Capítulo 1: ¡Estúpidas pijas!

Me desperté con pereza ya que hoy era mi último día de escuela. Espera un momento. ¡Ya terminé la escuela! Con lo cual ahora mis deseadas vacaciones de verano, ¡Al fin!

Todo un año esperando para este momento.

Salí de la cama con un pequeño salto y me fui al baño a lavarme la cara, luego me vestí con un pantalón vaquero corto, una camiseta verde que decía: "Not Now Bye", y unas zapatillas blancas de deporte con un fino calcetín hasta el tobillo.

–¡Hija, baja a desayunar! –gritó mi madre desde la planta de abajo.

–¡Ya voy! Es verano, déjenme desayunar cuando quiera.

Bajé a la cocina, mi madre estaba sirviendo el desayuno, mi padre leyendo el periódico y mi hermano con el móvil viendo vídeos. Me fui a sentar al lado de mi hermano pero él me quitó la silla y me caí de culo al suelo.

–¡Juan! –me levanté del suelo enfadada. –De buena mañana y ya jodiendo.

–Es que eres muy accesible para pegarte, hermana. –se burló. Del congelador saqué un cubito de hielo y se lo metí por la espalda. –¡Celine!

–Jaque mate. –sonreí y me senté en mi sitio, mi hermano se sentó de nuevo una vez se quitó el hielo y ahora me miraba molesto.

–Celine, tenemos que comentarte una cosa. –dijo mi madre un tanto preocupada. –Hemos decidido que irás a una escuela de verano.

–¿¡Qué!? Son mis preciadas vacaciones de verano, no podéis hacerme esto. –me negué levantándome de la silla. –Además, ¿por qué tendría que ir a una estúpida escuela de verano?

–Lenguaje. –me regañó mi padre dejando a un lado el periódico. –Es por eso mismo, una señorita no debe hablar así. Ya tienes diecisiete años, debes vestir más femenina para tener un buen novio.

–No quiero tener novio. –mascullé de brazos cruzados.

–Lo tendrás, además debes comportarte por el bien de nuestro apellido. –mi madre ahora estaba seria, esto no iba a salir bien. –Te irás mañana al internado Ever Hill. Allí estudió tu abuela, yo también estudié ahí hace años y se está muy bien. Cuando acabe el internado iremos a por ti.

–¿Encima tengo que ir yo sola? ¿Qué pasa con Juan? Él también debería aprender a ser más amable. –Juan me miró mal y lo ignoré.

–Tu hermano tiene quince años, no lo compares contigo. Irás y no se hablará más de esto.

Me senté molesta en la silla y suspiré frustrada, desayuné en silencio y al acabar me fui a mi cuarto. Si tengo que ir a ese infierno me llevaré mi ropa favorita. Abrí el armario, todo o que tenía era pantalones largos, zapatillas de deporte y algunos botines negros, camisetas de manga corta con diferentes estampados y dos faldas compradas por mi madre, las cuales nunca usé. Además de más ropa guardada por los cajones.

Hice la maleta metiendo todas mis camisetas y pantalones junto con las zapatillas de deporte, encima de todo metí las dos faldas para disimular lo que llevaba abajo. Mi hermano entró a mi habitación para darme un folleto donde estarán estos tres meses y medio, sin mí.

–No sabes lo a gusto que estaré sin ti. –se mofó con una sonrisa. –Y lo más genial es que nos iremos de viaje a Hawaii, mientras tú estás en ese internado.

–Será mejor que te calles, Juan Jesús Antonio. –me burlé de su nombre.

–No digas mi nombre completo.

–Pero si es un nombre genial, lo escogieron nuestros padres y yo. –sonreí.

–Tú tampoco te salvas. Celine Ruxandra Celeste. –cogí un zapato y se lo tiré, él salió de la habitación a base de le estaba mis zapatos. –¡Mamá, Celine me está pegando!

–Será chivato. –murmuré entre dientes, recogí los zapatos y los volví a guardar.

Miré la maleta ya preparada y suspiré, esto no es como tenía pensado pasar mis vacaciones de verano.

–Mañana empieza el infierno.

***

El coche de mis padres se paró en la entrada del instituto, me bajé con mi maleta y mis padres se fueron sin despedirse de mí. Según lo que leí en el folleto de la escuela este lugar tenía: una piscina, un bosque privado, canchas de baloncesto, tenis y bádminton, así como un edificio donde dormían los estudiantes.

Suspiré y entré, que empiece el infierno.

Mientras cruzaba el gran jardín que había, comencé a escuchar las risas de unas chicas, ellas estaban sentadas en un banco mientras hablaban. Cuando pasé por su lado se callaron pero comenzaron a hablar de mí, me paré ya que escuché a una chica de pelo castaño dijo: "Mirad su ropa", me harté y fui a donde estaban, todas se callaron al ver mi mirada menos ella.

–Repite lo que has dicho. –le reté. Ella sonrió y habló.

–Que tu ropa es horrenda.

–Como si la tuya fuera mejor, señorita Pinky. –me burlé de su vertido color rosa chicle. – Y con el lazo pareces un regalo andante.

–¿Cómo has podido? –se hizo la ofendida. –Esta ropa vale millones, inepta.

–Millones de años en deshacerse. –me miró seria y se acercó a mí, ambas nos veíamos desafiantes.

–No sabes con quien te has metido, nadie le habla así a Helen Casterville.

