la ropa preparada para que estés perfecta, nada puede salir mal.
–También recuerda que podemos hablar cuando queramos, para eso nos hemos dado los teléfonos. –comentó Harley acercándose a nosotras.
–Solo debes aguantar otro mes y ya. Aguanta, compañera. –Tere me abrazó, e intenté devolverle el abrazo sin caerme. –Además, podemos venir a visitarte-
–Eso es lo único que me consuela. –sonreí.
Estuvimos un poco hablando hasta que se tuvieron que marchar con sus padres, Max también se acercó a mí antes de irse y me susurró que cuidase nuestra cabaña, algo que me hizo reír. Zac por su parte, también se despidió de Max y de las chicas antes de que se fueran, ambos vimos desilusionados como los coches partían, dejándonos solos y en un incómodo silencio.
Carly pasó por nuestro lado y me miró durante unos segundos antes de sonreír y marcharse con sus padres. Me extrañé al ver la sonrisa que me dedicó y a Zac también, pero no le dimos mucha importancia al asunto.
–¿Entramos? –preguntó Zac. –No tengo ganas, pero no hay otra. ¿Te llevo la mochila?
–Te lo agradecería.
Zac llevó mi mochila en su hombro, lo malo de ir con muletas era que no tenía mucho equilibrio y tenía que depender de los demás para que me ayudaran a cargar cosas. Zac era un gran amigo por ayudarme, entramos a clase y me sorprendí al ver a Helen allí con su libro abierto, ella nos miró pero me extrañó algo. Ella miraba mal a Zac mientras que a mí me dedicaba una pequeña sonrisa.
–¿Qué haces aquí? –preguntó mi amigo, dejando mi mochila en mi asiento y él se sentó en la silla de al lado para estar juntos.
–He aprobado esta asignatura, para que no os confundáis. –respondió Helen con desdén. –Solo quiero ayudar a la profesora con vosotros dos. No os hagáis ilusiones.
–No me la hago. –susurré confusa y mire a Zac, quien se encogió de hombros igual de confundido que yo.
La profesora entró al aula y nos comentó que debíamos leernos los temas y hacer un pequeño resumen, para ver si así ese método nos ayudaba a memorizar mejor la teoría. De nuevo, ella se marchó y nos dejó solos. Abrí mi mochila y observé que no tenía el libro, se lo había dejado a Harley y no me lo había devuelto.
–¿Quieres que...? –me iba a proponer Zac pero fue interrumpido.
–Mejor lo compartimos, y de paso te ayudo. –dijo Helen acercando su silla para sentarse cerca de mí, y colocó su libro en mi mesa.
–Gracias. –sonreí agradecida, y Zac nos miraba confundido pero sonrió.
Estuve estudiando con Helen y la verdad es que explicaba bastante bien, mejor que la profesora incluso. Hice un pequeño resquema, que era mitad esquema mitad resumen y así lo había llamado. Al acabar la clase, Zac y yo fuimos a la cafetería para almorzar. Algunos alumnos hablaban sobre las asignaturas que les habían quedado y otros simplemente pasaban el rato riendo.
Estaba comiendo un bocadillo de atún con mayonesa y lechuga con Zac, cuando Helen se sentó a mi lado con su bocadillo y Zac me miró confundido, mientras comenzó a masticar lentamente.
–Espero no molestaros, pero no tengo a nadie aquí. –dijo Helen cogiendo su bocadillo de tortilla. –Pero no os hagáis ilusiones.
–De acuerdo. –dijo aunque parecía más bien una pregunta.
Zac me miró esperando una respuesta por mi parte pero simplemente me encogí de hombros y seguí comiendo. Luego de almorzar, nos fuimos a dar una vuelta y Helen nos acompañó aunque siempre permanecía cerca de mí. En ese rato nos pudimos conocer un poco más, noté que no quería hablar con su familia y decidí no hacer hincapié ahí, ya me lo contaría cuando ella quisiera.
–¡Eh, mocoso! –llamó Ingrid a Zac. –La profesora Spook quiere hablar contigo.
–Vale, gracias. –agradeció y se despidió de nosotras antes de salir corriendo.
–¿Cómo llevas el pie? –preguntó Ingrid acercándose a nosotras, que estábamos sentadas en un banco en el jardín delantero. –Seguro que es un tostón.
–La verdad es que sí, sobre todo cuando me pica y no me puedo rascar. Quiero que me lo quiten ya. –me quejé mientras miraba mi pie escayolado.
