3. Conejito de cristal
—¿Qué estás haciendo Papá? —Me pregunta un curioso Win, cuando me ve peleando con las cacerolas, intentando preparar un desayuno decente.
—Eh, ya sabes campeón, intento ser un buen esposo. —Le guiño un ojo y él me sonríe.
«A mi mente vienen recuerdos del tiempo en que Gun estaba embarazado y quería comer a todas horas, me sentía tan mal de tener que entrar a hurtadillas —todo el tiempo— en la cocina de Lawan, para sacar la comida que Gunnie deseaba. Solíamos hacer las compras con Lawan, cada fin de semana y surtíamos su despensa con una serie de alimentos que Gun terminaba por comerse crudos iugg. No podía simplemente mantenerlos en casa porque Gun sería capaz de comerse lo de una semana en tan solo una noche, porque si, elegía la noche y estar en cama para poder darse sus atracones de comida. Y cuando arrasaba con las reservas, recurría al chantaje. "tienes que ser o al menos pretender ser un buen esposo y padre Off, no puedes dejar a tus bebés con hambre. ¿Acaso no los amas? O es que ¿ya no me amas?»
—Papá.
—Ehh —Win se ríe y mira como intento despegar la avena que quedó en la base de la olla, con una espátula.
—¿Y golpear las ollas ayuda a que seas un buen esposo? —a sus escasos tres años, mi hijo sabe cómo dejarme en ridículo.
—¿Esta rica tu avena conejito?
—¡Muy rica, Papá! —Sé que miente. Lo miro de reojo, pero le agradezco que al menos intente comérsela. Lleva ambas manitos a su boca y sonríe burlón.
Yo sonrío también y me quedo mirándolo, mi pequeño es muy empático, sé que comprende que me esfuerzo por hacerlo bien, aunque no se me da, nada, la cocina, y por eso aunque hace gestos en desaprobación al desayuno, sigue comiendo.
Mientras observo a Win, entra en la cocina un muy enfadado Chimon, dando pasos fuertes y firmes —quiere que lo notemos— haciendo sonar el piso. Toma su platito de avena y sale de la cocina con dirección a su habitación.
Su actitud, me arranca una sonrisa, a veces se parece tanto a Gun. Es tan tierno.
—¿Qué le sucede a tu hermano, conejito? —Pregunto a Win, que ha dejado de sufrir con la avena y a cambio está comiendo algunas frutas.
—Está muy molesto Papá.
—¿Sabes el por qué?
—No lo sé —Win se encoje de hombros y baja de su silla, dejando caer el cojín que le permite estar a la altura de la mesa y comer sin dificultad. Se limpia la boca con una servilleta y me dice— Quédate aquí Papá. Yo me encargo.
Definitivamente mi hijo no deja de sorprenderme, cada día junto a él, aprendo algo nuevo, es muy independiente —contrario a lo que Gun cree— y tiene actitudes y comportamiento de un niño mayor. El sale de la cocina y se dirige a su habitación en busca de su hermano, mientras va comiendo algunas moras que tomó antes de salir.
Gun decidió que la habitación de los niños —después de pensarlo mucho y yo convencerlo de que no podíamos remodelar la casa para mudarnos también junto a ellos— debería estar en la primera planta, pues Win, era muy bajito para su edad, y se cansaba mucho al intentar subir las escaleras.
Dejo que mi campeón se encargue de averiguar que sucede con su hermano, mientras yo termino de limpiar la cocina antes de que Gun baje y se ponga histérico.
Win necesitaba saber que tenía su hermano, así que con paso decidido, entró en la habitación y vio que Chimon estaba sentado en la alfombra viendo caricaturas en la televisión.
—¿Qué tienes Chimon? —le preguntó, acercándose más a donde él se encontraba. ¿Por qué estas molesto?
—Déjame solo Win, vete —dijo mientras cambiaba su posición dándole la espalda.
—Eh... nop. —Se metió una mora más en la boca.
Chimon se levantó y dio un leve empujón a su hermano —mientras se disponía a subir a su cama— Win, que era más pequeño que Chimon, cayó al suelo y comenzó a toser, casi ahogándose.
Gun entró corriendo a la habitación —había decidido seguir a Win cuando lo vio cruzar el pasillo y se quedó parado tras la puerta, cuando lo escuchó hablar con Chimon— en cuanto escuchó al pequeño toser, lo sostuvo entre sus brazos y notó que Win se estaba poniendo morado. Hizo un movimiento logrando hacer que Win expulsara una mora que se le había quedado atorada en la garganta.
—Tranquilo mi pequeño conejito —le susurró tiernamente, mientras lo apretaba y mecía en su regazo, como si fuera un bebé. Acarició el cabello de su pequeño hijo y no notó cuando las lágrimas empezaron a correr por sus mejillas.
