4. El inicio de un cambio
"—Así que... ¿las clases nocturnas dieron frutos verdad sensei? "
Lawan sonreía pícaramente, mientras Gun y yo les dábamos la noticia sobre el embarazo a ella y Khalan. Lo recuerdo como si hubiera sido ayer. Ella estaba feliz y Khalan no podía creer que tendría dos nietos que podrían convertirse en sus compañeros de aventuras. No paraba de repetir todas las cosas que les ensenaría a hacer. "Seguramente serán muy inteligentes y guapos como su abuelo, aparte de talentosos y hábiles con la caña de pescar. Además cuando crezcan, les ensenaré a tirar e iremos juntos, los cuatro, a cazar" repetía una y otra vez, mientras miraba el vientre de Gun. Estaba encantado de que fueran gemelos. Los cachetes de Gun, no solo estaban rellenitos, sino que también lucían un encantador tono carmesí, cada que Khalan y Lawan tiraban de ellos. Se veía adorablemente tierno.
Es increíble que hayan pasado más de tres años desde que eso ocurrió.
Recuerdo claramente, que aparte de robar comida de la despensa de Lawan, cada vez que Gun hacía un berrinche o se ponía muy sentimental y lloraba de la nada, yo salía corriendo a refugiarme en casa de mis suegros —se volvieron mis protectores— porque Gun no dejaba de gritarme y culparme por su subida de peso, decía que me odiaba e incluso insinuaba que por estar gordo yo me iría tras otro, me comenzó a celar con Krist, el hijo de Godji, y aunque eso me causaba mucha gracia, a él no. También me culpaba porque no podía pintar o por cualquier cosa que se le ocurriera. Sus cambios de humor me provocaban unos terribles dolores de cabeza. —Felizmente eso no duró mucho, pero cada mes era algo distinto—. Lawan solía ir a calmar a Gun y darle consejos acerca del embarazo, mientras que Khalan y yo nos tomábamos unas cervezas, esperando a que Gun se tranquilizara y me permitiera volver junto a él.
Las palabras de Lawan siempre lograban serenarlo y al regresar a su lado, él me pedía perdón, pero ahí venia algo aún más aterrador. Porque tras la reconciliación, el apetito sexual de Gun se disparaba al cielo, no me dejaba ni recuperar el aliento antes de pedir más —claro que inicialmente eso me agradaba mucho, pero con el paso de los días, llegué a sentir miedo. De donde demonios podía un hombre embarazado sacar tanta energía, lloraba tanto que parecía deshidratarse, pero aun así... wow, Gun era insaciable— y al día siguiente estaba hecho trapo, y así, debía dar clases e ir a trabajar en el gimnasio. A veces me quedaba dormido estando de pie. Ahora hasta gracia me da el recordarlo, pero cómo me hizo sufrir mi pequeño durante el embarazo, aun antes de confirmarlo con la ginecóloga.
Este fin de semana, Gun no estará en casa, pero Godji, Krist y sus hijos, pasaran la tarde del sábado, con nosotros, en casa de Lawan y Khalan, como es costumbre, pues Lawan lo ha convertido en una especie de tradición. También estarán Tay, New y el pequeño Pluem. Deberían acompañarnos Lee, Nam y Brigth, pero por temas de trabajo de Nam, retrasaron su visita una semana —algo que no le gustó para nada nada a Win, que ansiaba ver a su mejor amigo—. Khalan como siempre, aprovechará la oportunidad, para presumir a mis hijos, frente a Godji y su familia, como cada vez que están de visita. Y yo dedicaré mi tiempo al máximo, enseñando a mis hijos, especialmente a Win, como jugar futbol.
De maravilla cae el que estén todos presentes, así Gun no se enterará de nada, porque ninguno de ellos se atreverá a decirle, todos le temen a mi pequeño cuando está molesto.
—¿Qué tienes ahí Papá?
—Pues verás cariño, esto es una sorpresa para ti y tu hermano. ¿Dónde está Chimon?
—Oh, pues ya sabes papá, él está jugando con Pluem. Ambos están pintando en el estudio de papi.
—¿Y por qué no estas con ellos?
