5. El abrazo de los padres
—¡¿Cómo se atreve a pasar sobre mí?! No es justo que todo mi esfuerzo por mantener a salvo, de los peligros, a mi hijo, se vayan por la borda simplemente porque a Off le da la gana.
¡No puedo creer que me haga esto! Fui yo quien cargó a esos niños en su vientre. Yo, quien engordó como una morsa, quien comió lo inimaginable por satisfacer los antojos de esos niños. Yo, quien estuvo noches sin poder dormir, debido a que la enorme barriga no me permitía encontrar una posición cómoda, porque los bebés no paraban de moverse y me hacían sentir horribles dolores en las costillas. Yo sufrí por las contracciones y fui quien tuvo que soportar que cortan su piel, capa por capa para que pudieran nacer. Pero sobre todo, fue a mí a quien se le partió el alma al ver a Win tan indefenso cuando nació y he sido yo quien lo ha protegido desde entonces.
—¿Ya te cansaste de refunfuñar Gunnie?
—¡Mamá! ¿Cómo fuiste capaz de ser parte de semejante locura?
—Gunnie, cálmate. ¿De qué estás hablando querido?
—Mamá, no quiero que nada malo le pase, no quiero perderlo. Moriría si algo le pasa a mi bebé.
—Gun querido, nada va a suceder con Win, de muchas maneras hemos tratado de decirte que Win no tiene nada malo, es un niño muy sano y tiene derecho a desarrollarse y hacer lo mismo que todos los niños de su edad. ¿Cómo crees que se siente, cuando es excluido de todas las actividades divertidas que los demás realizan? Ni siquiera has permitido que vaya al preescolar y eso no es correcto.
—Pero casi lo lastiman ahora mismo, delante de todos ustedes, mientras reían viéndolo correr de un lado a otro.
—Gunnie, ¿acaso no viste el rostro de tu hijo? ¿No notaste lo contento que estaba jugando, por fin, con su hermano y sus amigos? Todos estábamos ahí, no íbamos a dejar que le sucediera nada malo. Los niños deben aprender, explorar, caer y levantarse para ser fuertes, para saber defenderse en la vida. Tienes que enseñarle a tus hijos, que nada puede detenerlos. Que todo es posible si lo intentas, y te esfuerzas mucho.
—Aun así mamá, no puedo dejar que crezcan tan rápido. No puedo dejar que Win deje de necesitarme.
—Estas siendo egoísta hijo. Hace mucho que tu hijo, no quiere tenerte cerca, haciendo todo por él, eso quizá es lo que más lo daña Gunnie. No lo límites. No tú, tu eres su padre, no le cortes las alas desde tan pequeño, ayúdalo a desarrollarse sin temores. Dale las herramientas que necesita para ser un niño fuerte, vivaz y crecer para convertirse en un adulto de bien.
—¡Oh mamá!
Gun se arroja a los brazos de su madre y llora, llora todo lo que le es posible. Ahí, bajo el cálido abrazo de Lawan, Gun vuelve a ser un niño, uno como Win, que necesita ser protegido. Las caricias y palabras de su madre le hacen comprender que un hijo siempre necesitará el abrazo de sus padres, aunque haya crecido, aunque tenga su propia familia y sabe que algún día deberá aceptar que sus niños dejarán el hogar, se irán para formar los propios, pero falta mucho para eso y mientras ese día llega quiere disfrutarlos.
Sabe que Off no dañaría a sus hijos, sabe que Off actúa pensando en lo que es mejor para su familia. Lo entiende, sabe que necesitará ayuda para poder asimilar los cambios, pero tiene miedo y quizá sea un poco difícil, pero lo superará, porque tiene a Off para ayudarlo.
—¿Gun?
—Mmm
—¿Recuerdas aquella noche cuando me diste la noticia de tu embarazo?
—Lo hago...
«Tomé una toalla y mi pijama para luego meterme a bañar, había una inmensa combinación de sentimientos dentro de mí, me sentía emocionado, y a la vez no podía evitar estar preocupado, pero eso no importaba, no cuando no me cabía en el corazón la emoción de saber que llevaba dos vidas creciendo dentro de mí, y no sabía cómo eso era posible —bueno si lo sabía— pero cómo era posible que no me hubiera dado cuenta, habían pasado cuatro meses y yo no lo había notado. ¡No podía creerlo, había sido tan tonto!