Había pasado una semana desde que me lo vendaron, así que solo me quedaban unos días para que me quitaran la escayola y pudiera correr libre otra vez. Ingrid iba a preguntarme algo más cuando escuchamos a Selena gritar, e Ingrid se marchó corriendo lejos del lugar, me eché a reír sabiendo que era por que no había hecho sus obligaciones como subdirectora y Selena ahora le estaba reclamando.
Selena apareció bajando las escaleras de la entrada principal, nos saludó algo seria y cuando localizó a su hermana salió corriendo. Helen y yo nos reímos al ver a la directora y subdirectora correr de un lado a otro frente a nosotras.
–Parece que te llevas bien con la subdirectora, Celine.
–Sí, es como mi mejor amiga en este lugar, contando también a Tere, Abby y Harley. –respondí sin apartar la vista de ambas hermanas.
Selena se acercó de nuevo a nosotras cogiendo a Ingrid por su mano y arrastrándola con ella.
–Parece que te han pillado. –comenté divertida.
–Esto es un coñazo. Yo también quiero mis vacaciones de verano. –protestó Ingrid. –¡Ya sé!
–¿Qué estás tramando ahora? –preguntó Selena, cruzada de brazos y viendo a su hermana.
–¿Qué os parece ir al festival del pueblo esta noche?
–Helen y yo íbamos a ir. –informé y noté como Ingrid me miró con una sonrisa pícara.
–Decidido entonces, os llevaremos y así animo a mi gruñona hermana. –comentó Ingrid con una sonrisa. –¡Fiesta loca!
–Tenemos obligaciones, hermana.
–La vida son dos días, diviértete un poco.
Ingrid nos comentó que nos recogería a las ocho para ir al festival, Helen se marchó para hacer algunas cosas y comencé a dar una vuelta por los jardines esperando a que mi amigo saliese. Zac salió del edificio veinte minutos después, y me comentó que la profesora se había equivocado con su nota y en realidad sí había aprobado su asignatura.
–¿Cómo llevas la asignatura? –preguntó Zac.
–Todo lo mal que la puedo llevar. –respondí sentándonos en un banco. –Espero aprobarla en los exámenes siguientes para poder regresar a casa.
–Pero tus padres no vuelven hasta dentro de dos meses. ¿Dónde te quedarás el mes que falta para que vengan?
–No lo sé, supongo que podría preguntarle a Ingrid si me puedo quedar con ella durante un mes. No creo que le importe.
Helen se acercó a nosotros unos minutos después y comento que si quisiera también podría quedarme en su casa. Le agradecí algo confundida y seguimos hablando de otro tema, Helen estaba muy rara últimamente. Cada vez que hablaba conmigo se sonrojaba o me dedicaba pequeñas sonrisas cuando pensaba que no la veía. Zac se despidió de nosotras antes de irse con sus padres, quienes habían venido a por él al ser avisados por su hijo, los conocí durante unos minutos pero parecían ser unas personas muy agradables.
El día pasó con normalidad y la noche se hizo presente, y con ello, mi salida con Helen. Con algo de esfuerzo me vestí con el vestido azul celeste que mis amigas me habían preparado para mi salida, no era algo que me encantase pero era lo más fácil que podía ponerme, vestirme con un vaquero sería una lucha de titanes dado que no me cabría la pierna por la escayola.
–Vaya, vaya. Mirad a quien tenemos aquí. –sonrió Ingrid viéndome bajar con cuidado por las escaleras, y acercarme a ellas.
Helen me observó con las mejillas sonrojadas y sin quitar su mirada de mí, Selena por su parte soltó una carcajada por como su hermana estaba reaccionando a mi vestido.
–¿Quién eres y qué le has hecho a mi Celine? Ella no vestía tan elegante.
–Solo me he puesto lo que las demás me han dejado, y que me puedo poner. No es que tenga mucha elección con esto. –señalé mi pierna escayolada con la muleta y sonreí.
–Cómodo y elegante, bien, marchando al coche. –dijo la subdirectora. –Moved esos preciosos culos.
–Ya vamos, no seas impaciente, hermana.
Ingrid se puso de copiloto mientras que Helen y yo nos sentamos en los asientos de atrás, nos pusimos el cinturón de seguridad e Selena arrancó el coche. El viaje fue silencioso a excepción de la música que sonaba en la radio, ese silencio fue interrumpido por Ingrid gritando haciendo que Selena frenara de golpe, asustada y nosotras nos diéramos un pequeño golpe en la frente al chocar con los asiento de delante.
–¡Auch! –susurramos Helen y yo al unísono.
–¿Pero qué? –balbuceé viendo a Ingrid.
–No me des esos sustos, casi haces que tengamos un accidente. –le reprochó Selena a su hermana, quien miraba por la ventanilla sin hacerle caso.