—Oh pues —Win me hace un gesto con su manito, indicando que me incline a su altura. Lo hago, y el tira de mi cuello susurrándome luego al oído— eso es aburrido papá, es muy delicado. —sonreí—. Yo prefiero correr en el jardín o entrenar en tu gimnasio, pero no me dejan —se encogió de hombro, haciéndose de lado para poder ver que traía en la bolsa que trataba de esconder atrás de mí.
—Cuando estés un poco más grande te prometo que te enseñaré todo lo que quieres ahora y no puedes hacer.
—¿incluso a pelear papá?
—Si
—¿Y a disparar un rife como el abuelo?
—un rifle cariño... y sí, lo haré, si aún te interesa aprender cuando seas grande.
—¡genial papá! Ahora dime cuando me entregarás el balón?
—¿Lo sabías?
—Odiamente papá.
—Obviamente cariño —lo corregí, revolviendo su sedoso cabello negro— ¿cómo lo adivinaste?
—Bright me contó esta tarde cuando el abuelo me permitió llamarlo. Yo sé todo papá, no tengo que adivinar —me guiñó un ojo.
—Bueno, mañana aprenderemos a jugar ¿está bien?
Sus ojos se iluminaron y una enorme sonrisa se dibujó en los labios de mi niño.
—Gracias papá, por fin haré algo entretenido, no solo leer —aún está aprendiendo las vocales, solo ve las imágenes, pero para él eso es leer— y ver caricaturas.
—No creo que haya sido una buena idea el comprar un balón querido —Lawan se acerca a mí para besar mi mejilla y tomar mi bolso que aun tenía colgado en el hombro—. Si Gun llega a enterarse, tendrás problemas.
—No lo creo mamá —comencé a llamarla así hace mucho, el día que le propuse matrimonio a Gun.
—A mí me resultará muy divertido de ver —Khalan sonreía de manera cizañosa, parado bajo el umbral de la puerta.
Win tomó el balón, en un descuido, mientras Lawan, Khalan y yo conversábamos acerca de las consecuencias que traería el pasar por alto los deseos de Gun de no exponer a Win, a ningún tipo de peligro.
—Off, querido, sabemos que Win no tiene nada y puede realizar las mismas actividades que los demás niños de su edad, pero no podemos culpar a Gun por querer cuidarlo lo más que pueda. Él ama a los niños, pero el solo recordar que podría haber perdido a Win, lo hace querer sobreprotegerlo.
—Lo se mamá, pero-
—Pero nada muchacho, has lo que tengas que hacer, mi hijo sabrá entender después de todo el psicólogo ese, el novio del doctor Earth, nos dijo que Gun terminaría aceptándolo ¿o no?
—Sí, lo dijo.
—Ahí lo tienes, todo estará bien, aunque no niego que me va a encantar ver como Gun corre detrás de ti, para golpearte con la escoba.
La sonrisa burlona en la cara de mi suegro se volvió una de pánico, la mirada condescendiente de Lawan cambió a una de total terror y mis ojos se abrieron como platos cuando escuchamos el estruendoso ruido que hizo uno de los jarrones chinos, de alguna dinastía, que Gun había adquirido en una subasta.
—Perdón —Win estaba parado junto a los pedazos de jarrón que yacían en el piso, el balón en sus manos, un puchero adorable y balanceándose hacia los costados, en su lugar.
—¿Estás bien cariño? —me acerqué a él, con el corazón en la boca— ¿no te lastimaste? —Lo alejé un poco y empecé a revisar cada parte de su cuerpo.
—Papá-
—cariño ¿no te sucedió nada?
—No papá. Ya te dije.
—¿Estás seguro?
—Papitooo —Chimon apareció de la nada soltando un grito que me asustó, aún más— ¡él ya te dijo que no le pasó nada!
—Bollito, Dios mío, porque gritas así, me asustaste.
—Es que debes preocuparte por el bonito jarrón que se rompió, es uno de los favoritos de papi. ¡Mi hermano está bien! ¿cierto enano? —dijo dirigiéndose a Win, mientras Pluem sonreía observándonos a los tres, acostumbrado a los arranques de celos que solía tener mi bollito.
—Ujum —Win entregó la pelota a una sonriente Lawan— y se cruzó de brazos frunciéndome el ceño.