Dejé que el agua caliente acariciara mi cuerpo, llevé mis manos a mi abdomen, era plano, a excepción de un pequeño bultito duro bajo el ombligo, lo sentía un poco tenso, pero como podía imaginar que sería porque estaba embarazado, mi apetito era voraz, por lo cual, era inevitable el no haber ganado un poco de peso, especialmente en las caderas y los cachetes. Bueno tenía que aceptar que algunos pantalones no me cerraban en la cintura, pero vamos, la comida de mi madre era realmente exquisita.
Terminé de bañarme y salí del cuarto de baño. En la habitación estaba Off, observándome, no sabía cómo actuar, estaba tan nervioso, daba vueltas en la habitación, tratando de ganar tiempo, no sabía cómo darle la noticia a Off.
Y si salto a la cama junto a él y le digo !Hey felicidades, serás padre de dos! ¡No! es mala idea y si Off se infarta, ¡no! sería una impresión muy fuerte y no quiero quedar viudo aun antes de casarme. Fue tan difícil, poder decirle que me mudaría de vuelta a vivir con mis padres, no sé cómo tomará esta nueva noticia, un cambio más en su vida. Estoy aterrado. —pensaba, mientras continuaba caminando de un lado a otro, fingiendo que buscaba algo.
Me armé de valor y por fin me acosté del otro lado de la cama. Tocaba mi abdomen, Off ni siquiera había notado que me acosté a su lado, estaba perdido en sus pensamientos. Tomé mi celular y tenía un mensaje de New "¿Ya se lo dijiste?" ¿Cómo lo tomó? Lo leí y sonreí. No podía dejar de tocar mi abdomen, mis hijos estaban ahí dentro. Decidí contestar a New "lo haré ahora, deséame suerte", pocos segundos después la respuesta llegó "si no te animas, solo sedúcelo, y mientras estas encima díselo. Bien sabemos que él hará todo lo que le pidas, durante el sexo. SUERTE". No pude evitar sonreír fuerte, y aun así Off no se inmutó.
Empecé a hablar, sabiendo que él no me estaba prestando atención. Lo tomé como un ensayo.
—... ¿no me oíste? —dije y él volteó a mirarme, yo no estaba molesto, en realidad me sentía aliviado, pero él no debía saberlo, así que hice un puchero. Uno de esos que sé que le encantan.
—¿Dijiste algo? —Me preguntó, había algo de culpa en sus ojos.
—¿No oíste una sola palabra de lo que dije? —quería reírme, pero la ansiedad y los nervios me mataban.
—No... Yo sí...
—¿De verdad escuchaste? —Off estaba nervioso— ¿Qué fue lo que dije?—pregunté y estaba seguro de que él no tenía ni una mínima idea de que le había dicho que estaba feliz porque seríamos padres.
Off trató de desviar el tema, no se lo permití, pero sentí su mirada acusadora. Él sabía que estaba ocultando algo. Me negué a hablar pero él insistió y los nervios me invadieron por completo.
—Gunnie, por favor... —cedí, cuando se frotó contra mí como un cachorro.
El momento había llegado, que Dios me amparara. Se lo diría.
Hablamos de New y Nam, el sexo de sus bebés y los nombres elegidos, cuando de pronto él me preguntó:
—¿Hay algo más que me quieras decir?
Nos acomodamos en el respaldo de la cama.
—¿Sabes que la comida de mi madre es exquisita cierto? —comencé diciendo
No pude evitar las lágrimas, cuando mencionó que había engordado, el trato de consolarme, diciendo que no estaba gordo, sino llenito de amor por él. Y no pude evitar sonreír.
Sorbí por la nariz. Y solté todo, casi sin respirar.
—Resulta que estoy embarazado y no había podido decírtelo antes, porque no sabía cómo ibas a reaccionar, después de todo recién llevamos cuatro meses aquí, y todavía no nos hemos casado, es más ni siquiera hemos pensado en eso, y no es que quiera presionarte, pero no quiero tener descendencia fuera del matrimonio, porque como verás mi familia es católica, está bien soy gay, pero eso no quiere decir que no crea en Dios, así que no sé cómo le vamos a hacer, pero definitivamente mi barriga ya no es normal, no es comida lo que hay aquí adentro, ni amor como dices, es vida creciendo dentro de mí. Ah y sí, hoy que acompañé a New, fui también para que me hicieran una ecografía y resulta que aquel polvo que tuvimos en la habitación de invitados de la casa de mis padres, un día antes de navidad, me dejaste en cinta y ahora tengo catorce semanas de embarazo y yo ni idea... Y pues hoy me dijo la ginecóloga que ya podía saber el sexo y entonces, aunque tú no estabas conmigo, decidí que quería saberlo y perdóname por tomar la decisión solo, pero tendremos dos bebés. Y es por eso que hace un rato te pregunté qué nombres te gustaban y te pedí que tomaras la decisión, porque bueno, ya que me tomé el atrevimiento de escucharlo sin ti. Mínimo te dejaré elegir sus nombres...