–Mirad, la feria. –señaló Ingrid, ignorando las malas miradas de su hermana y las nuestras. –¿Qué?
–Señor, dame paciencia. Por que si me das fuerzas, la mato. –susurró Selena apretando sus manos al volante.
Selena condujo hasta el aparcamiento y una vez apagó el coche, todas bajamos en silencio y solo se oía la música de la feria. Nos separamos dado que Ingrid salió corriendo hacia las atracciones como una niña pequeña, Selena nos comentó que en dos horas nos reuniéramos en la puerta principal para regresar al internado. Por lo que me quedé a solas con Helen, sentí que mi corazón se iba a salir de mi pecho de lo rápido que latía, y no entendía el porqué.
–¿Adónde te gustaría ir? –le pregunté para romper el silencio.
–En tu caso no puedes montar en muchas atracciones, así que podemos dar una vuelta para ver los puestos y luego ir a la noria.
–Me parece bien. –ambas sonreíamos.
Empezamos a dar una vuelta por los puestos viendo todo lo que había. Nos paramos en uno ya que a Helen le gustó un peluche de un oso panda, le propuse intentarlo pero ella se negó argumentando que estaba trucado y sería una pérdida de dinero. Helen siguió caminando al siguiente puesto, y aproveché mi momento a solas para conseguirlo.
–¿No te será muy difícil con una sola pierna, chica? –preguntó el dueño del puesto, viéndome con una sonrisa.
–No, ahora aparta.
Lo que el señor no sabía, era que tenía muy buen equilibrio y no me costó nada derribar las tres latas en forma de pirámide. Mi tío estuvo trabajando de feriante durante unos años y me contó dónde debía disparar para conseguir los premios. El dueño se tragó sus palabras y metió el oso de peluche en una bolsa y me lo entregó, no muy conforme.
–Gracias. –sonreí con malicia, al ver su cara de molestia.
Llegué hasta Helen como pude y ella al ver la bolsa se quedó confundida, y aún más cuando le comenté que era para ella. Siempre me acordaré de su rostro de felicidad cuando vio el peluche, Helen sonrió agradecida y me dio un beso en la mejilla, dejándome sin palabras.
–Muchas gracias. ¿Pero cómo lo has logrado?
–Mi tío me contó todos los trucos para conseguir los premios, así que ha sido fácil. Sobre todo ver la cara del dueño totalmente frustrado porque lo haya conseguido.
–¿Quieres algodón de azúcar?
Helen compró algodón de azúcar y lo compartimos mientras caminábamos por la feria. En una de las veces me incliné para morder un poco, pero se me quedó una fina barba rosa hecha de azucar, algo que le resultó gracioso a Helen.
Ella cogió su móvil y nos hicimos una foto, mi cara era de sorprendida y la barba rosa la hacía más graciosa mientras Helen simplemente sonreía divertida.
–Salgo mal, mejor haz otra. –me quejé al ver la foto.
–Estás muy bien, no la voy a borrar.
Helen cogió una servilleta y me ayudó a limpiarme la cara, haciendo que me sonrojara un poco pero por suerte no se notó debido a las luces de la feria. Finalmente nos montamos en la noria, con ayuda del encargado pude subir y Helen se sentó en frente de mí.
El viaje era lento y daríamos tres o cuatro vueltas antes de bajar, desde aquí arriba pude encontrar a Ingrid, quien tiró lo que parecía ser una escopeta al suelo y comenzó a saltar en el sitio totalmente cabreada, solté una carcajada y eso llamó la atención de Helen, quien estaba observando las vistas desde la otra ventana.
Señalé lo que estaba viendo y ella también se rió, tenía una hermosa risa. Me reproché mentalmente, debía dejar de pensar así de ella, se supone que me odia o eso creo, pero esta salida es para agradecerme haberla salvado. Ya no sé que pensar.
Noté como Helen se decía a sí misma palabras de ánimo antes de mirarme con determinación. Nuestra cabina estaba cada vez más cerca del suelo, a punto de dar su segunda vuelta. Ambas nos miramos, ella con determinación y yo con confusión.
–No puedo soportarlo más, debo ser valiente. –dijo y la miré sin entender.
–¿A qué te refieres...?
No pude seguir hablando, Helen se inclinó hacia mí y con su mano izquierda sujetó mi mejilla antes de besarme con delicadeza. No sabía como reaccionar, era la primera vez que alguien me besaba y no sabía qué hacer. Me dejé llevar y le devolví el beso. Estuvimos unos segundos besándonos hasta que nos detuvimos por la falta de aire, y tuve la necesidad de volver a besarla pero me contuve.
–Me gustas, Celine. –susurró cerca de mis labios, y apoyando su frente contra la mía.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top