—Ya está bien, todos, aquí no ha pasado nada —dijo Khalan, quien entraba con una escoba y recogedor para levantar los pedazos del jarrón roto— mejor vayan al comedor, la rica cena que la abuela preparó esta lista. Además tienen que ir temprano a la cama, mañana habrá visita.
La cena transcurrió tranquilamente, Lawan me ayudó a bañar y cambiar a los tres niños —Pluem pasaría la noche con nosotros, ya era costumbre— y Khalan limpió la cocina.
Cansado me fui a la cama —ha sido un largo día— no sin antes hablar por teléfono con Gun, a pesar de que siempre sale de la ciudad por motivos de trabajo, no me acostumbro a la idea de no dormir con él, lo extraño demasiado.
Es increíble que a pesar del tiempo, el amor que nos tenemos no haya cambiado ni un poco, al contrario cada día nos amamos más y la necesidad de permanecer juntos se incrementa con el paso de los años.
El balón rueda por el gras del extenso jardín y Win sale corriendo tras él, desde la terraza, todos miran y animan a mi hijo para que toque el balón con el pie, lo hace y todos festejan que lo está logrando, está corriendo tras el balón y lo disfruta mucho, su rostro refleja una alegría y libertad que no había notado antes. Los demás niños, pronto se unen a nosotros y así todos entre risas, gritos y mucha emoción comienzan a jugar.
—Patéalo hacia mí —grita de pronto una alegre Sky, hija de Krist y Singto.
—No, lánzalo aquí —Dice Fiat su hermano menor.
—Aquí, aquí, grita de pronto Pluem, quien también se ha unido al juego.
Miro hacia donde se encuentran los demás adultos y veo que Chimon, se encuentra ahí, solo mirando, le hago una seña con la mano invitándolo a unirse a nosotros, pero me ignora, entonces me acerco hasta donde está.
—Vamos bollito, será divertido.
—Papito y si mi hermanito se lastima.
—Míralo cariño, él está disfrutando el juego. Está corriendo tras el balón, como si lo hubiera hecho muchas veces.
—Lo sé, pero ¿papi no se enojará conmigo si también juego?
—Claro que no bollito, ven, vamos —Chimon se anima a jugar con su hermano y sus amigos, olvidándose de todo.
Disfruto cada minuto igual que los niños, corro cerca de Win, listo para cualquier cosa que pueda suceder, pero mi hijo parece un experto. No es un juego de futbol formado con equipos, son simplemente cinco niños corriendo tras un balón y divirtiéndose por primera vez juntos.
La sonrisa de mi hijo me llena de ternura e inmensa felicidad el corazón. Me quedo parado observándolo, sus ojitos brillan como nunca, es feliz. Por fin, a sus tres años, está disfrutando de un juego conjunto, no está aislado o pegado a Gun. Lo veo y puedo percibir que siente libre y eso me llena de satisfacción. No fue un error arriesgarme a enfrentar a mi furioso esposo. Lo sé ahora, después de escuchar las carcajadas de mis hijos.
Sky tiene el balón y Win le grita que se lo pase, la niña de seis años, patea fuerte y el balón golpea la pierna de Win, haciéndolo caer.
—Conejitoooo —un grito desgarrador, nos deja a todos paralizados, yo que estaba acercándome para ayudar a Win a ponerse de pie, tuve que volver la vista y desde la reja que conecta el jardín de mis suegros con el nuestro, vi a Gun correr desesperado. No dijo nada, el silencio reinó, se agachó tratando de levantar en brazos a Win, pero él lo hizo solo, antes de que siquiera Gun lo tocara.
—Estoy bien papi. Déjame jugar —dijo él mientras se alejaba en busca del balón.
Gun se levantó y me dedicó una mirada furiosa, que me hizo estremecer completamente. No se acercó a saludar a nadie, simplemente se retiró con dirección a nuestra casa. Después de dar unos pasos se detuvo, volvió la mirada atrás, buscando a Win, lo observó unos segundos y pude notar que estaba llorando. Sentí en ese momento lo que Gun estaba pensando, los temores que siempre había albergado, Win sería independiente, ya no necesitaría tanto de él. Este era el inicio de un cambio.
Iba a seguirlo, pero al parecer Lawan notó lo mismo que yo, así que se adelantó. Haciéndome una seña con la mano y un asentimiento, como diciendo "yo me encargo"...
𝕰𝖛𝖎𝖎 𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top