Win se quedó tranquilito, respirando lento, recuperó el color, y poco a poco fue entregándose al sueño. En el momento que Off llegó a la habitación, seguido por Chimon, que había ido a buscarlo. Se arrodilló junto a Gun y preguntó.
—¿Cómo está? ¿Qué sucedió? ¿Él está bien? —Estaba tan asustado, que casi temblaba.
—Me dio un buen susto pero ya está tranquilo. Se quedó dormidito.
—Deja que lo ponga en la cama —Dijo Off y tomó a Win de los brazos de Gun. Este le sonrió levemente, mientras se levantaba.
Desde la puerta de la habitación, con los ojitos tristes, Chimon miraba a Gun asustado. Gun se acercó a su hijo, se agachó quedando a su altura, le sonrió y le dijo:
—No estés triste, él está bien cariño.
—¿Cómo sabes papi?
—El tío New, me ha enseñado algunas cosas sobre primeros auxilios. Un día, cuando seas un poco más grande te enseño. ¿Quieres?
—Si papi, así podré cuidar siempre a mi hermanito.
—Claro que si cariño —Gun le sonrió y Off se acercó para levantarlo en sus brazos y darle un beso en cada mejilla, luego de haber acomodado a Win en su cama.
—¿Te asustaste mucho mi bollito? Lo siento mucho. Debí ser yo quien viniera a verte.
—Lo siento Papito, estaba enojado contigo.
—¿Conmigo? —Off preguntó algo desconcertado.
—Estabas ahí, en la cocina con mi hermanito, y te olvidaste de mí.
—¿De qué hablas bebé? No me olvidé de ti. Tú estabas en el jardín, despidiendo al tío Tay y a Pluem. —Pluem había pasado la noche con ellos, porque New estaba en Phanadul y Tay había tenido el turno de noche.
—Si papito pero solo me fui dos minutos, dos insininificantes minutos y ya estabas sonriéndole a Win.
—Insignificantes, bollito.
—Eso papito, pero-
—Cariño, ya hemos hablado de esto antes —Gun decidió intervenir, en su conversación, guiándolos fuera de la habitación y cerrando la puerta—. Tu padre y yo los amamos por igual.
—No es cierto papi, tú quieres más a mi hermano porque es tu conejito de cristal.
—No es así cariño, yo los llevé a ambos aquí —dijo Gun frotando su abdomen— Crecieron juntos, aquí, sus corazones, latieron junto al mío durante muchos meses. Y desde el primer momento yo los amé a ambos, nunca podría querer más a uno que al otro.
—Tampoco yo —dijo Off— porque aunque no los cargué en mi vientre, estuve pendiente de que crecieran sanitos y bien, dentro de papi.
—Entonces... ¿si me quieres papito? —Chimon, lo miró haciendo un lindo puchero que casi derritió a Off.
—Claro que te quiero —Off besó su cuello arrancándole una sonrisa— te adoro —besó el otro lado— te amo —unió sus narices— eres mi bollito, dulce y suavecito.
Gun los observaba, olvidando por un momento la tan aterradora escena de hacía unos minutos, con Win.
Win era su conejito de cristal, Gun temía todo el tiempo por él, a pesar de que el médico le dijo que podía hacer una vida normal y que New y Tay se lo recordaban todo el tiempo, Gun simplemente no podía quitarse la imagen de la primera vez que vio a Win, tan indefenso y frágil. Se había sentido tan aterrorizado que se juró a sí mismo, cuidarlo siempre a pesar de todo y de todos, no le importaba si decían que era muy sobreprotector, Win era su niño, su pequeño conejito de cristal y nadie, nunca, lo haría pensar de otra manera. Después de todo, que sabían ellos.
Era viernes por la tarde y Off, se tomaría el sábado libre para poder estar con los niños debido a que Gun estaba realizando algunos trabajos fuera de Suay. Había estado conversando con Lee acerca de la estatura de Win y este le había aconsejado que practicaran algún deporte al aire libre, le contó que Bright corría todo el tiempo tras un balón de futbol soccer, desde que en su fiesta de cumpleaños, el año anterior, Cherreen le había regalado uno.
Así que Off se dirigió al centro comercial, de camino a casa, y compró un balón para Win. Sabía que Gun se enfadaría mucho al enterarse, pero Off tenía la esperanza de que comprendiera sus intenciones y que en vez de ser dañino para Win, pudiera resultar ser de mucha ayuda y así su condición física mejoraría, también, claro Off estaba convencido que no había nada malo con su hijo, pero Gun era realmente sobreprotector con él y ni Off, ni nadie, se atrevía a contradecirlo, al menos no en su presencia.
Por eso aquel fin de semana, se encargaría de entrenar a su hijo y quien sabe, algún día pudiera convertirse en un gran deportista.
𝕰𝖛𝖎𝖎 𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ
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