–Pues Celine Blackvour te hablará así a partir de ahora, Pinky. –me mofé, vi que ella se sorprendió y las demás chicas cuchicheaban sobre nosotras. –Ahora si me disculpas, voy a ver a la directora.

La dejé con la palabra en la boca y me marché, entré en la escuela la cual tenía un gran pasillo con puertas a ambos lados junto con taquillas y algunas fuentes para beber. Toqué a la puerta de la directora y al escuchar un "pase" la abrí.

Me encontré con una señora algo regordeta, pelo castaño claro y ojos marrones. Hizo un ademán para que me sentara en la silla en frente suya y así lo hice.

–Hola, por lo que veo usted es Celine Blackvour, ¿no? –asentí en respuesta. –Soy Ingrid Ortz, un placer conocerla.

–Desearía que fuera mutuo pero por educación diré que es un placer. –ella rió ante mi presentación.

–Veo que no estás aquí por voluntad propia.

–No, estoy porque mis padres me apuntaron. ¡Sin mi permiso! –me quejé. –Además ellos se van con mi hermano a Hawaii mientras yo estoy aquí.

–Si te soy sincera en realidad soy la subdirectora. –eso me sorprendió, creí que era la directora.

–¿Y cómo es que usted está aquí? Pensé que era la directora.

–Mi hermana se ha ido de viaje con su marido y como se supone que yo no tengo nada que hacer pues... –la interrumpí para terminar la frase.

–Estás aquí en contra de tu voluntad. –se hizo el silencio y ambas nos reímos. –Me caes bien, Ortz.

–Lo mismo digo, Blackvour. –sonreímos.

Ingrid me guió hasta la que sería mi habitación, cuando entré vi que habían dos chicos. Ambas me miraron curiosas; una tenía el pelo castaño oscuro y ojos marrones además de la tez algo morena, la otra tenía el pelo rubio y ojos azules con la tez algo pálida, y sus cejas eran más gruesas de lo normal.

–Hola, me llamo Celine Blackvour y a partir de hoy seré vuestra compañera. –me presenté con una sonrisa.

–Me llamo Abigail Newton, pero puedes decirme Abby. –se presentó la chica de tez morena. –Un placer.

–Soy Teresa Hudson, dime Tere. –dijo la chica rubia con una sonrisa. –Ha sido sorprendente que te hayan traído aquí, ¿no?

–Sí, ha sido en contra de mi voluntad. –me acerqué a mi cama y puse encima la maleta.

–Debe ser duro no querer venir, a nosotras dos también nos ha pasado lo mismo. –me comentó Tere.

–Pues hagamos que esta estancia sea cómoda y divertida. –sonreí con malicia. Abigail me miró confusa mientras que Tere me sonrió, se ve que pensaba lo mismo.

–Parece que alguien piensa igual que yo. –asentí ante su respuesta.

–No entiendo.

–Ya lo harás Abby, ya lo harás. –dijo Tere lentamente. Abigail la miró más confusa que antes pero no añadió nada más.

Acomodé todas mis pertenencias en el armario que tenía y me cambié de ropa por una más cómoda. En la cena, Helen no paraba de mirarme con odio mientras que yo simplemente la ignoraba por completo. Entonces, un grupo de chicos entró a la cafetería para cenar, me confundí ya que creía que esta escuela era solo para chicas.

–Los chicos duermen en otro edificio. -me explicó Abby, al ver mi cara de confusión. –Allí tienen los dormitorios pero las clases las dan aquí con nosotras, nos separaron para que no hubieran problemas.

–Ya veo. –dije comprendiendo.

–Pero aún así los hay. –la miré confundida e intrigada. –El año pasado una alumna mantuvo relaciones y quedó embarazada, imagina el resto.

Si eso pasó creo entender porqué nos separan, y bien que lo hacen. No me gustaría quedar embarazada por algún imbécil, además no soy fácil de conseguir y los chicos nunca han llamado mi atención, puede que alguno pero no todos.

Luego de cenar regresamos a nuestro dormitorio aunque yo tenía otros planes. Junto con Tere salí de la habitación cargada de globos llenos de pintura y un rotulador permanente. Ella me indicó donde quedaba la habitación de Pinky y cuando la encontramos, entramos en silencio.

–Es increíble que Abby no haya querido venir. –me susurró Tere, ella estaba al lado de Carly. Una de las amigas más cercanas a Helen, según lo que Abby me contó. Ellas dos son como hermanas y son las que "gobiernan" este lugar.

–Allá ella, pero no podemos obligarla a hacer algo que no le gusta.

Me acerqué a Helen y parecía un ángel durmiendo, una pena que despierta no sea igual. Con el permanente le dibujé un bigote, unas gafas y la palabra "Puta" en la frente. Tere conectó unos hilos de lana por toda la habitación, estos a su vez estaban ligados a los globos llenos de pintura.

Salimos de la habitación pero antes de cerrar la puerta, Tere ató el último hilo a la puerta. Así cuando ellas abrieran la puerta les caerían los globos, ojalá pudiéramos grabarlo pero entonces nos pillarían.

Regresamos a la habitación donde Abby nos esperaba, empezó a preguntarnos que habíamos hecho y cuando se lo contamos se asombró, creo que no se esperaba este tipo de bromas. Hablamos un poco para al final dormirnos.

Esto no va a ser más que el principio de mi estancia en este lugar. Están muy equivocados si creen que me van a convertir en toda una señorita con buenos modales. Agárrate los pantalones, internado Ever Hill porque ha llegado Celine Blackvour para revolucionarlo todo.

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