Las lágrimas llenaron mis ojos cuando gritó mi nombre.
—¿Me odias? —Sollocé.
—Nunca. —Me dijo. Y fue todo lo que necesité, me lancé a sus brazos y juntos comenzamos a llorar.
—¿Me amas? —le pregunté, era el momento perfecto. Los nervios se habían ido y sabía que Off, no se negaría a nada que yo le pidiera en ese momento.
—Con todo mi corazón, con toda mi alma con mi vida entera. —Me respondió.
—También te amo —respondí
—¿Y...? —él sospechaba, pero aun así, no se echaría para atrás.
Me dijo que los nombres que le gustaban eran Chimon y Win. Y los amé totalmente. Acomodándonos en la cama, tomé mi lugar sobre su pecho y empecé a acariciarlo, debía seducirlo.
—¿Sabes? Creo que a Chimon y Win, no les gustará saber que sus padres se casaron después de que ellos llegaran al mundo. —Dije. Y sin dejar que reaccionara, subí sobre él y empecé a besarlo. Primero, no correspondió a mi beso, pero en cuanto empujé mi lengua contra sus labios, no se resistió más. Ese beso se fue convirtiendo en uno caliente, nuestras bocas se reclamaban, nuestros cuerpos hervían, los latidos de nuestros corazones se volvieron uno y nuestras manos tomaron vida propia. Hicimos el amor, tres veces esa noche y aun así, yo no estaba satisfecho...»
—Terminamos la noche con-
—Dos bebés en camino y una propuesta de matrimonio. ¡Cómo olvidarlo!
—¿Gun?
—¿Si?
—¿Me has perdonado?
—No tengo nada que perdonarte Off. Mi madre tiene razón, necesito criar a mis hijos de manera que cuando no estén junto a mí, sepan defenderse. Deben ser fuertes. Sé que eres un excelente padre y nunca permitirías que les sucediera algo malo. Pero-
—¿No puedes, aun, cierto?
—Si tengo que ser sincero contigo Off, creo que nunca podré. No se me borra la imagen de mi hijo en aquella habitación, conectado a tantos aparatos, para poder respirar y mantenerse estable. Y aunque todos digan que fue por precaución, no puedo, mi corazón aún no se recupera. Por favor Off, tu mejor que nadie debe entenderme.
—Te entiendo Gunnie, yo no podría soportar que ninguno de los tres sufriera. Mis hijos y tú son lo más importante que tengo en la vida. Lo son todo para mí. Pero debes intentarlo, prométeme por favor que lo harás, soltarás a Win poco a poco. Hoy realmente vi a nuestro hijo ser feliz, si tú lo hubieras visto-.
—También lo vi, lo sé, entiendo lo que quieres decir y lo que todos quieren. Pero cuando cayó, sentí que la vida se me iba. No se cómo podría reaccionar si está en peligro real.
—Afrontaremos todo, cualquier cosa, juntos ¿está bien? Nunca dejaremos que Win esté en peligro. Necesito que me ayudes. Necesito saber que cuento contigo.
—Está bien, pero no me presiones. Lo haré a mi ritmo.
—Como tú quieras, pequeño.
—Off.
—Sí, mi amor.
—Acabo de recordar que hay otro motivo por el cual estar molesto contigo.
—¿lo hay?
—¡Oh, claro que lo hay!... y va a costarte mucho trabajo hacer que te perdone mi querido sensei.
—Mmm, ya veo mi pequeño pupilo.
El día no terminó tan mal, como todos pensaron. Quizá, realmente era el inicio de algo. Quizá el amor de padres y el compromiso como familia, podría transformar las cosas y la vida de todos los implicados. Quizá Off y Gun son mejores padres de lo que imaginan.
𝕰𝖛𝖎𝖎 𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top